LA ESCULTURA GÓTICA EN EUROPA.
1. CARACTERÍSTICAS.
Independencia y naturalismo en la escultura.
2. LAS ESCUELAS.
FRANCIA.
ITALIA.
ALEMANIA.
FLANDES Y BORGOÑA.
La escuela borgoñona: características.
Claus Sluter.
1.
CARACTERÍSTICAS.
Independencia y
naturalismo en la escultura.
Notorio es el cambio
en la escultura durante el Gótico. En el nuevo estilo un soplo de vida anima
las figuras, y estas, aunque incluidas en la arquitectura, parecen estar allí
de paso, accidentalmente. Su valor plástico no está nunca condicionado al lugar
arquitectónico que se les confía. Al hacerse independientes, las actitudes y
los gestos son más naturales y más realistas, alcanzando cotas sorprendentes.
Las esculturas suelen situarse sobre una ménsula y cubiertas con doselete, y al
estar situadas en las arquivoltas siguen la alineación del arco, a diferencia
del románico que colocaba las figuras según la dirección de las dovelas.
Va apareciendo la
escultura exenta: calvarios y otros temas religiosos, así como la escultura funeraria,
toman un desarrollo que preludia el de estos temas en el Renacimiento y en el
Barroco. Esta escultura, normalmente, es polícroma.
Características:
creciente naturalismo y humanismo, con figuras de rasgos individualizados y
gestos y actitudes más realistas, con más movimiento y expresión de
sentimientos. Triunfa la línea curva. La temática es religiosa, pero de más
clara interpretación.
Retablos.
Obra de arquitectura
y artes plásticas, hecha de piedra, madera u otra materia, que compone la
decoración de un altar, con un conjunto de figuras pintadas o de talla que
representan una serie de historias, generalmente sagradas. El uso del retablo
no se generalizó hasta el siglo XII, cuando se colocó detrás del altar tablas
chapeadas de cobre, plata u oro, que contenían en relieve asuntos sagrados.
Estas tablas, después pintadas, tenían igual anchura que el altar y no pasaban
de 60 o 70 cm
de altura. Estaban divididas en compartimentos separados por arco y columnas y
tenían esculpidas en relieve diversas imágenes sagradas. En los siglos XIII y
XIV el uso de los retablos se generalizó y alcanzaron mayores dimensiones,
llegando a su completo desarrollo en el siglo XV, cuando comenzaron a cubrir
todo el muro hasta la bóveda.
2. LAS ESCUELAS.
FRANCIA.
A comienzos del
siglo XII toda la producción artística está ligada a la arquitectura. La
escultura se ciñe, según patrones aún románicos, a su marco arquitectónico,
principalmente en las grandes portadas catedralicias. No faltará, sin embargo,
escultura independiente propia de interiores, o la de carácter funerario,
aunque esto sólo sea usual a partir del siglo XIV. En los pórticos el esquema
es básicamente el mismo que en siglos anteriores, pero con mayor presencia del
tema de la Virgen, principalmente en el parteluz. El Juicio Final o las
referencias a la vida del santo a quien se dedica el templo ocupan el tímpano.
Destaca la maravillosa fachada occidental de la catedral de Chartres, que nos
ha legado la mejor escultura del periodo, con una perfecta integración con la
arquitectura. La estatua-columna posiblemente se inspiró en la
miniatura cisterciense, que unía la figura humana con la letra I inicial, pero
Von Simson supone también que se debió a un gusto artístico general que
procedería de los mosaicos bizantinos de la Sicilia normanda. La iconografía es
serena y tranquila, con un benigno Salvador en el tímpano central, muy alejado
de los vengativos personajes divinos del Románico. Otra novedad es que en la
portada derecha la Virgen
como Madre de Dios está rodeada por primera vez de las personificaciones de las
artes liberales y de sus maestros. La
Virgen es así la
Madre de la
Sabiduría.
Las proporciones son
precisas, de acuerdo al módulo de la sección áurea. El cuadrado y el triángulo
equilátero dominan.
La geometría es el
principio ordenador de toda la fachada.
El naturalismo que
caracteriza el gótico se va haciendo más patente a medida que avanza el siglo
XIII. En las primeras portadas de París, Amiens y Reims. Es en Reims donde la
escultura gótica alcanza la madurez de su estilo, con un clasicismo casi
helénico.
ITALIA.
La escultura
verdaderamente gótica es casi inexistente en Italia por el poco arraigo de este
estilo y a la pronta recuperación de las formas clásicas. A lo más pueden
anotarse algunas importaciones de obras extranjeras o la instalación de
artistas foráneos, lo que influirá parcialmente en la obra de pocos escultores
italianos del Gótico (que son a su vez los primeros del Renacimiento), como
Juan Pisano. En suma, hay pocas piezas góticas de calidad.
Pero la escultura
italiana del periodo sí es riquísima, aunque sea clasicista (muchos la
consideran ya renacentista). El mismo espíritu clásico de la arquitectura
trasciende en toda la escultura de esta época en Italia.
Arnolfo di Cambio
realiza una importante labor escultórica en donde siempre comunica a sus obras
una severidad y grandiosidad propias de la Antigüedad.
El más sorprendente
escultor del siglo XIII es Nicolás Pisano (1280). Su extraordinario instinto
clasicista le lleva a producir una obra que se anticipa en el tiempo al
Renacimiento. Aunque parezca proceder del sur, de Apulia, es en Pisa donde nos
ofrece la obra más sorprendente y genial del Duecento italiano. Para el
Baptisterio realiza los relieves del púlpito; este es hexagonal, lo que permite
labrar seis escenas de la iconografía cristiana, todas ellas con la solemnidad
y la grandeza de la estatuaria romana.
Sin embargo, su hijo
Juan Pisano resulta un ardiente goticista, más próximo a la expresividad
alemana y al fuerte dibujo francés, que a la serenidad de los clásicos. Labra
púlpitos en Pisa y Pistoia y extraordinarias Vírgenes con el Niño para la
catedral de Siena. Su dramatismo lleva a sus últimas consecuencias el
expresionismo característico del realismo gótico.
ALEMANIA.
En Alemania la
crisis política se manifiesta en una crisis artística. La escultura alemana
prima la expresividad, en detrimento de la elegancia y de la belleza, más
propias de la escuela francesa. En los siglos XIII y XIV destaca la estatua
ecuestre del Caballero de la catedral de Bamberg. Las obras cumbre están
en las catedrales de Estrasburgo y Magdeburgo. Hay una larga tradición de
tallas de madera. La escultura se lleva al interior.
En la catedral de
Naumburgo hay el muro del Crucifijo, una portada interior en el presbiterio,
con una expresividad extraordinaria en las figuras realistas de la Pasión de Cristo.
Otras obras
extraordinarias en este templo son las estatuas de los margraves y sus esposas,
como la bella Uta.
Destaca en el siglo
XV Nicolas Gerhaert de Leyden, un escultor alemán de origen flamenco, cuyas
obras tienen una tendencia de la figura a ocupar todo el espacio, y una
acentuación fisiognómica, con realismo psicológico. Sólo hay obras de 1460-1473:
Tumba del arzobispo de Tréveris Jakob von Sierck, Monumento funerario
de Federico III.
En la misma Alemania
tenemos a Michael Pacher, de gran dramatismo, en el Retablo del altar mayor
de San Wolfgang (1471-1481), con la Coronación de la Virgen (detallismo,
movimiento). En la decoración la arquitectura sirve a la escultura. Nilman Riemenschneider,
de gran naturalismo, monumentalismo, delicadeza e idealismo. Rechaza el
decorativismo y dramatismo, en el Retablo de la Virgen María de
Creglingen (1511) y el Retablo de la Sagrada Sangre. Veit Stoss
trabaja en Polonia y Núremberg, donde realiza obras de un gran dramatismo,
naturalismo, realismo y expresividad, como el Retablo de la Virgen de
Cracovia, la Salutación Angélica y el Retablo de Bamberg
(1523).
En Bohemia (parte
del Imperio alemán) hay tres corrientes: formalista, realista y sensible. Se
funden en la obra de Peter Parler y su taller, con las estatuas reales yacentes
(tumba de Otocar I en 1377) y los bustos del triforio de la catedral de San
Vito en Praga (1375-1393).
BORGOÑA Y FLANDES.
En Borgoña y Flandes
gobernó durante gran parte del siglo XV la dinastía Valois de los duques Felipe
el Atrevido, Juan sin Miedo, Felipe el Bueno y Carlos el Temerario, a cuya
muerte su hija María, por matrimonio con Maximiliano, pasaría sus derechos
sobre gran parte de los dominios patrimoniales a la Casa de Habsburgo. Este
Estado, a caballo entre Francia y Alemania, fue un centro artístico de primer
orden, en el que algunos autores han querido ver la cuna de un Renacimiento “nórdico”,
pero la mayoría de los autores lo sitúan en el Gótico tardío. Su pintura y
escultura influyeron decisivamente en toda Europa.
La escuela
borgoñona: características.
La escuela borgoñona
introduce el naturalismo en la escultura occidental del siglo XV. Se
caracteriza por los mismos rasgos que la escultura centroeuropea (Flandes y
Borgoña, Alemania y Bohemia) del siglo XV.
Expresividad,
efectismo, dramatismo. Naturalismo y realismo: mayor plasticidad de las
figuras. Detallismo minucioso. Independencia del marco arquitectónico.
Penetración de los volúmenes en el espacio. Uso creciente de la madera.
Narratividad, para la ilustración moral del pueblo. Las obras responden a la
nueva religiosidad de la época, más íntima y popular, emotiva y hasta mística. Predominio de unos pocos géneros de
escultura, básicamente religiosa: retablo, de devoción y funeraria. Auge del
retrato. Influencia del teatro religioso en la escultura, con temáticas,
modelos de representación, etc., teatrales. Novedosa temática religiosa
(Piedades, Descendimientos, temas relacionados con la Pasión ), inspirada por una
lectura más libre de las fuentes literarias e iconográficas: Evangelios
Apócrifos y las Meditaciones de San Buenaventura. La temática profana
tiene un origen proverbial y popular, reflejándose en los objetos cotidianos,
en las misericordias... Interrelación de la escultura con las otras artes:
grabado, pintura y arquitectura. Incremento del comercio, por la demanda
privada de obras escultóricas, por parte de una burguesía en auge. Mayor movilidad de las obras, de tamaño más
reducido.
Convivieron dos
tendencias: un estilo suavizado, iniciado en el siglo XIV y que conecta con el
Renacimiento, y un estilo anguloso, de Sluter, apasionado, tenebroso,
germánico.
Los primeros
escultores borgoñones fueron Jean de Marville y Jacob de Baerze, pero el más
destacado es Sluter.
Claus Sluter.
El maestro
indiscutido es el holandés Claus Sluter (c. 1345-1406), que trabajó en
Bruselas, Brujas y sobre todo en la cartuja de Champmol (Dijón, Borgoña). En su
obra se resumen las características de naturalismo, retrato realista,
expresividad, con los grandes conjuntos escultóricos de El duque Felipe el
Atrevido y su esposa, el grupo del Calvario (llamado Pozo de
Moisés o Pozo de los profetas) y el Sepulcro de Felipe el
Atrevido.
Sluter. Pozo de Moisés (1395-1405).
Claus Sluter (terminado por Klaus de Werwe). Sepulcro de Felipe el Atrevido.
Le sucedieron en su
taller escultores tan interesantes como Klaus Werwe (continuó el sepulcro del
duque Felipe el Atrevido), el aragonés Juan de la Huerta (sepulcro del duque
Juan sin Miedo) y Antoine le Moiturier (sepulcro de Philippe Pot), que siguen
un proceso de creciente realismo, que enlaza con el espíritu humanista del
Renacimiento.
En Flandes (parte
del Imperio alemán) la escultura flamenca reside en los talleres, con los
rasgos comunes de la especialización en la madera, la policromía y el realismo,
y los retablos como el género favorito.
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