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miércoles, 17 de junio de 2015

La arquitectura románica en Europa.

LA ARQUITECTURA ROMÁNICA EN EUROPA.

1. CARACTERÍSTICAS.
2. EVOLUCIÓN.
Primer Románico: 1000-1075.
Románico Pleno: 1075-segunda mitad siglo XII.
Románico Tardío: 1200-segunda mitad siglo XIII.
3. ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS.
Plantas.
Muros.
Materiales.
Luz.
Columnas y pilares.
Cubiertas.
Arcos.
Puertas.
Torre campanario.
Decoración.
Simbolismo.
4. TIPOS DE CONSTRUCCIONES.
IGLESIAS.
Iglesias de peregrinación.
Iglesias basilicales.
Iglesias de tipo rural.
MONASTERIOS.
La estructura del monasterio.
ARQUITECTURA CIVIL Y URBANISMO.
5. ESCUELAS.
FRANCIA.
ITALIA.
ALEMANIA
INGLATERRA.

6. LOS MONASTERIOS CISTERCIENSES.
Los principios cistercienses.
Esquema y organización ideal del monasterio cisterciense.
Los monasterios de Citeaux, Clairvaux, Fontenay, Pontigny.
Influencias y evolución de las formas de los monasterios.

¿Hay un estilo cisterciense?

1. CARACTERÍSTICAS.
Las características principales de la arquitectura románica son: la jerarquía de la arquitectura dentro de las artes, el predominio tipológico de la iglesia, la cubierta de bóveda de piedra, la organización articulada y maciza del espacio.
- La jerarquía de la arquitectura dentro de las artes, subordinando a ella la escultura, la pintura y el mosaico.
- La iglesia es el edificio predominante, en una época en que la Iglesia domina la vida social y cultural. Más secundarios son los monasterios y los castillos. La construcción exige una capacidad económica considerable, por lo que las posibilidades de la comunidad explican las dimensiones, calidad y decoración de cada obra. Hay una mayoritaria disposición de la planta basilical en cruz latina (con desarrollo del crucero y del cimborrio), en sentido longitudinal con una cabecera dotada de ábside y a veces de girola.
- Una novedad fundamental de la arquitectura románica es la arcuación de medio punto y la cubierta de bóveda de cañón en piedra, que exige fuertes muros de sustentación, con escasas aberturas y robustos contrafuertes. Los elementos de soporte son los gruesos muros de sillares, los pilares y los contrafuertes. Los elementos soportados son los arcos de medio punto, el triforio y la bóveda de cañón.
- La organización articulada (tramos) y maciza del espacio, con fuertes efectos de claroscuro y luces rasantes que penetran por las escasas y estrechas aberturas (puertas y ventanas) abocinadas. El efecto macizo se incrementa por los toscos materiales de acabado.
Nace un espíritu nuevo en la arquitectura (Bruno Zevi), una nueva concepción espacial: métrica espacial, precisa como la de un organismo vivo, con concentración de empujes y resistencias, adelgazamiento de mampostería, abolición del arco triunfal (que restaba unidad a la iglesia) y del atrio, mayor atención a las fachadas (que muestran la división interna).
Esta nueva concepción espacial se caracteriza por:
- Empirismo, resolviéndose los problemas a medida que surgen, incluso en Cluny. No hay diferencias profesionales entre un arquitecto y un maestro de obras.
- Primacía de la funcionalidad en la concepción del edificio.
- Preocupación por la solidez, perdurabilidad y monumentalidad del edificio.
- Generalización de la métrica espacial (a pesar del carácter empírico), visible en los módulos y tramos de crucero.

2. EVOLUCIÓN.
Primer Románico: 1000-1075.
Es pobre y funcional, con piedra mal tallada o ladrillo; cubierta de madera para las naves y cubierta de bóveda para el ábside. En algunos casos hay una bóveda de cañón con arcos fajones y una cúpula sobre el crucero.
Destacan tres focos: la Alemania salia, Francia (con tres focos regionales) y Lombardía. El foco meridional en Cataluña tiene una importancia más local, bajo la influencia lombarda, con el cuidado excelente de la bóveda y su decoración exterior.
Románico Pleno: 1075-segunda mitad siglo XII.
Hay una ampliación y transformación de las cabeceras: deambulatorios, tribunas y transeptos. La causa es el ceremonial litúrgico más complicado en las peregrinaciones.
Románico Tardío: 1200-segunda mitad siglo XIII.
Las catedrales anuncian el estilo gótico.

3. ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS.
Plantas.
Las plantas dependen de la función, visible en la cabecera: en las iglesias de peregrinación domina la girola, en las iglesias monásticas el coro.
Hay dos plantas: la más frecuente es la arcaizante basilical pero la más evolucionada y representativa es la de cruz latina (rematada con ábside para cada nave). Si hay más de una nave las laterales pueden envolver el ábside con una girola, con pequeñas capillas radiales (absidiolos) en la cabecera. Abundan las capillas para albergar las reliquias.
La planta de cruz latina contará con un nártex, un gran transepto (con cripta y baptisterio), y una gran cabecera tripartita. Hay muchas variantes en esta planta tipo, según las zonas y las necesidades:
a) La presencia de girola depende de la función y del lugar. Está presente en las iglesias de peregrinación pero también en otras iglesias de Francia por la tradición carolingia, pero no hay girola en Italia, Cataluña, Normandía, Alemania.
b) La tribuna no está en todos los casos (Cluny).
c) No hay apenas iglesias de planta central, salvo en alguna capilla palatina, iglesias de influencia oriental (como Santa María de Eunate en Navarra) y en algunos casos de arquitectura militar.
Muros.
Predominio del macizo sobre el vano: gruesos muros, con pocas y pequeñas ventanas abocinadas (saeteras).
Materiales.
El sillar es el material básico de construcción. Los sillares son macizos, de piedra bien pulida, de forma regular (escuadrada).
Luz.
La luz es escasa, con fuertes efectos de claroscuro. Se concilia la estabilidad de la bóveda con la iluminación.
Columnas y pilares.
Columnas cilíndricas, del mismo grosor, que olvidan las proporciones clásicas. Capitel de hojas, imitación del corintio, con motivos vegetales, animales o historiados. Las columnas abundan sobre todo en los claustros, pero son poco relevantes en las iglesias.
Los pilares poligonales (cruciformes, octogonales...) son el principal soporte. Se distinguen los compuestos, robustos, con pilastras y columnas adosadas.
Cubiertas.
Al principio hay una cubierta de madera que será sustituida por bóvedas de piedra.
La bóveda de cañón goza de una experimentación creciente, con resistencia a su uso en las zonas de tradición carolingia, aunque sí hay mucha experimentación en las zonas de influencia tardorromana y de Cluny, así como adonde llega la influencia lombarda. La bóveda se difunde por tres razones: por la acústica al dar mejor difusión de la voz y el canto, por la necesidad de impedir los incendios, por la ostentación de la riqueza en Cluny (criticada por la Orden del Císter).
La bóveda de cañón es la gran innovación para cubrir las grandes naves basilicales, generalmente en tramos rectangulares, pero también hay bóvedas de arista (que aparecen en los tramos cuadrados como intersección de dos bóvedas de cañón, generalmente para las naves laterales), bóvedas de cuarto de cañón (para las tribunas sobre las naves laterales) y de cuarto de esfera (o de horno, para los ábsides). Este avance se explica porque la cubierta, realizada en la mayoría de los casos por una bóveda de cañón, se divide en varios tramos independientes, lo que abarata la construcción al poder utilizar una misma cimbra (armazón provisional) repetidas veces, al mismo tiempo que permite realizar con facilidad reconstrucciones parciales en caso de ruina. Esta técnica requería el refuerzo de la bóveda por medio de arcos fajones, por lo que los constructores se vieron obligados a levantar pilares compuestos como sistemas de apoyo para transmitir los empujes a las naves laterales, empujes que son absorbidos por gruesos muros de cierre reforzados mediante contrafuertes.
La difusión de la bóveda lleva a buscar la cohesión de los soportes con la cubierta, articulando todos los elementos estructurales, con pilares compuestos si no hay arcos fajones y con columnas si la cubierta es plana. Hay muchos arcaísmos, como en Spira I (1030).
Cúpula en el crucero. Como el crucero es muy difícil de cubrir, se usa a menudo la cúpula-cimborrio (cimborrio que aparece en el exterior), con apoyos en trompas y pechinas (una influencia bizantina). En ocasiones también se utilizó la torre cimborrio con linterna superior.
Arcos.
Se emplean varios tipos de soportes: arcos fajones (también llamados perpiaños, dividiendo en tramos la bóveda de la nave central) sobre pilares, arcos formeros paralelos al eje de la bóveda, arcos torales en el crucero, y las medias bóvedas de las tribunas. Para soportar las bóvedas generalmente se usan arcos en el interior y contrafuertes en el exterior.
El tipo de arco más común es el de medio punto (pronto doblado), que a veces es peraltado y otras abocinado (su abocinamiento, con creciente apertura de la luz, tiene a menudo una causa decorativa).
Puertas.
Puertas abocinadas (como las ventanas), con arcos concéntricos (arquivoltas). Se distingue el tímpano entre el dintel y el arco, y el parteluz (una columna en el centro).
Torre campanario.
Torre campanario (una o dos) situada al lado de la fachada principal o en la cabecera. Es el elemento más vertical del templo. Se difunde la torre-campanario con varios tipos, según las regiones. El de Cluny será de caja octogonal, finas arcadas, intercolumnios de columnas gemelas y flechas de piedra, mostrando las líneas exteriores ascendentes que pasarán incluso al estilo gótico.  
Decoración.
La decoración de los muros depende de la cronología y de la tradición local. Se tiende con el tiempo a la decoración mural de menor a mayor complejidad, con tres soluciones:
a) La lombarda, con lesenas y arquerías ciegas exteriores, muy difundida en Cataluña.
b) El sistema de decorar los vanos con arquivoltas, columnillas adosadas, ménsulas, hornacinas, etc., dentro y fuera.
c) En Italia, las arquerías caladas al modo de unas preloggias renacentistas, con galerías de columnillas.
- En los exteriores destaca la relación visualmente clara de los volúmenes interiores y exteriores, que trascienden la división interior y que se forman por adicción. Se usan los contrafuertes en el exterior. Hay una ordenación y monumentalización de la fachada.
Hay una masiva decoración plástica con pintura o escultura, con temas vegetales, animales, figurativos... La decoración es muy rica, con pinturas murales cubriendo casi todas las paredes y con grandes conjuntos escultóricos en los portales y las ventanas, en los capiteles de los pilares y en las galerías de los claustros. En general, los programas iconográficos se disponían según un orden invariable: en el ábside el Pantocrátor —justiciero e implacable— en el interior de la almendra mística, flanqueado por el Tetramorfos (los Cuatro Evangelistas o sus símbolos); pero este lugar central podía estar ocupado también por la Virgen y el Niño, rodeada por los Magos que presentan sus ofrendas. Por debajo del ábside, una galería de Apóstoles con sus atributos. Los muros laterales se dedicaban a temas evangélicos y otras alegorías, reservando el muro posterior, a los pies del edificio, para el Juicio Final. En las bóvedas y cúpulas, podía haber el Juicio Final u otros temas.
Simbolismo.
El simbolismo de las iglesias es notable. La planta con tres naves y transepto era alegoría de Cristo en la cruz. La cúpula central era alegoría de la bóveda celeste. Los pilares de los Apóstoles y profetas como fundamento de la Iglesia. Los muros del pueblo cristiano, un sillar cada hombre. El templo era el lugar de encuentro del hombre con Dios, en silencio y penumbra, en recogimiento espiritual.
2.4. TIPOS DE CONSTRUCCIONES.
IGLESIAS.
Iglesias de peregrinación.
Son las más completas y monumentales, hechas en Románico Pleno. Pueden ser catedrales en ciudades o templos de monasterios y acogen a multitudes de fieles y peregrinos. Tienen una gran unidad espacial, con una armonía y un simbolismo que suscitan la emoción de los fieles.
Se caracterizan por: Tres naves (la central es mayor). Un gran transepto. Prolongación de la nave principal en torno al presbiterio, mediante la girola (deambulatorio para la vuelta ritual de los fieles). Absidiolos en el ábside (pequeñas capillas de distribución radial). Tribuna superior. Gruesos pilares de sustentación.
Ejemplos: Santiago de Compostela, San Martín de Tours, San Marcial de Limoges, Santa Fe de Conques, San Saturnino de Toulouse.
Iglesias basilicales.
Se desarrollan en el Románico Pleno. Son menos grandes, con tres naves con transepto menor, cabecera con tres ábsides, a veces cimborrio en el crucero.
Ejemplos: catedral de Jaca, iglesia de San Martín de Frómista.
Iglesias de tipo rural.
Muy numerosas, servían para muchas funciones: religiosas, civiles y mercantiles. Se caracterizan por ser pequeñas, con materiales pobres. Las plantas son muy variadas: basilical la mayoría y a veces una nave de cruz griega bien centralizada. La mayoría son porticadas.
MONASTERIOS.
Las órdenes monacales (sobre todo la benedictina) se extendieron por Europa, difundiendo la religión, cultura, arte, técnicas... Ubicadas en lugares apartados, se distribuían en un núcleo principal con el claustro, un gran patio con galerías de arcos de medio punto, ordenador de las dependencias: iglesia, sala capitular, refectorio, biblioteca, cocinas, dormitorios (en planta superior)... Destaca en España el de Santo Domingo de Silos (Burgos).
La estructura del monasterio.
Se presenta como una ciudad cerrada: centro religioso, cultural, económico, etc. Hacia él convergen fuertes recursos, aspirando a ser una unidad autasuficiente de producción en las actividades agrícola y artesanal.
El acceso es controlado y limitado al exterior de la comunidad (una puerta, un horario de acceso, un lugar de recepción). Dentro del recinto, todo está perfectamente pautado, ordenado y hasta jerarquizado, enfocado a conseguir el cumplimiento del camino de perfección elaborado a partir de la regla de San Benito de Nursia (siglo VI). La configuración del monasterio venía definida desde el siglo IX, tras un concilio celebrado en Aquisgrán. La referencia a esta planta ideal estará presente en la construcción de todos los monasterios, introduciéndose sólo algunas variaciones, pequeñas unas veces, de enorme contenido otras.
La vida gira en tomo al conjunto iglesia‑claustro, que ocupa el lugar central. Este conjunto, punto de intersección de la tierra y el cielo, es considerado como la Jerusalén celestial, la casa de Dios.
Por una parte, situadas a la izquierda, encontramos los edificios de residencia y espera:
‑ Área de hospedería. Situada cerca de la puerta; suele haber dos casas, una para visitantes privilegiados y escolares, y otra para pobres.
‑ Área de los novicios. Destinada a los que aspiraban a entrar en la comunidad; lugar transitorio de donde el aspirante saldrá tras una época de aprendizaje y la celebración de un ritual (imposición de la cogulla, beso de paz y retiro de tres días, signo de silencio y soledad, de muerte y resurrección).
‑ Área de enfermería. Apartada del resto, porque la enfermedad se concibe como una secuela del pecado y una situación de impureza, acrecentada por el hecho de que se les daba de comer carne para fortalecerlos. El enfermo carnívoro no participaba de la comunión, y a los que se les administraba la extremaunción se les dejaba de suministrar carne a fin de que pudieran participar de la comunión antes de morir. Estar enfermo era sinónimo de ser pecador. Incorporarse a la comunidad requería un rito de penitencia y acogida, pero no se moría solo: tras besar la cruz, el enfermo besaba a todos los hermanos y en su agonía le acompañaban los hermanos...
Completaban el monasterio: el cementerio, la casa del abad, el área de servicio, el refectorio y la sala capitular.

ARQUITECTURA CIVIL Y URBANISMO.
En la arquitectura civil destacan las casas, palacios urbanos y castillos.
De las casas y palacios, construidos con materiales pobres en las ciudades, quedan pocos restos. Tienen dos pisos con una o dos puertas de medio punto y ventanales.
Los castillos cuentan con mejores materiales, debido a su doble función residencial y defensiva.
Las ciudades tienen calles angostas, insalubres, de trazado regular si son fundaciones reales nuevas o sobre ciudades romanas, e irregular si se desarrollan a partir de varios núcleos o de una población musulmana.
Las motas o primeros castillos medievales.
Las primeras fortificaciones medievales, sobre una colina, con una elevación a menudo artificial del terreno, con materiales de madera (por lo que han perdurado pocas). Ejemplos en Oxford, Salisbury. Un puente hasta un patio o plaza para el comercio. Se sustituye con el tiempo por la piedra, convirtiéndose en el donjon francés o el keep inglés.
La vivienda altomedieval.
La vivienda cristiana tiene una diferencia básica respecto a la griega, romana, oriental e islámica: se vierte hacia el exterior con vistas interiores y exteriores, con numerosos vanos abiertos y una axialidad que demuestra un sentido más exteriorizado y público de la privacidad. Los patios interiores pierden importancia (o incluso desaparecen), reconvirtiendo su función de un jardín y lugar de vida cotidiana a una función de simple área de servicios (taller, huerto, almacén), uniendo residencia y trabajo de un modo incluso más íntimo que en las casas orientales. Esta unión persistirá hasta el siglo XVIII, cuando se comienzan a especializar las zonas ciudadanas.
Las excepciones se deben a que se encuentren ya hechos en casas de culturas anteriores o en monasterios o conventos (los claustros son los herederos del peristilo) y en las casas-patio de España, Portugal e Hispanoamérica (por una pervivencia de la influencia islámica), hasta hoy, cuando Berlage y otros arquitectos los han redescubierto. Los motivos de esta elección son en parte climáticas, pues en el invierno del Norte de Europa el patio es inútil. Además son necesarios los grandes ventanales para captar más luz en el Norte y ello hace innecesario el patio interior.
Otra diferencia es que en la vivienda occidental el exterior intenta representar la situación social del propietario, sin limitación de altura o decoración. Esto pervivirá hasta el presente en Occidente.
La torre es una de las primeras formas de vivienda medieval. La necesidad de defensa para las familias de la nobleza es ahora determinante, con una torre de varios pisos con aberturas en sus cuatro lados. Un ejemplo lo tenemos en las casas-torre en piedra de San Gimignano en Toscana, famosas por la rivalidad de las familias de la aristocracia en elevarse unas sobre otras. Pero era común en Italia y casi toda Europa.
Otro tipo es la casa con techo a dos aguas, en una parcela estrecha y alargada. Hay una relación entre la vivienda urbana y la rural, pues la población venía del campo. El material es la madera y el techo de paja, que luego se reformó con madera.
Piedra y madera en la construcción altomedieval: su fundamentación ideológica.
La mayoría de las viviendas urbanas eran de madera y por eso no han sobrevivido. Seguían el tipo rural, pues los habitantes venían del campo.
Las casas que han pervivido son de piedra, de los siglos XI y XII. Son casas aisladas, de familias nobles.
Los núcleos de población.
La crisis de la ciudad fue uno de los factores que propiciaron las invasiones de pueblos bárbaros que carecían de tradición urbana, si bien las ciudades costeras conservaron su capacidad comercial gracias a que el Mediterráneo siguió siendo una ruta abierta; a partir del siglo VIII, y a raíz de la expansión del Islam, este comercio mediterráneo quedó colapsado, en unos casos, y, en otros, en manos del poder islámico, que inundó el Mediterráneo occidental de productos de Asia Central e incluso de China. En el Norte, las incursiones de los pueblos normandos, tanto en las áreas costeras como en las del interior, también lograron anular el comercio, generando una economía doméstica, cerrada, sin mercados, especialmente durante el siglo IX.
La ciudad recobrará lentamente su carácter a partir de los siglos X y XI, merced a la estabilidad política, al crecimiento agrícola y al consiguiente desarrollo comercial. Desde el siglo X, es fácil observar cómo algunas ciudades modificaron su configuración, en respuesta a las incursiones de los normandos, magiares o musulmanes, levantando fortificaciones de madera y/o piedra.
Fortificación y seguridad protegieron el comercio y las rutas comerciales; el resurgir del comercio se producirá a medida que se estabilice el clima político: principalmente fueron abiertas las rutas comerciales hacia Venecia, las ciudades del Norte de Italia y Flandes. Y la consecuencia más importante será la reanimación de antiguas formaciones romanas y la transformación de cierto número de aldeas en ciudades; de hecho, la Edad Media es el periodo inicial de desarrollo urbano en Europa.
‑ En torno a polos de desarrollo económico (ciudades‑mercado): mineros (Salzburgo: comercialización de la sal y el oro), ganaderos (manipulación de la lana: Florencia, Brujas, Colonia y bastantes ciudades inglesas), comerciales (con mercados y ferias para la expedición de la seda —Palermo, Venecia, Génova—, y de las especias orientales llegadas por las rutas de las Cruzadas).
‑ En torno a centros y caminos de peregrinación: nacidos, bien como centros de descanso o parada en las rutas, bien como lugares de expedición de mercaderías, tales como Burgos, Sahagún, León o Astorga en la ruta jacobea. Estas ciudades gozarán de una fisonomía dominada por hospitales, hospederías e iglesias —para dar cobijo a los peregrinos—, y donde la arteria principal coincide con la ruta de peregrinación.
Atendiendo a su configuración y planimetría, la ciudad medieval se desarrolla de diferentes maneras: respetando la ordenación básica preexistente, rectangular o cuadrada, como Verona, Florencia o Lyon, o modificándola totalmente, como es el caso de Siena.
En las ciudades de nueva creación no existirá un trazado definitorio:
- Unas veces se adaptan al medio natural, como Londres o Berna, cuyo eje organizador es el trazado del río, o como Siena, cuya estructuración circular sigue las tres colinas y la línea de las aguas que convergerán en la Piazza del Campo, donde se ubicará el Ayuntamiento.
‑ Otras, siguen modelos antiguos, como las ciudades de Dresde y Carcasona.
‑ Finalmente, los núcleos, nacidos como pequenas agrupaciones de casas próximás a un monasterio o un castillo, presentan calles largas, a veces una sola, y sin más lugar común que la iglesia.
La forma urbana.
A pesar de que la morfología de la ciudad medieval es muy variada, tiende a configurarse rodeada de una zona amurallada: en ella, además de la muralla, destacan las torres y las puertas. Esta área desarrolla una función aduanera que protege los intereses comerciales de sus ciudadanos y permite, a su vez, imponer derechos de portazgo sobre las mercancías que habían de entrar en ella.
Esta zona amurallada tiene carácter de instrumento militar de defensa, aunque también añade un sentido simbólico de ciudadanía y de comunidad de intereses. Puntualmente, adquiere un importante papel como defensa ante enfermedades y epidemias. También hay murallas en áreas monásticas y de pueblos rurales; las más llamativas en España son las de la ciudad de Ávila, símbolo de la Castilla románica.
Las calles, convertidas frecuentemente en mercados, agrupan tiendas y talleres de un mismo oficio: carniceros, herreros, curtidores, pajeros. Carecían de aceras y de pavimentacion, ya que los desplazamientos se realizaban a pie o con animales de carga (la pavimentación es más propia de la época gótica: París se pavimenta en 1185; Florencia, en 1235-1339).
En general, las casas son humildes, y el material constructivo más utilizado es la madera (paja o cañas), por lo que son susceptibles de sufrir incendios; la piedra está reservada para algunas construcciones y principalmente se emplea en las fachadas. No respetan el trazado lineal y suelen aumentar la parte saliente, sobre todo en los pisos altos (pueden estrechar la mano al vecino). Algunas tienen huerto, patio y hasta pozo, en los ámbitos rurales. También es frecuente el jardín en la parte posterior. A partir del siglo XI, se hace más habitual la construcción de casas de piedra con dependencias varias para funciones diferentes: sótanos, destinados a almacén o bodega; planta baja, a tienda o taller; piso primero y/o segundo, como lugar de recepción y habitación.
Aunque los servicios comunitarios o públicos, en general, eran mínimos, podemos destacar los siguientes:
‑ Mercados. Se dice que la comercialización de productos es la razón de ser de la ciudad medieval. Su ubicación es variable, ya que los encontramos en el centro urbano, en sus inmediaciones, en el ensanche de la calle principal y hasta en plazas situadas a la entrada de la ciudad. A pesar de todo, el mercado callejero es común en toda Europa.
Socialmente, el mercado tiene mucha importancia; es el lugar donde el campesino y el artesano confluyen para vender sus productos y comprar lo que se les ofrece; además, el día en que se celebraba era el más señalado de toda la semana. Las tiendas son más talleres que comercios, y en ellos, la mayoría de las veces, los artesanos‑comerciantes trabajan por encargo. Finalmente, existían mercados en las puertas de la ciudad, aunque no fueron los mas importantes.
‑ Albergues. Para estudiantes de paso, viajeros, mercaderes y peregrinos.
‑ Hospitales. Construidos con el dinero de feudos o monacatos (en el periodo Gótico se financiarán con el dinero municipal o real).
‑ Baños. Generalmente regentados por judíos, solían ser fundaciones reales y se levantaban en lugares cercanos a las murallas, como, por ejemplo, los baños árabes de Gerona.
‑ La plaza de la iglesia. Es también uno de los más importantes ejes de la ciudad medieval. Era el lugar al que acudían los fieles antes y después de los oficios divinos. Se desarrollaba en la fachada occidental de la iglesia y en ella se celebraban sermones al aire libre y también, a partir del siglo XII, los “misterios” (representaciones teatrales de base cristológica y mariana); también allí ataban sus caballos los visitantes, por lo que en algunas de estas plazas se construyeron establos.
En resumen, la configuración de la ciudad medieval no obedece a una preocupación estética. Habrá que esperar al siglo XIV para encontrar tal conciencia y descubrir también las primeras ordenanzas que la traduzcan. También hay que señalar que no todas las ciudades reúnen todos los elementos antes citados.
Los castillos.
Responden a la inestabilidad social que provocan las invasiones y son símbolo visible del sometimiento del vasallo a su señor.
Su forma estará condicionada a la evolución de las armas de guerra, especialmente a las máquinas de ataque y asedio. El castillo participa de la preocupación militar y de la preocupación urbana: son un bastión para la guerra y un lugar de residencia. Desde la torre vigia se alertaba a la población para la defensa; tenía generalmente planta cuadrada o circular; los bajos se destinaban a almacén, el piso alto a habitación y tenía la entrada por el primer piso, utilizando unas escaleras móviles o a veces puentes levadizos para su acceso.
Se construyen en puntos estratégicos —elevaciones naturales, macizos rocosos—, y es muy extraño encontrarlos en áreas llanas. En ellos, la casa y las habitaciones del señor se hallaban junto a las murallas y la torre, pues es el lugar más fortificado y seguro. Junto a ellas, la iglesia, los almacenes —que generan un patio— y otras dependencias. La antigua torre vigía se llamara en adelante “del homenaje” y se rodeará de dependencias pétreas, con otras torres de defensa y fortificación.
A medida que avanza el siglo XII, las “castellanías” (unidades de soldados que el señior tiene a su mando) comienzan a abandonar los castillos, acentuándose cada vez más el aislamiento del señor en su castillo. Y es que, entrando en el siglo XIII, la sensación de inseguridad del señor feudal será cada vez mayor, y tenderá a buscar seguridad en el aislamiento, cerrando paulatinamente sus espacios abiertos.

5. ESCUELAS.
FRANCIA.
Las escuelas regionales.
Francia es el gran centro de la arquitectura románica, con una enorme abundancia de edificios, sin un modelo único en los varios centros o escuelas regionales.
Provenza: caracterizada por la simplicidad, con grandes basílicas de una destacada nave central, con crucero coronado por cimborrio y con las naves laterales resueltas en cuarto de esfera. Hay una gran influencia de los edificios romanos sobrevivientes. Destacan la iglesia de San Trófimo de Arlés y la abadía de San Gil.
Poitiers, Angulema y Perigord: en la región de Aquitania. Dominan las influencias bizantinas con la planta de cruz griega y la abundancia de cúpulas (Angulema, Perigord) sobre pechinas, y de la escultura en la fachada. Destaca el remate cónico con escamas en Poitou, con edificios de tres naves de igual altura.
Toulouse: con deambulatorios festoneados de capillas radiales.
Auvernia: con tribunas elevadas sobre las naves laterales.
Normandía: con cubierta de madera, fachada con dos torres, grandes naves, poca escultura. Se difunde hacia Inglaterra y la Europa Central. Destacan la abadía de Mont Saint Michel y la iglesia de San Esteban de Caen (ésta tuvo gran influjo en el Románico, en Inglaterra como en Compostela).
Borgoña: son iglesias de peregrinación. Las bóvedas muy altas, especialmente la central, ventanales amplios (que iluminan los capiteles historiados del interior), arcos con dovelas de colores alternados. Destacan Cluny, Santa Magdalena de Vézelay, San Lázaro de Autun, San Esteban de Nevers.
Primer románico francés.
El siglo XI en Francia es una época de feudalismo, con una gran fragmentación territorial, con focos que todavía no pueden considerarse escuelas regionales, pero que experimentan con elementos distintos. Hay tres focos principales: Loira, Borgoña y Normandía.
- La zona del Loira.
En la zona del Loira la novedad es la planta, con sus cabeceras que experimentan la girola. Heisz dice que las girolas románicas surgen de la cripta carolingia. En cambio, Conant opina que es en San Martín de Tours (918), donde surge la girola, en época tardocarolingia (siglo X), con su forma típica de deambulatorio con capillas radiales, aunque el ábside y el deambulatorio estarían divididos por una pared en ese primer experimento. En 997-1014 se construye otra girola y se tira la pared de separación, dejando una pared de ábside sostenida por un tramo de arcada sobre columnas. Hay absidiolos semicirculares (que son típicos del Románico) en el ábside y el transepto.
En la zona del Loira se construyen iglesias abaciales y catedralicias con el mismo tipo de cabecera de St. Martin de Tours, como la de St. Clermont Ferrant (946), en lugares de influencia carolingia, pero ya sin los Westwerk. Estas cabeceras son el modelo de las cabeceras de las grandes iglesias de peregrinación que se construirán muy pronto.
- La zona de Borgoña.
Borgoña es una zona muy importante en las innovaciones del románico, por varios factores: a) es fronteriza con el Loira, b) las fundaciones benedictinas se relacionan con el Norte de Italia, c) hay un intenso monaquismo en Cluny.
El resultado es que en Borgoña se funden los elementos más logrados de estas tradiciones: A) Del Románico lombardo toma la bóveda de cañón de piedra para los grandes espacios y la decoración mural. B) De la zona del Loira toma la cabecera con girola. C) De la tradición carolingia (renovada por la otoniana) toma la monumentalidad y más tarde el Westwerk y el doble transepto (aunque variando su lugar). En Borgoña nace, por otra parte, la cabecera escalonada benedictina y un modelo de monasterio, el de Cluny, a partir del modelo de St. Gall.
Hay tres grandes obras: St. Philibert de Tournus, el monasterio de Cluny y St. Benigne de Dijon.
St. Philibert de Tournus es de finales del siglo X. A principios del XI se hace la girola, y en 1030-1040 se hace la bóveda de la nave central. Esta iglesia es uno de los primeros experimentos del Románico de Borgoña. Sigue el modelo carolingio transformado, con cabecera del Loira, con unas arcaicas absidiolas rectangulares (no semicirculares como en St. Martin de Tours). El Westwerk desaparece, sustituido por un nártex profundo, la galilea, con tramos de bóveda de arista estructurados en naves.
Con canteros lombardos se cubren las naves a la misma altura, con tramos de bóvedas transversales de cañón delimitadas por arcos fajones, lo que es un arcaísmo carolingio (son como los llamados arcos-diafragma de la Capilla Palatina de Aquisgrán). También es un arcaísmo que los soportes no están articulados con la cubierta (hubiera sido más lógico que fueran compuestos). La cubrición de las naves laterales con bóvedas de arista será típica del Románico, pero aquí es aún muy primitiva (el modelo son las criptas). Hay una cripta (979) bajo el presbiterio para las reliquias de San Filiberto. El exterior tiene una fachada ordenada en volúmenes con decoración lombarda de lesenas. Hay una sola torre a un lado.
El monasterio de Cluny II fue destruido durante la Revolución Francesa (1798-1823), por lo que las hipótesis de su planta son dudosas. Sucedió al monasterio tardocarolingio de Cluny I (910-927). La obra comenzó a mediados del siglo X y fue consagrada en 981 por el abad Mayolo. El edificio fue derribado para dar paso a Cluny III (consagrado en 1088). Durante la reforma benedictina se convirtió en el monasterio madre de la Orden, por lo que se hicieron necesarias grandes reformas. Entre 980 y 1020, se expande su prestigio e influencia.
Es el prototipo de monasterio del Románico cluniacense tanto por su iglesia como por el plan del propio monasterio, derivado del plan de St. Gall, modificando ciertos elementos debido a la reforma de la Orden. Las cuatro zonas de St. Gall eran la clausura, la abierta, la de los enfermos y novicios y la de servicios. De estas cuatro zonas, Cluny elimina la cuarta, la de servicios, en razón de que los monjes arrendaban las tierras y no las cultivaban, por lo que el abastecimiento se hacía a través del núcleo de población exterior. También se modifica la tercera zona, la de enfermos y novicios, que se separan en dos zonas. Duby explica esta separación debido a que la enfermedad se consideraba un signo de pecado y por ello el monje enfermo era separado de la comunidad. También se transforma la zona exterior porque el abad debe vivir con los monjes y porque desaparece también la escuela, quedando una enorme hospedería para albergar a los muchos viajeros que llegan desde los restantes monasterios y a la nobleza.
Se introducen dos edificios nuevos, situados juntos: la sala capitular (adosada a una capilla oratorio de Santa María, que está sólo en Cluny II y no fue repetida en otros monasterios; según Kostof sí fue repetida, sobre todo en Inglaterra) y el locutorio donde los monjes pueden hablar, ya que los monjes cluniacenses debían vivir en silencio. La sala capitular era lugar de reunión para rezar y leer el capítulo de la Orden. En el refectorio uno de los monjes leía los textos sagrados mientras los demás comían. El dormitorio está sobre esos dos edificios nuevos.
El cementerio y la enfermería se sitúan cerca de la cabecera de la iglesia. Hay una gran puerta monumental a la entrada del monasterio y el pueblo entraba a la iglesia por la puerta de poniente. El scriptorium y la biblioteca (570 libros) parece que se encontraba en una sala entre el claustro y la iglesia.
La iglesia abacial de Cluny II según Conant fue comenzada en 955 y consagrada en 981, con el gran abad constructor Mayeul (coadjutor desde 955, abad en 963-94). Luego fue ampliada con un nártex y cubierta con bóvedas de cañón (c. 1010), con el abad San Odilón (994-1048) y el monje arquitecto Gunzo (un músico que aplicó los módulos matemáticos a la obra). Todos los monjes de la Orden profesaban en esta iglesia y de acuerdo a la tesis de Viollet-le-Duc la escogieron como modelo de sus otras fundaciones, aunque la tesis actual de Conant es que sólo fue la principal inspiradora. La iglesia la modificaron ligeramente en Cluny III (desde 1088, con Pedro el Digno y acabada c. 1157, con mayores dimensiones). Sigue el modelo de la antigua basílica de San Pedro de Roma, con una planta basilical de eje O-E, con la entrada principal al O.
Tenía tres naves abovedadas de cañón (serán cinco en Cluny III). Estaba estructurada en tramos, con una gran cabecera benedictina (parecida a la cripta carolingia, con absidiolas escalonadas) con cinco capillas. Había un tramo de presbiterio muy profundo para poder albergar el coro de los monjes y varios altares. Había espacios cerrados flanqueando el presbiterio para facilitar el retiro de los monjes.
En la planta destacaba también que en la fachada principal hay ausencia de Westwerk como el que tenía St. Gall pero sí había un nártex estructurado en tres naves, llamado “galilea” (igual que el de St. Philibert de Tournus) cubierto con tramos de bóveda, con la doble función de enterrar los personajes ilustres que venían a morir a Cluny y de albergar a los seglares en los servicios religiosos. Pese a la presencia de la gran galilea el atrio no desaparece, sino que se prolonga y se cubre.
Las torres son dos a los pies (una para archivo y otra para prisión), una en el crucero principal (la torre llamada de las Lámparas), dos octogonales a los lados y otras pequeñas en los ángulos. Había una torre-cimborrio en el crucero.
Las cubiertas son de bóveda de cañón para las tres naves, por razón de una mejor acústica. En Cluny II las naves tenían bóveda de cañón en la central y de arista en la dos laterales.
Son todas estas innovaciones del Primer Medievo unas creativas soluciones a diversos problemas prácticos: el Westwerk en el arte carolingio servía para potenciar ciertos ritos y funciones, en el Románico la gran girola para rodear la cabecera y albergar las reliquias en las capillas, la cabecera enorme para dar espacio a los monjes y para poner más altares, así como el galilea para espacio de los seglares y lugar de enterramiento.
St. Bénigne de Dijon (1001-17), era el mayor templo de Borgoña, con fusión de la planta central y de la basilical, de la técnica borgoñona y lombarda. Pero apenas se conoce por faltar documentos y material gráfico, porque fue destruido durante la Revolución Francesa.
- La zona de Normandía.
El foco de Normandía es un foco muy dinámico e influyente, a lo largo del siglo XI, con la conquista de Inglaterra, Nápoles y Sicilia por los normandos, a donde exportan rasgos románicos, y también conocen algunos rasgos sicilianos de tipo islámico que llevan al norte de Europa. Sintetiza elementos propios, de una zona de fuerte influencia carolingia y otoniana, con innovaciones de la zona del Loira (girolas), gracias a dos abades cluniacenses de origen lombardo, Guillermo de Volpiano y Lanfranco que también conocen la arquitectura de Cluny. Volpiano sucesivamente residió en Cluny y St. Bénigne de Dijon (que comenzó a construir en 1001), llevó canteros lombardos a Cluny para hacer la bóveda, pasó a Normandía, donde construyó monasterios, y más tarde a Inglaterra. Lanfranco llegó a Normandía en 1039, creando una famosa escuela en Bec (1045). En Normandía se procura la simplicidad y por ello la bóveda es sustituida por la cubierta de madera, y no hay girola. Además de las dos torres de la fachada hay otra cuadrada en el crucero. La decoración es casi exclusivamente geométrica, sin apenas vegetal.
Hay una serie de edificios al margen de Cluny, del tipo Spira, con elementos innovadores de la arquitectura otoniana, que desde 1030 a 1060 cogen otros elementos del Primer Románico y aportan elementos propios, que son básicamente:
a) La armonización de la articulación vertical (ya presente en Spira) con la articulación horizontal mediante la incorporación de tribunas sobre las naves laterales (las primeras del Románico). En el arte carolingio estaban sobre el Westwerk y ahora sobre las tribunas. Hay, pues, tres pisos.
b) La definitiva sistematización de la fachada románica, con un cuerpo intermedio entre torres.
Los dos edificios más importantes son la iglesia abacial de Jumièges y la iglesia de la catedral de San Esteban de Caen.
Notre-Dame de Jumièges (1037-66) es una planta de síntesis, con cruz latina, cabecera con deambulatorio pero sin absidiolos (no es pues una auténtica girola), marcando los soportes para la métrica espacial en tramos con pilares compuestos y columnas muy gruesas alternativamente. Su alzado es muy alto, con cubierta plana (aquí no hay bóveda hasta el Románico Pleno). Las tribunas tienen vanos que no encajan aún en los vanos de la planta baja, no se corresponden. La fachada no tiene el Westwerk y es la fachada típica románica, con dos torres altas y un cuerpo central con un techo triangular inclinado y un pórtico. El piñón es un techo falso triangular que realmente sostenía el techo de la nave contra la fachada.
Saint Etienne de Caen (1067-81), tiene el mismo tipo de fachada, con un cuerpo central en tres niveles con dos hileras de ventanas, coronado por un hastial triangular, con cuatro contrafuertes enmarcando tres pórticos, dos altísimas torres a los lados. El interior tenía una cubierta plana. Innova con la armonización de los vanos de las tribunas con los de la planta baja y con otro elemento nuevo, posible precedente del triforio gótico, el andito normando, que también vemos en la catedral de Durham, y que es un estrecho pasadizo que corre delante de las ventanas altas (el cuerpo de luz del piso superior).
El románico fráncés internacional.
De las grandes aportaciones del románico lombardo, otoniano y francés procede la internacionalización de varios elementos. Antes del 1070 hay edificios fuera de Francia que ya cogen estos elementos. Son los casos de St. Rémy de Reims y la catedral de Chartres, en la monarquía capeta, en el norte de Francia, que se relacionan con el arte otoniano, pero con elementos del románico francés. En St. Rémy de Reims hay cabecera benedictina de Borgoña y las tribunas de Normandía. En Chartres cogen la cabecera de girola otoniana.
En el Románico Pleno hay dos grandes grupos de edificios de difusión internacional, las iglesias de peregrinación (modelo de muchas otras) y las iglesias benedictinas basadas en la tercera remodelación de Cluny, que estudiamos como corriente internacional o como Románico francés, que es el que marca la vanguardia artística. Habría otro foco, el Císter, que estudiamos al final del Románico, por prolongarse en el periodo de transición. Hay además las escuelas locales, que deben mucho a Francia en sus elementos.
Hay un problema en el estudio del Románico Pleno francés. Conant lo estudia por regiones, lo que es difícil, y por tipologías, que también falla en su integración.
Se estudia por regiones, aunque es útil presentar previamente un esquema de tipologías:
- Modelo internacional, de iglesias de peregrinación, con edificios afines en Francia. Este tipo tiene bóveda de cañón, arcos fajones y tribunas.
- Cluny III, que es también internacional por la influencia de la Orden benedictina y aisimismo afecta a la arquitectura local (iglesias episcopales). En este modelo hay bóveda de cañón apuntado y no hay tribunas.
Hay tres variantes en el tipo de Cluny III:
a) Vézelay (Borgoña), sin tribunas, con bóveda de arista.
b) Iglesias de Poitou, que son como la de Cluny, pero tienen rasgos estructurales propios, como la iglesia-salón.
c) Provenza, que también tiene rasgos propios, más clásicos por influencia de antiguos ejemplos romanos que subsisten en la región.
- Iglesias con hileras de cúpulas, Périgord y Aquitania.
- Normandía, bóveda de crucería románica (nave central).
- Císter, con los edificios de los monasterios.
Los modelos franceses:
Modelo de las grandes iglesias de peregrinación.
Modelo internacional, de peregrinación, con edificios afines en Francia. Con bóveda de cañón y tribunas. Preciso que las tribunas románicas sobre las naves laterales se cubren con bóveda de cañón y tendrán la doble función de aumentar el espacio para los fieles y de actuar como arbotantes que soportan el peso de la bóveda central.
Las iglesias principales son las que están en las rutas de peregrinación, siendo las más importantes de cada una de las cuatro rutas.
Son de tres tipos: dos iglesias benedictinas, dos iglesias colegiatas y una catedral, al final de las rutas. De Oeste a Este tenemos la colegiata de San Martín de Tours y las benedictinas de San Marcial de Limoges y Ste. Foi de Conques. Al Sur hay la colegiata de St. Sernin de Toulouse y al final del Camino la catedral de Santiago de Compostela.
Son distintas entre sí, aunque tienen rasgos comunes, que marcan la armonía de conjunto y la belleza:
- En planta tienen grandes dimensiones, larga nave central, naves laterales con tribunas, ancho transepto y amplia capilla mayor.
- Hay bóveda de cañón de altura uniforme en la nave central y bóvedas de arista en las naves laterales.
- Los soportes son pilares cruciformes con cuatro columnas adosadas, una de las cuales se prolonga para articularse con los arcos fajones que soportan las bóvedas, dos soportan los arcos formeros que separan las naves, y la cuarta, por la nave lateral sostiene el arco de separación de las bóvedas de arista y arriba, en la tribuna, sostiene el arco fajón que separa los tramos de la bóveda de cuarto de cañón que ayudan a descargar la bóveda alta.
- Salvo excepciones las naves laterales con sus tribunas rodean todo el edificio. Por ello hay una girola.
- No hay cuerpo de luces. La luz entra por las ventanas de la girola, naves laterales, tribuna, cimborrio y ábside.
- El coro encierra (generalmente con paredes) un gran espacio para los canónigos y monjes, y en compensación se ensanchan los transeptos.
Los edificios más importantes fueron cinco, de los que subsisten tres:
La colegiata de San Martín de Tours (c. 1050) tenía dobles naves laterales, circundando una el transepto, como en Toulouse y Santiago. Fue destruida y sólo quedan dos torres.
La iglesia benedictina de San Marcial de Limoges, era la más arcaica, con nave lateral que no circundaba el transepto, además de absidiolos con arcos de herradura (influencia hispánica). También fue destruida.
La iglesia benedictina de Ste. Foi de Conques (c. 1050-1120) es la más pequeña y rústica, construida por el maestro Hugo. La nave lateral a cada lado tampoco circunda el transepto (como la anterior, siendo las dos únicas que no lo hacen). Hay bóveda de cañón en la nave central y en el crucero (bóveda sistemática) y una cúpula sobre trompas. La iluminación no da luz directa en la nave central, salvo en la tribuna y en la cabecera con girola semicircular. Hay verticalidad en las dos torres flanqueando la fachada y en la torre-cimborrio. La fachada tiene un pórtico con tímpano esculpido con temas realistas, como un caballero que se despeña en un abismo, un usurero colgado de su bolsa de dinero, obispos simoníacos, demonios... El templo alberga los restos de Santa Fides (martirizada a los 12 años por el emperador Diocleciano) que fue una de las santas más veneradas en la Edad Media. Su escultura es extraordinaria, en oro, diamantes, cerámica, etc.
La gran colegiata de St. Sernin de Toulouse (comenzada en 1083), de cinco naves, la central y las dobles naves laterales, circundando una el transepto. Cuenta con una torre-cimborrio escalonada. Como excepción está construida en parte con ladrillo. Está muy relacionada con la catedral de Santiago.
La catedral de Santiago de Compostela (1070-1211) es la más evolucionada y monumental de este grupo, pero la estudiaremos dentro del románico hispánico.
La influencia de las iglesias de peregrinación se advierte en Saint-Etienne de Nevers, un edificio muy representativo del Románico Pleno que presenta una preciosa planta reducida de este tipo. La planta está muy bien articulada, con ábside, deambulatorio, capillas radiales, transepto. La mampostería es de piedra labrada, lo que permite disminuir el volumen de los soportes interiores y elevar la nave central, con una bóveda de cañón con arcos fajones. Se redujo la altura de los dos pisos, arcadas y tribuna para añadir un claistorio.
Modelo de Cluny III.
Cluny III, iniciada por San Hugo en 1088, acabada en lo fundamental c. 1110, era la mayor iglesia de la Cristiandad hasta que se hizo San Pedro de Roma en el siglo XVI. Destacaba más por su elegancia que por su solidez (la bóveda de la nave central se derrumbó en 1125 y fue reconstruida por Beda el Venerable en seis años), dotada de nave ancha, alta y bien iluminada, de dos pisos, con magnífica decoración de pilastras acanaladas y numerosas esculturas que se extendían por el nártex, los pórticos, los tímpanos, los dinteles, las arquivoltas y los capiteles. Fue un modelo de la escuela borgoñona, mejor que sus predecesoras de Tournus y Dijon. También era muy importante la decoración pictórica.
Cluny III continuó con el arco de medio punto mucho más tarde de que los edificios laicos de Francia adoptaran la ogiva a finales del siglo XI, como se veía en el frontispicio del nártex, en el gran atrio historiado con esculturas policromas (que comunicaba con la iglesia) y en las 301 ventanas estrechas y elevadas, cerradas por vidrieras de dibujos geométricos.
Tiene cinco naves y dos transeptos plenamente desarrollados en la cabecera. En la entrada tiene una galilea estructurado en tres naves. El grandioso coro estaba rodeado de un deambulatorio y rematado sobre la bóveda del ábside por un inmenso fresco de Cristo en el Apocalipsis. En el presbiterio había cinco capillas radiantes y 16 ábsides menores.
Destaca la bóveda de piedra, de 12 m de vuelo y 30 m de altura, que cubría la inmensa nave con sus arcos de cañón ligeramente apuntados (como las bóvedas islámicas), lo que es una novedad importante. En dos de las cuatro naves laterales las bóvedas eran de arista. El alzado es de tres pisos, con arcadas, triforio ciego y claristorio.
Había cinco campanarios: dos que enmarcaban el frontis, la torre-cimborrio cuadrada sobre el crucero y los dos octogonales a los extremos del gran transepto. Hoy sólo subsiste el brazo siglo del gran transepto, coronado por el campanario octogonal de 62 m, llamado “campanario del Agua Bendita”.
En el monasterio es importante la construcción de un palacio para el hospedaje de los visitantes más importantes.
Conant considera que la iglesia es una combinación de iglesia de planta central con doble transepto y de iglesia basilical. Es una obra maestra de proporción y simetría, con una previa reflexión matemática, de acuerdo a las tesis de Vitruvio.
El modelo de Cluny en el grupo de Borgoña.
En la región de Borgoña predomina el modelo de Cluny, tan internacional como regional. Hay un grupo de edificios, distinto a Cluny y Autun, con la iglesia de la Madeleine de Vézelay, en la ruta de Limoges-Périgueux a Compostela. Fue construida durante un efímero periodo cluniacense (1096-1137).
Son rasgos de Cluny que no haya tribunas, el claristorio y la escultura en la portada, pero varía respecto al modelo en el alzado a dos niveles (arcadas y claristorio, sin triforio), en el tipo de bóveda, de arista también para la nave central, reforzada con arcos fajones (decorados con bicromía) y en que los capiteles de la nave central tienen decoración historiada.
Destacan las tres puertas de acceso desde el nártex a las tres naves. La portada central está adornada en el tímpano con una obra maestra del relieve medieval, con el Salvador, transmitiendo su gracia redentora y sus Evangelios al mundo. En el parteluz está San Juan Bautista, como antecedente de la figuración gótica en las jambas de Saint-Denis y Chartres poco después. El Pórtico de la Gloria de Compostela podría ser una derivación de esta portada, pero ya más evolucionada (pues en Compostela participa en la articulación exterior del edificio, lo que no hacen en Cluny y Vézelay).
Es el prototipo de este grupo de iglesias de Borgoña y su influencia llega hasta las iglesias cistercienses.
El modelo de Cluny en el grupo de Poitou.
Es otra variante del modelo de Cluny, en la región de Poitou, con su capital en Poitiers. Hay importantes rasgos locales por la importancia de la tradición paleocristiana y merovingia. Es la tipología de la iglesia-salón, con diafanidad espacial. Se comienza en la segunda mitad del siglo XI en St. Savin-sur-Gartempe (c. 1060-1115) y en la primera mitad del siglo XII en Notre-Dame la Grande.
Son de planta sencilla, con una nave o tres, con cabecera tripartita o de ábside único (hay alguna con girola). Las naves siempre tienen bóveda, que se distinguen por tener las naves una altura casi igual, por lo que hay poca problemática estructural. Las arcadas de separación son muy elevadas. Las arcadas interiores y exteriores son muy numerosas.
St. Savin-sur-Gartempe (1060-1115) tiene un sistema de soportes muy romano, con naves separadas por arcadas de columnas cilíndricas pintadas (no estriadas), en una cita romana. Hay sólo tres tramos con arcos fajones y pilares compuestos.
Es importante por sus pinturas en la bóveda y en la cripta con el Antiguo Testamento en cuatro bandas, con pinturas de tonos oscuros y tostado-rojizos.
Notre Dame la Grande de Poitiers (1130-1140) es de medianas dimensiones, con tres naves, crucero con torre-cimborrio, ábside sostenido con columnas, girola con planta poligonal al exterior y tres absidiolas radiales (arcaicas al estar desordenadas). Hay una bóveda de cañón apuntada con arcos fajones y no emplea tribuna, como en Cluny.
Su exterior es prototipo de una fachada típica del Poitou, que influirá en la fachada y paramento en otras zonas de Francia, y también en el Románico español (S. Martín de Frómista, Salamanca, Zamora), debido a la importante ruta de peregrinación y la repoblación (vinieron inmigrantes desde Poitiers).
El cuerpo central es mucho más grande respecto a las torres que en otros modelos. Es la fachada-pantalla. Destaca la decoración escultórica por toda la fachada, con temas geométricos, vegetales y figurados. Hay en el centro un arco de triunfo semicircular, con frontón arriba, y dos arcos ciegos apuntados a los lados. El arco de triunfo no tiene dintel ni tímpano y se enmarca con cuatro columnas a cada lado, agrupadas en parejas. Todo el conjunto, con su riqueza decorativa, aparenta haber recibido la influencia oriental.
La morfología de las torres es especial, con tres columnillas adosadas a cada lado de los ángulos, sosteniendo un tambor situado a la altura de las impostas de los costados del edificio. Sobre cada tambor hay un piso cilíndrico calado con arquerías, coronado por un capitel cónico, con un paramento en el cono “a escamas” imbricadas (igual que en el frontón). La torre-cimborrio escalonada armoniza con las otras dos torres en los óculos y repite el mismo paramento “a escamas”. Este modelo se difundió en las iglesias de cúpulas del Périgord.
El modelo de Cluny en el grupo de Provenza.
St. Trófimo de Arlés y St. Gilles-du-Gard son catedrales. La arquitectura románica de Provenza se caracteriza por su simplicidad estructural, por su escasez de girolas, las azoteas de sus cubiertas y las gruesas torres cuadradas. Sus volúmenes son grandes masas cúbicas. Sus alzados no tienen tribunas.
St. Trófimo de Arlés, tiene mucha influencia paleocristiana (por la región). Provenza relaciona Francia con Italia y con España, sobre el Ródano y la ruta de peregrinación. Artísticamente destaca su escultura y su fachada. La escultura destaca porque son edificios tardorrománicos, de c. 1150-1200. Su arquitectura es sencilla y como la de Poitou, si es compleja es por alguna influencia foránea. Hay una impronta clasicista, derivada de los antiguos monumentos romanos de la ciudad, evidenciada como en la cercana iglesia de Gilles-de-Gard en los acantos, las pilastras estriadas y otra ornamentación clásica.
Se relaciona con el tipo de Cluny (ya que no tiene tribuna), pero sus pilares son muy gruesos y su fachada es también distinta, ya que es una fachada con un cuerpo adosado arriba, como un arco de triunfo, adosado a un edificio basilical, con decoración exterior de columnas y relieve.
El interior tiene una nave central muy elevada, cubierta de bóveda de cañón apuntado, y bóvedas de cuarto de cañón en las naves laterales. En el interior hay austeridad.
Sobre el crucero poco marcado hay una gran torre románica, con tres pisos, casi cúbicos, cada uno más estrecho que el anterior, con decoración lombarda (lesenas y arcuaciones) en los dos primeros pisos, pilastras corintias en el tercero, y un remate de friso calado y cornisa con ménsulas.
Tiene un bello claustro, aunque de c. 1389.
St. Gilles-du-Gard es el ejemplo más fastuoso. Como excepción en Provenza, tiene tres naves, transepto, ábside con capillas radiales. Su fachada occidental es como la de Notre Dame la Grande de Poitiers, con mayor importancia del cuerpo central respecto a las torres (el modelo debió ser esa iglesia, pero se exagera su tipo, con una horizontalidad máxima). La fachada tiene tres portadas, como arcos de triunfo, cada una semicircular, abocinada, con tímpano esculpido, superponiendo un orden decorativo de columnas con dinteles entre las puertas.
El modelo de Périgord y Aquitania.
Las iglesias con hileras de cúpulas, en Périgord, Aquitania y en el Loira (Fontevrault) y en el Languedoc (Moissac). Hay unas 60 iglesias conservadas. Son de planta latina, aunque a veces (Périgueux) son de cruz griega. Se cubren con cúpula (algo extraño en Occidente), por una función utilitaria, al ser más estables, al cubrir superficies más amplias que las bóvedas. Si la cúpula bizantina era de ladrillo, la románica era de piedra. Da un efecto de diafanidad. Los arcos torales que soportan las cúpulas son apuntados.
Son edificios rurales, de dimensiones moderadas, pero con tres grandes ejemplos: Angulema, Périgueux y Cahors. El origen del modelo es dudoso. Las fachadas son muy variadas. Todas son iglesias bien iluminadas.
La catedral de Angulema (1105-1128) tiene tramos cupulados (cuatro cúpulas) y el resto con bóveda de cañón. En el transepto hay unas pequeñas cúpulas también. Los arcos torales descargan el peso de las cúpulas en pilares compuestos adosados a las paredes, lo que no es propio de Roma ni de Bizancio. Se trata el muro de modo plástico, con arcadas ciegas. Tiene una fachada-pantalla.
Fontevrault es el panteón real de los Plantagenet, con cinco tramos cupulados, girola y absidiolas.
St. Front de Périgueux (1120-1170) es el mejor ejemplo del modelo. Tiene un sistema bizantino, con planta de cruz griega y tres naves, con cinco cúpulas (como en los Santos Apóstoles de Constantinopla y San Marcos de Venecia) que descargan en las bóvedas de las naves laterales. Hay pilares vacíos, gruesos pero vaciados con pasos (es un rasgo excepcional). Las absidiolas son poligonales en el exterior (como las bizantinas). El exterior tiene una elevadísima torre escalonada sobre el pórtico, con un cono de paramento con escamas (como en el Poitou). Las cúpulas se exteriorizan en la torre-cimborrio.
La catedral de Cahors (1100-1119) tiene dos cúpulas poco proporcionadas, en mampostería, envueltas en bajos tambores revestidos de sillería, sostenidos sobre pechinas, arcos apuntados y pilares macizos de sillería. El vasto espacio abierto de este modo se prolonga en un ancho ábside con tres capillas radiales. La fachada occidental se parece al Westwerk y la portada lateral es de estilo borgoñón. El interior, de 22 m de anchura, es muy diafano y abierto. Es tan funcional y cálido que era lógico que el Gótico tardará tanto en ser adoptado.
El modelo de Normandía.
En el Románico Pleno el ducado de Normandía se beneficia de que ya era un foco del Primer Románico, y aporta novedades tan importantes como la articulación horizontal y vertical de los soportes, la cubierta plana, tribunas y un corredor arriba (andito). La fachada tiene un cuerpo central entre dos grandes torres.
Es una escuela anglo-normanda, al extender su influencia a Inglaterra (1066). Hay rasgos protogóticos y una clara relación con la Île de France. Se introduce la bóveda de crucería románica lombarda desarrollada, pero se mantiene el andito y la tribuna por lo que se vacía la pared. Hay dos teorías: 1) para Von Simson el Románico y el Gótico se diferencian, 2) Conant y Focillon creen que el Gótico es simplemente un desarrollo necesario de lo anterior, por lo que consideran esta arquitectura anglonormanda como protogótica.
Sus dos mejores ejemplos son las catedrales de Saint Etienne de Caen y de Durham.
Saint Etienne de Caen (d. 1068), con el andito y una precoz experimentación de la bóveda de crucería lombarda. Pero es una bóveda todavía románica porque es pesada, con nervios muy gruesos (lo que la diferencia de la bóveda gótica, con nervios más esbeltos). No son nervios estructurales sino de apoyo secundario. Las crucerías diagonales cubrían dos crujías oblongas a la vez, que juntas formaban un cuadrado. A estas bóvedas de crucería de dos crujías se las llama sixpartitas porque a los cuatro nervios usuales se les añaden otros dos, con lo que quedan seis segmentos (triángulos curvos).
Durham (d. 1093), en Inglaterra. Es ambigua, por su retroceso a las bóvedas de crucería románica, no estructurales (con los nervios sólo ayudando a las aristas). Pero tiene la novedad del arco apuntado para marcar los tramos de bóveda. Sólo le falta la ligereza y elegancia de los materiales para ser gótico. Su alzado es a tres niveles, con andito, tribuna y soportes alternados, de pilares redondos (cilíndricos y decorados con estrias de varios formas) y compuestos.
El modelo del Císter.
El modelo del Císter es particularmente austero. Por su importancia como puente hacia el estilo gótico haremos un apartado especial al final de la parte de arquitectura.
ITALIA.
Características.
Italia es el centro de varias influencias y tradiciones. La división territorial y los distintos influjos en Italia provocan una amplia variedad de estilos y formas.
Un rasgo general es que el Románico italiano coexiste durante todo este periodo con el arte bizantino y paleocristiano tardío. La arquitectura románica en Italia es, excepto en Lombardía (cuna del Primer Románico), una arquitectura sin soluciones intermedias, sin un Primer Románico, pues pasa directamente al Románico Pleno.
Italia es país de un arte muy particular, con elementos eclécticos, tamizados de un modo muy propio y singular, con su gusto por los efectos decorativos y la elegancia.En general, es muy importante la influencia de la Roma antigua, advertible en el remate de la fachada a dos vertientes (similar a los frontones) y en que algunas fachadas tienen prótiros (porches exteriores, a veces sostenidos por leones) siguiendo el modelo de los pórticos clásicos romanos. Hay también influencia paleocristiana (crucero poco destacado), así como de la basílica lombarda (con bóveda y pilares).
Son rasgos italianos:
- El interés por las superficies murales, las fachadas no esculpidas sino articuladas por la arquitectura y el juego de materiales.
- La fachada se convierte en un símbolo urbano, integrando al edificio en la plaza y en el espacio urbano. Las fachadas son incluso más grandes que el edificio.
- Hay una tendencia a que la torre campanario se adapte en la arquitectura civil, en las torres de las familias aristocráticas, con una competición entre familias por elevarse sobre las otras (San Gimignano).
- El Románico dura mucho en Italia. En pleno siglo XIII hay aún arquitectura románica y el periodo Gótico será muy corto.
Las influencias.
Hay tres influencias decisivas, la del Románico lombardo, la bizantina y la clásica, siendo menores y más localizadas (en el sur) las islámica y la normanda.
- La influencia del Románico Lombardo es la más importante, desde c. 1050, con un gran desarrollo local. Desde c. 1075 comienza a usar la bóveda de crucería románica para la nave central (una aportación lombarda, aunque la cúpula nervada y esta bóveda se originaron tal vez en Armenia según algunos autores). Los muros son de ladrillo. En la decoración exterior se va sustituyendo la lesena y las galerías continuas de arcuación ciega típicas del estilo lombardo por la arquería calada. Las famosas torres campanario lombardas son exentas. Los capiteles son cúbicos y redondeados en su parte baja. Son típicos los pórticos resaltados sobre columnas que descansan en animales.
- La influencia paleocristiana se nota en los grandes conjuntos catedralicios, con especialización de funciones de los distintos edificios, el Duomo (catedral), el Campanile y el Baptisterio. Otros elementos paleocristianos son el atrio (San Ambrosio de Milán), soportes de columna para las cubiertas planas de madera, grandes edificios con un único ábside (sin capillas radiales), espacios amplios y diáfanos.
- La influencia clásica, de la antigua Roma, renovada a través de Bizancio, con espacios centralizados, cúpulas en el crucero (Pisa, Siena, Florencia más tarde), equilibrio entre ejes, columnas y dinteles (Pisa).
Hay en el Sur una influencia islámica (ornamentación y cúpulas nervadas) y normanda, de doble sentido (influyen y son influidos, en dirección a Francia).
Las regiones:
Lombardía.
Es la región más relacionada con Europa, en especial con una impronta otoniana, cuya influencia llega a Toscana y la Emilia-Romagna. Lombardía es el gran centro difusor de inicios del Románico, con su solución revolucionaria de la bóveda, que recogió la influencia romana y bizantina, y se difundió por la Toscana, el sur de Italia sobre todo en Sicilia, donde se enriqueció con la influencia normanda, bizantina e islámica y hacia la misma Francia. Destaca también por las decoraciones de lesenas (bandas lombardas con pilastras verticales, muy difundidas en Europa) y arcuaciones ciegas (galerías de arcos ciegos en los muros, los “arquillos lombardos”). Destaca en el Románico Pleno el ejemplo de San Ambrosio de Milán (con bóveda de crucería y crucero poco destacado). Obras menores del Románico Pleno son varias iglesias de Verona y la catedral de Módena.
San Ambrosio de Milán es una iglesia paleocristiana reformada en 1080, pero en obras hasta el siglo XIII. Es un ejemplo maduro de aplicación de la bóveda de crucería románica. Los materiales son de piedra y ladrillo, de una bicromía muy lombarda (es común la combinación de piedra y mármol). Es una basílica de tres naves con tribuna, cabecera tripartita, sin transepto, con atrio y nártex. La nave central tiene tres tramos de bóveda de crucería, pero son casi cupuliformes. Hay alternancia de soportes (influencia otoniana), con pilares compuestos para los arcos fajones y pilares simples. Sobre el nártex hay una tribuna superior en el exterior (tipo Westwerk). La torre-cimborrio es del siglo XIX. Las otras torres están adosadas al edificio pero su concepción es ser exentas.
En el Románico tardío, en la segunda mitad del siglo XII se desarrollan los modelos anteriores. La arquitectura lombarda se distingue por su fachada y la cubierta. La fachada presenta la galería calada, mientras que los mármoles en el exterior son como los de la Toscana. Destacan el templo de San Michele de Pavía, el conjunto de Parma, y las dos iglesias de Lucca.
San Michele de Pavía (1110-1160) es de planta cruciforme, con una fachada como San Ambrosio, inaugura el tipo milanés de iglesia en la plaza urbana, con gran amplitud de la fachada-pantalla, un ritmo en la composición con haces de columnas en contrafuertes hasta el hastial del techo (falso y más elevado que el techo de la bóveda que tapa a la vista), con galerías caladas que marcan el contraste de la horizontalidad. Tiene bóveda de arista en la nave central. Es muy original la escultura en frisos corridos en la banda inferior con temática animalística (un rasgo poco italiano).
El conjunto de Parma, con el Duomo, el Campanile y el Baptisterio, es el conjunto más famoso del Románico tardío.
En el Duomo (1100, reconstruido tras un terremoto en 1117), destaca su fachada-pantalla típicamente lombarda, en tres niveles (el último, el hastial que tapa la bóveda, en forma de triángulo, subrayado por una cornisa) y un gran cuerpo central con un portal-baldaquino apoyado sobre unos leones, como en la catedral de Módena. Es una fachada sin escultura salvo estos leones. En los dos niveles inferiores hay galerías caladas para dar horizontalidad.
El Campanile está adosado, pero está exento en su planta, con decoración lombarda. La segunda torre no se levantó apenas.
El Baptisterio es octogonal con galerías caladas (como el de Pisa) y es de época tardía (fin siglo XII-principios siglo XIII). Es de ladrillo y piedra. La galería de columnas se inspira en Pisa.
Las dos iglesias de Lucca son la catedral de San Martino (la primera) y el templo de San Michele. Los interiores son góticos, pero las fachadas son como las pisanas de estilo románico, pero con un exceso casi barroco, con una riqueza visual extraordinaria. En la planta baja por los cuatro lados hay un orden gigante de arcadas. En la fachada principal hay cuatro pisos de arquerías. Una arquería superior se extiende por los otros lados.
Toscana.
La Toscana recibe la influencia lombarda y de la arquitectura clásica romana. Se caracteriza por las logias (galerías de arcos vivos), importancia de las columnas, decoración con variado cromatismo pétreo, predominio de la horizontalidad. Conjuntos de edificios separados de catedral, baptisterio y campanile. Destacan el conjunto de Pisa y el templo de San Miniato de Florencia.
El conjunto de Pisa (iniciado en 1063, se acaba en el siglo XIII) es el primer gran conjunto completo con Duomo, baptisterio, campanario y camposanto. Está aislado en un campo para destacar las fachadas de gran sentido decorativo, con el mármol del exterior, con galerías caladas, arcuaciones ciegas todavía, la bicromía del mármol en el interior.
En el Duomo (1063-1118), de los maestros Burgueto y Reinaldo, hay un total ausencia de torres, con un riguroso sentido de la horizontalidad y con galerías también en la cabecera (influencia lombarda y precursora de la loggia renacentista) con efectos de luz y sombra. Hay arquerías ciegas sobre columnas en la parte inferior y en los laterales.
La planta del Duomo es muy original, una combinación de tres basílicas según el historiador Conant: 1) Una basílica central de cinco naves (con hileras de soportes distintas en cada lado de la nave central, como si hubiera dos basílicas pegadas a lo largo) y un ábside. 2) Su crucero está formado por otras dos basílicas menores que se unen en el centro (cubierto con una gran cúpula), con sus tres naves y sus propios ábsides. Las tribunas compartidas (con cubierta de madera) circundan todo el Duomo.
Las cubiertas son planas de madera y artesonadas (como la paleocristiana), con soportes de columnas. En dos de las naves (en el lado N) hay bóvedas de arista, pero en el lado S son planas de madera. La gran cúpula se instala sobre el crucero, sobre pilares compuestos, con bicromía en la decoración.
La arquería interior tiene columnas antiguas, de estilo romano, con cimacios cuadrados. La decoración es de fajas alternadas de mármol blanco y oscuro. Hay un mosaico de influjo bizantino. El exterior es de galerías caladas lombardas, que en la fachada principal se disponen en varios pisos. Un arco triunfal apuntado da entrada a la nave central. Los otros arcos de entrada son de medio punto.
El Baptisterio (d. 1153) del maestro Diotisalvi, es circular (Rotonda de Anástasis), una variación de la normal planta octogonal. Es un edificio exento (una costumbre italiana). La galería primitiva exterior del segundo cuerpo se labró luego en estilo gótico. El interior está abovedado.
El Campanile (c. 1274) es la famosa torre inclinada. La hicieron el alemán Guillermo y el pisano Bonnano. Es exento, cilíndrico, con arquerías de mármol rodeando los seis pisos.
El Camposanto (1278-1283) tiene arcos góticos de tracería y tiene un atrio clásico alargado.
El templo de San Miniato al Monte en las afueras de Forencia (c. 1013-1118, terminada c. 1100, con fachada del siglo XII y pavimento de 1207), es el modelo para Santa Maria Novella de Alberti. Destacan su simetría, equilibrio, geometría y rica decoración de incrustaciones, su cubierta plana, el uso de soportes de pilares compuestos para los arcos diafragma de los tramos. En cada tramo hay tres arcos, tres ventanas y cuatro cuchillos de armadura de cubierta. El ábside tiene una arquería ciega decorativa, con un mosaico en la bóveda. Bajo el presbiterio realzado hay una cripta abierta, que tiene tramos de arista. Es muy bella la taracea geométrica de los mármoles (blanco, verde, rojo) y la pintura de la armadura de madera.
El Baptisterio de San Juan en Florencia (siglos XI-XII) es octogonal. Hay una doble pared, con particiones verticales en el interior para los empujes. Había una cúpula, hoy recubierta por una pirámide baja. La arquería calada decorativa se cambia por un juego geométrico de contraste de mármoles de colores. Preciso que el Campanile de Florencia es de 1334-1357, iniciado por Giotto y terminado por Andrea Pisano y Francesco Talenti.
La región del Centro.
El resto del Centro, con los Estados Pontificios, junto a parte de la Toscana y parte de la Emilia Romagna, viven sobre todo la influencia del pasado romano. En Roma la influencia clásica y paleocristiana es determinante, incluso en el Románico tardío, en el que destacan dos templos, Sant'Angelo in Formis, y Santa Maria in Cosmedín.
Sant'Angelo in Formis, es como una típica iglesia paleocristiana. Tiene una excelente obra maestra de la pintura románica (un modelo para Europa y Cataluña).
Santa Maria in Cosmedín (1100), tiene un interior de influjo paleocristiano y un campanile lombardo de siete pisos (con arcos, impostas voladas, cornisas de ladrillo, piedras multicolores), con vanos estrechos en los pisos bajos (con pilares) y vanos amplios en los pisos altos (con columnas). En esta iglesia se halla la famosa escultura leonada de la Boca della verità, de antiguo origen romano.
La región del Sur.
Sicilia, Nápoles: Recibe la influencia lombarda y de la arquitectura clásica romana, así como de los bizantinos, normandos y musulmanes. Destaca la influencia de la decoración islámica y bizantina (mosaicos, mocárabes) y de cúpulas. Sobresalen los templos de Monreale (con extraordinaria decoración) y Bari.
En Nápoles (sobre todo en la Apulia) y en Sicilia hay una mezcla de influencias, con más color y fantasía, con efectismo casi barroco.
En la Apulia destacan:
La Catedral de Trani (d. 1098), de extraño exterior, con su cuerpo central sobre un podio, montado sobre un arco. La torre tiene un gran vano en el suelo con un arco ojival.
San Nicola de Bari es ecléctica, con dos alzados, el primero paleocristiano (y con cubierta plana), el segundo románico (de tipo lombardo).
En Sicilia destacan:
La Capilla Palatina de Palermo (1132-1343), una iglesia bizantina en miniatura, con tres naves separadas por columnas, mosaicos. La cubierta plana con artesonado de mocárabes y los arcos apuntados son islámicos. Hay una plausible teoría de que Cluny III estuvo influenciada por esta arquitectura siciliana.
La catedral de Cefalú (d. 1131), de elegante planta basilical, muros sólidos, con filas de columnas separando la nave central de las laterales (cubiertas con bóvedas de arista). La cabecera tiene una capilla cubierta de bóveda de arista y semicúpula apuntada. El transepto está cubierto en parte con bóveda de cañón y en parte con techo de madera. El exterior es el más bello del románico siciliano, con dos torres como minaretes, a los lados de un pórtico con tres arcos entrelazados en la parte alta y ventanas con arco apuntado (influencias islámicas).
La catedral de Monreale (fin siglo XII), es ecléctica, con arcos apuntados y entrelazados, con bicromía. Sus mosaicos son bizantinos.
La región del Adriático.
El Adriático, desde Véneto, Ravena, Umbria, hasta la Apulia, es una región de activo comercio (e influencia artística) con Bizancio. En el Románico tardío destaca San Antonio de Padua, que muestra la influencia bizantina en la zona del Véneto, con cúpulas y torres puntiagudas, como las de San Marcos de Venecia. La diferencia con esta es la piedra de la sillería del interior, sin mosaico ni mármol, y la decoración lombarda del exterior.
ALEMANIA.
En Alemania domina un arte imperial, monumental. Pervive la tradición otónida y recibe variadas influencias: lombarda, francesa. Se caracteriza por las plantas con ábsides en cabecera y pies, arquillos en muros y en torres circulares, naves elevadas. Destaca San Miguel de Hildesheim (cubierta de madera) con una planta como de dos iglesias adosadas (dos cruceros, dos presbiterios, dos ábsides), Santa María de Laach, y las catedrales de Spira, Worms y Maguncia (estas con cubiertas de bóveda de arista). La duplicación del ábside obedecía al ritual estacional (con procesiones a los diferentes altares), mientras que la reforma de Cluny concentraba coro y altar en un solo lugar para celebrar la misa.
Arquitectura salia (dinastía de Franconia).
La arquitectura de la nueva dinastía salia (1024-1125), sucesora de la otoniana, con la que enlaza porque muchos edificios fueron iniciados en una y acabados o reformados en la otra y porque las características son muy parecidas, posee un sello claramente nacional e intenta separarse de la gran influencia del mundo clásico.
Quedan pocos restos de la arquitectura palatina, con unas capillas palatinas (de Valkhot en Nimega) que son como las carolingias, así como la arquitectura monástica y episcopal, que hasta 1024 es continuación de la carolingia. Los mejores ejemplos son: iglesia de San Miguel de Hildesheim (1001-1033), las catedrales de Paderborn (1017), Estrasburgo (1015), Maguncia (1036) y la iglesia abacial de San Ciriaco de Gernrode (961).
Como continuación del arte carolingio, se prefieren las plantas de cruz latina con presbiterio sobrealzado, desarrollo del doble coro y del Westwerk, cubiertas planas de madera, mientras que las bóvedas se reservan para los espacios pequeños, y hay módulos para los tramos.
Las novedades son varias:
En la catedral de Maguncia (iniciada en 978, incendiada en 1009 el día de su consagración, y acabada en 1036, es la mayor iniciada durante el imperio de Otón II), hay un doble coro pero no hay Westwerk.
En San Ciriaco de Gernrode (961 y después) las entradas están a lo largo de la nave (con la correspondiente percepción de que es un espacio más ancho).
En Paderborn y Estrasburgo se experimenta con el Westwerk. Al principio la arquitectura otoniana había seguido el esquema del «triturrium», pero ya en Estrasburgo se emplean sólo dos altas torres flanqueando la fachada, con un cuerpo intermedio, mientras que la tercera torre se sitúa sobre el crucero. Las torres laterales se resaltan con unos pórticos que dan a las naves laterales (es la típica fachada románica). Sobre el 1000 ya se elimina la tercera torre. En Paderborn se erige una enorme torre central, con dos pequeñas torres-escalera a los lados.
San Miguel de Hildesheim es el edificio más representativo de este periodo de Románico Inicial (1001-1033, la cripta y las puertas en 1015), inspirada por el obispo Bernardo, con tres naves, doble coro, dos cruceros, cripta y con dos torres en cada una de las caras y sistema de triturrium (Westwerk) todavía. Se caracteriza por las entradas en el lateral (como en San Ciriaco de Gernrode) y, sobre todo, por la austeridad exterior y el equilibrio de las masas monumentales (dos rasgos típicos del Románico alemán). La cubierta es de madera (un rasgo arcaico, propio de estas iglesias hasta 1024). En el interior la decoración es escasa y de gran austeridad (aunque pintado con dos colores, rojo y blanco, típicos del Románico alemán), con capiteles cúbicos. Hay una métrica espacial en módulos cuadrados, cuya dimensión se consigue haciendo que la distancia entre los pilares equivalga a la de los tramos del crucero. Hay alternancia de soportes (ABBA, típica del románico alemán), situando dos columnas entre los pilares.
En la catedral de Spira a partir de 1024-1030 se comienzan a emplear las bóvedas y por fin los muros se valoran plásticamente. Spira se levanta en dos fases: Spira I (1030-1061) y Spira II (a partir de 1082). Es el templo más importante de Alemania en estos siglos, al ser el mausoleo imperial.
La catedral de Spira I es un modelo del Románico Inicial, aunque su bóveda es un añadido posterior. Tiene planta de cruz latina, con tres naves, crucero poco marcado y un presbiterio muy elevado para dejar sitio a la cripta. Lo más destacable de Spira I es el alzado de la nave central, con pilares compuestos (con una semicolumna adosada) que suben hasta la arcada del cuerpo de luces. Se corresponden los dos juegos de arcadas en los pisos inferior y superior. Adosadas a las semicolumnas hay pilastras que enmarcan las arcadas. Estas pilastras y semicolumnas no son soportes sino puros elementos plásticos, por lo que no hay una articulación entre alzado y cubierta (los únicos soportes en el Románico serán los muros y los pilares). Las naves laterales se cubren ya con bóvedas de arista (típicas del Románico). Sólo falta la bóveda en la nave central para ser plenamente representativa del Románico, pero esta se hace en la segunda fase.
Se elimina por completo el Westwerk, tanto en concepción como en morfología (pues las torres están atrás y junto a las torres octogonales del centro), aunque Conant opina que estas torres sí recuerdan a Centula. Bajo el elevado presbiterio hay una gran cripta, dividida en cuatro espacios (tres cuadrados bajo el crucero y uno ovalado bajo el presbiterio), con tramos de bóveda de arista soportados por columnas y pilares (el espacio central bajo el crucero). La decoración exterior es lombarda, con lesenas y arquerías ciegas.
En definitiva, el conjunto de Spira I es el mejor ejemplo del Románico Inicial alemán, por su magnificencia, enormes dimensiones (75 m de largo, 13 m de ancho y y 25 m. de alto), gruesos muros de soporte y cubiertas planas. Influye en toda Centroeuropa, de modo que después de 1030 se modifican las iglesias de Tréveris y Maguncia siguiendo su modelo.
En Spira II (a partir de 1082) se cubre la nave central con tramos de bóveda de arista delimitados por arcos fajones. Las bóvedas de arista descansan su peso sobre los ángulos por lo que sólo hace falta reforzar esos puntos (apeos), no en todos como en las bóvedas de cañón. Los apeos son muy altos para poder soportar el cuerpo de luces. Se añade otra semicolumna adosada a cada uno de los pilares y estos llegan hasta arriba para poder soportar mejor los tramos de arista.
Es un ejemplo con sus grandes dimensiones, con su grandiosidad tan romana. Los cambios de finales del siglo XI y del siglo XII deben mucho al Románico lombardo más maduro, como la galería bajo el alero, el cuerpo de luces, las arcadas ciegas, las lesenas decorativas, los frisos de arquillos...
El modelo de Spira II fue tan influyente en Alemania en el siglo XII como Spira I en el siglo XI. Así, Santa María de Laach (1093-1156) también se aboveda entonces y en ella se mantiene la bipolaridad de los dos cuerpos (con seis torres) y la decoración lombarda. En este gran ejemplo del Románico Pleno alemán desaparece la Westwerk pero la parte oeste mantiene su importancia, las portadas son muy austeras y no se decoran escultóricamente, y perduran los rasgos carolingios y lombardos, como en las iglesias de Worms y Maguncia. A veces se adapta la bóveda de cañón con arcos fajones del tipo francés. En Alemania el estilo románico, con su monumentalidad, dignidad y austeridad, ha perdurado e influido hasta el presente.
INGLATERRA.
La arquitectura en Inglaterra está relacionada con la escuela normanda desde la conquista de la isla en 1066 por el duque de Normandía. Se caracteriza por los templos de grandes proporciones, con naves largas, un enorme cimborrio y un doble triforio.

Destacan las catedrales de Winchester, Gloucester, Peterborough, York, Canterbury y Durham (con la innovación de la bóveda de crucería y el claristorio superior sobre el matroneo, para aumentar la iluminación).


6. LOS MONASTERIOS CISTERCIENSES..
La abadía de Citeaux (Borgoña), se fundó en 1089 por los monjes que se llamarían cistercenses, que vuelven a la pureza de las costumbres del primer cristianismo. Pronto se extenderían como un movimiento de reforma contra los excesos y debilidades de los cluniacenses.
Los principios cistercienses.
Las principales características de la Orden repercuten en la tipología de la arquitectura, pues el Císter es rigorista, austero y desnudo en el arte. Sus principios fundamentales son:
El voto de pobreza, con la prohibición del lujo en la vida, la construcción y el arte, con la negación del arte figurativo (iconoclastia moderada). Así los capiteles son lisos o adornados con sencillas hojas. Se prohíbe usar la madera en las bóvedas, que son de cañón u de crucería. Los arcos fajones acaban en permódulos a media altura.
Alberico y Harding habían defendido este principio pero fue Bernardo de Claraval su principal propagador, con La apología a Guillermo (1123-1125). Hay dos factores, uno interno, la búsqueda de la espiritualidad pura y sencilla, y uno externo, la reacción contra el exceso de lujo de la orden cluniacense. Hay en el arte cisterciense una tensión entre: 1) la fidelidad y estricta observancia de las severas reglas, 2) la necesidad de formular una estética noble y austera, de libertad creativa.
En el siglo XII el arte de la Orden se refugió en la miniatura, con preciosas ilustraciones, hasta que se reaccionó contra los excesos de colorido, de fondos dorados y de personajes (humanos o bestiales), en que había caído Cluny. Se suprimió por completo la pintura y la escultura. Se prohibieron los campanarios (en oposición a Cluny), aunque se hicieron más tarde, sobre todo en Inglaterra e Italia.
El centralismo de la Orden es relativo (pese a que en clase explique que era total), pues las abadías tenían mucha autonomía en lo secundario. Esto explica la planta común en sus edificios, pero que se hagan con influencias locales en la técnica constructiva, que se debe a maestros locales y no a los propios monjes.
Esquema y organización ideal del monasterio cisterciense.
La ubicación procura el apartamiento en el campo, con pobreza en la vida cotidiana, cultivo del campo.
Los monasterios son muy regulares en su planta, con la estricta división de los dos sectores para los monjes y los conversos. Su ordenación subsistirá durante siglos.
La iglesia es una basílica sencilla, de tres naves (a veces de una), líneas rectas, con pilares, un transepto en el Este y cabecera con seis pequeñas capillas. No hay espacio más que para los monjes. En el transepto hay dos puertas: una a la sacristía y otra al cementerio. Hay otras dos puertas hacia el claustro, una para los monjes cerca de la cabecera y otra para los conversos cerca de los pies de la iglesia (por la jerarquía). Esta compartimentación se reproduce en el interior de la iglesia, con la división de la nave central en dos partes, con un coro elevado dividido en dos, uno para los monjes y otro para los conversos. Los monjes seguían la misa en el altar mayor y los conversos en dos altares secundarios junto al coro. Los monjes tenían un acceso propio desde los dormitorios.
El crucero ojival se introdujo en el siglo XIII en las naves colaterales. Esta innovación se extendió pronto por Europa, con notable éxito hasta llegar al gótico. La fachada es austera, con sólo altas ventanas en triplete o con rosetón sencillo.
La decoración era casi inexistente: capiteles lisos o con hojas estilizadas, ninguna figura o estatua (las imágenes lánguidas de la Virgen aparecieron sólo a principios del siglo XIII) mientras que el sencillo crucifijo de madera dominaba el altar (la figura de Cristo aparece muy tarde, primero pintada y luego esculpida). Los ornamentos litúrgicos son de lino y madera, pues estaban prohibidos el brocado, la seda y los metales preciosos. Las vidrieras, por el reglamento de 1150, no debían tener color o pintura, con un vidrio basto y grisáceo, con figuras geométricas (cenefas y arabescos) mediante el plomo (Pontigny). A partir del siglo XIII esta prohibición decorativa perdió lentamente su vigor y en el siglo XVII la Orden incluso sería una de las grandes propagadoras del Barroco.
Los claustros, según el plan de Bernardo, distribuyen las estancias anexas (todas de grandes dimensiones y gran funcionalidad). El claustro es cuadrado o ligeramente rectangular con galerías cubiertas en sus lados.
La sacristía se adosa a la cabecera. Junto a ella está la biblioteca (armarium), con acceso directo desde el claustro.
Las salas capitulares, de planta cuadrada (tres naves en nueve tramos) o rectangular, con cubierta de bóveda ogival (en contraste con la de cañón o arista del resto de dependencias). En Eberbach tenemos una columna central que se abre en forma de palmera. Ganarán progresivamente en decoración, con preciosas columnas desde el siglo XIII. Al lado hay una escalera hacia el dormitorio. El auditorium era una sala donde el abad distribuía el trabajo diario. La sala de los monjes (tomada de Cluny) conectaba con las letrinas.
El dormitorio era una enorme sala, con bóveda de cañón. Se emplean columnas centrales en Eberbach. En Santes Creus es una cubierta de madera sobre arcos de diafragma apuntados.
El refectorio (de variada tipología) y el calefactorio son especializados y la cocina es común.
Las dependencias de los novicios están al O, con su locutorio, refectorio, calefactorio, letrina, dormitorios...
Los monasterios de Citeaux, Clairvaux, Fontenay, Pontigny.
No quedan restos de Citeaux y Clairvaux. Citeaux tenía bóvedas de cañón y terminaba en cabecera rectangular. Clairvaux tenía bóvedas de crucería primitiva y terminaba en cabecera circular. Estos arcos de crucería eran más baratos, sencillos, duraderos y eficaces en el soporte del peso y la cubrición.
La abadía de Fontenay (1118-1119, Borgoña), la más antigua bien conservada, fue reformada según la estética cisterciense en 1139-1147. La iglesia es alargada, tiene planta de cruz latina, nave central y naves laterales, crucero (rebajado en altura respecto a la nave central) bastante corto en los dos brazos, de los que se abren dos capillas hacia el coro. Más tarde, el crecimiento del número de monjes condujo a una prolongación del crucero y la correspondiente multiplicación de capillas.
El conjunto se compone de líneas rectas. Las bóvedas de las tres naves son de cañón apuntado, con arcos fajones. Más tarde se reformó el presbiterio, con deambulatorio y capillas circundantes. En el exterior se denotan los tramos cuadrados del edificio, remarcados con contrafuertes, como rasgo de repetición y uniformidad de la arquitectura cisterciense.
La abadía de Pontigny (1114, la abadía, 1140, la iglesia), es un ejemplo de la evolución al gótico. La planta basilical es alargada, con tres naves y un pequeño transepto. Se caracteriza respecto a Fontenay porque su nueva cabecera (1185-1210), ya semiesférica y gótica, tiene un doble deambulatorio lo que permite aumentar las capillas radiales (rectangulares). La nave central tiene bóveda de crucería, con pilares compuestos. Las naves laterales tienen bóvedas de arista. En la fachada hay ya arcos góticos. Pero el espíritu todavía era románico, austero.
Influencias y evolución de las formas de los monasterios.
En el siglo XIII se introducen progresivamente las técnicas góticas en los monasterios cistercienses, a medida que estos se extienden por Europa y se adaptan a las escuelas regionales. Una evolución que veíamos desde la románica Fontenay a la pregótica Pontigny. En Alemania la Orden introduce el Gótico, aunque con la pesadez germánica en el volumen y detalle, mientras que en Inglaterra hay más finura.
¿Hay un estilo cisterciense?
Es evidente que hay un programa artístico común, con un espíritu religioso muy homogéneo. Los historiadores discuten si esto supone un estilo propio. Para la mayoría no lo es (Yarza, Aubert), sino que es fruto de un periodo de transición entre el Románico y el Gótico. Pijoan opina que aún es un arte románico, debido a que sólo cumple la primera regla de este estilo en arquitectura.
- Uso de la bóveda de crucería.
- Uso predominante de arco apuntado u ojival.
- Contrarresto de los pesos de la bóveda con arbotantes.

 Estos dos últimos caracteres góticos no los tiene la arquitectura cisterciense. Para algunos autores cabría opinar que es un «gótico reducido» a las técnicas y a la luz del espacio gótico.

UD FUENTES.
Internet.
Documentales.
Exposiciones.
Libros.
Conant, Kenneth John. Arquitectura Carolingia y Románica 800/1200. Cátedra. Madrid. 1987 (1954). 556 pp.
Kubach, Hans Erik. Arquitectura románicaAguilar. Madrid. 1974. 432 pp.

Artículos. Orden cronológico.

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