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lunes, 8 de febrero de 2021

Comentario: El Greco y 'El entierro del señor de Orgaz' (1586-1588).

Comentario: El Greco y 'El entierro del señor de Orgaz' (1586-1588).


Descripción y datación.

El entierro del señor de Orgaz es una pintura de óleo sobre tela (4,8 x 3,6 m), expuesta en la iglesia de Santo Tomé en Toledo. A menudo se da a este noble el título de conde, puesto que el señorío de Orgaz, tras su fallecimiento, se convirtió en condado 

El Greco aceptó el encargo del capellán de la iglesia de Santo Tomé en 1586 y recibió detalladas directrices sobre cómo debía aparecer el milagro de la zona inferior del lienzo, pero solo una vaga descripción de la zona superior, la de la Gloria divina, en la que debía representar el Juicio y la aceptación en el Cielo del alma del señor de Orgaz. 



Análisis temático.



El cuadro narra con gran expresividad y fervor religioso una leyenda del siglo XIVdos siglos y medio antes de la pintura en la que llama la atención que los ropajes y elementos litúrgicos son los propios de finales del siglo XVI.

Es un milagro en el que san Esteban y San Agustín bajaron del Cielo para enterrar personalmente en 1327 a Gonzalo Ruiz de Toledo, fallecido hacia 1312 o 1323 según las distintas fuentes, entonces señor de la villa de Orgaz (Orgaz no fue condado hasta 1522), en la iglesia de Santo Tomé, como premio por una vida ejemplar de devoción a los santos, su humildad y sus obras de caridad.



En la parte inferior, el centro lo ocupa el cadáver del señor de Orgaz, curiosamente con una armadura lujosa, no humildemente envuelto en una mortaja o en un hábito de mendicante, como lo fue en realidad, que va a ser depositado en su sepulcro por dos santos del Cielo, san Agustín, uno de los primeros grandes teólogos católicos, y san Esteban, el primer mártir del cristianismo.

En la tradición bíblica el cuerpo es enterrado, devuelto a la tierra de donde salió, a la espera de ser transfigurado por la resurrección final. El cuerpo humano, que el Hijo de Dios ha tomado al hacerse hombre, ya no es la cárcel del alma, sino la materia animada por el espíritu, la materia que será definitivamente transformada en la resurrección.



Dos personajes nos miran de frente, invitándonos a observar el milagro: El Greco y su hijo, quien señala con su dedo al personaje central.

En el amplio cortejo fúnebre de la parte inferior se introduce una serie de extraordinarios retratos de prohombres de Toledo que figuraban entre sus principales apoyos y amistades, y que participan así del milagro. 

Entre el cielo y la tierra, el nexo es el alma inmortal del señor de Orgaz, figurada como un feto que es llevado al cielo por manos de un ángel, a través de una especie de vulva materna que le dará a luz a la vida eterna del cielo. La muerte aparece así como un parto, como un alumbramiento a la luz eterna en la que viven los santos. Trance doloroso, pero lleno de esperanza.
En la parte superior, el pintor describe el cielo, la vida feliz de los bienaventurados. Aparece Jesucristo glorioso, luminoso, vestido de blanco, entronizado como juez de vivos y muertos. Es el señor de la vida y de la historia de los hombres, y a su alrededor los bienaventurados le miran fascinados. Su capacidad de juzgar a los hombres con misericordia se ve reflejada en su rostro sereno y en su mano derecha que manda al apóstol Pedro, primer jefe de la Iglesia, a que abra las puertas del Cielo para el alma del difunto.

A su lado, la Virgen María acoge maternalmente el alma del señor que llega hasta el cielo, pues es, para los cristianos, el rostro materno de Dios. San Juan Bautista intercede por el difunto para que sea aceptado en el Cielo. A la izquierda unos santos se disponen en sucesión jerárquica y en la derecha san Pedro custodia las llaves. En el extremo inferior hay unos personajes del Antiguo Testamento, Noé, Moisés y David, que portan respectivamente el arca, las tablas de la ley y el arpa.

El conjunto del cuadro invita al espectador a la esperanza, al contemplar el misterio cristiano de que el hombre ha nacido para la vida, no para la muerte, que le llega no en solitario, sino con la compañía de Jesucristo, redentor del hombre, y de su Madre , que es también madre de los hombres, y además de todos los santos del cielo, sus hermanos mayores. Los hombres cristianos son miembros de una Iglesia que les acogerá también en el más allá.


Análisis formal.

El Greco pinta el cuadro en su plena madurez artística, con una unidad extraordinaria entre las dos partes en las que está dividido, resultando una composición con dos mitades horizontales. 

La parte superior, la del Cielo, en un estilo manierista tardío, muestra una fantasía y unas distorsiones mayores que las de la parte inferior, la del oficio fúnebre, que está más relacionada con la época veneciana de El Greco.

El lenguaje manierista del pintor se muestra en que no existe perspectiva en profundidad de la escena, sin suelo ni fondo, de modo que no sabemos si ocurre al aire libre o en el interior de una cripta; las figuras alargadas que ignoran los cánones convencionales y muestran cuerpos vigorosos representados en escorzos inverosímiles; los colores brillantes y ácidos, que si en la parte inferior son realistas, en cambio en la superior no se encuentran en la naturaleza y representan una concepción plenamente imaginaria del Cielo; y el uso arbitrario de las luces y las sombras para marcar las distancias entre los diferentes planos pues la luz surge de todos lados en la parte superior y en la inferior proviene de las vestiduras

En el cortejo fúnebre maravilla el realismo y la concisa penetración psicológica individual de la serie de retratos en tamaño real de nobles, caballeros y frailes toledanos, resultando el primer gran retrato colectivo de la historia de la pintura española.


Contexto histórico-artístico de El Greco (1541-1614).

Muchos autores han defendido que este cuadro es la obra cumbre del Greco, en la que mejor funde las influencias de su formación griega e italiana con la hispana que ha recibido en Toledo.

El Greco (1541-1614) es el principal pintor español del Manierismo, aunque de origen cretense y formado en Venecia, puesto que vivió largamente en Toledo y mostró mejor que nadie la religiosidad toledana. Los principales temas son el religioso y el retrato.
Sus rasgos principales son: el alargamiento extraordinario de las figuras para dotarlas de espiritualidad (con cabezas muy pequeñas), las ropas flotantes que aumentan la sensación de ingravidez y ausencia de peso de las figuras, los colores fríos (gris, violeta, gamas de verdes), la ausencia de un paisaje real (sólo lienzos de cielo, con luces de tormenta, extrañas como si fuera una visión irreal). 
Entre sus obras destacan El martirio de San Mauricio para El Escorial (que no gustó a Felipe II), El Expolio y, sobre todo, El entierro del conde de Orgaz. El retrato más famoso es El caballero de la mano en el pecho, de concentración en el rostro de mirada melancólica y en la mano.

FUENTES.
Internet.

Comentarios en blogs.

Documentales / Vídeos.


El Entierro del conde de Orgaz. 6:34. [https://www.youtube.com/watch?v=DLPslIBkXaQ]



El Entierro del señor de Orgaz. 19:51. [https://www.youtube.com/watch?v=t1KMhGv85Kk]



El Entierro del señor de Orgaz. 26:48. [https://www.youtube.com/watch?v=m1Jd7bddgT8]


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