Descripción y datación.
La vocación de San Mateo es un óleo sobre lienzo (338 x 348 cm) pintado en 1601 por Michelangelo Merisi, llamado Il Caravaggio por un lugar de su infancia en el Milanesado.
Matteo Contarelli (el nombre italianiza el francés de Mathieu Contreil), un importante cardenal francés, mandó reconstruir y decorar la capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los Franceses en Roma con la intención de ser enterrado allí. El templo era propiedad de la Corona francesa y allí se enterraba a sus diplomáticos y cargos eclesiásticos en Roma.
En vida encargó un completo programa de pinturas y esculturas dedicadas al santo que le daba nombre: San Mateo. La compra se efectuó en 1565 pero en 1585, año en que murió Contarelli, no se habían efectuado las decoraciones pertinentes, pero había dejado suficientes fondos económicos a su albacea, Virgilio Crescenzi, y los frescos de bóveda y paredes se encargaron al maestro de Caravaggio, Giuseppe Cesari, conocido como el Cavaliere d'Arpino (1568-1640), quien ejecutó algunos entre 1591 y 1593, pero D'Arpino estaba muy ocupado con otras obras así que finalmente, por mediación del cardenal Francesco del Monte, un admirador de Caravaggio, este recibió el 25 de junio de 1599 el encargo para los dos óleos laterales, la Vocación de San Mateo y el Martirio de San Mateo, que cobró ya en julio de 1600, y más tarde, se le pidió también la pala de altar central, titulado Inspiración de San Mateo (1602), también llamado San Mateo y el Ángel.
Martirio de San Mateo.
Inspiración de San Mateo.
Análisis formal.
Caravaggio es el maestro del naturalismo realista y el
tenebrismo en la pintura barroca europea.
El naturalismo de su pintura es de un acentuado
realismo. Pinta sus personajes en un entorno teatral muy simple, sin
adornos, sin correcciones idealistas, hasta el punto de eliminar casi todos los
elementos secundarios e incluso el paisaje en los exteriores con el fácil truco
de pintar nocturnos, por lo que apenas da importancia a la perspectiva
geométrica, aunque sí le salga con naturalidad una perspectiva aérea.
La esencia del tenebrismo se evidencia en este cuadro
de interior, cuya solución para crear un espacio creíble es muy sencilla,
recrear una penumbra en la que pocos detalles entrevemos, con una luz que crea
poderosos claroscuros, llenos de intención dramática.
Decapitación de Holofernes (1599).
Caravaggio ejecuta en la Vocación de San
Mateo una escena "de historia", como se denominaba entonces.
Esto es, no se trataba de un momento de acción concentrada y
simbólica, con solo una, dos o tres figuras y un fondo neutro perdido
en la oscuridad, como por ejemplo los lienzos anteriores de la Decapitación
de Holofernes o el Sacrificio de Isaac. Por el contrario,
debía realizar en esta obra monumental una escena más compleja en cuanto a
escenario, número de personajes, tiempo y significado de la acción.
Caravaggio resuelve estos problemas pintando la escena
desde una posición baja y, aunque el suelo solo se intuye, produce la sensación
al espectador de estar sentado en la primera fila de un teatro, en el que
contempla dos planos, el superior dominado por una ventana cerrada que incluye
la forma simbólica de la cruz y por la luz que inunda la escena, y el inferior
con los personajes.
En la escena sitúa hasta siete personajes y los
relaciona para que nos llegue el mensaje dramático con los gestos, las
actitudes, las expresiones, y la alternancia de luces y
sombras. Caravaggio refleja la vida cotidiana de su humilde entorno, por
lo que sus modelos no son aristócratas, clérigos o burgueses, sino gente sencilla
del pueblo, sean mendigos o prostitutas, campesinos o artesanos, o como aquí
unos rufianes de taberna como denota su vestimenta y la espada que porta uno,
todo lo cual lo refleja con una exactitud precisa, de modo que podemos
identificar la moda imperante entonces en Roma.
Significado.
Caravaggio presenta un escenario cerrado,
tal vez el interior de una típica taberna romana de finales del XVI que simula
ser la oficina de recaudación de impuestos de Cafarnaúm, aunque podría ser
también el exterior del edificio porque hay una esquina que lo sugiere.
En ese espacio indeterminado
dispone dos grupos de personajes.
Por la derecha irrumpen Jesús, presentado
como un simple vagabundo de pies descalzos, y san Pedro, situado de espaldas a
nosotros, le tapa casi por completo. Tras ellos la luz penetra a través de la
puerta iluminando sus espaldas así como los rostros de los recaudadores, los
pecadores publicanos, más allá, esto es Jesús actúa como un foco de luz que
rompe las tinieblas en una diagonal que apunta a Mateo. La cabeza en claroscuro
de Jesús parece flotar fantasmalmente en el lienzo y su mano derecha se alza en
un suave gesto tomado del Adán del fresco La Creación de Adán de
Miguel Ángel, acompañando la proyección de la luz que rasga el espacio
diagonalmente para alumbrar a Mateo.
Mateo es el personaje barbudo en medio de los cinco sentados, que se echa para atrás y, con una mueca dubitativa, mira a Jesús y se señala a sí mismo inquiriendo si es él a quien llama. Sabemos que de inmediato se levantará. Así lo contó él mismo, pasaba el Maestro por la calle y entonces: ‹‹Jesús vio un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: ‘Sígueme’, y Mateo se levantó y le siguió›› [Evangelio de san Mateo, 9:9]
The Calling of Saint Matthew by Caravaggio, San Luigi dei Francesi in Rome. Walter Breitenmoser. 18:07. [https://www.youtube.com/watch?v=azQJ3wvbDgE]
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