Las innovaciones se abrieron paso a veces con dificultad. Por ejemplo, el primer desnudo femenino integral, el de la Afródita de Praxíteles, fue rechazado por el primer comprador al que se lo ofreció, pero con el tiempo se convirtió en un clásico, miles de veces copiado. Lo mismo ocurrió con el género del retrato mediante cabezas, también una invención helenística, pues muchos las rechazaban porque parecían cabezas cortadas y preferían retratos de cuerpo entero; fueron los romanos lo que las pusieron de moda, porque era muy práctico cambiar solo la cabeza cuando se sustituía al emperador.
El blog trata temas de Historia del Arte y Arquitectura, para un uso pedagógico o divulgativo. Muchos artistas están en el blog Mirador por su relación con Joan Miró. El uso de textos y enlaces, imágenes y grabaciones, no tiene intención comercial y las reclamaciones se atenderían de inmediato. Google ha insertado cookies y se da aviso, según la normativa.
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martes, 24 de marzo de 2015
Arte romano.
ARTE ROMANO.
*Esta UD está ampliada para un nivel universitario.
Hay otra UD más resumida, para un nivel de Bachillerato, con las fuentes escritas y documentales. [https://iessonferrerdghaboix.blogspot.com/2013/08/ud-05-el-arte-clasico-ii-roma.html]
Índice.
INTRODUCCIÓN.
Un resumen.
Características generales.
Las influencias de las culturas del Mediterráneo.
Los grandes periodos.
ORÍGENES DEL ARTE ROMANO.
Culturas itálicas primitivas.
El arte etrusco.
Influencia del arte griego.
LA ARQUITECTURA.
EL URBANISMO.
LA ESCULTURA.
LA PINTURA.
EL MOSAICO.
LAS ARTES MENORES.
INTRODUCCIÓN.
Un resumen.
Eje cronológico del arte romano.
El arte romano es estrictamente deudor del arte griego, sobre todo en las artes figurativas. Si exceptuamos la extraordinaria capacidad de los romanos para las construcciones públicas, tanto la arquitectura como las artes plásticas de la antigua Roma, en el periodo republicano y en el imperial, se nutren básicamente de los precedentes griegos. Hasta el fin del imperio romano (siglo V dC), sea a través de las obras de los artistas griegos, sea por la imitación de estos, permanece inalterada la concepción estética, esencialmente humanista y antropomórfica, establecida por el arte helénico.
En la época de la República, el término romano se aplica prácticamente al arte realizado en la ciudad de Roma, que conserva la huella de su pasado etrusco. Poco a poco, el arte se liberó de su herencia etrusca, gracias a la expansión a través de Italia y el Mediterráneo y a medida que los romanos asimilaron otras culturas como la griega. Durante los dos últimos siglos antes del nacimiento de Cristo surgió una manera típicamente romana de construir edificios, realizar esculturas y pintar. Sin embargo, debido a la extraordinaria extensión geográfica del Imperio romano y a sus diversos pobladores, el arte y la arquitectura romanos fueron siempre eclécticos y se caracterizaron por emplear distintos estilos atribuibles a los gustos regionales y a las preferencias de sus mecenas. El arte romano no es sólo el arte de los emperadores, senadores y patricios, sino también el de todos los habitantes del vasto imperio romano, incluyendo a la clase media de los hombres de negocios, los libertos o plebeyos, esclavos y legionarios de Italia y sus provincias. Curiosamente, a pesar de que subsisten una gran cantidad de ejemplos escultóricos, pictóricos, arquitectónicos y decorativos, conocemos pocos nombres de sus artistas y arquitectos, pues, en general, los monumentos romanos se realizaron para glorificar a sus mecenas más que para expresar la sensibilidad artística de sus creadores.
El arte y la arquitectura de Roma marcaron una profunda impronta no sólo en el arte posterior de la edad media sino también en los periodos del Renacimiento y Barroco, e incluso en gran parte del arte contemporáneo que muestra algunos rasgos heredados del pasado romano.
Características generales.
- Apareció de repente, hacia los siglos III y II aC, por la rápida transformación de la sociedad republicana y la influencia del arte etrusco y, sobre todo, del griego helenístico, sin un intenso proceso interno de maduración.
- Se extendió por un inmenso territorio, sobre todo en el siglo II dC, cuando el Imperio Romano alcanzó sus máximos límites, desde las islas Británicas hasta el mar Caspio. Esto implicó una gran homogeneidad general que equilibraba la diversidad de caracteres regionales y, asimismo, una numerosa clientela, lo que explica la producción en serie de obras de arte, con un estilo estandarizado.
- Es un arte que sigue el modelo griego, pero sin su extraordinaria creatividad estética. La influencia etrusca
- Es un arte funcional, que busca sobre todo la funcionalidad o utilidad (utilitas).
- Cada arte tendrá su estilo: La arquitectura es funcionalista y por ello destaca su variedad tipológica para satisfacer las diversas funciones: templos, circos, anfiteatros, teatros, bibliotecas, termas, acueductos, arcos triunfales, columnas, palacios, tres tipos de viviendas... La escultura es realista (retrato). La pintura es ilusionista.
- A partir de la época republicana y, sobre todo, de la imperial, el arte romano representa la culminación del proceso evolutivo de las culturas urbanas mediterráneas, dando origen a un arte específicamente sincrético, como elemento de decoro, que encuentra su mejor marco en la ciudad, aunque también habrá un arte del medio rural.
- Está muy relacionado con la política, de modo que los cambios en la forma de gobierno en la capital, Roma, influyen profundamente en el arte: hay una gran diferencia entre el arte republicano (más austero y sencillo), y el arte imperial (más lujoso y monumental). Esta dualidad se repite, como los historiadores marxistas han alertado, entre, por una parte un arte plebeyo y popular, y por otra un arte áulico (de aula, entendida como sede del poder) y elitista.
Las influencias de las culturas del Mediterráneo.
El arte romano está muy vinculado al desarrollo de la Historia de Roma, desde su origen hasta la expansión por Italia y el Mediterráneo, adaptando las sucesivas influencias del arte itálico, etrusco, griego, púnico y oriental. Fue un proceso de cambio permanente, a través de modificaciones en el gusto artístico de las clases dominantes, al mismo tiempo que los contactos comerciales y las conquistas militares.
En una sociedad en la que priman los objetivos militares, el arte fue considerado al principio como ocupación impropia del ciudadano romano, en cuanto que trabajo servil, apropiado para las poblaciones conquistadas. Se limitó, pues, durante mucho tiempo, a la importación de obras de arte, producto del expolio, como botín arrebatado a sus enemigos, los etruscos del norte y los helenos de la Magna Grecia, hasta que dominada la península italiana, se lanzó a la conquista del Mediterráneo.
La influencia itálica y, sobre todo, etrusca perdura hasta la última época de la República, cuando entre la conquista de Siracusa (212 aC) y la de Corinto (146 aC) llegaron muchas obras de arte griego (especialmente helenísticas), a los templos y las colecciones de la aristocracia, difundiendo un estilo ecléctico. Pero sería un error creer que el arte romano es una imitación, ni siquiera una prolongación del arte griego, como tampoco el hombre romano es una imitación del hombre griego. Tras un período de adaptación y maduración vemos aparecer ya en el siglo I aC un arte romano genuino.
Pero esta autonomía no será igual en todas las manifestaciones, pues mientras es muy temprana en arquitectura y pintura no lo será tanto en la escultura, excepción hecha de los retratos. Las causas de esta diferencia estriban en que cuando se producen importaciones masivas de arte griego no pueden ser arquitecturas completas, salvo fragmentos o elementos como columnas o pedestales. Tampoco pueden importarse pinturas, ya que éstas suelen estar pintadas al fresco, es decir, sobre el propio muro. De este modo solo se llevan esculturas, vasijas, bronces, útiles y objetos de adorno. Por otra parte la organización urbana, social y religiosa exige nuevos planteamientos arquitectónicos y constructivos desconocidos por los griegos. Todo ello explica la relativamente escasa dependencia de la arquitectura latina respecto a la helénica.
Los grandes periodos.
El arte romano más primitivo comenzó con el derrocamiento de los reyes etruscos y el establecimiento de la república el año 509 aC. Se considera que el final del arte romano, y por consiguiente el inicio del arte medieval, llegó con la conversión del emperador Constantino al cristianismo y con el traslado de la capital del imperio desde Roma a Constantinopla en el año 330. Sin embargo, el estilo romano e incluso sus temáticas romanas paganas continuaron representándose durante siglos, a menudo bajo la impronta cristiana.
El arte romano se ha dividido tradicionalmente en dos periodos: el arte de la Roma republicana y el de la Roma imperial (desde el año 27 aC en adelante), con subdivisiones correspondientes a los emperadores más importantes o a las diferentes dinastías.
Actualmente distinguimos cuatro periodos: monárquico/etrusco, republicano, imperial clásico e imperial tardorromano.
- El monárquico-etrusco (siglos VIII-VI) es muy funcional, centrado en unas pocas construcciones y en las artes menores. Se asimila por sus características al arte etrusco.
- El republicano (siglos V-I aC) es austero y sencillo. Su gran momento de expansión comienza a finales del siglo III y en el siglo II, cuando se vence a Cartago y se obtienen enormes botines en el Mediterráneo. Se centra en Roma y sus alrededores, con edificios civiles y religiosos (de los que pocos han sobrevivido). Destaca la escultura realista.
- El imperial clásico o alto imperial (siglos I aC-II dC) es lujoso y monumental. El arte romano alcanza su máxima extensión territorial, con una gran homogeneidad de estilo. Los emperadores promueven un arte de propaganda del nuevo poder y lo difunden por las provincias. Es el arte romano “clásico”, con una gran calidad en el urbanismo planificado, la arquitectura funcional, la escultura del retrato realista y la pintura ilusionista.
- El tardorromano o bajo imperial (siglos III-V) es de técnica decadente y crecientemente monumental. Finalmente, la crisis del arte romano, desde c. 180, produce el arte tardorromano, caracterizado por reflejar la angustia existencial de una época crítica, por el progresivo abandono del naturalismo realista en favor de una tendencia idealizadora, muy hierática, y por la convivencia de un arte plebeyo y un arte cortesano al servicio de la imagen imperial. Apenas se construyen nuevas ciudades ni edificios monumentales (aunque se construyen todavía algunos edificios espectaculares); la escultura pierde su carácter realista y se desvanece la tradición helenística. Sólo se mantiene la gran calidad del mosaico, sobre todo en el siglo IV. Este proceso coincide con una grave crisis política, económica, social, cultural y religiosa, dando paso al poder de las provincias, a la civilización tardorromana y finalmente al cristianismo, con su arte paleocristiano, el arte bizantino y el arte bárbaro.
ORÍGENES DEL ARTE ROMANO.
Podríamos resumir las raíces del arte romano hasta comienzos del Imperio en los siguientes elementos:
‑ Culturas itálicas primitivas.
‑ Arte etrusco.
‑ Arte griego, tomado primero de la Magna Grecia y posteriormente de la propia Grecia.
Culturas itálicas primitivas.
Las tribus de ítalos mezcladas con etruscos, que constituyeron el núcleo de la primitiva Roma, eran mezcla de pastores belicosos y reposados agricultores y esta fusión resultó realmente afortunada para el devenir histórico de estas tribus. De un lado el carácter nómada de las tribus de pastores les impelía al movimiento y a la búsqueda inquieta de nuevos recursos, y por otra parte su sentido agrario les llevó, en principio, a organizarse para mantener su propio crecimiento. Aunque tenían estructuras sociales bien organizadas y avanzadas, no alumbraron tempranamente un arte propio. Es probable que sus intereses fuesen de orden más pragmático, como lo demuestra la temprana elaboración de sus estructuras administrativas y políticas.
Su influencia sobre el arte romano se centraría en la funcionalidad de la arquitectura y la iconografía de los dioses itálicos.
El arte etrusco.
La cultura etrusca determinará de un modo decisivo varios de los caracteres singulares del arte romano, como el ritual funerario o culto a los muertos, que conlleva el desarrollo de la escultura realista en los retratos y de la pintura ilusionista al fresco; el urbanismo planificado según el modelo del campamento; la arquitectura funcional en las murallas y las cloacas, con el uso habitual del arco y la bóveda como elementos constructivos; y la tipología de los templos romanos de planta rectangular.
La Loba Capitolina fundida en bronce, es una obra tanto etrusca como romana, y bien puede entenderse como el símbolo de ese traspaso de cultura que Etruria hizo a Roma.
Influencia del arte griego.
Cuando en el 509 a C es proclamada la República en Roma, el mundo helénico está alcanzando su apogeo cultural y artístico, y sin embargo los romanos no han conquistado aún su identidad como pueblo, o no tan definida como la que alcanzará en el imperio. Esto, por sí solo, ya explicaría la indudable y evidente dependencia, en su origen, del arte romano respecto del griego.
Al irse desplazando hacia el Sur y entrar en contacto con la Magna Grecia (sur de Italia, en las actuales regiones de Calabria, Basilicata y Apulia) y la isla de Sicilia pudieron admirar el refinamiento y belleza que había producido allí el helenismo, lo que sin duda les cautivó, más por lo que tenía de ostentoso que de bello.
Por otra parte, cuando Roma conquista Grecia, los conquistadores se asombran ante la comparación entre su propia y sencilla cultura y la extraordinariamente avanzada de los griegos. Entonces, cargamentos enteros de esculturas y aun de elementos arquitectónicos griegos se dirigen a Roma, adonde también multitud de artistas griegos son llevados como esclavos mientras que otros acuden voluntariamente para trabajar para la nueva y poderosa clientela. Se produce una verdadera colonización cultural de los vencidos sobre los vencedores, en un proceso de aculturación muy semejante al que el american way of life ha realizado en el siglo XX en las sociedades occidentales y más allá.
La expansión de los romanos fue relativamente rápida y en el siglo II dC su dominio alcanza la mayor extensión que había conocido imperio alguno. El hombre latino, el hombre de Roma, cree que su misión trascendente es la de gobernar, la de ordenar ese gran mundo que ha conquistado; se siente orgulloso de su destino. Piensa que la producción plástica, en lo que tiene de actividad manual, no es propia de la clase social que domina el mundo y cede esas tareas a extranjeros o esclavos, principalmente a talleres griegos, instalados frecuentemente en la propia península itálica. En estos talleres se realizarán centenares de copias de la plástica griega para los patricios acomodados. Y hoy, gracias a esas copias, conocemos la estatuaria de Grecia.
LA ARQUITECTURA.
Podemos hacernos una clara idea de la arquitectura
romana a través de los impresionantes vestigios de los edificios públicos y
privados de la Roma antigua y su territorio imperial, así como gracias a los
escritos de la época, como el De Architectura, un tratado en 10
volúmenes compilado por Vitrubio hacia el final del siglo I aC.
CARACTERÍSTICAS.
- Es una arquitectura práctica, funcional y
utilitaria, con un rango más eminente que las artes plásticas.
- Toma como primer modelo el arte etrusco y luego el
griego, aunque carente de su sentido religioso.
- Asume las técnicas empleadas por las culturas
anteriores, especialmente el arco y la bóveda de los etruscos.
- La arquitectura romana tiene la finalidad de
construir espacios interiores (sobre todo desde la época de Nerón), mientras
que la griega es racionalista y eleva muros visibles exteriormente para los
ciudadanos.
- Propone nuevos programas arquitectónicos, para
satisfacer las necesidades sociales, sin el predominio griego del templo, con
tipos como teatros, circos, basílicas, palacios, termas, puentes, acueductos.
- Surge la teorización, siempre con fines prácticos, en
la que destaca la obra de Vitruvio Los diez libros de la Arquitectura,
muy influyente en el Renacimiento.
- La decoración es muy rica y variada: vegetales
(acantos, rosetas, palmetas, guirnaldas sobre todo), bucráneos (cráneos de
buey), pintura, frontones arquitectónicos, mosaico. Al final del Imperio la
decoración se volvió más geométrica.
- Órdenes: se aplican los mismos órdenes griegos
(sobre todo el corintio), pero dotados de carácter propio o reinterpretados con
variaciones como dórico romano, con basa y sin éntasis; el toscano, una versión
etrusca del dórico, tan austero como este, de altura de 14 módulos (veces el
diámetro inferior), con basa ática simplificada, fuste liso con mucho éntasis,
y capitel dórico de molduras; y el compuesto (denominado así en el
Renacimiento), que surge en la época de Augusto de la fusión del orden corintio
(hojas de acanto y ábaco) y jónico (volutas y equino con óvulos), con una
proporción corintia. Es frecuente la superposición de órdenes en una fachada:
dórico, jónico y corintio de abajo arriba, como ocurre en el Coliseo.
- Un sistema arquitectónico nuevo. Mientras que Grecia utilizaba solo el sistema adintelado (arquitrabado), Roma utiliza también el abovedado, en construcciones mixtas (sobre todo teatros y anfiteatros) en las que se conjugan ambos sistemas, con tres
elementos a la vez: el arco y la bóveda del sistema abovedado de origen etrusco, más la estructura adintelada
griega.
- El arco tiene la forma general de medio punto.
- La bóveda para las cubiertas, con variedad de formas
(cañón, arista, cúpulas...). Desde la época de Sila se aplica la técnica
constructiva del hormigón, que permite obras colosales con bóvedas, como el Tabularium
(78 aC), el archivo oficial promovido por el dictador Sila.
- El dintel, tomado de los griegos, pero en novedosa
combinación con el arco (así a un arco con pilares le superponen un dintel
sobre columnas). Entre el trasdós del arco, el dintel y la columna hay una
enjuta (desnuda o decorada).
- Los materiales más usados son la piedra (no sólo el
mármol como en Grecia) para los edificios más relevantes, mientras que para el
resto se usaba el ladrillo y la gran innovación del hormigón o cemento (con
agua, cal, cascotes, piedras...), muy resistente, ligero y barato, que por su
aspecto de pobreza se compensaba con estucos, frescos y mosaicos, y que les
permitía levantar en poco tiempo grandes edificios.
Los materiales y métodos de construcción.
El principal material de construcción romano a partir
del periodo republicano, fue el sillar de piedra de cantería local, utilizado
junto con vigas de madera, tejas y baldosas cerámicas. La piedra elegida
variaba desde la toba y el travertino del centro de Italia al brillante mármol
blanco importado de Grecia y Asia Menor o, en tiempos de Julio César, desde
Luna (actual Luni, cerca de Carrara, Italia) y los mármoles polícromos traídos
desde las canteras de todo el mundo antiguo. A menudo se utilizaron finas
placas de mármol como revestimiento para cubrir las paredes construidas de
sillería o sillarejo ligado con mortero.
Los mármoles dieron esplendor a las construcciones
romanas, al igual que a los edificios griegos anteriores, pero la argamasa,
material equiparable al hormigón actual inventado por los romanos, les permitió
levantar edificios imposibles de construir con el anterior sistema de
estructuras adinteladas. El opus caementicium romano era una amalgama de
piedras informes, cal y polvo de piedra puzzolana (de origen volcánico), que suministró
a los arquitectos romanos los medios para cubrir espacios enormes con grandes
arcos y bóvedas, y liberar al diseño arquitectónico de los modelos rectilíneos
que se usaron en la arquitectura griega. Incluso tenían un cemento especial que fraguaba en el agua salada, lo que facilitó la construcción de puertos como los de Claudio y Trajano en Ostia para abastecer a la capital.
Las cubiertas concrecionadas hicieron posible la
construcción de los grandes anfiteatros y baños del mundo romano, así como la
cúpula del Panteón y algunos santuarios espectaculares en las colinas, como el
de Fortuna Primigenia en Palestina (finales del siglo II dC). Debido a que los
muros y cubiertas estaban hechos con moldes, los arquitectos comenzaron a
experimentar con configuraciones irregulares que proporcionaban un cierto
dramatismo al interior de los edificios. Aunque la argamasa romana podía ser
revestida con gran variedad de materiales, el ladrillo fue el más popular
durante el imperio. De hecho, durante los dos siglos anteriores a nuestra era,
el ladrillo llegó a ser apreciado por derecho propio como elemento de
construcción en las fachadas de los edificios. Las fachadas de argamasa revestida
de ladrillo se convirtieron rápidamente en el modelo favorito para los
edificios grandes como las insulae o casas de apartamentos, las termas y los horrea
o almacenes (como los horrea de Epagathius en Ostia, del 145 al 150 dC).
TIPOLOGÍA.
Roma era una ciudad que vivía para el ocio y el
espectáculo. Deportes, juegos, carreras, competiciones o luchas eran promovidos
por el poder público para atemperar las pasiones de la gente y para desempeñar
una función imperial en las ceremonias. Por ello, los edificios civiles,
generalmente destinados al ocio, también fueron muy numerosos. Su conservación
ha sido posible porque muchos fueron reutilizados durante los siglos
siguientes. Así, el teatro de Marcelo fue usado como viviendas de pobres hasta
el siglo XIX y otros edificios fueron reconvertidos en iglesias (el Panteón),
fortalezas (el castel de Sant'Angelo) o palacios.
Una serie de lecturas complementarias nos pueden hacer
comprender mejor la evolución de Roma, el costumbrismo popular (en las sátiras
de Juvenal), la vivacidad de sus ruidosas calles (Séneca), la majestuosidad del
emperador (de inmóvil hieratismo en sus entradas triunfales, como la de
Constancio II descrita por Amiano Marcelino), la multitud de villas costeras
(Plinio), la placidez de una vida en la que un hombre rico podía ver desde su
dormitorio el paisaje marino y la actividad de la pesca (Marcial).
TEMPLOS.
- El templo no es la tipología dominante en la
arquitectura como sí lo era en Grecia.
- Se reúne la influencia etrusca y griega. Se sigue
generalmente el modelo griego, pero a menudo se toman rasgos etruscos. En suma,
el templo romano fue el resultado de una combinación de elementos griegos y
etruscos: planta rectangular, tejado a dos aguas, vestíbulo profundo con
columnas exentas y una escalera en la fachada dando acceso a su alto pódium (a
veces llamado plinto). El templo modelo era el de Júpiter Capitolino, situado
en un extremo del Foro de Roma.
- Los romanos conservaron los tradicionales órdenes
griegos (dórico, jónico y corintio), pero inventaron o adoptaron otros dos: el
toscano, una especie de orden dórico sin estrías en el fuste y el compuesto,
con un capitel creado a partir de la mezcla de elementos jónicos y corintios.
- Hay gran variedad de plantas: rectangulares, circulares,
heterodoxas.
- El templo es de reducidas dimensiones.
- Se prefieren los tipos próstilo y seudoperíptero,
porque marcan una fachada principal.
- Se levanta sobre un alto podio, con una pequeña escalinata
frontal que da carácter principal a una fachada (el templo griego, aislado de
la ciudad, daba igualdad a las cuatro fachadas, mientras que el romano está
integrado en la ciudad y necesita una entrada principal).
- Lo rodea un peristilo (pórtico columnado) cerrado
por detrás y por los lados con intercolumnios, de manera que usualmente es
seudoperíptero.
- La pronaos se hace más profunda y desaparece el
opistodomos (el pórtico posterior, a veces un tesoro cerrado, de los griegos).
Templos republicanos.
Hay un notable eclecticismo.
En época republicana hay templos rectangulares: de
Cori, dórico, tetrástilo; de la Fortuna Viril, en el Foro Boario de Roma, jónico,
pequeño, seudoperíptero y tetrástilo; de Vesta en Tívoli (79 aC), y dos de
Vesta en Roma, uno de ellos sin entablamento.
Los templos rotondos, más simples, como el construido
hacia el 75 aC en Tívoli, cerca de Roma, basados en prototipos griegos (tholos)
de cellas circulares perípteras, fueron también populares, como uno de Vesta en
Roma.
Destaca por su composición el santuario de la Fortuna
Primigenia en Preneste, en varias terrazas adaptadas al desnivel, con rampas y
escaleras, con decoración teatral, bóvedas...
Templos imperiales: el Panteón.
Los templos imperiales (destinados al culto del
emperador) se caracterizan por la solidez y grandiosidad, como el de Augusto y Roma
en Nîmes (iniciado c. 18 aC, Maison Carrée). El capitel corintio se
generaliza entonces, con la variante del capitel compuesto. Los templos tenían
“tesoros”, que eran verdaderos museos de escultura, pintura y artes menores de
los mejores artistas de Roma, Grecia y Oriente. Los templos romanos no se
levantaron únicamente en el foro, sino que aparecen también a lo largo de toda
la ciudad y en el campo.
Destaca sobre todos el Panteón de Roma (118-128 dC),
construido tal vez por el arquitecto Apolodoro de Damasco (aunque no hay
seguridad documental al respecto) en su forma actual en época de Adriano; fue
erigido sobre un templo de Agripa, construido bajo el gobierno de Augusto, que
no tenía cúpula. Estaba dedicado a todos los dioses y creencias de Roma, como
símbolo de la Roma Universal, pero se desconoce su exacta función e incluso su
nombre en aquella época.
El Panteón introduce una gran novedad de la arquitectura
romana, sobre todo respecto a la griega: la valoración del espacio interior pues
daba cabida a los fieles para adorar a los dioses, además de tener
monumentalidad, naturalismo y perfecta técnica. Sus elementos principales son:
- Un patio porticado, que hoy ha desaparecido al ser
ocupado por las viviendas y la plaza.
- Un podio alto, hoy oculto al subir el nivel de la
plaza.
- Un pórtico octástilo doble, de columnas corintias.
El vestíbulo interior está dividido en
dos filas y tres naves, con cubierta a dos aguas. Está rematado con un
frontón, entonces adornado con relieves en bronce, que fueron despojados para
revestir el baldaquino de Bernini en San Pedro del Vaticano.
- Una inmensa cella circular y esférica (43,2 metros de diámetro y de
altura), sustituyendo la tradicional cella o habitación principal rectangular.
Cuenta con gruesos muros (8 metros
de ancho) que sostienen una gran cúpula semiesférica, coronada por un óculo (9 metros de diámetro). La
cúpula es de extraordinaria importancia en la Historia de la Arquitectura, pues
fue la mayor cúpula de Occidente hasta la de Miguel Ángel en San Pedro de Roma
y fue modelo de la de Brunelleschi en el Duomo de Florencia. Para aligerar la
cúpula en el techo hay casetones estucados y nervaduras, así como materiales
más ligeros en la parte superior (cerámica, piedra pómez). Las capillas
laterales refuerzan la obra y le infunden movimiento visual. No hay
contrafuertes.
- El amplio espacio interior estaba circundado por
nichos semicirculares y rectangulares alternados para las estatuas de los
dioses.
- El material es el cemento, con revestimiento de
bronce, mármoles. Se emplea el ladrillo para los arcos de descarga.
Templos imperiales en Hispania.
En España subsisten algunos restos arqueológicos de
templos de época imperial romana en las ciudades de Barcelona (templo de
Augusto, aunque sólo son unas columnas), Mérida (dedicado a la diosa Diana),
Córdoba (columnas de la calle Claudio Marcelo) y Sevilla (Hispalis e Itálica).
BASÍLICAS.
Las basílicas romanas albergaban las transacciones
comerciales y los procesos judiciales, pero este edificio se adaptó en tiempos cristianos,
convirtiéndose en la tipología de iglesia occidental con un ábside y un altar
al final de la nave mayor. Su origen es republicano, con el modelo de la stoa
griega o las salas reales sasánidas. Las primeras basílicas aparecen c. 184 aC,
para la administración de justicia y el comercio y se levantaron en el propio
foro romano, pero es en Pompeya donde se encuentran los ejemplos de basílicas
más antiguas y mejor conservadas (c. 120 aC).
- La basílica es el edificio de mayor influencia
posterior, sobre todo en el templo cristiano.
- Su planta es rectangular, de amplio interior en tres
naves, sistema adintelado en arcada, como si fuera un templo períptero al revés
(muro por fuera y peristilo por dentro), con un ábside para albergar el
magistrado.
Destaca la basílica de Majencio en Roma (h. 312 dC),
de enormes proporciones, y de la que subsiste el ala norte.
MONUMENTOS CONMEMORATIVOS.
Arcos de triunfo.
Pronto aparecerá el arco de triunfo, el símbolo
imperial por excelencia, por su fuerte sentido de autoafirmación y de culto a
la personalidad del emperador y de la utilización del arte como vehículo de
propaganda al servicio del poder. Los arcos de triunfo levantados en todas las
partes del imperio se destacan como uno de los monumentos más importantes.
Aunque casi ninguno de los grandes grupos escultóricos (a menudo cuadrigas) que
alguna vez remataron estos arcos ha subsistido, el propósito originario de
tales construcciones fue únicamente servir de soporte a la estatuaria
honorífica. Los arcos primitivos eran muy sencillos pero bajo Augusto y los
emperadores posteriores se fueron complicando. Con el tiempo se convirtieron en
verdaderos soportes propagandísticos, recubiertos con series extensas de
bajorrelieves, anunciando las victorias y las grandes hazañas de los
emperadores. Las imágenes solían representar acontecimientos históricos
concretos, pero frecuentemente se desarrollaron también temas alegóricos en los
que el emperador podía aparecer en compañía de los dioses o recibiendo el
homenaje de los pueblos conquistados.
Hay variantes de arco único, triple y cuádruple, de
los que hay numerosos ejemplos en Roma y las provincias.
- Arco único, de Tito en el foro romano (c. 81 dC). En
los dos bajorrelieves del arco de Tito se representa el desfile triunfal del
emperador, en Roma para festejar la conquista de Jerusalén (con los tesoros del
gran templo), y guarda proporción en los pilares y el arco de medio punto, los
frisos con rica escultura en los frontales y la bóveda interior.
El arco de Trajano (114) en Benevento, sur de Italia,
con 14 placas.
- Arco triple, de Tiberio (25) en Orange (Provenza),
con un arco mayor en el centro, y que se decoró con representaciones de las
tropas militares y de los prisioneros fronterizos, escenas de los romanos luchando
contra los galos, escudos y armas de los prisioneros. El de Septimio Severo
(204), con los pilares centrales horadados transversalmente. Destaca el de
Constantino (315), erigido cerca del Coliseo en Roma, que presenta una mezcla
de relieves reutilizados de monumentos más antiguos (un signo de decadencia) y
otros realizados especialmente para dicho arco. Los medallones y frisos
muestran una gran cantidad de temáticas, incluyendo escenas de batalla,
sacrificio y distribución de dádivas. En los relieves antiguos la cabeza de
Constantino fue labrada en sustitución de las de sus predecesores. Esta
remodelación de los relieves antiguos fue algo corriente en la Roma imperial,
pues los monumentos de los emperadores condenados a título póstumo por el Senado
(damnatio memoriae) fueron modificados o destruidos.
- Arco cuádruple, con cuatro pilares cubiertos con cúpula
o bóveda de arista. Destacan los de Marco Aurelio en Trípoli y el Boario en
Roma.
Una variedad es el tetrapilono triple, con ocho
pilares formando tres espacios cuadrados, como el de Diocleciano en Salónica
(300).
En España hay monumentos conmemorativos: un arco en
Bará (en Tarragona), triple en Medinaceli (en Soria) con un arco central más
grande flanqueado por otros dos de menor tamaño, cuádruple en Caparra (finales
del siglo I dC, en la ciudad antigua de Capeta, cerca de Cáceres).
Columnas triunfales.
Ocasionalmente se levantaron también columnas triunfales
conmemorativas historiadas, con frisos de bajorrelieves en espiral, relatando
con gran detalle las campañas militares de los romanos, en forma de episodios
históricos. Probablemente los antecedentes que querían imitar fueron uns hitos conmemorativos que se instalaban en el Foro con relieves y textos sobre victorias; a veces
La mayor es la del foro de Trajano (113) de Roma,
levantada por el arquitecto Apolodoro de Damasco, que describe las actividades
del ejército romano en su guerra contra los dacios, en la frontera danubiana
septentrional del Imperio (actual Rumania). Es un pedestal funerario, de 30 m de altura, con 250 metros de relieves
figurativos de la guerra dacia, en una historia gráfica de extraordinario
realismo; Trajano fue enterrado en una urna de oro en una cámara bajo el
pedestal de la columna.
Otras columnas destacadas son las de Antonino Pío y
Marco Aurelio en Roma.
Altares monumentales.
También se construyeron altares con esculturas de
dioses y héroes, en homenaje a hechos importantes o para glorificar a los
personajes. Así, Pompeyo y César construyeron dos altares en la misma frontera
de Hispania y Galia.
Augusto construyó el Ara Pacis (13-9 aC) de Roma,
austero monumento a la Paz Romana, con excelentes relieves de figuras de la
familia imperial y los dioses, más un friso continuo de adornos florales. Los
relieves celebran el inicio con Augusto de la pax romana, la gran época de paz y prosperidad del Imperio romano.
ARQUITECTURA FUNERARIA.
La tumba sepulcral fue un tipo de construcción que
casi siempre estaba emplazada fuera de la urbe propiamente dicha. Las tumbas
romanas, levantadas generalmente junto a las calzadas principales de entrada a
la ciudad, tuvieron una extraordinaria variedad formal porque reflejaron los
gustos personales de sus promotores y porque su función, alojar los cuerpos o
restos incinerados de los muertos, podía adecuarse a cualquier forma.
Adopta muchas formas, a medida que la incineración fue
sustituida paulatinamente por la inhumación. Destaquemos:
- La excepcional pirámide de Cayo Cestio en Roma (15 aC).
- Túmulos turriformes. La denominada Tumba o Torre de
los Escipiones (primera mitad del siglo I dC) constituye uno de los mejores
sepulcros conservados en la Hispania romana. Localizado cercano a Tarragona,
presenta un aspecto de torre con cuerpos superpuestos, en los que se colocaron
esculturas del dios Atis y bajorrelieves que quizás representan a los difuntos
para los que se realizó el monumento, supuestamente rematado por una pequeña
pirámide.
- Templetes. Se erigieron también grandes tumbas verticales,
como la realizada en honor de la familia patricia de los Julios en Saint-Rémy
de Provenza (la antigua Glanum, Francia). Su mausoleo, construido hacia el 25
dC, consiste en una gran base bajo un cuerpo de cuatro arcos y un pequeño
templo circular rematado por dos estatuas.
- Imitaciones de arcos triunfales.
- Tumbas con representaciones realistas como la de un
próspero panadero, Marcus Virgilium Eurysaces (h. 15 aC), que decoró su tumba
con un friso de una panadería, en el que se detallaban las diferentes fases de
la cocción del pan.
- Los sepulcros provinciales también podían estar
horadados en las laderas de las montañas (al modo de los hipogeos egipcios),
con portadas monumentales talladas en los taludes de piedra, como en la
necrópolis romana de Petra (actual Jordania).
- Las personas con menos recursos, los plebeyos y
libertos en particular, fueron enterrados en tumbas comunales llamadas columbaria,
en las que las cenizas de los fallecidos se depositaban en urnas cinerarias en
alguno de los innumerables nichos diferenciados por una simple inscripción.
De este último tipo derivan las famosas catacumbas,
tumbas subterráneas que se disponían en pisos, a lo largo de kilómetros. Muy
usadas por los cristianos y judíos, se popularizaron en el siglo II dC. En
ellas a veces había algunas capillas familiares, dedicadas al culto secreto.
Destaca además el modelo de tumba “imperial”, en forma
de gigantesco túmulo cilíndrico, como la Tumba de Cecilia Metela (30 ac), la
nuera del rico político Craso.
El emperador Augusto construyó su propio mausoleo en
Roma entre los años 28 y 23 ac, un gigantesco (75 metros de diámetro) tambor
macizo coronado por un túmulo, recordando los sepulcros de tierra de la época
etrusca. Fue la tumba de Augusto y la familia Julia.
El emperador Adriano erigió en el otro lado del Tíber
un mausoleo aún mayor, construido para él mismo y sus sucesores (135 dC-139
dC), que en el siglo V se transformó en el castillo de Sant'Angelo.
ARQUITECTURA LÚDICA.
El pueblo romano era amante del ocio y de las
diversiones, y desarrolló una arquitectura recreativa especializada en los
diversos espectáculos, a una escala monumental.
Teatros.
Los teatros romanos aparecieron por primera vez al
final del periodo republicano. Se inspiran en el teatro griego, pero el teatro
romano era, en comparación con el griego, exento, más unitario y cerrado,
incluso con una lona superior. A diferencia de los teatros griegos, situados en
pendientes naturales, los teatros romanos se construyeron sobre una estructura
de pilares y bóvedas y de esta manera pudieron ubicarse en el corazón de las
ciudades. Además, tanto cavea como su orquestra son semicirculares, a
diferencia de la orquesta griega, más alargada (la griega se califica como
ultrasemicircular, por exceder del semicírculo; incluso podía ser circular).
Tienen tres partes: orquestra, cavea y escena.
- La orquestra es un foso semicircular. Es más
reducido que en el teatro griego porque en Roma el coro era menos importante.
- La cavea es un área semicircular circundante de
asientos dispuestos en gradas organizadas jerárquicamente (los patricios y
caballeros en la cavea inferior o ima, y los plebeyos en la media y la
superior o summa) y se eleva artificialmente (aunque hay ejemplos en las
provincias en los que se aprovechó una colina como en Grecia), con puertas
(vomitoria) y pasillo abovedados.
- La escena es un alto escenario monumental y cerrado
con una fachada, sobre una plataforma rectangular alta, y tiene pasillos
laterales abovedados (a diferencia de Grecia). Se dividía en proscenio (parte
delantera), escena (donde actuaban los actores) y postcenio (parte trasera).
Destacaba como modelo el de Marcelo en Roma, circular,
con dos series de arcadas superpuestas, dórica la inferior (en la forma
modificada del orden toscano), jónica la superior. Los teatros fueron populares
en todos los lugares del Imperio. Podemos encontrar ejemplos impresionantes en
Orange (principios del siglo I dC, Francia); Arlés (Francia), que sigue el modelo del de Marcelo; Sabratha
(finales del siglo II dC, Libia)... Los teatros de Itálica y de Mérida fueron
realizados en tiempos de Augusto y de Agripa, respectivamente. El de Mérida,
aunque presenta diferentes fases constructivas, destaca por su pórtico a modo
de gran fachada trasera del escenario (frons scenae) del siglo I dC y
por su orquestra semicircular.
Anfiteatros.
Los anfiteatros (literalmente, teatros dobles)
tuvieron planta elíptica con una pista (arena) central y un graderío alrededor
similar al de los teatros. Algunos tienen forma circular. Resultan de la fusión
de las formas de dos teatros unidos por la escena, con grandes dimensiones. La
arena se destinaba a los espectáculos en los que se celebraban combates entre
gladiadores y animales, las naumaquias, etc.
Hay dos tipos: el republicano y el imperial. El
republicano es macizo, con grandes muros de sillería y rellenos en los que se
disponen gradas para el público; ejemplos son los de Pompeya, Mérida y Córdoba.
El imperial es un modelo basado en bóvedas y su ejemplo máximo es el Coliseo de
Roma.
El Coliseo (Colosseum) de Roma (h. 71-82), fue
construido por la dinastía Flavia, por lo que fue llamado Anfiteatro Flavio,
para celebrar los juegos y espectáculos públicos (panem et circenses).
Lo comenzó Vespasiano h. 71, lo inauguró Tito en 80 y
lo terminó Domiciano en 82, con el añadido del cuarto piso. Podía albergar
50.000 espectadores en un graderío dividido en sectores (para grupos sociales,
arriba los plebeyos), de gran planta ovalada (también se puede calificar de
elipsoidal o ligeramente elíptica), con 76 entradas, arcadas (80 arcos) con
superposición de tres órdenes (dórico, jónico, corintio; esta combinación tuvo
un inmenso éxito en la historia de la arquitectura) más un altísimo parapeto
(50 m de altura) de cinco pisos. El edificio sufrió la caída de un rayo en 217,
que causó un incendio que afectó la estructura, hasta que fue restaurado en
238. El 404 se prohibieron los juegos de gladiadores, bajo el emperador
Honorio, y el último espectáculo se celebró en 523, bajo el reinado del
ostrogodo Teodorico. Sufrió graves daños por terremotos en 442 y 508, y otros
dos en 801 y 847, convirtiéndose varias partes del edificio en fortaleza,
iglesia… e incluso en cantera hasta que se prohibió en 1749.
Se levanta en el lugar del lago de la villa de Nerón,
aprovechando el vacío para los cimientos y cámaras subterráneas, y tomando el
nombre del Colosso, estatura gigante de Nerón, que permaneció varios siglos en
el lugar, cambiando su cabeza por la del dios Helios. La arena era elíptica (87
x 54 m ) y
en ella había peleas de fieras y gladiadores, en escenografías teatrales. El
edificio se sostiene en contrafuertes ocultos bajo la cavea, no sobre una
pendiente como un teatro griego. Su sistema constructivo combina los sillares
de piedra escuadrada y el hormigón, el arco y la bóveda. La planta se podía
cubrir con un enorme toldo (manejado por 100 marineros del puerto de Miseno,
que residían en un cuartel vecino) que se apoyaba en mástiles de madera
anclados en la cornisa exterior. En los vanos de los arcos había estatuas. Era
excelente la distribución de los espectadores con escaleras interiores.
Se calcula que murieron unas 700.000 personas entre
sus muros, en sangrientos espectáculos.
El más antiguo conocido es el italiano de Pompeya (75
ac). Otros anfiteatros importantes son los de Verona, Cartago, Arlés, Nimes
(hoy todavía se usa como una plaza de toros) y Pola.
En la Hispania romana destacan los anfiteatros de
Córdoba, Mérida (el mejor conservado, junto al de Pompeya), Tarragona e
Itálica.
El anfiteatro de Córdoba fue descubierto en 2003 por
los arqueólogos Juan Murillo y Mahudillo Moreno, detrás del edificio de la
Facultad de Veterinaria. Del siglo I dC, sigue un modelo republicano, de
volumen macizo, y fue probablemente el tercero en tamaño del imperio, detrás
del Coliseo de Roma y del de Cartago, pues su eje máximo mide 178 metros,
cuatro más que el de Itálica de Sevilla, para un público entre 30.000 y 50.000
personas. Tenía una altura de 15
a 20 metros, de los que quedan unos cuatro. Fue
abandonado en el siglo IV coincidiendo con la crisis de los espectáculos de
gladiadores, prohibidos por los sucesores de Constantino, registrándose unos
asentamientos ya en este siglo, y en los siglo IX y X se superpuso un arrabal
musulmán. Fue intensamente expoliado para reutilizar sus materiales. Se han
hallado 20 inscripciones lapidarias de gladiadores, la serie más numerosa tras
la de Roma, y una placa que marca la reserva de localidades de una familia de
la curia romana.
Circos.
Los circos o hipódromos se construyeron también en las
ciudades más importantes. Tienen forma de un enorme rectángulo alargado, con
extremos en semicírculo y segmento de arco, para las carreras de carros, con
una pista de arena, una spina (eje axial) y las gradas. Destacaba el
Circo Máximo, al sur del Palatino, iniciado en tiempos de Calígula. La plaza
Navona de Roma ocupa el lugar de un circo que fue construido durante el imperio
de Domiciano (81-96).
En Hispania hay circos notables en Mérida, Sagunto y
en las ciudades de Tarragona, Sagunto y Toledo pueden hoy día contemplarse
algunos restos de antiguos circos romanos.
Estadios.
Para las competiciones deportivas, son grandes
espacios abiertos, generalmente de forma rectangular, con gradas bajas a uno o
varios lados. Había edificios anejos, especializados en funciones similares:
gimnasios y palestras.
Odeones.
Para los espectáculos musicales, tenían habitualmente
la forma de pequeños teatros, los cuales a menudo tenían un uso tanto teatral
como musical.
Bibliotecas.
Había bibliotecas en muchas ciudades. Destacan las
ruinas de la de Adriano en Atenas, y parece que las dos de Trajano en su foro
romano, una griega y otra latina, estuvieron entre las mayores de la historia
romana.
Termas.
Las ciudades grandes, como las pequeñas, tuvieron
baños públicos o termas (thermae). Bajo la república se completaron
generalmente con un vestuario (apodyterium) y habitaciones para bañarse
con agua, que eran: frigidarium, tepidarium y caldarium
(para el agua fría, templada y caliente), junto a una zona de ejercicios, la
palestra. Las termas cerca del foro de Pompeya (75 aC) son un ejemplo excelente
de los modelos más antiguos.
En el Imperio estas estructuras modestas se volvieron más
grandiosas. Las termas de época imperial eran un gran conjunto de edificios,
destinados al aseo, ocio, cultura y descanso corporal y mental, con baños,
gimnasios, jardines... Su servicio era esmerado aunque su precio era
relativamente modesto y al final incluso será gratuito. Era un centro de la vida
ciudadana, artística y cultura, para conversar y relacionarse, con numerosos
servicios, desde el comercio de perfumes y los masajes hasta la prostitución.
Era tanta su popularidad que llegaron a establecerse turnos (de hombres y de
mujeres, de mañana y de tarde usualmente, como en el Islam) para su disfrute.
El equipamiento era complejo y costoso, con grandes obras de infraestructura y
numerosos empleados, un gran consumo de combustible para la calefacción del
agua a diversas temperaturas.
Las termas imperiales más enormes eran las de Trajano,
Caracalla y Diocleciano en Roma, con grandes y sólidas bóvedas adornadas con
casetones.
Las termas de Caracalla (c. 217) en Roma tenían
incluso bibliotecas, pinacotecas, tiendas y enormes espacios públicos
abovedados, decorados con estatuas, mosaicos, pinturas y estucos. Tenían una
precisa regulación, con simetría en todos los edificios, de gran diversidad
arquitectónica, y bellos efectos de luz (incluso mejores que los de una catedral
gótica), con las numerosas ventanas y los mármoles humedecidos por el vaho
dando transparencias y tornasoles de incomparable riqueza.
Las termas de Diocleciano eran incluso más monumentales.
En el recinto termal, una iglesia renacentista, Santa Maria de los Ángeles,
construida por Miguel Angel, ocupa tan sólo una de las gigantescas
habitaciones.
Jardines y ninfeos.
También eran importantes en Roma los numerosos
jardines públicos, a menudo ornados con obeliscos que se asociaban a relojes de
sol, como el famoso de Augusto. El jardín se cuidaba con esmero. Macetas y
rosales se encajaban en el suelo para que las raíces penetraran en él. La
disposición podía ser simétrica o caprichosa. Se ha conseguido reconstruir la
disposición de los setos vivos de flores mediante el estudio de las raíces.
Los ninfeos eran jardines con estanques, generalmente
en las afueras. Se acostumbraban a hacer allí las fiestas de desponsorios.
Destaca el ninfeo de Lúculo.
Las tiendas y los mercados.
Los edificios lúdicos y las tiendas estaban
diseminados por toda la ciudad de Roma. Generalmente las tiendas eran unidades
de una habitación (tabernae) abiertas a las aceras de la calle. Muchas
tiendas, incluyendo las que asociaban el molino con la panadería, se conservan
aún en Pompeya y en otros lugares.
A veces, se construyó un complejo unificado
de tiendas, como los mercados de Trajano (98-117) en la colina del Quirinal en
Roma, que incorporaron numerosos locales comerciales (tabernae) en diferentes
niveles y grandes vestíbulos abovedados de dos pisos.
Calzadas, puentes, acueductos, cloacas, puertos.
La ingeniería romana era de gran calidad, gracias a
los materiales y el progreso matemático. Entre los diversos proyectos de
construcciones públicas de los romanos, la red de puentes y calzadas que
facilitaron la comunicación a través de todo el imperio y los acueductos que
traían el agua a las ciudades desde los manantiales cercanos son los más extraordinarios.
Las calzadas eran de enorme longitud y excelente
técnica en su construcción. En España había dos principales: la vía occidental
de la Plata en sentido N-S y la hercúlea por la costa mediterránea. Las
numerosas y bien cuidadas vías de comunicación eran vitales para la integración
política y económica del Imperio. En Mallorca había una entre Palma y
Pollentia, de la que aún quedan algunos restos junto a la carretera que une
Palma y Alcudia, y que en gran parte fue utilizada hasta el siglo XIX.
Los puentes eran de sólidos sillares, con pilares y
arcos de medio punto, y tajamares que cortan el agua del río. En Hispania
destacan los de Mérida, Córdoba y Alcántara. El de Mérida es largo, con muchos
arcos sobre pilares chatos. El de Córdoba ha sido demasiado restaurado. El
mejor conservado es el puente de Alcántara sobre el río Tajo, en Cáceres (España),
que puede ser considerado como una gran obra de ingeniería, gracias a la
combinación del arco y la bóveda, con 6 arcos y una altura de 48 metros . Fue construido por
el arquitecto Lacer en tiempos de Trajano y cuenta con un pequeño arco de triunfo
en el centro y un templete en un extremo.
Los acueductos portaban el agua a las ciudades, por
acequias o por elevación, con gigantescas edificaciones de sólidos sillares,
con pilares y arcos de medio punto. No necesitaban argamasa, sino que eran
sillares y piedras regulares encajadas hábilmente unas en otras. Destacan los
de Pont du Gard (19 dC, cerca de Nîmes, Provenza), Tarragona y Segovia (siglo I
o principios del II), que aún se yergue y está formado por dos series de
arquerías (118 arcos en su totalidad), superpuestas en dos niveles por robustos
pilares de granito, y los acueductos de los Milagros y de San Lázaro en Mérida.
Las cloacas, como la Cloaca Máxima de Roma, de clara influencia
etrusca.
Los grandes puertos de Claudio y de Trajano en Ostia.
ARQUITECTURA MILITAR.
Los romanos desarrollaron una variada arquitectura e ingeniería militar, que se manifiesta sobre todo en las fortificaciones, en las que cabe distinguir las murallas de las ciudades, que se construyen sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo II dC ante la amenaza de invasiones, entre las que destaca la de Aureliano en la misma Roma. Se caracterizan por los paramentos de sillares, las torres almenadas y las puertas monumentales, entre las que es excepcional por su buen estado de conservación la Porta Nigra de Tréveris.
Las murallas de las ciudades y destacan las de Roma construidas por Aureliano h. 270. Las murallas de las fronteras, los limes, eran menos elaboradas y destacan por su extensión el muro de Adriano en el norte de Britania y el limes germánico entre el Rin y el Danubio.
Levantaron para sus campañas militares largas calzadas, numerosos puentes de los cuales los más famosos fueron el del Rin que mandó construir César, y el del Danubio que Apolodoro construyó para Trajano, y un sinnúmero de campamentos (castra) para sus legiones y guarniciones, que a menudo originaron ciudades, como revelan las excavaciones en Hispania: Barcelona, Zaragoza, Palma, León, Lugo..., con su cuadrícula regular, con foro en el centro y las calles de cardus (norte-sur) y decumanus (este-oeste).
ARQUITECTURA DOMÉSTICA.
La vivienda particular, como célula viva del tejido urbano, tuvo gran importancia desde el punto de vista arquitectónico, agrupándose en barrios en torno a los foros, generalmente por clases sociales y ocupaciones.
Domus.
Es la casa familiar urbana, con varios tipos regionales (por ejemplo la domus pompeyana en Pompeya), generalmente con la sucesión axial de elementos:
- Atrio, con un impluvium interior y compluvium superior.
- Tablinum, la habitación principal.
- Peristilo: un huerto (hortus) columnado.
- Habitaciones a los lados (alae) dispuestas simétricamente, en número variable, para dormir, los esclavos, la cocina, el taller-tienda (taberna). A menudo había dos pisos.
Insula.
Es la casa urbana plurifamiliar de varios pisos, con un patio central (Roma, Ostia). Podía alcanzar enormes alturas y era peligrosa por su endeblez y los incendios.
Villas rurales.
Se dedican a las actividades agrarias o a la residencia lujosa (la villa de Piazza Armerina en Sicilia). Adoptan la estructura de la domus, pero con mayor espacio, y elementos específicos para la agricultura como graneros, bodegas, lagares o establos.
Palacios.
De los emperadores, como la Domus Aurea de Nerón y la Domus Flavia en Roma, el de Villa Adriana en Tívoli y el enorme de Diocleciano en Spalato, una de las últimas grandes obras de época pagana. Generalmente son monumentales, con una sucesión de domus lujosas.
URBANISMO Y CONCEPCIÓN DEL ESPACIO.
CARACTERÍSTICAS.
La concepción del espacio: el espacio interior.
Si el griego es creador de volúmenes antes que de espacios, el romano concibe el espacio como algo interno, como algo en lo que él se siente inmerso.
Evolución del urbanismo: del irregular al regular.
Las primeras comunidades itálicas tenían, naturalmente, carácter agrario y por ello sus primeras ciudades se pliegan a la orografía sin un plan determinado. Es un urbanismo irregular. En el caso de Roma se origina así un entramado de calles que resisten mal las necesidades de una ciudad cada vez más grande, a medida que muchos campesinos sin tierras, comerciantes, artesanos, etc., llegan a la ciudad, atraídos por su poder y su enorme mercado. Al mismo tiempo, los miembros de la nueva aristocracia se enriquecen, en su mayor parte, en Oriente y se familiarizan con los sistemas capitalistas que caracterizan el mundo helenístico. La civilización agraria romana se convierte así en una civilización urbana que sigue un sistema capitalista y genera el ensanchamiento de las ciudades; Roma y otras ciudades inicialmente agrícolas como Alejandria, Antioquía, Éfeso, Lyon... crecen sin un trazado lógico.
El mejor ejemplo es Roma, una inmensa ciudad irregular que se monumentaliza en el Imperio, pero sin que se pueda planificar su crecimiento ni solucionar sus enormes problemas de tráfico, ruido, incendios, alcantarillado, residuos...
Por contra, en las ciudades nuevas se emplea el modelo regular. Los romanos adoptan el sistema de cuadrícula que ya había impuesto Hipodamos en Grecia en el siglo V aC, porque ofrece soluciones rápidas y claras en las nuevas urbes. Este sistema es mucho más notorio en aquellas ciudades originadas en un campamento militar, pues así se podían mover con la misma celeridad en cualquier dirección. La adopción de esa organización en las ciudades es sin duda la aportación más importante de los romanos al urbanismo.
Planificación de la nueva ciudad regular.
En las provincias se fundan numerosas ciudades de trazado regular (reticular), con el modelo del castrum (campamento militar, en el que se manifiesta el carácter militar de la civilización romana). La agrupación urbanística queda referida a dos grandes ejes, la via decumana (brazo Este‑Oeste) y el cardo (brazo Norte‑Sur) que se cruzan, más otras calles secundarias, formando una cuadrícula; en su interior se encuentra el Foro y alrededor los templos y la basílica, el teatro, etc. Muchas de las calles principales se adornaban monumentalmente con columnatas o soportales, según el modelo helenístico; protegen del calor y del frio, y se multiplican en las ciudades coloniales en donde las condiciones climáticas exigían una mayor protección de los viandantes. Ejemplos notables son Timgad (Argelia), León y Mérida.
Elementos de la ciudad: los foros.
El principal elemento de la ciudad son los foros, que son los conjuntos urbanísticos que funcionan como grandes centros de la vida política, económica y social al reunir los edificios religiosos y civiles más importantes de la ciudad, con las tribunas de oradores, pórticos, templos, basílicas, arcos triunfales, edificios de oficinas, mercados... Generalmente los foros se sitúan en el centro aproximado de la ciudad; derivan del ágora griega y no deben confundirse con el patio o plaza principal, que estaba en el foro, como un elemento central de la reunión y la comunicación.
The Forum of Trajan. SmartHistory. 6:00. [https://www.youtube.com/watch?v=y-IAOPxkNWo]
Destaca el Foro de Roma (un conjunto de 17 foros), en el cual Julio César y los emperadores construyeron sus propios foros (imperiales): Julio (de César), Augusto, Templo de la Paz (de Vespasiano), Transitorio (Nerva) y, sobre todo, el monumental de Trajano, obra de Apolodoro de Damasco, con un eje axial que comienza en un arco de triunfo, un patio (188 x 89 metros) con la estatua ecuestre de Trajano, exedras a los lados, basílica al fondo y columna conmemorativa entre dos bibliotecas (griega y romana), y al final un templo en una plaza semicircular. Envolviendo a una exedra lateral está el inmenso mercado, excavado en la colina del Quirinal, en forma semicircular en tres pisos, con más de 150 comercios.
Los barrios residenciales bordean los foros, y en ellos reside la población, a veces con pequeños núcleos en cada barrio con mercados, templos, termas, etc. Generalmente se sitúan en las afueras o los extremos de la ciudad los grandes edificios de espectáculos, debido a que necesitaban unos amplios espacios. Pero hay excepciones, como el Coliseo de Roma.
LA ESCULTURA.
La escultura romana se caracteriza por el realismo y la funcionalidad. Los materiales más importantes son el bronce (su posterior reutilización nos ha privado de miles de grandes obras de la Antigüedad), el mármol (muchas estatuas fueron fundidas para cal o reutilizadas como material de construcción) y la terracota.
El influjo etrusco y griego.
Hay un fuerte influjo etrusco y griego:
- El primer antecedente es el influjo etrusco, que aporta el realismo y la funcionalidad funeraria, y a su través llega la influencia indirecta de la escultura griega arcaica y clásica. Famosas obras de broncistas etruscos son la Loba del Capitolio y el busto de Junio Bruto. La tradición etrusca (realista) de representar a los muertos como si estuvieran vivos, se conservó a través de las mascarillas funerarias de cera que los romanos guardaban de sus antepasados. Otro rasgo que pervivió fue el gusto por las pequeñas estatuillas de bronce y terracota, con carácter familiar o divino, que coleccionaban casi todas las familias pudientes para embellecer las casas.
- Posterior es el influjo griego directo, pero ya en el siglo II aC es dominante, hasta el extremo de que la mayoría de las obras griegas nos han llegado en copias de época romana. La influencia griega fue siempre muy importante (más que en las otras artes), porque la escultura en su plenitud de concepción es más propia de exteriores; al aire libre la luz puede modelar vivamente, y de un modo cambiante, sus volúmenes. El griego era hombre de espacios exteriores y se ocupó más de la estatuas, pero el latino es hombre que conjuga bien los espacios exteriores con los interiores y debió entender que la pintura es un objeto de interior y que la escultura es únicamente un objeto de exterior. Esto hizo que el interés por la escultura fuese menor y por ello valieron durante mucho tiempo los modelos griegos. Pero el idealismo griego afectó a la escultura propiamente religiosa y en parte a la retratística oficial de la época imperial, no al retrato usual, siempre realista.
4.1. CARACTERÍSTICAS.
- A lo largo de todo el mundo romano las estatuas y relieves escultóricos adornaron los edificios públicos y privados. De hecho, algunas construcciones romanas fueron poco más que soportes monumentales para la escultura.
- Los materiales principales son el bronce (su posterior reutilización nos ha privado de miles de grandes obras de la Antigüedad), el mármol (muchas estatuas fueron fundidas para cal o reutilizadas como material de construcción) y la terracota. El mármol blanco fue el material preferido por los romanos para los relieves escultóricos, pero en muchas ocasiones emplearon variedades menos costosas de piedra. Por lo general, los relieves se policromaron y en ocasiones incluyeron piedras de colores como el pórfido, material predilecto en el siglo IV, sobre todo en los sarcófagos imperiales.
En la estatuaria de bulto redondo utilizaron los mismos materiales pétreos, aunque se hicieron también gran cantidad de estatuas en bronce o incluso en oro y plata. Se conservan relativamente pocas estatuas en bronce y casi ninguna en oro o plata, ya que muchas de ellas se fundieron en la Edad Media o incluso después.
El realismo.
Predomina el realismo en los dos grandes géneros: el retrato y el relieve histórico. La principal preocupación fue el realismo (tan opuesto al idealismo griego) en el retrato, en busca de la semejanza y la expresión propias del modelo, para lo que (según muchos autores) se usaban las máscaras funerarias en cera conservadas por las familias como objetos de recuerdo y culto a los antepasados, según el ejemplo de los etruscos.
La evolución de la escultura.
La estética de las artes plásticas evolucionó desde el realismo del periodo republicano a un equilibrio de realismo e idealismo en el imperial y un cada vez mayor idealismo en el tardoimperial, a medida que la ideología del poder iba cambiando. El relativo equilibrio entre los patricios republicanos, que se caracterizaba por sus representaciones realistas, dio paso al arte de propaganda de los primeros emperadores, que aunaba elementos todavía realistas con una idealización del gobernante supremo, hasta llegar, finalmente, a las representaciones tardorromanas, en las que el idealismo es manifiesto en las esculturas de unos emperadores semidivinos, de rostro hierático e dimensiones colosales.
El estilo de los relieves escultóricos del imperio se extiende desde el consciente neoclasicismo griego de los frisos del Ara Pacis al esquemático, frontal e hierático estilo de los nuevos bajorrelieves labrados para el arco de Constantino. En muchos monumentos pueden contemplarse dos o más estilos superpuestos. Como se ha señalado anteriormente, la historia del arte romano fue ecléctica hasta su final y ningún periodo tuvo un estilo unificado. De hecho, las construcciones oficiales a menudo difieren, como se aprecia en los monumentos coetáneos de la capital y las provincias.
RETRATO.
El retrato escultórico romano compone uno de los grandes capítulos en la historia del arte antiguo. Los retratos conservados varían en tamaño, desde bustos pequeñísimos a enormes estatuas como la de Constantino (c. 315-330), ubicada en su basílica del foro romano.
Durante la República fue costumbre que los miembros de la familia portaran imágenes del fallecido durante el cortejo fúnebre. Recientes estudios sugieren que la representación de hombres y mujeres ancianos asociados con monumentos funerarios no son retratos concretos del fallecido sino convenciones culturales sobre su imagen. Esta costumbre se complementaba con los actos conmemorativos y otros eventos como la presencia de sus imágenes en espacios públicos. En cualquier caso, la representación veraz se incluía para completar el compendio de virtudes republicanas. Otra teoría ha sugerido que estas imágenes fueron esculpidas por artistas griegos cuya propia hostilidad hacia los romanos les impulsó a exagerar estos convencionalismos hasta el límite caricaturesco.
El retrato presenta minuciosamente los rasgos individuales (se centra en la cabeza y a lo más el busto pero descuida el resto del cuerpo, en contra de la escultura griega), evolucionando progresivamente hacia el realismo, con una brillante serie de representaciones de los nobles y sobre todo las obras maestras de la retratística imperial, con los bustos de los emperadores (Augusto de la Prima Porta, Trajano, Adriano...), en varias poses (militar, sacerdote, dios...) y la estatua ecuestre en bronce de Marco Aurelio en el Capitolio, antecedente de estatuas colosales, como la bizantina del emperador Heraclio en Barletta y más tarde en el Renacimiento italiano de Donatello y Verrocchio. La estatua ecuestre de Marco Aurelio, sin insignias reales, como portador de la paz, se fundió en bronce, probablemente antes de su muerte en 180 para coronar su arco (su columna tenía otra estatua en bronce, sustituida por una de San Pablo), y en algún momento posterior se situó en la plaza de San Juan de Letrán —tal vez por Contantino, para adornar su fundación de la basílica lateranense, sin cambiar la cabeza, como sí se hizo con ocho paneles escultóricos que pasaron del arco de Marco Aurelio al de Cobstantino; así se pensó que era una estatua del primer emperador cristiano, lo que explica que no fuera fundida como tantas otras y que hasta el siglo X fuera conocida como Caballus Constantini—, hasta que en 1538 Miguel Ángel la colocó en el centro de la plaza del Capitolio. Una guía para peregrinos del siglo XII comenta que había otra pequeña figura bajo la pierna levantada del caballo, probablemente un germano vencido.
El retrato femenino es más ornamental en el peinado y el vestido.
El concepto simbólico de las imágenes continuó en el periodo de la Roma imperial, tal como revelan las imágenes de Augusto. Cuando el primer emperador murió en el año 14 dC a la edad de 76 años, sus retratos oficiales todavía lo representaban como un hombre joven. En sus retratos imperiales (en estatuas y monedas) Augusto representa el realismo ideal clásico y su rostro joven y real es ya eterno. Aunque la representación oficial varió a lo largo de su vida en innumerables ocasiones, ninguna le muestra como un monarca anciano. Con el tiempo, sin embargo, las imágenes de los emperadores se volvieron más figurativas y así en los retratos de Nerón vemos un realismo naturalista e incluso feísta, porque Nerón creía que su rostro real era ideal, y así va cambiando según pasan los años.
- El retrato imperial (como destaca Bianchi Bandinelli) es una expresión artística oficial, de exhibición y propaganda. Los edificios civiles importantes solían poseer un retrato del emperador vivo y a veces incluso de su mujer e hijos. Así por ejemplo en el Museo Arqueológico de Córdoba se conserva una cabeza que representa a uno de los hijos del emperador Tiberio y en el Museo Arqueológico de Tarragona un retrato de Livia.
LA ESCULTURA EXENTA.
La escultura exenta está reservada a los grandes personajes dedicados al servicio público, a los emperadores, a los dioses... Dentro de un realismo algo idealizado son obras notables la estatua ecuestre en bronce (c. 175) del emperador Marco Aurelio en la plaza del Capitolio en Roma (conservada únicamente porque se creyó que representaba a Constantino), el busto en oro del mismo emperador en Avenches (Museo Cantonal de arqueología e historia, Lausanne, Suiza) y el busto de plata (Museo de Antigüedades de Turín, Italia) de Lucio Aurelio Vero, corregente (161-169) con Marco Aurelio.
También se realizaron estatuas de dioses, héroes y seres humanos en una amplia variedad de contextos. Cada templo tuvo su estatua de culto. Las imágenes en mármol y bronce de dioses y héroes, originales romanos o copias de las antiguas estatuas griegas, fueron comunes no sólo en los lugares públicos como las termas, sino en los atrios, jardines y estanques de viviendas privadas.
RELIEVE HISTÓRICO.
El relieve histórico narrativo fue muy importante, para ilustrar las hazañas de los emperadores y héroes. Fue una innovación en el mundo clásico, participando del gusto por el realismo, en conjunción con lo mitológico y lo decorativo.
Destacan los relieves del Ara Pacis de Augusto en Roma (con el cortejo de la familia imperial, retratada de modo realista), de las columnas marmóreas adornadas con una serie continuada (en espiral a lo largo del fuste) de relieves de episodios históricos, como las de Trajano y Marco Aurelio en Roma y de los arcos de triunfo de Tito y Constantino.
ESCULTURA FUNERARIA.
Los encargos privados de esculturas en relieve se hicieron por lo general en contextos funerarios. Los comerciantes prósperos, como el panadero Eurysaces, hicieron inmortalizar en sus mausoleos las actividades comerciales realizadas en vida. Durante el final de la República y el inicio del Imperio se labraron relieves escultóricos de los libertos para las fachadas de sus sepulcros comunales. En los siglos I y II dC los retratos en relieve se colocaron generalmente en los altares funerarios o alrededor de las tumbas.
Los sepulcros y los sarcófagos esculpidos evolucionan desde el realismo hacia el ornamento simbólico (que predomina en el arte paleocristiano). Los relieves sepulcrales más importantes, utilizados a partir de mediados del siglo II tanto por las clases medias como por las altas, decoraron los sarcophagi (literalmente carnívoros), sarcófagos, producidos en Roma y otras metrópolis importantes del Mediterráneo, incluyendo Atenas y varias ciudades griegas, que se pusieron de moda debido al cambio en las costumbres de enterramiento, pues las religiones orientales (cristianismo, isismo egipcio, mitraísmo persa...) pusieron de moda la inhumación del cuerpo entero, en detrimento de la incineración (con depósito de las cenizas en urnas, urnae en latín o larnax en griego).
Los sarcófagos son de varios tipos: sencillos, con guirnaldas, con retratos en un círculo (imago clipeata), relieve de friso continuo (o dos superpuestos), escenas en recuadros (entre árboles o arcos). Los sarcófagos occidentales están esculpidos en tres caras mientras que los orientales se esculpían en las cuatro caras debido a que se ponían en el centro de un heroon.
Muchos de los relieves de los sarcófagos conservados están compuestos únicamente de guirnaldas y otros motivos decorativos, pero se representaron también gran variedad de temas narrativos, muy variados, con cacerías, batallas como la del Trono Ludovisi, con la lucha entre germanos y romanos) y, sobre todo, los relatos mitológicos, como Las labores de Hércules, Meleagro cazando el jabalí de Calidonia y La leyenda de Niobe y sus hijos, que fueron particularmente estimados.
En Hispania hay muchos restos. El Museo Arqueológico Nacional de Madrid conserva un sarcófago procedente de Husillos (Palencia) realizado en tiempos de Adriano, en el que sus relieves escultóricos muestran una temática relacionada con el mito de Orestes y su venganza, y el Museo Arqueológico de Barcelona conserva otra pieza procedente de Alicante que representa el rapto de Proserpina (siglo II dC). A menudo se sustituyó el retrato del fallecido por el busto de un héroe o heroína mitológica. Algunas veces los relieves sepulcrales fueron también de naturaleza pseudobiográfica de modo que el cliente pudiera elegir, a partir de un catálogo, las representaciones de escenas de guerra, sacrificio y matrimonio. La composición de estas escenas se basaba en los relieves imperiales, que podían mostrar al emperador haciendo sacrificios a los dioses oficiales o recibiendo a los emisarios de los bárbaros.
LA PINTURA.
Actualmente se conservan pocas tablas pintadas, pero se sabe por la literatura antigua que los artistas romanos elaboraron sobre este soporte una gran variedad de temas, incluyendo acontecimientos históricos, mitos, escenas de vida cotidiana, retratos y bodegones.
El influjo etrusco y griego.
- La pintura recibió al principio la influencia etrusca y luego la griega, pero tampoco en la pintura hay una permanente dependencia de estos modelos. Para el hombre latino la familia aparece como módulo fundamental de la sociedad, y esto explica la atención a la casa, a esa casa que decorará con pinturas con extremo cuidado. De las pinturas griegas, sabemos que se extendían sobre los muros de palacios y lugares públicos, pero las pinturas romanas las encontramos principalmente en los recintos domésticos. La pintura romana, partiendo de unos patrones griegos, evolucionó rápidamente alcanzando pronto su propia personalidad.
CARACTERÍSTICAS.
- La estética: predomina el realismo y el decorativismo, pues abundaba la decoración pictórica en las casas privadas.
- Las técnicas: sobre todo de caballete en la República (pero no han sobrevivido obras), y mural en el Imperio (al fresco y al temple), de lo que han sobrevivido ejemplos (Pompeya, Herculano, Ostia, la casa de Livia en Roma...), por lo común de características similares a la escultura, en cuanto al tratamiento de la figuración y la temática, en el marco de paisajes abiertos e imaginarios.
- Los temas son: mitológicos (la mayoría copias al fresco de obras pictóricas grecoalejandrinas), de paisaje bucólico, bodegones, escenas de género, triunfos de los emperadores, juegos y, sobre todo, el retrato realista, este con ejemplos bien conservados en Pompeya (El panadero Próculo y su esposa) y en las tablas de los sarcófagos egipcios o coptos, pintadas a la encaústica (siglo II-IV), únicos restos de la pintura al caballete.
ESTILOS.
La pintura mural está bien documentada, sobre todo en Pompeya y en las otras ciudades que fueron enterradas en el año 79 dC por la erupción del volcán Vesubio. La pintura decorativa de interiores nos ha llegado en Roma, Pompeya y Herculano, permitiendo una discutida clasificación (hasta el 79) en cuatro etapas denominadas estilos pompeyanos, con una evolución desde las formas más sencillas a las más complejas, que continuó posteriormente, hasta el arte tardorromano, que enlaza con el paleocristiano. En general, se imitaban los revestimientos marmóreos, con temas arquitectónicos más o menos fantásticos.
Los cuatro estilos pompeyanos bien documentados, por el experto August Mau hacia el 1880, son: 1) de incrustaciones, 2) arquitectónico, 3) ornamental, 4) intrincado.
Estilo de incrustaciones.
También llamado primer estilo o estructural, con una cronología entre 200-30 aC, aunque fue más popular aproximadamente entre los años 120 y 80 aC. Se basa en la decoración griega de interiores y sus pinturas sobre la pared, el yeso o el estucado se utilizaron para imitar el aspecto de los muros de mármol, pulidos y policromos, sin escenas figurativas. Destaca la amplia gama cromática en la Casa de Salustio (Pompeya).
Estilo arquitectónico.
El segundo estilo, arquitectónico, se data hacia 100/80 aC-10 dC, con su auge en 30-15 aC. Intenta crear por medio de la perspectiva una ilusión espacial que se prolonga más allá de la superficie mural, para lo que se representan imágenes e ilusiones de espacios y elementos arquitectónicos como columnas, pilastras, arcos, frontones, así como los pórticos, jardines, escenarios teatrales y templos circulares.
Se enmarcan los temas, que son reproducciones de cuadros célebres de la pintura griega, se domina muy bien la perspectiva y abundan las guirnaldas. Los cuadros están pensados para hacer olvidar las preocupaciones de la vida cotidiana, por lo que apenas hay asuntos contemporáneos.
Destacan los frescos de la Casa de Livia de Prima Porta en el Palatino (con murales de jardines de portentoso realismo y bajorrelieves de estuco en el techo), la Villa del Esquilino en Roma (con episodios de la Odisea, de excelente calidad en los paisajes), el inmenso fresco de la villa de los Misterios en Pompeya (50 aC, que describe el rito de las bodas de Dioniso/Baco y Ariadna rodeados por sus fieles, con un naturalismo y colorido extraordinarios), la casa de los Vetii de Pompeya (con el mito de Pasifae y otros temas mitológicos, enmarcados en falsas columnas como si fueran cuadros) y en una magnífica villa excavada recientemente cerca de Oplontis (también del año 50 ac) y en otros lugares. La casa de Augusto en la colina del Palatino en Roma estuvo decorada, incluso, en este elegante estilo (c. 25 aC).
Estilo ornamental.
El tercer estilo, ornamental (el término escogido por Mau) y también llamado de “pared real” . Está datado hacia 15 aC-63 dC, con un auge en 10 aC-50 dC. Deriva del estilo anterior y es una pintura delicada en la que el ilusionismo arquitectónico del segundo estilo se cambió en favor de arabescos lineales sobre fondos monocromos, con una pared que simula abrirse a una vista de una arquitectura irreal, con elementos constructivos delgados y lineales. Sobre esta vista hay paneles con figuras esbozadas con viveza, con manchas en vez de dibujo, según una técnica “impresionista”.
Destacan los frescos de Villa Farnesina, el Puerto de mar de una villa en Stabia, y, sobre todo, las habitaciones más hermosas pintadas en el tercer estilo se conservan en la villa de Agripa Postumo en Boscotrecase (10 aC).
Estilo intrincado.
El cuarto estilo, denominado intrincado por Mau, también ha sido llamado teatral o ilusionista, fantástico. Se inicia c. 40 dC pero alcanza su pleno desarrollo en 60-79, justo antes de la erupción del Vesubio), es el último estilo y el más complejo, incluso extravagante, y ecléctico pues incluye todos los tipos de soluciones, por lo que en algunos casos se confunde con alguno de los tres anteriores.
Deriva también del arquitectónico, pues los motivos arquitectónicos fueron de nuevo populares, pero no de acuerdo con una perspectiva lógica, sino con estructuras fantásticas, irreales e imposibles de construir, como las de la casa Vetii en Pompeya. Los colores son más intensos y hay una decoración recargada de multitud de adornos en miniatura y a menudo una escenografía teatral de cortinajes (como si fuera un telón teatral) y máscaras.
En los estilos tercero y cuarto la parte central de los murales está pintada al estilo de las tablas, mostrando temas mitológicos, aunque también se conocen ejemplos de vida cotidiana y retratos.
Destacan los grutescos de la Domus Aúrea de Nerón.
Estilos posteriores.
El desarrollo de la pintura mural después de la destrucción de las ciudades por el Vesubio está menos documentado, pero se pueden encontrar estancias pintadas en los siglos II, III y IV en Ostia y, sobre todo, en las catacumbas romanas, donde los temas cristianos se desarrollaron mucho antes de la conversión de Constantino al cristianismo.
Al parecer la pintura mural entró en decadencia desde que el gusto artístico del emperador Nerón desestimó la pintura parietal como arte oficial de la corte —como un estudio reciente, publicado en 2000, ha sugerido, tras estudiar los muros decorados de la Domus Aurea o Casa Dorada—. Desde entonces entró en una decadencia gradual.
Entre los restos murales pictóricos de la Hispania romana debemos destacar los conservados en el Museo de Arte Romano de Mérida y los de Santa Eulalia de Bóveda (Lugo).
Parece que hubo muchos “neoclasicismos” en la pintura romana, repetidas modas de regresos a la austeridad y al naturalismo, a la representación veraz de la realidad, que se interrumpieron sólo en el arte tardorromano. En Dura-Europos y en Egipto hay ejemplos de la fase final de la pintura, con temas religiosos (de las religiones orientales) y decorativos.
Los retratos pintados.
En el periodo de la Roma imperial, los retratos pintados están tipificados por unas tablas que han aparecido en diferentes lugares de Egipto. Es una pintura funeraria (hallada en los sarcófagos de las momias) copta. Destaca especialmente la serie de “retratos del Fayum”, por el distrito agrícola en Egipto donde fueron descubiertas. Es muy naturalista y de notable colorido, y se sigue la misma idea realista del retrato escultórico y se muestra la evolución sin rupturas desde la iconografía pagana (siglos I-III) a la cristiana (desde el siglo IV). Destaca el retrato de Teodoro (Museo Británico).
Estas pinturas están realizadas con la técnica de la encáustica, un método que disuelve los pigmentos en cera fundida. Estas tablas son los únicos retratos que se conservan en cierto número y aunque se trata de trabajos provincianos, muestran el alto nivel de los pintores romanos. Estas imágenes reflejan los gustos imperantes del momento y suministran una visión de la evolución del retrato durante el periodo imperial. Se conserva (Museo Staatliche de Berlín) un retrato imperial pintado que representa a Lucio Septimio Severo, su mujer Julia Domna y sus hijos Caracalla y Geta. La cabeza de Geta fue borrada después de su condena oficial (damnatio memoriae).
EL MOSAICO.
El mosaico romano.
El mosaico romanos fue un arte muy extendido por todas las partes del imperio. En general había una estrecha relación del mosaico con el estilo de la pintura del mismo lugar y que dominaba en cada época. La causa es que en la civilización romana era costumbre que se prolongasen las pinturas de las paredes en los suelos o en las mismas paredes, de modo que dondequiera que existieran pinturas murales es probable que también hubiera suelos polícromos, pintados de forma sencilla, a menudo con tonos uniformes, pero en muchos casos se completaron con los mosaicos, más resistentes al paso de los habitantes.
La tipología es la tradicional: pavimental (en los suelos; el tipo más frecuente) y paramental (en los muros).
Los artistas mosaistas realizaban con baldosas de mármol de colores o con pequeños paralelepípedos vítreos (teselas) formando mosaicos, un arte muy extendido por todas las partes del imperio, con una doble función, decorativa y narrativa,
Las teselas pueden ser en blanco y negro, pero sobre todo son de variados colores. El relieve y la profundidad se obtienen mediante juegos de claroscuro y por la variación del tamaño de las teselas. Las más pequeñas, a menudo irregulares, dan el opus vermiculatum, mientras que las piezas grandes y geométricas dan el opus sectile.
Su momento de máximo auge llegó en el siglo II dC, cuando se generalizó el mosaico de grandes dimensiones. Oscilaban desde los modelos abstractos de teselas blancas y negras hasta las ambiciosas composiciones figurativas polícromas. Los motivos decorativos pueden ser geométricos o figurativos de ornamento vegetal y animal. Los temas son generalmente narrativos de escenas mitológicas, históricas o cotidianas.
Hay ejemplos abundantes en Pompeya, Roma y África del Norte (Cartago), con temas mitológicos o simbólicos, de cacerías o circenses, sepulcrales (paleocristianos, con nueva sensibilidad artística) o de temas históricos contemporáneos, como los de la villa de Piazza Armerina en Sicilia (del Bajo Imperio).
Destaca el Mosaico de Alejandro o Mosaico de Issos (Museo de Nápoles) [http://apuntes.santanderlasalle.es/arte/roma/pintura/mosaico/alejandro_magno_en_isos.], descubierto en el gran suelo de la casa del Fauno en Pompeya, que reproduce una pintura griega de Filoxeno del siglo IV ac (la Batalla de Issos, un encuentro entre los ejércitos de Alejandro Magno y el rey Darío III de Persia), con una realista perspectiva en profundidad. Pudo ser copia de un original helenístico y este, a su vez, de una pintura griega.
A menudo los techos romanos estuvieron pintados o recubiertos de mosaicos, pero también se decoraron con relieves polícromos de estuco. Se han excavado hermosas bóvedas estucadas en la Casa Farnesina (20 aC) y en la tumba de los Pancratii en Roma (160 dC).
El mosaico en España.
En España se conservan muchos mosaicos de época romana. Entre ellos cabe destacar los del Museo de Barcelona (temática circense y pisciforme), los del Museo Arqueológico Nacional de Madrid (sobre todo los que representan los trabajos de Hércules), los de Tarragona (con el tema de la Medusa), los del Museo de Navarra en Pamplona (Triunfo de Baco y Teseo y el Minotauro), los de Itálica (mosaico de Neptuno), los de Mérida (mosaico de los siete sabios y mosaicos de la casa del Mitreo) y los de Ampurias en Gerona (Sacrificio de Ifigenia).
La villa tardorromana de La Olmeda (Palencia), descubierta en 1968, rodeada de importantes necrópolis de la época, es una gran mansión del siglo IV dC con un edificio principal de planta cuadrada flanqueada por dos torres, en torno a un patio central y peristilo abierto a diversas dependencias, una de ellas, el gran salón (oecus) de 175 m 5, con uno de los mejores mosaicos romanos, dividido en dos escenas, la principal con el episodio de Ulises en Syros, orlado de de una bella cenefa con una serie de retratos, probablemente de los dueños de la villa, y otro tema, una cacería de gran realismo.
LAS ARTES MENORES.
En la Roma antigua las denominadas artes menores o aplicadas, aunque tuvieron un desarrollo menor comparado con el del mosaico o de la pintura, fueron muy apreciadas, y estaban muy difundidos entre la población de todas las clases sociales relativamente prósperas.
Los nombres de los artistas rara vez se hicieron constar, pero conocemos al grabador de los sellos oficiales del emperador Augusto, un artífice llamado Dioscorides.
Las artes más interesantes son la joyería (en especial el tallado de gemas), cerámica, metalistería y orfebrería, marfiles, vidrio (el soplado y el moldeado), mobiliario o tejidos.
Gemma Augustea.
- La joyería. Se conservan un gran número de camafeos, gemas y piedras preciosas grabadas en hueco, con retratos y figuras mitológicas, así como algunos grandes camafeos con escenas narrativas y alegóricas. Entre los más importantes están la Gemma Augustea (principios del siglo I d.C., Museo Kunsthistorische de Viena), dedicada a Augusto y que sigue la tradición helenística del lujo y del naturalismo, y describe la familia imperial), y el Gran Camafeo de Francia (París, Biblioteca Nacional), realizado en honor de Tiberio, sucesor de Augusto.
- La cerámica más original es la roja, terra sigillata (por los sellos de los alfareros), con muchos centros manufactureros. Su calidad fue muy inferior a la griega clásica, debido a que apenas había cerámica pintada y que la producción era en serie.
- La orfebrería es variadísima, con influencias orientales, con una platería que da tesoros como los servicios de mesa de Hildesheim (Museo de Berlín) y Boscoreale (Louvre). Los orfebres fueron diestros en la elaboración de joyas de metales preciosos y costosas vajillas. Se han encontrado vajillas de plata romanas en una villa en Boscoreale y en la casa de Menander en Pompeya. Ambos tesoros, enterrados por la erupción del Vesubio, incluyen motivos abstractos, vegetales y figurativos.
- Las monedas. Los trabajos en miniatura más difundidos del arte romano fueron las monedas acuñadas en oro, plata y cobre. Bajo el Imperio, las monedas mostraban en el lado anverso los retratos de los emperadores y en el reverso las representaciones de dioses, de edificios o de relatos mitológicos.
- Los marfiles son de una amplia variedad temática: dioses, retratos, dípticos oficiales…
- El vidrio romano, a pesar de su fragilidad, se ha conservado en cantidades considerables. La fabricación incluyó las técnicas del vidrio moldeado y del vidrio soplado, además de variantes lujosas como los camafeos de cristal con adorno grabado y dorado (vaso Portland, finales del primer siglo ac, Museo Británico de Londres), los mosaicos vítreos (ejemplos del siglo I aC en el Museo del cristal de Corning, Nueva York), la fondi d'oro (cristal realzado con oro, ejemplos varios del siglo IV dC en el Museo Metropolitano de Nueva York) y la diatreta (vasos torneados), vasijas de cristal de una pieza con figuras talladas en altorrelieve sobre la superficie exterior (vaso Licurgo, siglo IV dC, Museo Británico), copas y vasijas con policromía de factura siria (como los mille fiori).
- El mobiliario tiene influjo helenístico, sobre todo el labrado en bronce en trípodes, mesas y camas.
- Los tejidos de lana, algodón, lino o seda nos han llegado en abundancia solo en Egipto y la mesopotámica Dura-Europos, pero conocemos muy bien el arte textil por las reproducciones en pintura, mosaico o escultura, así como por las descripciones literarias de la época.
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