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lunes, 21 de mayo de 2012

Arquitectura y Arte de China.

ARQUITECTURA Y ARTE DE CHINA.* No incluye el contemporáneo, desde la revolución de 1911.



Introducción.
El arte y arquitectura de la civilización china, desde la Prehistoria hasta el siglo XXI figuran entre sus logros más significativos y resultan de uno de los principios fundamentales de la cultura china: el equilibrio armónico, que se refleja en que sus manifestaciones artísticas son una mezcla de tradiciones e innovaciones, de ideas autóctonas y extranjeras y de imágenes profanas y religiosas.

El desarrollo histórico.
Los gobernantes de los primeros reinos y después los emperadores chinos fueron importantes mecenas artísticos. La subida al trono o el derrocamiento de las diferentes dinastías reales afectó profundamente al desarrollo del arte en China aunque, si bien las nuevas dinastías manifestaban gustos diferentes, todas ellas compartían el mismo interés por mantener la tradición. Los gobernantes, sobre todo los que establecían una nueva dinastía, ansiaban afianzarse ante los ojos de sus súbditos y una manera normal de conseguir su apoyo era continuando con las realizaciones artísticas de las dinastías anteriores.
Las cortes reales aceptaban también las nuevas corrientes procedentes de India o de Oriente Próximo, pero cuidando de entrelazar cualquier idea innovadora en materia de arte, religión o filosofía a la trama ya existente de la vida china.
El arte de los primeros periodos dinásticos, esto es las dinastías Shang, Zhou, Quin y Han, que se sucedieron entre c. 1480 aC y 220 dC, se desarrollaron en la Edad del Bronce.
Se centraba en el culto a los muertos. Los gobernantes y sus funcionarios, preocupados por asegurarse la inmortalidad y el paso a la otra vida, construyeron y decoraron lujosas tumbas subterráneas, muchas de las cuales permanecen intactas. Al lado del ataúd se colocaban vasijas de bronce de formas complicadas, armas, jades tallados y objetos de cerámica destinados a proporcionar al difunto comodidad y protección en el otro mundo. Las paredes de la cámara mortuoria se decoraban con escenas ornamentales, talladas o pintadas, que representaban leyendas populares o actividades de la vida cotidiana.
Después de la caída de la dinastía Han en 220 dC, la llegada de extranjeros y la inestabilidad política afectaron al carácter del arte chino. El budismo, introducido en el siglo IV, trajo de la India nuevos estilos de arquitectura, escultura y pintura. Además, con la doctrina budista, que subrayaba que el espíritu humano puede ir más allá de la muerte, decayó la costumbre de los entierros opulentos.
Cuando en el siglo VII, bajo la dinastía Tang (618-907), se reunificó China, los temas artísticos se habían vuelto más cosmopolitas y mundanos. La arquitectura seglar conoció un es­plendor sin precedentes, floreció la pintura de paisajes y de retratos, y los avances tecnológicos en el campo de la cerámica llevaron al desarrollo de la porcelana fina.
Durante la dinastía Tang se produjo una refinada evolución artística que se extendió a las dinastías siguientes. La pintura de paisajes se convirtió en un importante medio de expresión tanto artístico como filosófico, sobre todo entre los wen-jen  (pintores independientes). Los pintores de la corte incrementaron las colecciones reales con pinturas de pájaros, flores, animales y niños, temas favoritos en el arte chino. La caligrafía, arte de la escritura bella, adquirió un relevante lugar. Además de las artes pictóricas, la cerámica y la porcelana alcanzaron altas cotas de esplendor técnico y estético. Los miembros de la realeza y los ricos decoraban su casa con gran variedad de objetos como lacas, tapices, tallas de marfil, tallas de jade y objetos de metal.
A partir de la dinastía Song (907-1368) también la arquitectura alcanzó un auge, que continuó durante la mayor parte de la dinastías siguiente, en el los periodos Ming (1368-1644) y Qing (manchúes, 1644-1911).

Los artistas.
Muchos artistas y arquitectos eran empleados gubernamentales que alcanzaban sus puestos después de una carrera académica y demostrar su experiencia en unas oposiciones. Realizaban obras por encargo real, siguiendo unas pautas académicas, en talleres grandes y bien organizados.
En contraste, los artistas aficionados, que en muchos casos eran funcionarios retirados o exiliados, podían trabajar sin las limitaciones que imponía la corte y su obra refleja un indivi­dualismo importante, alejado de los estilos imperiales.

EL ARTE CHINO NEOLÍTICO.
El periodo neolítico chino fue bastante tardío en comparación con el del Próximo Oriente y se data en 4000-2000 a.C.
En este periodo se inicia la agricultura y la domesticación de animales, y se empezaron a establecer pueblos sedentarios, lo que causó los primeros ritos funerarios que nos han dejado ricos ajuares funerarios, con objetos de uso cotidiano enterrados con el difunto.
Las tumbas neolíticas han desvelado una gran variedad de cerámica realizadas con el torno de alfarero rápido, sobre todo grandes vasijas pintadas que eran probablemente urnas funerarias y copas de arcilla negra pulida, utilizadas en algún ritual.
También se han encontrado herramientas de jade y de piedra y es probable que los chinos del periodo neolítico conocieran la metalurgia de cobre.
En el Neolítico el conocimiento de los materiales y de las técnicas era transmitido de generación en generación dentro de las familias de artistas. Si bien utilizaban instrumentos relativamente sencillos, como pinceles de bambú o batidores de madera, la construcción de sus telares, hornos y fundiciones revela que sus procesos de producción eran complejos.
Aparece al final del Neolítico la primera dinastía, la Xia (h. 2100-1500 aC), de la que destacan las tumbas imperiales, en forma vagamente piramidal.


Tumbas de la dinastia Shia.

LA DINASTÍA SHANG (1480-1050 AC).
La civilización Shang (c. 1480-1050 aC.) surgió de la mezcla de los pueblos neolíticos, en especial de un grupo localizado en la provincia de Henan, en China central, que constituyó un clan que dio origen al núcleo de la civilización Shang.



Su gobierno dinástico se divide en dos periodos, anterior y posterior al establecimiento de la capital real en Anyang en el siglo XIII aC. Numerosas ciudades Shang fueron fundadas en el periodo pre-Anyang, pero casi todos los objetos de la época, incluyendo las vasijas de cerámica, jade y bronce, han sido descubiertos en las tumbas, lo que prueba la existencia de rituales que requerían recipientes especiales para comida y vino. Para atender a la demanda de vasijas, cada vez más decoradas, destinadas a estas ceremonias, las técnicas de la metalurgia de bronce avanzaron con rapidez.
Los dos siglos y medio finales del mandato Shang marcaron el periodo de Anyang y las excavaciones realizadas en la zona de lo que fue su antigua capital han ayudado a conocer mejor su arte y su cultura. Se han encontrado inscripciones en huesos de animales (llamados huesos de oráculo) y en vasijas de bronce que demuestran que a los gobernantes les preocupaba mucho asegurar su inmortalidad. Practicaban un complejo sistema de veneración a los antepasados en el que iban incluidas las ofrendas de comida y bebida en sus templos. Las vasijas constituían una parte fundamental de la ceremonia y sugieren que los Shang tenían diferentes imágenes de culto. Algunas de estas vasijas rituales de bronce iban decoradas en toda su superficie con monstruos y pájaros y, en algunos casos, con figuras humanas.
Los reyes Shang construyeron complicadas tumbas. Creían que era posible llevarse al otro mundo sus posesiones materiales, por lo que se enterraba a los miembros de la casa real con sus riquezas personales.
En 1975 los arqueólogos chinos que trabajaban en la zona de Anyang descubrieron la tumba de la esposa favorita de un rey Shang, donde encontraron más de 400 vasijas de bronce y armas, además de 600 piezas de jade y piedra, de gran calidad artística. Destacan las figuras de jade y bronce bellamente talladas con formas de animales y pájaros.

LA DINASTÍA ZHOU (1027-256 AC).
Los reyes Shang no pudieron controlar el creciente poder de una tribu vecina, los Zhou (c. 1027-256 aC), establecida en su frontera occidental.
Hacia el año 1027 aC. los Zhou con­quistaron Anyang y asentaron su dinastía en la ciudad. Al principio se conservó buena parte de la cultura Shang; de hecho los bronces y jades del periodo Xian, llamado también periodo Zhou occidental, son muy parecidos a los de la dinastía anterior. Con la progresiva desaparición del culto a los antepasados, las vasijas antes destinadas a los templos, pasaron a ser preciados trofeos que el monarca entregaba a sus súbditos más destacados, para premiar sus victorias o concederles tierras. Estas vasijas de bronce solían llevar largas inscripciones explicando la gesta que conmemoraban y constituyen hoy valiosos documentos sobre esa época de la historia china.
Ante los ataques de otras tribus, en el año 771 aC, la dinastía Zhou se vio obligada a abandonar su capital de Xian para instalarse en Luoyang, otra ciudad de la provincia de Henan, lo que marcó el comienzo del periodo Zhou oriental en cuyo arte se refleja la ruptura geográfica con el pasado Shang. Los bronces tenían un carácter más profano y se utilizaban como regalo de boda para decorar el hogar de los recién casados. Las representaciones de animales y monstruos totémicos dejaron paso a ornamentos abstractos, llenos de colorido, con incrustaciones de oro o piedras semipreciosas. Durante este periodo se hicieron muy populares las campanas y los espejos de bronce.
El arte del periodo Zhou oriental posterior muestra una notable diversidad y alta calidad técnica. En las tumbas de la dinastía Zhou oriental se han descubierto pinturas sobre seda que constituyen las muestras más antiguas de esta técnica, así como esculturas en madera, obras de laca y cerámica vidriada que hablan de nuevos desarrollos técnicos y estilos artísticos.

LA DINASTÍA QUIN (221-206 AC).
La dinastía Quin tuvo un importante papel en la historia de China, a pesar de su brevedad (221-206 aC).
El debilitamiento político del imperio Zhou oriental terminó con la consolidación del poder del emperador Quin Shi Huangdi, del que procede el nombre de China.


La gran muralla china se asocia a al emperador Quin Shi Huangdi porque él dirigió el mayor y más intenso programa de su construcción, pero también unió largos trechos de murallas anteriores y la actual muralla es en gran parte fruto de profundas restauraciones por las dinastías Ming y Qing.



A su muerte, este poderoso gobernante fue enterrado en la provincia noroccidental de Shanxi, en un túmulo funerario macizo, descubierto recientemente. En esta tumba real han aparecido más de 6.000 figuras de terracota (entre hombres y caballos) destinadas a proteger la cripta. Representan uno de los regimientos del emperador, compuesto por oficiales perfectamente equipados, aurigas y arqueros, así como jóvenes soldados de a pie. El ejército estaba pintado con una amplia gama de brillantes colores que el paso del tiempo se ha encargado de apagar. Aunque ya hacía tiempo que se habían abandonado los sacrificios humanos, propios de los enterramientos Shang, el deseo de protección durante el viaje de la muerte seguía siendo un importante elemento en las prácticas funerarias.
El segundo gobernante Quin no fue capaz de conservar el poder de su padre, y el control pasó a manos de la dinastía Han en el año 206 aC.

LA DINASTÍA HAN (206 AC-220 DC).
Los Han gobernaron China durante más de 400 años (206 aC-220 dC), periodo de gran importancia para la historia del arte chino.
Las tumbas eran la obra primordial para los gobernantes, que dedicaban a ellas los mejores arquitectos y artistas. La elaborada construcción de las tumbas habla de la sofisticada tecnología que existía en materia de arquitectura: las bóvedas y las columnas vinieron a sustituir a las estructuras de madera y de tierra prensada de las anteriores dinastías.
Además había esplendidos palacios imperiales, aunque todos fueron destruidos.
En las tumbas se observa que los temas de pintura Han más frecuentes eran episodios de la vida en el más allá y leyendas de antiguos héroes. Los pocos restos que nos han llegado revelan una intención novedosa de representar el espacio y la distancia, puesto que aparecieron los primeros elementos de representación del paisaje, aunque fueran apenas algún arbolito o montaña.
Los palacios, según los textos históricos de la época, estaban decorados con grandes retratos de los emperadores y con murales, pero pocas de estas obras han llegado hasta nosotros.

Urna funeraria del periodo Han.

Dentro de las tumbas Han había gran profusión de objetos en miniatura, que generalmente reproducían las posesiones, animales o edificios, del difunto. Se llamaban mingqi (bienes espirituales) y solían estar realizados en cerámica vidriada o pintada con vivos colores. También había miniaturas de la casa, del corral, de los animales domésticos y criados favoritos y un surtido de objetos de uso cotidiano.
Otras artes menores también eran notables, sobre todo el tallado del jade. Las cámaras mortuorias subterráneas del príncipe Liu Sheng y de su esposa Tou Wan (muertos hacia el 120 aC), descubiertas en 1968 en la provincia de Hebei, contenían un gran despliegue de artículos de laca, de sedas, cerámica y vasijas de bronce, algunos dorados y otros con incrustaciones de oro. Los dos cuerpos estaban envueltos en vestidos de jade, realizados con trocitos rectangulares de esta piedra unidos con hilos de oro. Cada traje lleva más de 2.000 piezas de jade que, en China, simboliza la vida eterna. Según los arqueólogos se tardó más de diez años en confeccionar cada traje.

LAS SEIS DINASTÍAS (220-589).
La riqueza de la dinastía Han no pudo evitar su derrocamiento en el año 220 dC.
En los siglos siguientes los mayores clanes rivales trataron de controlar partes del imperio, que se fragmentó en el llamado periodo de las Seis dinastías (220-589).
El arte recibió la influencia de nuevas ideas religiosas, como el confucionismo y el taoísmo, que propiciaron nuevos temas y estilos. El ideal confuciano encontraba su expresión más popular en las escenas de piedad filial, mientras que los taoístas, amantes de la naturaleza, se inclinaban por los paisajes y las leyendas populares.


El arte budista en el periodo de las Seis Dinastías.
El budismo, llegado a China desde la vecina India, tuvo un profundo efecto sobre el arte del periodo de las Seis dinastías. Los primeros ejemplos de arte budista que se vieron en China fueron las estatuillas traídas por los budistas indios. En el siglo IV la afluencia de estilos y temas produjo una nueva categoría de arte y arquitectura budistas dentro de la tradición china.
En China occidental todavía se pueden contemplar, en el monasterio de Dun-huang, importantes pinturas murales basadas en historias sagradas. Aumentó la popularidad de la escultura monumental procedente del norte de la India, y se crearon las esculturas talladas en piedra maciza representando a las deidades budistas de las montañas de Henan y en las provincias de Shaanxi.
Una importante novedad del periodo fue la pagoda de madera, basada en la stupa india y en la torre de la dinastía Han. Hacia el siglo VI la mayor parte de la vida cultural china estaba inspirada en el budismo.

La pintura en el periodo de las Seis Dinastías.
Aunque el arte budista dominaba casi todas las obras de las Seis dinastías, también había en paralelo un cambio en las tradiciones profanas.
Al mismo periodo budista pertenece Gu Kaizhi, considerado el padre de la pintura paisajística. Se le atribuyen tres cuadros, conocidos únicamente a través de probables copias: dos versiones del Cuento del río Lo (que se conservan en la Freer Gallery of Art, Washington, D.C., y en el Palacio Museo de Pekín) y el rollo titulado Recomendaciones de la maestra a las damas de la corte (British Museum, Londres). Sus figuras y elementos del paisaje presentan una ejecución formal, casi rígida, pero denotan, al mismo tiempo, una delicadeza y un carácter etéreo que han perdurado a través de la larga tradición artística china.

La cerámica en el periodo de las Seis Dinastías.
El norte de China, centro inicial de la influencia budista, es el principal foco del arte y la cultura de las Seis dinastías. Sin embargo, también en el sur hubo progresos, especialmente en la cerámica. Los primeros cacharros reconocibles son de gres vidriado en verde, llamado Yue-yao, y se fabricaban en los hornos de la provincia de Zhejiang. Esta cerámica era muy duradera y se utilizaba sobre todo para la fabricación de cuencos y jarras que se llegaron a exportar a lugares tan lejanos como las Filipinas y Egipto.

LA DINASTÍA TANG (618-907).
China inició una recuperación durante el breve mandato de la dinastía Sui (589-618) y se consolidó con el joven monarca Taizong en el año 618, que inició la próspera dinastía Tang (618-907), que propició un gran desarrollo artístico, hasta ser considerado su periodo como una edad de oro de China.
La estabilidad del gobierno y la prosperidad económica consecuente propiciaron un florecimiento de las artes: pintura, cerámica, metalistería, música y poesía.
Los budistas padecieron periodos de persecución durante la era Tang, pero en el arte chino perduró la influencia de su religión. De aquel periodo se conservan en la actualidad las pagodas de piedra y las pinturas de las cuevas de Dunhuang. En las provincias del norte se siguió practicando la escultura monumental en piedra, que revela una creciente tendencia hacia las figuras completas, llenas de sensualidad. Esta importancia del volumen es la principal característica de la escultura Tang, tanto reli­giosa como profana, que se aprecia en la piedra y en la cerámica. Son muy pocas las imágenes budistas de metal que se conservan de aquellos siglos, porque durante los periodos de actividad anti-budista se fundían para acuñar monedas.

La pintura Tang.
La pintura budista mantuvo su importancia durante el periodo Tang, pero el paisaje profano pasó a dominar las artes pictóricas. Son tres los nombres de pintores que se conocen, junto con probables copias de sus obras. Wang Wei, un solitario terrate­niente, creador del paisaje monocromo, prefería los paisajes nevados. Sus obras sirvieron de modelo para los pintores independientes sucesivos y la intimidad y tranquila melancolía plasmadas en ellas fueron muy apreciadas por los artistas pos­teriores. Contrastando con su estilo está el de Li Sixun y su hijo Li Zhaodao (activos hacia 670-735). Una copia realizada en el periodo Song de su obra Viaje de Ming Huang a Shu (Museo del Palacio Nacional de Taipéi, Taiwán) deja constancia del exilio de un monarca Tang. Como muchos paisajes de este periodo, está realizado en tonos verdes y azules brillantes y presenta un impresionante panorama con afloramientos rocosos y frondosos árboles que le confieren un carácter monumental. Este estilo estaba muy alejado de las composiciones más simples de pintores como Wang Wei.
En el periodo Tang se perfeccionó la pintura de retratos iniciada en la era Han. Los emperadores encargaban retratos de sí mismos y de sus predecesores para las colecciones imperiales. En el Museo de Bellas Artes de Boston se conserva un ejemplo de esta costumbre, con una obra de Yen Liben, destacado retratista Tang, en la que aparecen retratados 13 gobernantes desde la dinastía Han hasta la Sui. También se acostumbraba a decorar las cámaras funerarias con retratos de los difuntos y de los miembros de su familia.

Las artes decorativas en la dinastía Tang.
La innovación es la característica principal del periodo Tang en lo relativo a las artes decorativas. Los comerciantes y artesanos de diferentes nacionalidades trajeron importantes influencias procedentes de Oriente Próximo que estimularon la creación de nuevos estilos en metalistería y cerámica.
Los frascos de viaje y los platos de plata y oro, con gran variedad de formas, recuerdan las tradiciones de Asia central. Los vistosos cacharros de loza, sobre todo jarras y vasijas de beber, se parecían mucho a la orfebrería persa y estaban basados en prototipos de metal. Es importante la cerámica de este periodo pues gracias a una técnica desarrollada en el sur de China era posible cocer una sustancia blanca, de grano fino, que hoy se conoce como porcelana. Esta cerámica procede de una combinación de arcilla blanca y feldespato molido que, una vez mezclada y moldeada al torno, se cuece en el horno a temperaturas altísimas que llegan a rebasar los 1.200 Cº. Si bien hasta más tarde no se sacó partido de todas las posibilidades de la porcelana, sus orígenes en la dinastía Tang constituyen un importante hito en este campo.

LA DINASTÍA SONG (960-1270).
En los años que siguieron a la caída del gobierno Tang el territorio de China quedó reducido a consecuencia de las invasiones de los pueblos vecinos. Los emperadores Song (960-1270) no eran tan poderosos como sus predecesores Han o Tang. Se esforzaron por mantener una paz poco sólida con sus, casi siempre, hostiles vecinos, y las artes de la época denotan una introspección y un refinamiento que se cultivaron como respuesta a las ásperas realidades políticas. Los emperadores Song se caracterizaban por ser muy ilustrados y muchos de ellos eran, incluso, consumados artistas.

La pintura Song.
La pintura Song fue de gran calidad y diversa en escuelas y estilos. La corte promovió una academia real de pintura y patrocinó a numerosos artistas. La familia real prefería los temas de pájaros y de flores, así como los retratos de los animales de compañía y de los niños. Muchas pinturas de este periodo sirvieron de modelo para juzgar obras posteriores y son muchos los pintores chinos actuales que continúan trabajando en los estilos cortesanos de la pintura Song, tanto florales como de retratos, copiados una y otra vez a lo largo de los siglos.
Sin embargo la dinastía Song es más conocida por la pintura de paisajes. Durante el periodo Song septentrional (960-1126), los pintores solían inclinarse por un estilo monumental, creando impresionantes panorámicas. Artistas como Li Cheng, maestro de los planos horizontales y lejanos (activo en el siglo X) y Fan Kuan, que sigue fielmente a la naturaleza (activo a principios del siglo XI), destacaron en este estilo con sus imponentes vistas de acantilados rocosos interrumpidas por alguna catarata o por algún grupo de figuras pequeñas. La ejecución es compleja, repitiendo las pinceladas unas encima de otras para crear la ilusión de textura.
Apareció también la pintura de los eruditos, o wenren hua. Los eruditos eran independientes que discrepaban con los estilos impuestos por la academia y que creaban sus propios paisajes. Los que practicaban el wenren hua, en el periodo Song septen­trional, preferían temas menos grandiosos que los pintores oficiales y con frecuencia elegían un sencillo árbol o una roca con un bambú.
En el siglo XII la familia real Song huyó al sur y se estableció en la ciudad de Hangzhou. Durante esta época de la llamada dinastía Song meridional (1127-1279) la academia de pintura imperial creó un estilo de paisaje conocido como escuela de Ma-Xia, por el nombre de sus dos principales representantes, Ma Yuan y Xia Gui. Crearon paisajes menos elaborados que los del periodo Song septentrional, utilizando las veladuras para sugerir la masa terrestre y para conferir a la obra un aspecto ligero y etéreo. A Ma Yuan se le conocía como 'Ma-el-de-una-esquina' porque con su pintura sólo cubría una esquina del cuadro, dejando el resto en blanco. Esta técnica acentuaba la sensación de espacio abierto y sugería el infinito, cualidades muy apreciadas en el estilo Ma-Xia.
Contrastando con la serenidad de la obra de Ma Yuan y Xia Gui está la de los monjes Chan o Zen, rama de la fe budista que cree en la espontaneidad de la creación artística, por lo que sus obras quedan terminadas en unos pocos minutos de frenesí. Los pintores de la academia oficial rechazaban este estilo, de pincelada libre y muy suelta, calificándolo de obra de 'borrachos locos'. La independencia de la escuela Zen se convirtió en un modelo importante para los artistas de los siglos posteriores que se mostraban desilusionados ante los estilos puramente académicos.

La cerámica Song.
La cerámica de los periodos Song septentrional y meridional es comparable a la pintura de paisaje en cuanto a variedad y calidad. Entre los productos más bellos de los hornos del norte, denominados clásicos, está la loza de ting, en la provincia de Hebei, que se caracteriza por su vidriado blanco lechoso y por sus motivos delicadamente tallados o estampados, entre los que abundan los capullos de loto, en origen símbolo budista, pero muy frecuentes en el arte profano de la dinastía Song. La loza de Jun, de vivos colores, con salpicaduras rojas o púrpuras pintadas sobre el vidriado azul, era muy popular en la corte y se utilizaba para cuencos y macetas. El gres verde celedón, de gran calidad, era también un clásico en los hornos tanto septentrionales como meridionales. En el norte, donde el verdeceledón tiende a ser de un verde grisáceo, se utilizaba para la fabricación de jarrones o de pebeteros. Además de estas variedades, favoritas de la corte, había también un tipo de cerámica popular llamada cizhou, que se fabricaba en la provin­cia de Henan para uso local. Los alfareros de Tzu-chou empleaban una amplia gama de técnicas decorativas, entre las que se contaba el vidriado, la pintura, el tallado y el esmaltado. Las formas eran muy variadas aunque abundaban los cabezales, los jarrones y los objetos en miniatura, que se utilizaban probablemente como juguetes.
El sur de China aportó su propia loza real, sobre todo la porcelana blanca descubierta en la zona de los Tang. Algunas piezas de cerámica fina se realizaban expresamente para uso imperial y tenían el carácter de kuan, es decir, oficial. Los objetos de gres verdeceledón del sur tienen un sutil vidriado verde azulado que parecía ejercer una sensación de serenidad sobre aquellos que los contemplaban. Los monjes budistas de la provincia de Fujian preferían tomar el té en brillantes cuencos negros vidriados de loza de Jian. Para decorar estos utensilios se colocaba en su interior una hoja o un motivo recortado en papel antes de cocerlos y una vez en el horno el material se desintegraba, dejando una marca oscura que se hacía más visible al llenarlos de té. Estos cuencos de té de Jian eran muy apreciados por los monjes japoneses que estudiaban en los monasterios Zen de China; en Japón se conservan numerosas colecciones de este tipo de loza de la época Song.

La escultura Song.
Las formas plenas características de la dinastía Tang continuaron en la escultura del periodo Song. Los éxitos más notables se alcanzaron en las figuras budistas, en las que con frecuencia la arcilla y la madera sustituían a la piedra. La arcilla, de gran plasticidad, permitía plasmar las formas del cuerpo con más suavidad y con ella se obtenían sorprendentes resultados de parecido con el natural.

La arquitectura Song.

La tendencia Song hacia el refinamiento se aprecia también en lo que queda de la arquitectura del periodo. Los estilos Tang se fueron alargando y afinando y dieron lugar a unas agujas características del estilo Song. Los tejados curvos, típicos de la arquitectura china, alcanzaron su apogeo en el periodo Song. Se perfeccionaron las vigas transversales para aportar el apoyo necesario a los pesados tejados. En el interior, un sistema de delicadas bóvedas y ménsulas de madera facilitaba la sensación de espacio abierto y de luz. Las pagodas seguían siendo el edificio religioso por excelencia. Al principio se construían de albañilería y, sobre todo en el norte, se decoraban con complicadas celosías. Aunque los arquitectos Song preferían la altura a la anchura, hay ejemplos de que también se construyeron edificios anchos y bajos y estas estructuras so­lían ir acompañadas de patios, balcones y grandes vestíbulos, características que se harían más frecuentes en los periodos Yuan y Ming.



LA DINASTÍA YUAN (1279-1368).
La invasión de los mongoles (1279-1368) produjo alteraciones en la naturaleza del arte chino, sobre todo en la pintura y en la escultura. Aunque los gobernantes extran­jeros tenían interés en perpetuar la cultura clásica china, la mayoría de los artistas no estaban a gusto en la corte y se retiraron. La pintura y la caligrafía se convirtieron en el terreno de estos ex-funcionarios. Wenren hua, el arte de los aristócratas independientes durante la dinastía Song, fue durante el periodo Yuan, y en lo sucesivo, la escuela artística más importante; seguían siendo conocidos como los eruditos y tildaban a los pintores que se quedaron en la academia de conservadores e incluso de imitadores.
Al principio del periodo Yuan, los artistas oficiales recibían encargos de obras basadas en los estudios de pájaros y de flores de la época Song o en los paisajes de la escuela Ma-Xia. Todas las innovaciones procedían de fuera de la tradición académica, que nunca volvió a alcanzar el nivel que tenía durante la dinastía Song meridional.

La pintura Yuan.
Al margen de la considerable diferencia de estilo, la pincelada de los pintores wenren era más acentuada y segura que la de los artistas Song meridionales. Las rocas y los árboles, que en la escuela Ma-Xia se presentan borrosos, aparecen con fuerza en la obra de los pintores del periodo Yuan. Ya no se utiliza la bruma para sugerir la distancia y el infinito y la amplitud deja paso a un interés más dramático por la forma. El grupo conocido como los 'Cuatro grandes maestros del Yuan' —Huang Gong-wang, Ni Zan, Wu Zhen y Wang Meng— representa la diversidad característica de este periodo. El paisaje continuó a la cabeza de los temas representados y se introdujeron zonas de color y variaciones de ejecución que recordaban a los primeros paisajistas de la era Tang.

La caligrafía Yuan.
Desde los tiempos pre-Tang se ha considerado a la caligrafía como una rama de la pintura. Se hizo muy popular durante la dinastía Yuan por su relación con las aspiraciones de los wenren. Junto con la poesía y la música constituía una parte im­portante de la formación intelectual de los caballeros; era frecuente regalar a los amigos una muestra de escritura para conmemorar una ocasión o para agradecer la hospitalidad. La caligrafía, como la pintura, da fe de las posibilidades, casi infinitas, del pincel. Los caracteres representados se ajustaban a una gran variedad de estilos, desde los grabados arcaicos sacados de las vasijas de bronce hasta las formas más libres que recordaban a los pintores Zen.

La porcelana Yuan.
La corte de los mongoles promovió grandes progresos en las técnicas de fabricación de porcelana. A mediados del siglo XIV se fabricaron las primeras muestras fechadas de porcelana decorada con colores aplicados antes del vidriado (vasijas David, en la Fundación Percival David, Londres). Hacía tiempo que se conocía la tecnología para la fabricación de porcelana, pero la decoración en color planteaba serios problemas porque eran pocos los pigmentos capaces de resistir las altas temperaturas necesarias para cocer la base de arcilla blanca.
En el periodo Yuan se descubrió que el cobalto molido producía un pigmento negruzco que podía ser mezclado con agua y pintado sobre la porcelana antes de su cocción y que tomaba un bonito tono azulado en el horno. Este descubrimiento inició la famosa tradición de los cacharros blancos y azules que durante siglos se venderían en los mercados chinos, en los países musulmanes y en Europa. El óxido de cobre resultó también utilizable como agente decorativo y se creó una clase de porcelana de tonos rojos debajo del vidriado.

La arquitectura Yuan.
Los mongoles favorecieron también importantes aportaciones en la arquitectura. Hoy se cree que las estructuras originales de la capital mongola, Pekín, eran mayores que las estructuras Ming que las sustituyeron. La estética mongol daba preponderancia a la masa, en claro contraste con las anteriores edificaciones Song. La construcción Yuan se caracterizaba por grandes salones sucesivos para poder celebrar al mismo tiempo banquetes, audiencias reales y los actos oficiales ordinarios. El proyecto de gran ciudad empleado por los arquitectos de Pekín fue conservado y adaptado por los responsables de las dinastías Ming y Qing, y sigue recordando a la capital imperial Yuan.

LA DINASTÍA MING (1368-1644).
El gobierno mongol terminó con una vasta revuelta campesina y el restablecimiento de una dinastía de etnia china, llamada Ming (1368-1644).

La pintura Ming.
La corte fundó inmediatamente la academia real de pintura que atrajo principalmente a los pintores de pájaros y de flores y a los paisajistas de la escuela Ma-Xia. Sin embargo seguían siendo los eruditos los autores de las obras más significativas. Del grupo que encabezaba a los wenren Ming, llamado escuela de Wu, salieron numerosos artistas importantes entre los que destacan Shen Zhou y Wen Zengming. Ambos eran caballeros cultivados y practicaban la pintura y la caligrafía. La pincelada de Shen Zhou denota una línea rigurosa que proporciona claridad a sus obras, inspiradas con frecuencia en temas cotidianos, como un grupo mirando a la luna desde una terraza (Museum of Fine Arts, Boston). Wen Zengming se decantaba por los temas de gran simplicidad, como un árbol o una roca, y su obra transmite la fuerza que da la soledad, quizá como reflejo de su desencanto ante la vida oficial.
La crítica y el estudio del arte en el periodo Ming.
El arte fue tema de estudio y de crítica desde el periodo Han, pero alcanzó su apogeo durante la dinastía Ming, de manos de Dong Qichang, pintor, crítico, coleccionista y erudito. Los escritos de Dong sobre la historia de la pintura china siguen siendo importantes, sobre todo su identificación de las escuelas de pintura del norte y del sur. Mantenía que la escuela del sur —la de los literatos—, que preconizaba el individualismo y la vida contemplativa cultural, podía remontarse a Wang Wei en la dinastía Tang. Por otro lado, la escuela del norte, originaria de la familia Li en los siglos VII y VIII, incluía a las generaciones posteriores de pintores oficiales. Entre el último grupo se encuentran los grandes monumentalistas Song septentrionales Li Cheng y Fan Kuan, así como los artistas de la escuela Ma-Xia. Según la teoría de Dong, esta escuela se caracterizaba por su falta de innovación, su dependencia de los dictados de la corte y su imitación servil del pasado. Aunque los especialistas contemporáneos consideran que este argumento es simplista, Dong fue, sin lugar a dudas, el primero que dejó clara la división entre el pintor de corte profesional y el wenren.

La cerámica Ming.
El periodo Ming es famoso por sus artes decorativas. La producción de cerámica aumentó de forma considerable y se produjo una gran expansión del mercado con la gran demanda, para la exportación, de la porcelana vidriada azul y roja.
Hasta entonces, sólo unos pocos colores se aplicaban sobre la porcelana, en forma de vidriado de plomo. Ahora, sin embargo, se introdujo una nueva técnica: una vez que la porcelana había sido vidriada y cocida a la temperatura necesaria, se pintaba con esmalte del color deseado, como verde, amarillo o púrpura, y se volvía a cocer por segunda vez. Gracias a este invento se podía decorar la más fina cerámica china con una infinita variedad de colores brillantes, desarrollándose numerosos estilos; los más solicitados en los mercados europeos eran los decorados en los que predominaba el rosa (llamados 'familia rosa') y en los que predominaba el verde (llamados 'familia verde'). También se esmaltaba el cobre, y se hacían vistosos objetos decorados con esmaltes alveolados (cloisonné).

Las artes textiles Ming.
Los gobernantes de la dinastía Ming eran grandes aficionados a las antigüedades y preferían los temas que recordaban motivos antiguos, pues se presentameban como una restauración de las raíces chinas como un medio para legitimar su dinastía.
Para los tejidos elegían elaboradas decoraciones con figuras de origen Tang o Song. Aunque los avances técnicos condujeron a sofisticadas innovaciones en el campo textil, como los tapices de seda, muchos funcionarios Ming adoptaron los estilos antiguos para vestirse. El atuendo corriente en la corte eran los vestidos con dragones mientras que el emperador se reservaba el derecho de llevar vestidos con motivos taoístas arcaicos.

Las artes de la laca, jade y bronce Ming.
Muchos de los objetos antiguos que se conocen estaban realizados en laca tallada, una antigua modalidad artística que se remonta a la era Zhou y que alcanzó nuevas cotas de ornamentación en el periodo Ming. Las bandejas y otros accesorios domésticos estaban primorosamente decorados con dragones, figuras y motivos florales.
La misma profusión se observa en el arte, igualmente antiguo, de la talla del jade, realizándose preciosos objetos como jarrones, figuras de deidades y réplicas de antiguas vasijas de bronce, que eran muy solicitados tanto en China como en el extranjero.

En la fabricación de esculturas y recipientes de bronce, que solían ser braseros o pebeteros, se imitaban de forma deliberada los estilos del pasado.

La arquitectura Ming.
Los mongoles habían rechazado el delicado estilo Song iniciando una tendencia hacia las estructuras más bajas y macizas, que fue adoptada por los arquitectos Ming, quienes crearon muchos edificios rectangulares. Los templos Ming conservaban algunos detalles Song, como las figuras de madera del interior pintadas con gran colorido.






El Palacio Imperial de la Zijin Cheng (Ciudad Prohibida), en su mayor parte realizado en madera, fue conservado y ampliado durante la posterior dinastía Qing hasta bien entrado el siglo XIX y es difícil separar lo que es Ming de las aportaciones Ming. Comprende 980 edificios con 8.707 habitaciones, sobre un total de 720.000 .

LA DINASTÍA QING (1644-1912).
Los últimos años de la dinastía Ming estuvieron marcados por grandes disidencias políticas internas y revueltas campesinas. Esta situación fue aprovechada desde el norte por los manchúes, que se hicieron con el poder en 1644 y se mantuvieron hasta 1912.
Deseosos de asimilar las tradiciones de las dinastías anteriores, los gobernantes Qing mantuvieron todos los aspectos de la cultura china.

La pintura Qing.
La corte continuó patrocinando una academia real de pintura, pero la calidad de su producción no iba más allá de la buena imitación de los estilos Song.



Como en siglos anteriores, las mejores pinturas procedían de los artistas cultos, surgiendo en la dinastía Qing dos escuelas bien diferenciadas de wenren hua: los que basaban su obra en los maestros del periodo Yuan y los llamados individualistas, que practicaban una pintura más libre, menos restringida.
En el primer grupo había destacados artistas como Wang Hui, quien además de realizar un enorme número de obras al estilo de pintores como Huang Gongwang y Dong Qichang, desarrolló un estilo propio de compleja ejecución. Otros pintores, como Hung-jen, dominaban el estilo de un solo artista Yuan (en este caso de Ni Zan), copiando y trabajando exclusivamente en sus obras.
La otra escuela de wenren rechazaba el enfoque ortodoxo de los seguidores de los modelos Yuan. En lugar de ello, se esforzaban por cultivar un estilo personal de ejecución. El monje budista Kun Can trabajaba sin trabas, a la manera de los pintores Zen del periodo Song meridional. Aunque muchas de sus figuras se presentan distorsionadas, nunca llegan a ser abstractas y sus pájaros y rocas, plasmados velozmente, conservan su forma orgánica. De forma parecida Dao Jhi, conocido también como Shi Tao, infundió su estilo a la comprensión de la naturaleza, consiguiendo un gran movimiento y vitalidad en sus obras, dinamismo que aumentaba añadiendo zonas de aguadas azules o rosas.

La cerámica Qing.
Las artes decorativas del periodo Qing destacan por su excelencia técnica pero no son innovadores en temática ni alcanzan la belleza clásica de la cerámica Ming. 
El proceso de esmaltado se perfeccionó durante esta época, junto con innumerables sombras nuevas para la porcelana de vidriado monocromo.
En los siglos XVII y XVIII se exportaban a Europa preciosas porcelanas. Cuando los hornos occidentales empezaron a producir porcelana azul y esmaltada, la calidad de la cerámica china empezó a decaer. Las piezas más interesantes salían de los pequeños talleres de provincias donde los alfareros, sin competir con los hornos imperiales, creaban deliciosos cacharros por encargos locales.
La loza I-hsing de la provincia de Jiangxi, un gres rojo castaño, era la preferida de los estudiosos de la región y ningún caballero dejaba de tener una pequeña tetera, un soporte para la pluma o un cuentagotas en su escritorio.

Otras artes decorativas Qing.
Los estilos ornamentales preferidos en la época Ming fueron seguidos por los artistas Qing en la metalistería, la laca y el jade tallado.

Son excelentes las labores minuciosas con marfil, el cristal soplado y, tanto en China como en Europa eran muy populares los frascos de rapé de vistosos colores.
Los muebles de madera decorados con laca, que algunas veces era dorada, tenían gran aceptación en la corte imperial y entre los funcionarios ricos y los comerciantes.

La arquitectura Qing.

También en la arquitectura continuaron muchas de las tradiciones Ming. Los emperadores Qing preferían interiores amplios, casi monótonos, desprovistos de detalles.

Pabellón del Palacio Imperial en Pekín.

Pabellón del Palacio de Verano en Pekín.

Los palacios, muchos de los cuales aún existen en la ciudad de Pekín, son la 'marca de fábrica' especial de la arquitectura Qing y se caracterizan por sus formas macizas templadas por una estricta simetría. El color desempeña un importante papel en estos edificios de tejados dorados, detalles pintados en rojo y escaleras de mármol blanco.

También existen algunas variantes, como la residencia veraniega de Yuan-ming-yuan, del siglo XVIII, basada en el estilo del palacio de Versalles en Francia.

Muy distinto es el Altar del Paraíso o Templo del Cielo (iniciado en el año 1420, restaurado en el año 1890), estructura circular de tres pisos, inspirada en las descripciones de los estilos arquitectónicos anteriores a la dinastía Han.


FUENTES: ARQUITECTURA.
Documentales.
Ciudades perdidas. Serie española de Home Video (60'). Presentada por Vicente Simon. Chang'an. La Roma de Asia (Pekín; Chang'an, capital de los Han y Tang de China durante 1.100 años, en la actual Sian, con la tumba con soldados del emperador Hsi Huang-Ti; la historia de la emperatriz Wu-se-Tian; Yang-Wufei, favorita del emperador Hsiang-Hsu, la gran protagonista de las historias de amor chinas).

Libros.
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Keswick, Maggie. The Chinese garden: history, art & architecture. Academy Editions. Londres. 1978. 216 pp. Contribución y conclusiones de Charles Jencks.
Artículos. Orden cronológico.

FUENTES: ARTES.
Documentales.




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Memorias de piedra 3/3: China, cuando las montañas se pintaban. 52 minutos. Las pinturas rupestres de Huashan, en el rio Zuojiang, realizadas entre los siglos V aC y II dC. Son casi dos mil figuras, la mayoría humanas de estilo esquemático.

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López, A. Encuentran la tumba que revela cómo era la vida en el imperio de Genghis Khan. “El Confidencial” (14-VIII-2018). Los arqueólogos han localizado una cámara mortuoria octogonal de h. 1300 con historias pintadas.

ARTISTAS.
Listado de artistas chinos.
Ching Hao (s. X, pintura), Ma-Yuan (c. 1190-1225, pintura), Cheng Honhshou (1599-1652, pintura), Shi Tao (Shitao) (1641-1717, pintura),
Qi Baishi (1863-1957, pintura), Zhang Daqian (1899-1983, pintura), Xie Zhiliu (1910-1997, pintura), Wu Guangzhong (1919-2010, pintura), Gao Xingjian (Ganzhou, 1940, nacionalizado francés; pintura, música, novela, teatro, poesía, ensayo, premio Nobel de Literatura 2000), Chen Yifei (1946-2005, pintura),
Xu Bing (1955, instalaciones), Wenda Gu (1955, pintura), Zhang Pelli (1957, videoarte, accionismo), Cai Guo Qiang (1957, instalaciones), Ai Weiwei (1957, hijo del poeta Ai Qing; arquitecto, acciones, escultura), Zhang Xiaogang (1958, pintura), Mu Chen (1960, fotografía), Shao Yinong (1961, fotografía), Yue Min Jun (1962, pintura), Xiao Lu (1963, arte feminista), Zhuang Hui (1963), Zhang Huan (1965), Wang Qinsong (1965, escultura), Rong Rong (1968, performance), Xu Zhen (1977, fotografía), Cao Fei (1978, performance, videoarte),

Sinólogos en Historia del Arte.
Entre los especialistas de arte chino destacan los chinos Lu Jijia (1947) y Liang Jinsheng (1948); los norteamericanos John C. Ferguson (1866-1945, de origen canadiense), Ludwig Bacchofer (1894-1976, de origen alemán), Lawrence Binyon (1869-1943), Heinrich G. Franz (1916), Wen C. Fong (Shanghai, 1930, de origen chino, profesor en la Princeton University en 1954-1999), Jerome Silbergeld (c. 1945, profesor en Princeton University), Wu Hung (Pekín, 1962, de origen chino, profesor en Harvard y Chicago) y Robert W. Bagley (profesor de Princeton University, especialista en arte chino antiguo),; los británicos Basil Gray (1904-1989) y William Watson (1917-2007); y el sueco Oswald Siren (1879-1966).
El mayor coleccionista y tal vez el mayor experto mundial en arte chino es Uli Sigg, el embajador de Suiza en Pakín.

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