Los focos más importantes fueron las ciudades de Bruselas y Amberes, aunque también tuvieron un actividad notable las demás ciudades pañeras y comerciales, donde la Iglesia, la burguesía y la aristocracia católicas tenían abundantes recursos y una voluntad de mecenazgo para ganar prestigio social o por propaganda política o religiosa.
La llegada del Renacimiento.
El Renacimiento italiano llega a través de la Corte imperial establecida en Malinas y Bruselas a finales del siglo XV y principios del siglo XVI, sobre todo gracias a la regente Margarita de Austria, que remodela el palacio de Malinas y atrae artistas italianos que imponen temas clásicos muy italianizantes en lo decorativo, y a Carlos V, que impone el gusto clásico en el arte áulico. Al mismo tiempo los intelectuales flamencos participan en la difusión del Humanismo.
Los artistas flamencos se relacionan con el Renacimiento por la fascinación que ejerce Italia en ellos y establecen una competencia con los artistas italianos que redundan en el perfeccionaminto de la técnica, como vemos en Jan van Eyck y Memling. El Renacimiento se manifiesta sólo en la pintura y el paso al estilo del Manierismo será inmediato.
LA PINTURA FLAMENCA.
La pintura flamenca anticipa la renacentista en el
trato de las luces y la pasión por el paisaje pero es aún gótica por el escaso
movimiento e interrelación de las figuras, y por el predominio de las partes y
de los detalles por encima del conjunto. Los pintores primitivos flamencos nos
muestran en sus obras esa realidad burguesa y popular de las ciudades.
Características
de la escuela flamenca.
- La minuciosidad.
Los detalles más concretos y cercanos son registrados escrupulosamente. Lo
cotidiano es el tema recurrente, sobe todo la vida burguesa en las casas.
- El naturalismo.
Se pretende la representación veraz de la realidad, sin idealización de las
figuras humanas.
- La
perspectiva empírica. Puede llegar a una composición muy creíble del
espacio.
- Amor al
paisaje. Hay una pasión preromántica por el paisaje, en sus visiones más
sorprendentes.
- El material de
tabla.
- La técnica
del óleo. Su lentitud de secado y sus trasparencias permiten dar más brillo
a los colores y trabajar más adecuadamente los detalles.
LOS PRINCIPALES MAESTROS.
El Maestro de Flémalle (1378-1444).
El Maestro de Flémalle (posiblemente fue el pintor
Robert Campin), llamado Maestro de Flémalle (1378-1444) destaca en su minuciosidad
y perspectiva empírica en el Nacimiento
de Cristo, La Anunciación y el Tríptico Werl.
Jan van Eyck (1390-1441).
Jan Van Eyck (Maestricht, 1390-1441),
trabajó sobre todo en Brujas y viajó por España.
La Virgen del Canciller Rollin
La Virgen del canónigo Van der Paele
Retablo del Cordero Místico (1432).
Pintó obras realistas con
detalles humanos incluso interesantes para la medicina como en los retratos
presentes en La Virgen del Canciller Rollin, La Virgen del canónigo
Van der Paele, El Matrimonio Arnolfini, con el juego del espejo y la
imagen, y por fin el extraordinario Retablo del Cordero Místico (1432)
en la iglesia de San Bavón de Gante (lo pinta junto a su hermano Humberto), una
cima de la pintura gótica, resumen de la temática, los simbolismos, la técnica
del óleo, la perspectiva empírica convergente en el fondo, el detallismo
minucioso, el cuidado en los ropajes, la luz, agrupación de prsonajes que
articulan los planos, naturalismo flamenco...
El matrimonio Arnolfini (1434) nos muestra reflejado en el espejo del fondo al propio pintor como notario de los esponsales, al lado del espectador. La proximidad y
complicidad espacial es similar en Van Eyck y Memling, aunque en la del primero
haya menos movimiento y el espacio sea menos sofisticado, a cambio de un mayor
equilibrio espacial. Giovanna lleva un elegante vestido verde, "el color de la fertilidad", propio de un retrato de sociedad y un cuadro de boda. No está embarazada, sino que su postura se limita a resaltar el vientre, que entonces se tenía por una de las partes más bellas del cuerpo. También cabe pensar que su pose y la exagerada curvatura del vientre sugieran su fertilidad y su futura preñez. [Cummings, Robert. Guía vidual de Pintura y Arquitectura. Santillana. Madrid. 1997 (1995): 30-31.]
Y una consecuencia de la riqueza de esta visión: el
Velázquez de Las Meninas (1656) explora los mismos elementos, la función
notarial del artista, la complicidad del espectador con el espacio real de los
reyes (que no aparecen en el cuadro sino a través del reflejo especular), los
distintos planos (las meninas, el pintor, el caballero en la puerta...) y las
relaciones entre los personajes. Todo elevado a la máxima potencia,
a la sencillez más misteriosa y con el mínimo detalle, con una paleta
preimpresionista. Lucas Jordán dijo de este cuadro: «Es la teología de la
pintura».
Roger van der Weyden (c. 1400-1464).
Rogier van der Weyden (Tournai, 1399 o 1400-Bruselas, 1464), discípulo de
Campin em Tournai, trabajó en Bruselas y, como Van Eyck, para los duques de
Borgoña. Viajó por Italia tres veces y su estilo influyó en los pintores de
varias escuelas renacentistas italianas.
Es el pintor del dolor: El Descendimiento de la Cruz (1435) es
un ejemplo máximo con sus figuras expresivas, en una composición muy estudiada,
sobre un fondo dorado gótico. Otras obras son el Tríptico de San Juan Bautista, la Anunciación y el Políptico
del Juicio Final. En algunas obras parece usar una perspectiva científica renacentista,
pero en realidad es empírica. Su Crucifixión
muestra una acusada desproporción, en un marco de arquitectura gótica, una perspectiva
empírica y detallismo.
Hans Memling (c. 1440-1494).
Hans Memling (c. 1440 o 1450-1494), de origen alemán,
trabaja en Brujas, donde crea una exitosa escuela. Su puntura se caracteriza por las figuras serenas y pensativas, insertas en
paisajes melancólicos, como en el Relicario de Santa Úrsula y La
Virgen entronizada con el Niño, El hombre de la medalla. Una obra
muy italianizante es la serie La Ciudad de Dios, con una intersante fragmentación
escénica.
Memling es el artista del apogeo del primer
Renacimiento nórdico, cuyos pioneros son Jan van Eick y Rogier van der Weyden.
Algunos autores aún le consideran como culminador de los “primitivos
flamencos”, cuando tiene muy poco de ellos, salvo que utiliza tablas y, aunque
trabaje y viva en Flandes haya nacido en Alemania.
Inserto en la mejor sociedad flamenca, en 1473 accede
a la cofradía religiosa de Nuestra Señora de las Nieves, junto a nobles,
clérigos y burgueses.
A diferencia del Renacimiento italiano, el nórdico no
supone una radical ruptura con el gótico tardío ni con el estilo Internacional.
De esta tradición extrae el gusto por el detallismo de la miniatura, añadiendo
a estas influencias el uso de la técnicas científicas de la perspectiva, con
escenarios de gran realismo y profundidad (como el de Panorama de la Pasión,
un retablo teatral sobre planos arquitectónicos de la ciudad), con un
movimiento natural y vivaz del cuerpo humano, con paisajes creíbles por su
realismo, con el invento del trazo fino (gracias a la técnica de pintura al
óleo, una creación nórdica), con la tímida aparición de la temática laica pues,
aunque cultiva el retrato y la alegoría pagana, sigue ocupándose
prioritariamente de temas religiosos (como el brebosquiano Tríptico del
Juicio Final).
Memling fue contemporáneo de la segunda generación
renacentista italiana (los Uccello, Botticelli, Mantegna), pero es menos
estatuario y más íntimo. Como ellos, es miembro (aun menor) de esa burguesía de
comerciantes y financieros que hizo la fortuna de las ciudades del siglo XV. En
Brujas los delegados de la banca italiana de los Médicis, Portinari, Tani...,
se juntaban con los burgueses locales en la primera Bolsa del mundo, en la
taberna De Beurs (significa monedero), mezclándose con los nobles y los
clérigos en negocios sin prejuicios. Estas gentes fueron retratadas por
Memling, insertas en una arquitectura gótica, con su aire ausente y sus ojos
rasgados (Retrato de mujer joven).
Dirk de Vos dice: «Memling creó una imaginería muy
personal, que encarnó por última vez las aspiraciones religiosas ideales de una
burguesía próspera y racional en el umbral del humanismo». Es una imaginería
que une lo sagrado con lo profano: retrata a sus clientes (embelleciéndolos con
afán platónico) orando en dípticos y trípticos ante vírgenes y santos, como en
el Tríptico Moreel, que pinta a una rica familia rodeando a San
Cristóbal, con una «estructura épica sinóptica» y en una «nueva organización
del espacio». Con esta obra, Memling se convierte en el primer pintor flamenco
que retrata a una familia numerosa al completo.
Pero lo mejor es la luz. ¡Es tan moderno su uso de la
luz como elemento vivificador de los modelos! Memling es menos rupturista que
sus antecesores en cierto modo, pero su luz dulcificadora le aproxima a un
Piero della Francesca, salvo que es más estática.
La luz es omnipresente en La captura de santa
Ursula, decoración de un relicario ubicado en la exacta arquitectura de la
ciudad de Colonia, mostrando a unos espectadores presentes reflejándose en la
coraza del soldado que dirige la operación, un recurso para dar la máxima
profundidad a la escena y completar así la utilización de la perspectiva.
La luz, también, en el Díptico de Martin van Nieuwenhove
(1487), una obra maestra de la perspectiva, con una misteriosa claridad y una
límpida profundidad. En esta obra, la Madonna con el Niño está en la tabla de
la izquierda y el donante en la de la derecha. A la derecha de la Madonna hay
un espejo convexo, a contraluz, reproduciendo la escena del díptico, poniendo
al espectador en la posición del mismo pintor. Vemos a la Maddonna sentada y
envuelta en ropas ideales, mientras que el caballero (de la Corte del emperador
Maximiliano) está arrodillado, visto de costado y aparece ataviado en su traje
más elegante. La arquitectura les enmarca en sendas ventanas. Los puntos de
fuga se concentran en la boca de la Virgen.
El espejo explica el espacio de la sala de un modo
complejo y riguroso. Vemos la escena por delante y por detrás, podemos observar
y casi palpar los detalles, dentro de la escena, gracias al juego de luz y
espejo y perspectiva.
Gérard David (c. 1465-1523).
Gerard David (c. 1465-1523) sigue las pautas de la escuela de Brujas, de un naturalismo flamenco más referencias italianas, con figuras de poses verticales, en claroscuros, con una fusión de gracia y dolor, en El descanso en la huida a Egipto.
Hugo van der Goes (c. 1440-1482).
Hugo van der Goes (c. 1440-1482) destaca con el Tríptico Portinari (1474-1475), que
muestra elementos góticos e italianos de Venecia y una acusada desproporción en
los elementos, con realismo en los retratos y el paisaje.
El Bosco (c. 1450-1516).
El Bosco (c. 1450-1516), seudónimo de Anton van Acken,
es el gran pintor primitivo nórdico, sigue una concepción del paisaje influida
por Patinir, con un excelente dominio de la técnica del óleo, del minucioso detallismo
flamenco y de la perspectiva empírica flamenca, con algunas influencias
italianas en lo ornamental, compositivo (la perspectiva axial) e iconográfico,
para pintar un mundo de formas fantasiosas, basado en la cultura popular (cómica, satírica) y la tradición
religiosa medieval de alegorías y farsas burlescas, con escasa influencia humanista.
El Bosco ha sido considerado un presurrealista y aún continúa hoy el debate sobre su temática: ¿Irrealismo onírico o
realismo social encubierto? Parece que mostraba las realidades de su tiempo:
los incendios, las torturas y los sermones apocalípticos le inspiraron imágenes
demoníacas. Pintaba al mundo medieval en crisis de valores, al hombre
eternamente amenazado. Fray José Sigüenza escribió: El Bosco tuvo «el valor de
pintar a los hombres cuales son por dentro». Esto le convirtió en el pintor
favorito de Felipe II, que coleccionó sus mejores obras (por lo que están en El
Prado).
Crucifixión muestra los
personajes en el mismo plano, con un paisaje al fondo, un colorido de gran
riqueza tonal, una ornamentación y perspectiva italianas, mientras que es
flamenco el resto: la técnica del óleo, el detallismo, con retratos
esquematizados.
Coronación de espinas
tiene una composición flamenca, con retratos individualizado y encuadres
novedosos pues corta a los personajes en los bordes.
Ecce Homo con los donantes seculariza el tema religioso, con una perspectiva urbana de tipo
flamenca empírica, con personajes vestidos modernamente.
San Jerónimo penitente tiene un predominio del paisaje.
San Cristóbal muestra
un paisaje de perspectiva lineal italiana, pero el santo es de una desproporción
flamenca.
San Juan y la Revelación en Patmos muestra a la Virgen en la parte superior, en una posición de
jerarquía.
San Juan Bautista es
otra muestra de la fusión de influencias, con un aparente antinaturalismo premanierista
pero que solo sigue la tradición nórdica.
La Nave de los Locos
es en cambio de tradición medieval en su perspectiva empírica.
El Prestidigitador
muestra una escena costumbrista.
El Tríptico de la Adoración de los Reyes Magos
es de composición axial y cueta con una luz flamenca.
El Tríptico de las Tentaciones de San Antonio
muestra la pervivencia de la pintura medieval flamenca.
Tríptico del Jardín de las Delicias, de El Bosco.
Su obra más conocida es el Tríptico del Jardín de
las Delicias, con una composición en la que el Cielo figura a la izquierda
y el Infierno a la derecha (con unos cincuenta símbolos de humanos-bestias,
tormentos musicales, luces misteriosas, espacios angustiosos, etc.).
El carro de heno le
sirve para fustigar a todos, tanto poderosos como plebeyos.
La piedra de la locura critica a la medicina.
El Tríptico del Nacimiento fustiga a los
ejércitos y los símbolos religiosos.
La Mesa de los Pecados Capitales compone los
siete pecados en un círculo alrededor del Ojo de Dios. Algunos expertos han
sugerido que esta obra no es de El Bosco sino de su taller o de seguidores
suyos.
Quentin Metsys (1466-1530).
Quentin Metsys (o Massys) (Lovaina, 1466-1530) fue
maestro de El Patinir y en su abundante obra religiosa se muestra la
pervivencia de la pintura flamenca en la composición, la perspectiva empírica,
el lujo del decorado... Su obra más conocida es El cambista y su mujer /1514).
El Patinir (c. 1480-1524).
El Patinir (c. 1480-1524), discípulo de Metsys,
cultiva el paisaje como tema único, con el pretexto de pintar temas religiosos.
Le caracteriza la luz celeste brillante, el paisaje pleno de rocas y lagunas,
estático con una composición simple, de estructuras horizontales y verticales.
Sus obras más
conocidas son El paso de la Laguna Estigia, Paisaje con San Jerónimo,
Las tentaciones de San Antonio, Huida a Egipto.
Pieter Brueghel el Viejo (h. 1525-1569).
El pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo (Breda, c.1525-Bruselas, 1569), iniciador de una larga familia de pintores, se forma en Amberes con dos maestros, Coecke y Cock, amén de otra influencia notable, la contemplación de la obra de El Bosco. .
Pieter Coecke es un pintor de cartones para tapices y vidrieras, arquitecto, grabador y
traductor de Vitruvio y Serlio. Por su parte, Jeronimus Cock es un difusor de las ilustraciones del Manierismo italiano, adaptándolo al nórdico.
Ingresa en 1551 en el
gremio de pintores de Amberes y en 1552-1553 viaja por Italia, donde estudia la obra de Miguel Ángel, y por Francia.
Vuelve a Amberes para trabajar con Coecke y Cock y se casa en 1563 con María Coecke (hija de su maestro), una notable miniaturista (hoy se ha revalorizado y se ha sugerido que fue posiblemente coautora de muchas obras de su marido), con la que se traslada a Bruselas, protegidos por el cardenal Perrenaud, gobernador de los Países Bajos
y tienen dos hijos que serán grandes artistas.
Pronto se especializó en paisajes y escenas de vida campestre, por lo que le llamaron Boeren-Brueghel (campesinos- Brueghel), e incluso se decía que iba disfrazado a sus fiestas para estudiarlas. En sus obras pinta el paisaje nórdico, con figuras más destacadas que las de El Patinir, y las llena de simbolismos, La suya es una concepción dinámica del paisaje, como vemos en Los patinadores. La influencia italiana se centra en la decoración. Es una pintura objetiva, descriptiva, de temática popular, con una perspectiva empírica y científica. Obras importantes son Los
patinadores, El triunfo de la
Muerte, Escena del País de Jauja, Leyenda de Ulle Griet, La
caída de Ícaro, La Torre de Babel, La Huida a Egipto, Reposo
durante la Huida a Egipto. El miniaturismo y el costumbrismo popular, basado en los Proverbios flamencos, se manifiestan en Baile popular, El banquete de bodas, Escena de mercado.
Una de sus obras más conocidas es Camino del Calvario (1564) [*comentario en entrada propia], que ha inspirado la película El molino y la cruz (2012) de Lech Majewski.
Hans Burgkmair el Viejo (1473-1531).
Hans Burgkmair el Viejo (1473-1531) pasó cuatro años
en Italia (sobe todo en Venecia) y trabajó en la Corte de Bruselas, como ayudante de Gerard David. Una obras destacada es Retrato (un caballero con
gorro), en el que consigue una fusión de lo nórdico y lo italiano (la influencia de Tintoretto), con el detallismo, el color (en este caso con pocos contrastes cromáticos), los ropajes venecianos, la perspectiva lineal, la fragmentación narrativa en los planos, y la atmósfera irreal. El Tríptico nos muestra un personaje central en pose serpentina, ya manierista.
Bernard van Orley (1488-1541).
Bernard van Orley (1488-1541), formado en Bruselas,
viaja por Italia. Comienza como pintor tardogótico, con una perspectiva
empírica aunque sobre una escenografía italiana. Sigue después el modelo
manierista.
En el Descendimiento hay expresividad, desproporción,
tonos metálicos, fondo dorado, color y volumen manieristas, con una decoración
italiana (como columnas y arquitecturas fantásticas) sacada de las estampas
italianas que entonces se difunden por toda Europa. En Georg van Zelle
(1519, retrato de joven escribiendo) sigue la acentuación del modelo manierista. Otra obra importante, muy dramática, es Judit con Holofernes.
Abraham Bloemaert (1564-1651).
Abraham Bloemaert (1564-1651), aprendiz en Bruselas,
en su juventud usa el color y la luz manieristas, y por ser el más tardío la mayor parte de su obra penetra ya en el Barroco.