EL ARTE PERSA.
Introducción.
La
UD de arte y la arquitectura de la antigua Persia (los territorios del Irán actual
y los adyacentes bajo el dominio de los imperios persas) desde la Prehistoria hasta
el periodo anterior a la llegada del Islam en el siglo VII dC.
El arte persa
estuvo muy influido por el arte de las regiones vecinas de las antiguas Mesopotamia
e India.
En la Prehistoria
destacan las piezas de cerámica y pequeñas figuras de arcilla con temas
antropomorfos.
Los persas de
la dinastía aqueménida (550-331 aC), que conquistaron todo el Oriente Próximo,
desde Tracia hasta el Indo, y desarrollaron un arte extraordinario que fusionó
los estilos anteriores de los persas, los medos y los pueblos conquistados.
En
arquitectura destacan los palacios y los templos de Persépolis, Pasargada y
Susa, con la apadana o sala hipóstila para las audiencias (la sala de las cien columnas de
Persépolis), con altas columnas rematadas con capiteles decorados con toros,
que soportan una enorme cubierta adintelada.
En escultura
destacan los grandes toros androcéfalos alados, inspirados en los lamassu
mesopotámicos, sitos en las puertas de las ciudades; son excelentes los frisos
de cerámica vidriada decorada con figuras de soldados y leones, como el Friso
de los Arqueros de Susa (hoy en el Louvre).
Al
arte aqueménida le siguió por un breve periodo el arte helenístico, durante los años de dominio
político y artístico de los reyes macedonios de origen griego, sobre todo de la
dinastía seléucida.
Sucedieron los
imperios parto (un pueblo nómada de Asia Central) y persa sasánida, este último
derribado por la invasión musulmana. Ambos desarrollaron un arte interesante,
aunque sin alcanzar el esplendor anterior.
Después
de la conquista árabe y la introducción del Islam en el siglo VII dC, floreció la
arquitectura mientras decayó la escultura, reducida a motivos decorativos. La
pintura alcanzó un notable nivel artístico entre los siglos XIII y XVII.
Finalmente, en el siglo XX se recuperaron las antiguas formas artísticas combinándose la tipología arquitectónica tradicional con la tecnología constructiva occidental y los nuevos materiales, mientras que la pintura figurativa ha vuelto con renovado vigor, aunque sufre la censura del régimen islamista de los ayatolás.
Finalmente, en el siglo XX se recuperaron las antiguas formas artísticas combinándose la tipología arquitectónica tradicional con la tecnología constructiva occidental y los nuevos materiales, mientras que la pintura figurativa ha vuelto con renovado vigor, aunque sufre la censura del régimen islamista de los ayatolás.
La
arquitectura y las artes del Neolítico persa.
Los
primeros ejemplos de arquitectura se datan en 6000 aC y son varios yacimientos
neolíticos de la región occidental: Tepe Ali Kosh, Tepe Guran, Ganj Dareh Tepe
y Hajji Firuz Tepe. Son pequeños poblados de viviendas de una única habitación más
almacenes exteriores para almacenaje, construidos con mortero y ladrillos de
barro no cocido y secado al sol (adobe). Sus objetos artísticos muestran animales
muy naturalistas y figuras femeninas modelados en arcilla de un estilo, por el
contrario, muy estilizado y abstracto. Las figurillas femeninas encontradas en
Tepe Sarab, cerca de Kermanshan, son complicados objetos compuestos por
múltiples piezas de reducido tamaño, y las caderas y el pecho de estas figuras
son de volúmenes muy exagerados mientras las cabezas son diminutas.
Hacia
el 4000 aC los poblados evolucionaron a pueblos grandes o pequeñas ciudades, con
función comercial, como evidencian los yacimientos de Tal-i Bakun, cerca de
Persépolis, y en Tal-i Iblis y Tepe Yahya, cerca de Kerman, que cuentan con edificios
con un mayor número de estancias, pero siguen haciéndose con la técnica
tradicional de mortero y ladrillos de adobe. En Shahr-i Sokhta en Sistán se ha excavado
un palacio de la edad del bronce (c. 2500 aC) de estructura más compleja, que
muestra la influencia de la arquitectura sumeria.
También
es evidente la influencia sumeria en la gran variedad de cerámicas pintadas de
diferentes estilos. Por regla general, las vasijas son rojas o ligeramente
amarillentas con figuras de animales, a menudo cabras, pintadas en negro. También
abundan los sellos (que imitan la glíptica sumeria) e instrumentos de cobre como
alfileres o cinceles.
A
partir del 3000 aC se fabricó cerámica gris bruñida en la zona noreste, así
como también objetos o piezas de cobre como hachas, broches o figurillas, y
pintada con temas de animales. En cambio, en la región norteña de Azerbayán
aparecen vasijas y utensilios barnizados en gris y negro con motivos
decorativos geométricos mediante incisiones sobre la superficie del objeto
posteriormente rellenadas de pasta blanca.
La
arquitectura y las artes de los primeros medos y persas.
A
finales del 2000 aC, grupos tribales de nómadas iraníes, entre los que sobresalían
los medos y en menor grado los persas, se extendieron por la meseta desplazando
o absorbiendo a los primitivos pobladores neolíticos, gracias a sus armas de
hierro. Con ellos llevaron una arquitectura todavía pobre y una artesanía más
evolucionada. Sus restos se han hallado en las excavaciones de sitios medos en Kangavar
(Godin Tepe y Babajan Tepe), en las proximidades de Hamadan (Nush-i Jan Tepe),
y en Zendan-i Suleiman y Tepe Hasanlu al noroeste de Irán. Se observan en ellos
por primera vez la utilización de largos corredores de columnas como
característica principal de la nueva tipología constructiva. Las columnas eran
de madera y se levantaban sobre basas o losas de piedra, mientras que los
edificios se construían con piedra sin tallar y ladrillo. Estas columnatas, más
las escaleras y terrazas son el precedente de la tipología de la arquitectura
imperial aqueménida de Pasargada y Persépolis.
Las
artes plásticas de estos pueblos medas y persas muestran sobre todo figuras
zoomorfas e imágenes de dioses.
Hacia
el año 1300 aC un tipo de cerámica gris aparece en toda la zona norte de
Persia, quizá con origen nororiental de Asia Central, y muy probablemente
asociada con la expansión de las tribus indo-iranias.
Alrededor
del año 800 aC florece de nuevo la pintura, con representación de modelos
geométricos, animales y figuras humanas.
A partir
del 1000 aC y hasta aproximadamente el 550, hay en las montañas al sur del Caspio
y el Luristán un auge de los trabajos en bronce fundido de arneses, enjaezados
y bridas para los caballos, hachas y objetos votivos, reflejando todos ellos un
complejo estilo creado a base de combinar fragmentos o partes animales con
criaturas fantásticas de variadas y extrañas formas.
La arquitectura del periodo aqueménida.
Mapa del imperio persa, con las conquistas de Ciro II y sus sucesores.
La
cima de la arquitectura persa llega con la dinastía aqueménida, desde el 550 al
331 aC. Sus restos son bastante numerosos, destacando los almacenes y palacios,
que son descritos en fuentes literarias como el historiador griego Herodoto.
Las
ruinas de Pasargada, la capital de Ciro II el Grande, son las más antiguas, e incluyen
dos palacios, un recinto sagrado, una ciudadela, una torre y la tumba de Ciro.
Los palacios estaban tapiados, teniendo en su centro una gran galería de
columnas, siendo la más larga de ellas de 37 metros de longitud. La
distribución y el diseño de las salas principales oscilaba entre la forma
cuadrada y la rectangular; todas estaban iluminadas por un sistema de
claraboyas gracias a las distintas alturas de las salas. Los muros se
construyeron con ladrillos de adobe; los cimientos, pórticos, columnas y
pedestales se hicieron en piedra. Las columnas se cubrieron con bloques de
piedra tallada con figuras de caballos o leones enfrentados espalda con
espalda. Los suelos se cubrieron probablemente con paneles de madera. El
recinto sagrado estaba formado por un patio tapiado dentro del cual se
disponían dos altares y una tribuna escalonada de forma rectangular. La torre
fue una elevada estructura arquitectónica levantada a base de piedra caliza de
color amarillento; por contra, la caliza negra se utilizó para las puertas de
acceso y para las dos filas de ventanas cegadas. La tumba de Ciro era un
pequeño mausoleo de piedra, en forma de vivienda, colocado sobre una plataforma
escalonada. Las columnas que lo rodean se han ubicado allí en época reciente.
Vista de la llanura de Pasargada. La ciudad se halla casi en el centro de la región de Pérside, en una cubeta denominada llanura de Murghab, bordeada de montañas atravesadas por tres pequeños valles que miran hacia la tumba, que puede ser vista así como el centro de una estrella de tres puntas, cada una de ellas un camino para los visitantes.
La tumba de Ciro II.
Darío
I el Grande construyó una nueva capital en Persépolis, ciudad que sería más
tarde ampliada por sus sucesores Jerjes I y Artajerjes I (465-425 aC). Sobre
una zona rocosa se abrieron y nivelaron tres amplias terrazas en las que se levantaron
edificios de ladrillo y piedra similares a los de Pasargada, entre los que destaca
el tipo persa de la apadana o enorme sala columnada, como la famosa sala de
las cien columnas.
Las
edificaciones de Persépolis se diferencian de las de Pasargada en que los
patios de columnas eran cuadrados, en los muros se abrían ventanas y nichos de
piedra simulando vanos, y dejaron de utilizarse los pedestales de piedra. Las
puertas presentan una cornisa de cuarto bocel (tipo de moldura con un perfil de
cuarto de círculo) decorada con un motivo de pétalo de probable origen egipcio.
Los fustes de las columnas fueron estriados en lugar de lisos, las basas y
molduras de los plintos se ornamentaron con motivos decorativos de tipo floral,
y los capiteles naturalistas reprodujeron los cuartos delanteros de toros que a
veces eran alados. Estos edificios tenían los techos de madera de cedro
apoyados sobre robustas vigas y escuadras que descansaban en los capiteles de
piedra de las columnas.
Restos del salón o apadana del palacio de Persépolis.
La estructura arquitrabada del palacio de Persépolis.
La
ciudad de Susa también se embelleció cuando Darío I construyó un gran palacio,
reconstruido posteriormente por Artajerjes II (409-358 aC).
La
arquitectura aqueménida cuenta también tumbas excavadas en la roca, como los
hipogeos egipcios, de entre las que destacan las de Naqshah Rostam, cerca de
Persépolis.
Tumba de Artajerjes I en Naqshah Rostam.
Apenas
se conocen ejemplos de arquitectura popular o doméstica, aunque los arqueólogos
creen que la vivienda típica se hizo a base de ladrillos de adobe.
Un tipo muy interesante es el paradisos, un jardín con elementos arquitectónicos, a menudo asociado a una tumba o un santuario.
Paradisos persa, muy probablemente parecido al modelo original sin columnatas que rodeaba la tumba de Ciro II cuando se construyó.
La
escultura y otras artes aqueménidas.
La
escultura se hizo a escala monumental para decorar las tumbas y los grandes
palacios aqueménidas.
Hacia
el 515 aC Darío I el Grande mandó esculpir un gran relieve y una inscripción
grabada en la roca de los acantilados de Behistun. El relieve muestra a Darío
como Ahura Mazda (divinidad suprema del zoroastrismo) venciendo a sus enemigos.
Los diseños y el gusto por el detalle en el grabado muestran la influencia de los
modelos asirios, pero el tratamiento naturalista de los ropajes superpuestos y
los ojos es novedoso.
Estela de Ciro, en su palacio real de Pasargada. "Yo, Ciro, rey de Persia".
En
Persépolis la escultura fue un complemento de la arquitectura, en los capiteles
con formas animales en los interiores de los edificios y en los frisos con
decoración de leones en las paredes exteriores de los mismos. En las jambas de
las puertas se tallaron relieves del Gran Rey, y las escaleras fueron decoradas
con frisos en bajorrelieve representando a la guardia real y a los portadores
de tributos. La puerta principal de la ciudad estaba flanqueada por una pareja
de enormes toros con cabezas humanas tallados en altorrelieve, lamassu de
estilo muy cercano al asirio.
Capiteles con toros del palacio de Persépolis.
Friso con león en el palacio de Persépolis.
Los lamassu protectores de las puertas de Persépolis.
La
decoración del palacio de Susa constaba de relieves en piedra al estilo de los
de Persépolis y de paneles de ladrillo vidriado azul, verde, blanco y amarillo.
La utilización del ladrillo vidriado viene de tradiciones anteriores, asiria y
babilónica. En estos paneles de Susa aparecen retratados soldados, toros
alados, esfinges y grifos. El más conocido de todos ellos es el denominado Friso
de los Arqueros.
Fragmento del Friso de los Arqueros (Louvre, París).
Otro
hito de la escultura aqueménida es la decoración de las cuatro tumbas reales
excavadas en la roca de Naqshah Rostam. Cada tumba fue tallada en la roca
imitando la fachada de un palacio, con figuras sobre un estrado en el que
aparece el Rey adorando a los dioses.
Relieve en una tumba reale de Naqshah Rostam.
Las
artes menores del periodo aqueménida alcanzaron un gran esplendor, con la
producción de artículos de lujo para la casa real y la nobleza, con ornamentos de
vestidos, vasijas de oro y plata, jarrones de piedra y joyas con decoración
incisa. Una importante colección de estos objetos, el Tesoro de Oxus, se
conserva en el Museo Británico de Londres.
Brazalete de oro (Victoria & Albert Museum, Londres). Pieza del tesoro de Oxus del siglo v a.C. Los iranios, además de trabajar el bronce con maestría, como lo demuestran los restos encontrados en el Luristán, eran excelentes orfebres, a juzgar por ésta y otras muestras.
La arquitectura y la escultura del periodo
helenístico.
Tras
la conquista de Persia por Alejandro Magno en el 331 aC, bajo la posterior dinastía
seléucida, la arquitectura persa imitó el estilo griego. Destaca el gran templo
de Kengavar, destruido en la antigüedad por un terremoto.
Muchos
edificios aqueménidas fueron restaurados añadiendo esculturas exentas de los
reyes y elementos decorativos de estilo griego, lo que explica el auge de la
escultura, como evidencian los fragmentos de escultura en bronce hallados en
Shami, y los relieves de Behistun.
La arquitectura y las artes plásticas del
periodo parto.
Más
tarde llegó la dinastía de los partos arsácidas, entre el 250 aC y el 226 dC, que
construyeron unos pocos edificios entre los que sobresale el palacio de Hatra (hoy
al-Hadhr en Irak), fechado entre los siglos I y II dC, con una monumental bóveda
de medio punto. Los abovedamientos, los robustos muros y las pequeñas
dependencias de este palacio indican una continuidad de las primitivas
tradiciones asiria y babilónica y del estilo persa aqueménida.
La
escultura decayó durante el periodo parto, del cual apenas quedan restos en
algunos frisos estilizados en los palacios. Más desarrolladas fueron las artes
menores, con temas animales propios de un pueblo nómada.
La arquitectura y las artes del periodo
sasánida.
La dinastía
sasánida gobernó Persia desde el 226 dC hasta la conquista islámica en el 641, y
promovió un gran programa arquitectónico de palacios, con un estilo innovador
respecto al aqueménida. Los muros se levantaron con ladrillo cocido y pequeñas
piedras unidas con argamasa; también se utilizó el ladrillo para las bóvedas de
medio punto dispuestas sobre grandes estancias y corredores; y se construyeron
grandes cúpulas.
Se
adaptaron los diseños y principales características de los palacios de
Persépolis, pero se incluyeron en un único edificio las numerosas dependencias que
antes estaban desperdigadas en pequeños edificios aislados: un salón para las
audiencias públicas, otro más pequeño para las reuniones privadas y numerosas
salas de menor tamaño.
Destacan
las ruinas de los palacios cupulados de Firuzabad, Girra y Sarvestan, y las amplias
salas abovedadas del de Ctesifonte y de Bishapur y palacios menores en Qais,
Hira y Damghan. En estos palacios aparece ya el iwán, un pórtico con gran arco abierto a un patio, que será un
prototipo incorporado por la arquitectura islámica.
Se
construyeron excelentes puentes en Dizful y Shushtar, y numerosos templetes destinados
a la adoración del fuego por la religión oficial del zoroastrismo.
Sólo
nos ha llegado un ejemplo de escultura exenta monumental, la colosal figura de
un rey aparecida cerca de Bishapur. Hay también un reducido número de
estatuillas de bulto redondo, de temática guerrera. Las mejores esculturas son los
relieves grabados sobre las rocas de Naqshah Rostam, en los que aparecen
retratados los reyes persas Ardachir I y Shapur I (años 241 a 272) montados a
caballo. Similar escena ecuestre ofrece el relieve de Taq-i-Bustan,
representando a otro rey persa de esta dinastía, Cosroes II.
La artes
menores (o decorativas) sasánidas alcanzaron una elevada calidad e incluso
después de la conquista árabe el estilo sasánida continuó, influyendo en el
arte islámico, bizantino, en China y en la zona del Turkestán, lo que explica
que sus formas fueran muy imitadas en todo el Oriente Próximo y también en la
Europa cristiana medieval.
La metalistería
es excelente sobre todo en las copas y los platos de plata, y los aguamaniles
de bronce con profusa decoración repujada. Los temas más frecuentes fueron
escenas cortesanas, cazadores, animales, pájaros y plantas. La mejor colección
de este tipo de piezas se encuentra en el Museo del Ermitage, en San
Petersburgo; y hay otros ejemplos en los museos de París, Londres y Nueva York.
También
fue notable la producción de tejidos, sobre todo sedas, con diseños de motivos
animales, vegetales y de caza dispuestos de forma simétrica, situados dentro de
medallones.
FUENTES.
Internet.
[http://www.kavehfarrokh.com/iranica/achaemenid-era/professors-stronach-and-gopnik-pasargardae/] Un artículo magnífico sobre la tumba y Pasargada.
[http://www.oznet.net/cyrus/bagh.htm] Sobre los Paradisos persas.
[http://www.youtube.com/watch?v=PztulMirfUs] Video de 3’26’’ con texto español de una visita turística a Pasargada y la tumba de Ciro.
Documentales / Vídeos.
[http://www.youtube.com/watch?v=fOYeECueO94] Documental de 43’52’’ sobre La construcción de un imperio. Los persas. Gran parte versa sobre Ciro II y Darío I, y el enfrentamiento con Alejandro Magno.
Exposiciones.
*<7.000 años de arte persa>. Barcelona.
Fundació La Caixa (15 junio-5 septiembre 2004). Fondos de Museo Nacional de
Teherán. [http://www.casaasia.es/actividad/detalle/1019-exposicion-7000-anos-de-arte-persa]
Libros.
Scarcia, Gianroberto;
Curatola, Giovanni. Irán. El arte persa.
Lunwerg. Barcelona. 2004. 264 pp. Desde el prehistórico al islámico.
Artículos.
Velázquez Muñoz, Joaquín. Arqueología
aqueménida. “Revista de Arqueología” 369 (I-2012) 12-25. Las grandes obras
públicas de la dinastía aqueménida: vías, puentes, regadíos, canales…
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