El arquitecto germano-estadounidense Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969).
Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969) nació el 27 de marzo de 1886 en Aquisgrán (Alemania) y murió el 17 de agosto de 1969 en Chicago. Arquitecto y diseñador alemán nacionalizado estadounidense en 1944, es uno de los maestros más importantes de la arquitectura moderna, con el suizo-francés Le Corbusier y el estadounidense Frank Lloyd Wright. Un artista en la construcción racionalista y funcionalista de rascacielos de acero y vidrio, su influencia ha sido mundial aunque especialmente intensa en EE UU y la mayoría de los rascacielos construidos posteriormente siguen parcial o totalmente sus planteamientos compositivos, lo que ha llegado a frustrar la creación de nuevos paradigmas. El historiador Manfredo Tafuri ha llegado a afirmar que la arquitectura de Mies difundió “la incurable enfermedad de la modernidad” y el arquitecto Robert Venturi, en un momento especialmente crítico, lanzó su paráfrasis del less is more de Mies con less is a bore (menos es un aburrimiento).
Zabalbeascoa [Mies van der Rohe. Menos es más. “El País” Semanal 1.970 (29-VI-2014)] explica: ‹‹No son pocos los arquitectos que se inventaron una vida, pero Mies van der Rohe se la construyó. “No se hizo a sí mismo, se creó”, contó su hija Georgia. Y no lo hizo sólo para progresar socialmente. Buscaba cuadrar la relación entre persona y obra. En eso consiste su arquitectura: en restar hasta que todo encaja.››
Hijo de Jakob Mies, un cantero y negociante de mármoles, y Amalia Rohe, no acabó el Bachillerato ni estudió arquitectura en la universidad, y comenzó a trabajar con 15 años, en 1901, haciendo florituras para un fabricante de cornisas, pero el contacto con el grupo de jóvenes artistas e intelectuales encabezados por Maximilian Harden en la revista “Die Zukunft (El Futuro)” (1892-1922) le decidió a dedicarse al diseño y la arquitectura. Primero se formó como colaborador en los estudios del arquitecto y diseñador Bruno Paul entre 1905 y 1907 y del pionero de la arquitectura industrial y director artístico de la empresa AEG Peter Behrens entre 1908 y 1911, época en la que conoció a Walter Gropius.
En 1912 abrió su propio estudio en Berlín y conoció a su esposa, la ilustrada y rica Ada Bruhn, con la que se casa en 1913 y se traslada a Werder (a las afueras de Berlín). Allí nacen sus tres hijas, Marianne y Waltrani, y más tarde Dorotea (que cambiará el nombre por el de Georgia).
Mies. Casa Riehl (1905-1907).
Su primer cliente, el filósofo Alois Riehl, le inculcó la costumbre de la lectura, que ya no abandonó. Riehl le encargó su casa (1905-1907) en Postdam, a las afueras de Berlín, y le transmitió una idea: la transformación del individuo como requisito para la transformación de la sociedad.
Mies. Casa Perls (1913).
En esos años sus relaciones personales y profesionales se desarrollan entre las familias acomodadas, que le encargan pocos pero ya interesantes proyectos, generalmente neoclásicos, como la Casa Perls (1913), que sin embargo él depura en lo posible, en la senda de Adolf Loos. Durante los primeros años recibió muy pocos encargos, pero las primeras obras ya muestran el camino que continuaría durante el resto de su carrera.
Los padres de Ada Bruhn mantuvieron a la pareja durante la Primera Guerra Mundial, cuando él ingresó en la infantería para combatir en Rumania, un periodo donde continuó su proceso de maduración estética.
En la inmediata posguerra Mies se relaciona, de la mano de Hans Richter, con vanguardistas como Van Doesburg, Man Ray, Hilberseimer, Walter Bejamin y Raoul Hausmann, entre otros. Incuba su famosa frase “Menos es más” para definir su búsqueda de una obra de arte total, de exquisita pureza formal, equilibrio de monumentalidad y detallismo. Su nuevo estilo se caracterizará por una sencillez esencialista y por la sinceridad expresiva de sus elementos estructurales. Destaca la composición rígidamente geométrica y la ausencia total de elementos ornamentales, pero su poética radica en la sutil maestría de las proporciones y en la elegancia exquisita de los materiales (mármol, ónice, travertino, acero cromado, bronce o maderas nobles), rematados siempre con gran precisión en los detalles.
Se separó de su mujer y cambió su nombre a Mies van der Rohe, con el conjuntivo holandés y el apellido de la madre para reinventarse a sí mismo al mismo tiempo que reinventaba la arquitectura, buscando valores espirituales en sus edificios, creando espacios que sirvieran para volver a empezar. Le pidió a su ayudante, Sergius Reuenberg, que tirara todos sus anteriores dibujos de proyectos neoclásicos y entre los proyectos no construidos más interesantes de este periodo ya figura un trío de rascacielos de esqueleto de acero y fachadas de vidrio para la Friedrichstrasse de Berlín.
En 1924 declaró “No construiremos catedrales”, pues hablaba de rehacer el mundo, de nuevas libertades y de la arquitectura como instrumento para el desarrollo de las personas, aunque él jamás se comprometió afiliándose a una opción política, y ni siquiera criticó abiertamente al nazismo, a la carrera armamentística o a la Guerra de Vietnam. Fue un arquitecto radical que se expresaba con su obra.
Mies contó desde 1925 hasta 1939 con la colaboración de su nueva pareja, Lilly Reich (1885-1947), una excepcional diseñadora alemana de mobiliario, coautora de buena parte de sus proyectos de entonces.
Ganó prestigio en la exposición de viviendas de Weissenhof, en Stuttgart (1925-1927) y en 1928 acometió dos de sus proyectos más representativos: el pabellón alemán para la Exposición Universal de Barcelona de 1929 y la casa Tugendhat. En ambos edificios utilizó una estructura de pequeños pilares metálicos cruciformes que liberaban el área de la planta, compuesta por espacios que fluyen entre ligeros paneles de ónice, mármol o madera de ébano, delimitados por grandes cristaleras que ocupan toda su altura.
Pabellón Alemán o Pabellón Mies para la Exposición Universal de 1929 en Barcelona. Reconstrucción posterior (1983-1986).
El Pabellón Mies para la Exposición Universal celebrada en Barcelona en 1929, representaba la Alemania moderna. El edificio se planteó como efímero y fue destruido después, pero se ha reconstruido fielmente en la montaña de Montjuïch, y muestra la influencia de la abstracción geométrica (se ha escrito que es un mondrian en tres dimensiones). Sorprendió tanto que Alfonso XIII preguntó si estaba terminado. Mies, tocado con chistera ante el el monarca respondió que con la frase de San Agustín “La belleza es la manifestación de la verdad”. Además, para el pabellón diseñó también el famoso sillón Barcelona, de acero cromado y cuero.
Casa Tugendhat (1928-1930).
La casa Tugendhat (1928-1930) en Brno (actual República Checa) es la vivienda a la que dedicó más desvelos. Fue un encargo de un joven matrimonio de judíos checos, Fritz y Grete Tugendhat, sobre un solar que les habían regalado los padres de ella en una colina. Mies ideó un jardín de invierno, un sistema para levantar una cristalera de más de cinco metros e incluso lavadoras modernas. La casa es sobria, pero el muro de onyx que separa el salón de la biblioteca costó el equivalente a un bloque de viviendas sociales de la época. Grete contestó “La austeridad evita que pierdas el tiempo” cuando un crítico les preguntó si la casa era habitable.
Alcanzada una sólida fama, Mies dirigió la Escuela de Arte y Diseño de la Bauhaus, a propuesta del alcalde de Dessau, uno de los focos principales para la evolución del movimiento moderno, entre 1930 y 1933, hasta que fue clausurada por la presión nazi.
En la Bauhaus Mies sucedió a Hannes Mayer, que la había dirigido desde 1928 en sustitución de su fundador Walter Gropius, y contó con la ayuda de Lilly Reich y Hilberseimer. Pero tuvo que afrontar varias crisis, la primera porque la mayoría nazi del Consejo Municipal de Dessau surgida de las elecciones de 1931 decide clausurarla, lo que obliga a trasladarla ese año a Berlín, ahora como centro privado, todavía dirigido por Mies, que cuenta con el apoyo del dirigente nazi Alfred Rosenberg, pero finalmente, decide cerrarla en 1933, a causa de las presiones ideológicas y la falta de recursos.
De estos surge la cuestión de su controvertida relación con el nazismo. Mertins asegura que no hay evidencia de que fuera antisemita o racista: “No apoyó ni la guerra ni la violencia”. Pero la libertad que defendía era más artística que social. Como arquitecto moderno fue atacado tanto por los conservadores que soñaban con obras todavía neoclásicas como por los progresistas que le reprochaban que se sumase a los colaboradores del nacional-socialismo. Ciertamente, como director llevó una estabilidad neutral a la Bauhaus y enseguida cambió los estatutos, expulsó a 30 alumnos de izquierdas y prohibió las actividades políticas.
Sala de *<The International Style: Architecture since 1922> MOMA de Nueva York (1932).
Philip Johnson llegó entonces a la Bauhaus, vio en Mies al adalid de la modernidad y consiguió que el MOMA le encargase a Mies el interior del apartamento que Johnson tenía alquilado en Nueva York, lo incluyó (de acuerdo con el otro comisario, Henry Russell Hitchcok) en la exposición en el MOMA *<The International Style: Architecture since 1922> (1932), también conocida como *<Modern Architecture>, y escribió en “The New York Times” que el alemán disgustaba a los comunistas con su búsqueda de valores elevados.
Con los nazis en el poder comenzó la persecución de judíos y comunistas y del “entartete Kunst (arte degenerado)”, destruyendo o retirando miles de obras de Kandinsky, Klee, Mondrian o Picasso. La retórica antimoderna devino racista y los proyectos de los alumnos de la Bauhaus se volvieron políticos como reacción, hasta que en abril de 1933 la escuela cerró por la presión gubernamental. La segunda mujer de Lászlo Moholy-Nagy, Sybil, historiadora, denunció que Mies se había pasado al fascismo. Mertins responde que “no dijo nada de otros, como Walter Gropius, porque le había dado trabajo a su marido”.
No obstante, ya en el primer año de gobierno nazi, en 1933, 40.000 judíos emigraron. Casi todos los profesores de la Bauhaus se exiliaron: a París marchó Kandinsky, a Suiza retornó Klee, a Londres fue Marcel Breuer, a Noruega escapó Kurt Schwitters, a Holanda el matrimonio Moholy-Nagy, y a América partieron Grosz, André Kertész o Josep y Anni Albers.
Mies se quedó un poco más, lo suficiente para que después le criticasen por haber esperado tanto, y aunque no se afilió al partido nazi, sí firmó una petición de respaldo a Hitler puesto que no tenía ánimo para oponerse y le faltaba decisión para emigrar.
Mies. Proyecto para el Reichsbank de Berlín (1933).
Sus proyectos (fallidos) de edificios de Mies para el régimen nazi, según Mertins trataban de expresar su carácter inhumano, no de apoyarlo, aunque por influencia del arquitecto Speer y su propio gusto por la monumentalidad el mismo Hitler llegó a proponer “un funcionalismo claro como el cristal” para la arquitectura nazi
Finalmente, en 1937, hastiado de tantos obstáculos comprendió que no había esperanza en Alemania para él y emigró a EE UU, donde le habían ofrecido dirigir el futuro Illinois Institute of Technology (IIT) en Chicago y Alfred H Barr Junior, el director del MOMA, logró que la mujer de uno de los patronos del museo le encargara una casa en Wyoming. En Chicago, hasta su jubilación como director en 1959, se convirtió en el maestro de varias generaciones de arquitectos estadounidenses.
Al mismo tiempo proyectó numerosos edificios aunque, consumido por la artritis (probablemente agravada por su alcoholismo y tabaquismo compulsivos), acudió a las obras en silla de ruedas durante dos decenios, hasta su muerte en 1969, a menudo acompañado por su pareja desde 1940, Lora Marx. Al mismo tiempo afinaba su extraordinaria labor de diseñador, especialmente de sillas.
Mies en una de sus sillas.
Mies. Casa Farnsworth (1945-1950).
Probablemente su obra maestra estadounidense es la casa Farnsworth en Plano, junto al río Fox de Illinois (1945-1950), un pequeño refugio con una única sala, delimitado por unas fachadas de muro-cortina de vidrio plano y un suelo y la cubierta resueltos con losas llanas de hormigón, que se ha convertido en una de las residencias más estudiadas (y también más criticadas) de la arquitectura del siglo XX. Zabalbeascoa [Mies van der Rohe. Menos es más. “El País” Semanal 1.970 (29-VI-2014)] explica: ‹‹Cuando Mies terminó el campus había conocido a Edith Farnsworth, una nefróloga de 42 años que se entusiasmó con él –que tenía 59– y le dijo que quería construirse un refugio en un bosque. Mies ideó un pabellón de vidrio. Arquitecto y clienta se hicieron inseparables. Pero cuando la doctora comprobó que su casa de acero y vidrio –que para tantos arquitectos es el modelo de vivienda soñada– se inundaba con las crecidas del río Fox y con las miradas de los curiosos, terminó por denunciar a Mies. “La dama esperaba que el arquitecto fuera con la casa”, se defendió él. Y ganó el juicio. Farnsworth optó por venderla en 1961.››
Mies. Crown Hall (1951-1956) en el campus del IIT. Chicago.
El proyecto para el campus del nuevo IIT en el sur de Chicago fue uno de los más notables de Mies, una pieza precoz de land art minimalista. Mies sabía que debía mantener la vigencia formal durante las décadas que tardase en construirse. Era de una modernidad que en lugar de romper apostaba por durar: “no podemos tirar un edificio cada vez que tenemos que cambiar su uso”. Su proyecto de urbanismo cambió su entorno, como apreciaron los arquitectos británicos Alison y Peter Smithson: “un edificio sólo es interesante si carga el espacio que lo rodea con nuevas posibilidades”. Pero, en contradicción con su propuesta teórica de duración flexible, construir el campus del IIT supuso la demolición de The Mecca, el mayor inmueble de apartamentos y un reducto de convivencia en un barrio de inmigrantes. El edificio del Crown Hall (1951-1956) fue la corona de este conjunto.
Mies. Lake Shore Drive Apartaments (1948-1951).
Más monumentales son sus dos primeros rascacielos, los bloques de Lake Shore Drive Apartaments (1948-1951) de Chicago. Este proyecto, tanto tiempo soñado, le llegó tras una discusión filosófica, pues el joven Herbert Greenwald había estudiado filosofía antes de convertirse en promotor. Se convirtieron durante los años 50 y 60 en los edificios probablemente más influyentes en la construcción de bloques de apartamentos, pero fueron repetidos hasta la saciedad, lo que ha fundamentado las críticas más acerbas contra Mies.
Mies. Commonwealth Promenade Apartments (1953-1956).
Más tarde acomete otro proyecto similar, también en Chicago, el Commonwealth Promenade Apartments (1953-1956), donde utiliza la estructura porticada y el muro cortina de vidrio y acero.
Mies y Johnson frente al proyecto del Seagram Building.
Su obra más conocida de este periodo es el Edificio Seagram (1954-1958), un rascacielos de 37 pisos de vidrio y bronce construido en la elitista Park Avenue de Nueva York. Su defensor fue esta vez la joven Phyllis Bronfman Lambert, que vio en el “Herald Tribune” el proyecto de edificio que iba a levantar su padre, dueño de la destilería Bronfman (que luego se integró en la empresa de licores Seagram), y le rogó que encargara un rascacielos “mejor que el mechero que le habían diseñado Pereira & Luckman”. Cuando su padre le encargó que buscara al arquitecto ella se decidió por Mies, a quien sin embargo no dejaron colegiarse en el American Institute of Architects de Nueva York porque no presentó el graduado escolar, de modo que se asoció con su discípulo Philip Johnson (quien, por entonces, a su profesión de historiador había sumado estudios de arquitectura, y recibió la propuesta con lágrimas en los ojos; después sería un reputado arquitecto).
En Park Avenue “todo lo que hizo Mies fue dejar el hueco”, dijo Phyllis Bronfman Lambert describiendo la plaza frente a la torre Seagram. Al contrario que los apartamentos de Chicago, la primera torre de oficinas de Mies costó el doble que las habituales. No era innovadora, pero su elegancia aumentó la reputación de la compañía, las ventas y el precio de su whisky. Es frente al Seagram donde Audrey Hepburn – interpretando a Holly Golightly en Desayuno en Tiffany’s– dice que quiere volver a allí. Mies había alcanzado el éxito por el que lo había sacrificado todo.
Mies. Edificio de oficinas Bacardí (1957-1961). México.
Un nuevo desafío es el edificio de oficinas Bacardí (1957-1961) en México, en el que sigue perfeccionando el uso del vidrio, el acero y el travertino como materiales fundamentales de su arquitectura.
Mies. Neue Nationalgalerie (1962-1968). Berlín.
En 1962, por fin, regresó a Berlín para su último gran proyecto, la Neue Nationalgalerie (1962-1968), un edificio dedicado a exposiciones de obras de arte, formado por una gran sala cuadrada construida completamente en cristal y acero y situada sobre una extensa terraza de losas de granito. Zabalbeascoa [Mies van der Rohe. Menos es más. “El País” Semanal 1.970 (29-VI-2014)] explica: ‹‹Lo hizo como uno de los arquitectos más importantes del siglo XX para construir la Galería Nacional de la ciudad. Son muchos los que consideran esa galería como la catedral que Mies nunca llegaría a construir.››
Fuentes.
Internet.
Documentales.
Mies. Vida y obra. 10 minutos.
La obra de Mies van der Rohe. 55 minutos.
Exposiciones.
*<Caos y clasicismo: Arte en Francia, Italia, Alemania y España, 1918-1936>. Nueva York. Guggenheim Museum (2010-2011). Bilbao. Museo Guggenheim (22 febrero-15 mayo 2011). Obras de Braque, Carrà, Chirico, Cocteau, Gargallo, Léger, Mies van der Rohe, Picasso, Ponti… Comisario: Kenneth E. Silver. Reseña de Marín-Medina, José. “El Cultural” 11-III-2011).
Libros.
Mertins, Detlef. Mies. Phaidon. Londres. 2014. 560 pp. 700 ilustraciones. Mertins, arquitecto y profesor en la Universidad de Pennsylvania, falleció en 2011, antes de ver publicada esta monumental biografía en la que trabajó desde 2001. Trata de defender al hombre frente al personaje, aunque no duda en mostrar sus aristas más polémicas.
Mies van der Rohe, Ludwig. Escritos, diálogos y discursos. Librería Yerba. Murcia. 1981. 99 pp.
Schulze, Franz. Mies van der Rohe. Una biografía crítica. Hermann Blume. Barcelona. 1987. 360 pp. 219 ilustraciones en b/n.
Spaeth, David. Mies van der Rohe. Gustavo Gili. Barcelona. 1986. 206 pp. 235 ilustraciones en b/n.
Whitford, Frank. La Bauhaus. Destino. Barcelona. 1991. 216 pp. Para la etapa final de 1930-1933, bajo la dirección de Mies.
Artículos.
Martí Font, J. M. L’edifici immutable. “El País” Quadern 1.409 (21-VI-2011) 1-3. Bohigas, Oriol. Les raons d’una reconstrucció (3). El Pabellón de Mies van der Rohe en la Exposición de 1929 en Barcelona.
Zabalbeascoa, A. 83 años y tan modernas. “El País” El Viajero 782 (25-X-2013) 8. La Villa Tugendhat en Brno, de Mies van der Rohe.
Zabalbeascoa, A. Mies van der Rohe. Menos es más. “El País” Semanal 1.970 (29-VI-2014) 50-54. Un resumen biográfico.
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