El arquitecto argentino César
Pelli (1926-2019), el maestro de los rascacielos.
El argentino César Pelli
(Tucumán, Argentina, 1926), establecido en EE UU desde 1952, decano de la Facultad
de Arquitectura de Yale en 1977, es autor de algunos de los rascacielos más emblemáticos
de fines del siglo XX: el World Financial Center de Nueva York (1985), el Canary
Wharf de Londres (1991), las Torres Petronas de Kuala Lumpur (1998), que con sus 452 metros fueron las
más altas del mundo hasta 2003,
rematadas al modo de un templo islámico escalonado, incorporando las influencias de la cultura budista del Lejano Oriente.
Pelli proclama que las vanguardias históricas no se han interesado por los rascacielos:
‹‹Ni Le Corbusier ni la Bauhaus desarrollaron una teoría de la altura como sí hicieron, en cambio, con los edificios de desarrollo horizontal. (...)››.
Él, en cambio, defiende con sólidos argumentos los rascacielos, no solo por su ahorro energético o de espacio, que es indiscutible, sino sobre todo por su valor simbólico:
‹‹Los rascacielos siguen
teniendo grandes ecos emocionales en el público. Los seres humanos somos verticales,
con los ojos colocados en la parte alta del eje. Nuestra condición erguida hace
que tendamos a lo alto. Los faraones estaban enterrados en el sótano, pero encima
se hacían construir unas pirámides que hasta hace relativamente poco fueron las
construcciones más altas de Occidente. Los zigurat mesopotámicos, los campanili
italianos, las torres de defensa, están ahí como un deseo de crecer. (...)››
Canary Wharf en Londres (1991), de Pelli.
Considera
que los rascacielos deben integrarse en su entorno urbano, sin romper el sentido
de los edificios que le rodean, por lo que justifica que no se hagan en el centro
antiguo de las ciudades europeas con una escala cerrada (el caso de Barcelona,
pero no de Madrid o Milán) y defiende su función de solución al problema del espacio
en las ciudades, sin plantear problemas irresolubles de densidad urbana:
‹‹Depende
de a qué distancia del centro se construyan. Densifican una parte de la ciudad,
no toda. Yo no creo que las ciudades que se dispersan sean mejores que las que
se concentran. La cercanía me parece muy importante. Esta entrevista podríamos
haberla hecho por Internet, pero no sería lo mismo. Estar juntos, verse, forma
parte consustancial del ser humano. Aparte de que la dispersión crea unos costes
sociales mayores por las distancias que obliga a cubrir a los distintos servicios.››
Las Torres Petronas (1998), de Pelli.
Explica el simbolismo de sus Torres Petronas, enraizado en su contexto cultural:
‹‹Allí ensayé un diálogo con el mundo
islámico. (...) Para esa cultura las formas geométricas progresivamente complejas
son más importantes que para la cultura occidental. La planta de las Torres Petronas
parte de dos cuadrados entrelazados, una figura que se encuentra por todo el mundo
islámico, Andalucía incluida. El cuadrado es básico. Cuatro son los ríos de la
felicidad del paraíso coránico A partir de la figura simple el artista elabora
la complejidad, que equivale a la comprensibilidad de Dios. Pues bien, a partir
de los cuadrados entrelazados llegué a una planta en estrella de 16 lados. Ése
fue mi modo de dialogar con el mundo islámico. Aparte de que cada torre tiene
88 plantas oficiales. En realidad, tiene más, 92 creo, pero el ocho es el número
de la suerte en la cultura china. El número 88 equivale a doble suerte. El rascacielos
que construyo ahora en Hong Kong también tendrá 88 plantas.››
Fuentes.
Internet.
Artículos.
Fancelli, Agustí. Entrevista a César Pelli, arquitecto.
“El País” (17-V-2002) 36.
Molina, Margot. Una antorcha de cristal para Sevilla. “El País” (25-I-2007) 40. Un rascacielos de 178 metros en la isla de la Cartuja.
Zabalbeascoa, A. Muere
César Pelli, el arquitecto de las Torres Petronas. “El País” (21-VII-2019).
Rincón, Reyes. Sainete en torno a un rascacielos. “El País” (29-I-2012) 41. El Ayuntamiento de Sevilla quiere parar la torre de César Pelli a petición de un órgano asesor de la UNESCO.
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