EL RENACIMIENTO Y EL MANIERISMO EN FRANCIA
Resumen.
El arte renacentista francés es una alternativa
clasicista al arte italiano. Francia asimila rápidamente lo italiano,
devaluando las formas locales góticas y flamencas anteriores. Será primero una
provincia artística italiana y luego el custodio teórico y práctico del
clasicismo, hasta llegar al clasicismo barroco en el que ocupa un papel central
en Europa.
Las vías de introducción del clasicismo son:
- Los viajes por Italia de los artistas.
- La llegada temprana de artistas italianos, en Provenza.
- El grabado.
- Las campañas militares francesas en Italia.
Introducción.
Hay dos grandes opciones estéticas en el arte renacentista: la
nórdica y la italiana, que se difunden en Europa con casos distintos según las
naciones, fusionándose con la tradición flamenca y tardogótica.
En este contexto, el arte renacentista francés es una
alternativa clasicista al arte italiano. El caso francés es particularmente
interesante porque asimila rápidamente lo italiano, devaluando las formas
locales góticas y flamencas anteriores, a través de la reflexión teórica. Francia
será primero una provincia artística italiana y luego un competidor, hasta convertirse
en el custodio teórico y práctico del clasicismo y llegar al clasicismo barroco
en el que ocupa un papel central en el arte europeo.
El Renacimiento
llega a Francia por diversas vías:
- Los viajes por Italia de los artistas, como Fouquet.
- La llegada temprana de artistas italianos. El duque
de Provenza, René de Anjou (149-1480), en la segunda mitad del siglo XV,
seducido por Italia, convoca a muchos artistas italianos: Francesco Laurana y
Tommaso de Malvito construyen y decoran con un retablo la Capilla de San Lázaro en la Vieja
Mayor o antigua catedral de Marsella (1475-1481), de notable planta centralizada,
con un módulo matemático y una decoración lombarda. La corte provenzal es pues un
primer foco difusor en Francia.
Château de Gaillon.
El cardenal de
Amboise reúne en su Château de Gaillon obras hechas en Milán y Génova y además
trae notables artesanos italianos que decoran el castillo, cuyo pabellón de
entrada es un arco triunfal con volúmenes renacentistas, 20 años antes de Fontainebleau.
- El grabado. La
estampación impresa vive un auge desde finales del siglo XV, con la comercialización
de la producción italiana, que satisface el gran interés por los repertorios
iconográficos y decorativos. Destaca la impresión de las obras de Terencio, en
Lyon (1493), con putti, portadas y contraportadas ornadas con flores y conchas
del estilo decorativo lombardo.
- Las campañas
militares francesas en Italia, en las que se toma un rico botín de libros,
estatuas, cuadros, así como artistas y artesanos. Carlos VIII (1483-1498), Luis
XII (1498-1515), Francisco I (1515-1547) pasan largas temporadas guerreando en
Italia, tanto en Nápoles y Toscana como sobre todo en la Lombardía, conquistada
en 1500, luego perdida, para ser reconquistada en 1515 por Francisco I hasta
1525. También la república de Génova es incorporada brevemente, en 1499-1528.
Italia influye
ahora decisivamente en Francia: mientras que los nobles franceses viajan por la
península italiana y asimilan su cultura, muchos artistas (y obras) de Italia
llegan a Francia, como Fra Giacondo, el arquitecto Giuliano da Sangallo (que
hace un proyecto de castillo para Carlos VIII), Leonardo da Vinci (desde 1507
al servicio de Carlos de Amboise) o los escultores Giusti (que se afrancesan
como Juste).
ARQUITECTURA EN FRANCIA
La
nueva arquitectura.
La Corte de Francisco I en Fontainebleau será el
gran centro artístico de Francia, con su palacio como modelo de los palacios
(castillos) franceses, que son los edificios más característicos de la nueva
arquitectura, basada en:
- El conocimiento de los espacios regulares y
centralizados italianos, aunque el plan y la disposición siguen siendo franceses.
- La decoración lombarda y en general italiana, pero
con arcos flamígeros del gótico francés.
- La presencia de
elementos tardomedievales en la técnica y las formas, como tejados muy
inclinados cubiertos de pizarra y surcados de chimeneas y grandes ventanales
(lumbreras, mansardas, buhardas). La cubierta plana de pizarra es una
excepción. La importancia de los tejados, de grandes dimensiones, se debe a que
las buhardillas eran también lugar de habitación.
Los
castillos de la nobleza y la burguesía.
Se distinguen la actividad constructiva de los particulares y la actividad de la monarquía.
Se distinguen la actividad constructiva de los particulares y la actividad de la monarquía.
Los burgueses y nobles son los primeros en
interesarse por el arte italiano, como demuestran los castillos de Bury (1511-1524), hoy
destruido, Rochefoucauld, Chenonceau (1515), modélico por estar muy bien
conservado, y Azay-le-Rideau (1518-1527), donde se ensayan las experiencias
italianas.
Los tres castillos que han sobrevivido tienen una
estructura similar. con un trazado regular de planta rectangular y torretas
en los ángulos. Un pasadizo central sustituye al patio central italiano en la
distribución de las estancias. La escalera es de filiación italiana. recta,
con tres tramos, uno central y dos convergentes al central, y en la fachada se
entrecruzan pilastras e impostas en vertical y horizontal, con tejados de mansardas.
El castillo de Chenonceau fue reformado (1527-1528)
para que la planta cuadrada se alargase en el ala posterior en el río en una
planta rectangular. Tiene un jardín clásico, simétrico, erigido unos decenios después por la reina Catalina de Médicis.
Los
castillos reales.
Destacan dos castillos de la monarquía: Blois y
Chambord, sitos en la zona el Loira, en un
ambiente de solitarios bosques con caza. Su fusión de la tradición gótica
francesa y la italiana ha sido llamada “estilo compuesto”.
Palacio-castillo de Blois.
El palacio-castillo de
Blois (1515-1524) se levanta sobre un edificio anterior, lo que explica la
falta de simetría. Se hicieron dos reformas, una por Luis XII y la segunda por
Francisco I, que la encargó al italiano Domenico de Cortona [Blunt lo ignora].
El
trazado es rectangular, con una escalera monumental y, sobre todo, con otra
gran escalera adosada a una fachada, en espiral, integrada en la simetría de la
fachada, con una loggia superior, con pilastras clásicas vertebrando la
verticalidad. Los rasgos principales de los castillos franceses están presentes
aquí: disposición horizontal, fachadas reticulares con vanos cuadriculados,
lumbreras coronadas con frontón, escalera monumental abierta mirando al patio y
de forma helicoidal o poligonal, decoración lombarda. Los antepechos de las
escaleras-fachada estaban decorados con temas renacentistas y con los emblemas
de los respectivos reyes, el puerco espín de Luis XII y el dragón o salamandra
de Francisco I.
Palacio-castillo de Chambord.
El castillo de Chambord fue diseñado por el arquitecto italiano Domenico de Cortona, discípulo de Sangallo. Se comenzó en 1519, se paró en 1524-1526 y se continuó hasta después de 1550. De inmensas dimensiones es por su grandiosidad un preludio del palacio de Versalles, y es asimismo una prueba de la integración cultural propia del arte francés.
Destaca su trazado
unitario de planta rectangular, con unidades independientes pero articuladas
entre sí. La planta es simétrica, de apariencia medieval (su clara función defensiva), con una
enorme torre (en el interior del castillo) con planta de cruz griega. En las
esquinas hay robustos torreones, muy medievales, con tejado cónico.
La gran
novedad es la escalera monumental, inspirada en la de Blois, pero con dos
rampas helicoidales independientes. La fachada reticular de Chambord tiene poca
decoración (es de inspiración lombarda) ya que no hay casi lugar ni necesidad
de decoración. Está coronada por una infinidad de chimeneas, torretas y
lumbreras (mansardas) de tradición local, con gran variedad y fantasía en el
diseño.
Cambios
en el estilo: Fontainebleau y obras coetáneas.
La derrota de Pavía y el retorno de Francisco I supusieron un
profundo cambio en la arquitectura francesa. El rey frecuentó menos los
castillos de Blois y Chambord y se trasladó a Fontainebleau, cerca de París, en
1528.
El Renacimiento
Francés asume desde ahora elementos estructurales clásicos, lo que le
diferencia de la recepción del modelo clásico en el resto de Europa, pues por
lo general era sólo una asunción de elementos decorativos. El modelo francés
asume la estructura y la decoración clásicos a un mismo tiempo.
Llegaron
numerosos artistas italianos. Girolamo della Robbia intervino en el desaparecido
castillo de Madrid (en París). En Fontainebleau trabajaron Rosso, Primaticcio,
Nicolo dell’Abbate y Serlio, que difunde con sus obras y sus escritos la
arquitectura clásica. Esta también es difundida por las traducciones de
Vitruvio y de Sagredo (Medidas del romano).
Castillo de Fontainebleau.
Fontainebleau.
Francisco I
comenzó su reinado con una guerra en Italia. En 1515 la primera campaña fue un
éxito, con la conquista de Milán, más la segunda acabó en el fracaso de Pavía
(1525). Al volver de su prisión en Madrid comenzó (1528) las obras del castillo
de Fontainebleau, que fue ampliado posteriormente. Desde 1528 fue su castillo
favorito, donde se dedicó a la caza en el ambiente de una Corte alegre y vital.
Tiene la planta de un anterior castillo medieval, con su torre del homenaje y
un patio irregular (Cour de l’Ovale).
Gilles Le Breton
(muerto en 1553), un prestigioso arquitecto francés, ordenó en lo posible la planta irregular
del anterior castillo con una nueva disposición interna de las habitaciones y
añadiendo alas a los lados de la torre, con la puerta Dorée, una capilla y un
inmenso patio ajardinado exterior (Cheval Blanc), trasladando fuera a los
monjes del monasterio trinitario.
La estructura
tiene numerosos elementos clásicos, en los que tal vez pudo intervenir Serlio,
pero los tejados son los franceses, de pizarra y con abundantes lumbreras
(mansardas). Hay dos capillas superpuestas, la superior para el rey, donde
destacan, como en todos los edificios de Francisco I, el emblema de la familia
real de la salamandra (a veces citado como dragón) y su propio nombre real.
Los artistas manieristas italianos Giovanni Battista Rosso (Florencia, 1494-París, 1540) y
Francesco Primaticcio (Bolonia, 1504-París, 1570), adornaron los interiores de
la Galería de Francisco I con estucados y dorados de altísima calidad, con una
iconografía real (salamandras y actos solemnes) y con abundantes desnudos. La
marquetería es preciosa, con una evidente influencia de la decoración romana
antigua. Francisco I aparece vestido de Julio César y también se identifica con
el propio Vercingetorix, el caudillo galo. Las referencias religiosas son de
una estricta ortodoxia mientras que las referencias mitológicas son temas de
conquista, de reinos o de mujeres (el rey tenía numerosas amantes, como la
duquesa de Etampes). Niccolo dell’Abbate pintó otros frescos de la Galería.
Rosso y Primaticcio traen así el Renacimiento y el Manierismo a la Corte de Fontainebleau de Francisco I, donde se produce una fusión con los elementos locales, por lo que París se convierte en el gran centro difusor del Renacimiento en Francia, aunque deriva pronto al Manierismo precisamente al fusionarse con lo local. Pero algunos autores consideran que el Manierismo sólo se dará verdaderamente en Italia, y fuera de ella es sólo una fusión con lo local, salvo el caso francés, que aporta auténticas novedades, con una clara voluntad de innovación artística.
Su sucesor en la corona, su hijo Enrique II, encargó otras decoraciones, como las referentes a su esposa
Catalina y su amante Diana. Primaticcio, en 1570, construye y decora la Court
de la Fontaine, en una nueva ala del palacio, con influencia de las tesis de
Serlio, con esculturas de tema clásico, en unos jardines enormes y simétricos.
Finalmente, el primer rey Borbón, Enrique IV, a
principios del siglo XVII, tras el periodo de decadencia de las Guerras de
Religión, hizo nuevas obras de ampliación en Fontainebleau, con un nuevo patio,
la Court des Offices, con una perspectiva más adecuada. La obra es de ladrillo.
Hay un portal monumental y todo está regido por el orden y la proporción. El
simbolismo es continuista con la dinastía anterior, en una medida política de
autolegitimación.
Serlio en Fontainebleau.
El arquitecto boloñés
Sebastiano Serlio (1475-1554), formado con Peruzzi en Roma, fue un tratadista
de arquitectura (desde 1537) muy difundido en Europa, sobre todo por la
imitación de los dibujos de sus diseños. Es un manierista, de una
extraordinaria adaptabilidad a su entorno, incluido el francés, lo que explica
su gran éxito aunque no fuese un genio.
Llamado (c. 1540)
a Francia por Francisco I, se le encargó ser consejero en las obras de Fontainebleau.
Castillo de Ancy-Le-Franc.
Construyó el castillo de Ancy-Le-Franc, con proyecto de
1546, de planta cuadrada, de estructura clasicista pura, con predominio de los
elementos estructurales, con una planta baja almohadillada, casi sin
ornamentación (es muy austero), cuatro torres a los lados, retícula en la
fachada, pilastras desnudas. El sistema de cubierta era el francés simplificado
(chimeneas, mansardas en las buhardillas, techos a doble vertiente). En el
patio interior las ventanas geminadas, así como las impostas, son de influjo
manierista, al romper el ritmo de la fachada. Ha sido muy reformado,
suprimiendo el almohadillado.
En Fontainebleau
el mismo Serlio construye el hotel de Hipólito de Este, con una puerta sencilla
y rústica (según el modelo de sus propias teorías), con unas columnas con
almohadillado rústico, que parecen anudadas al muro, muy manieristas,
antecedente de la columna anillada francesa.
Lescot en el Louvre.
Lescot (c. 1510-1578) proyectó para Francisco I en
1546, en el Louvre (el viejo castillo de Felipe Augusto en París), una fachada
renacentista, alrededor del Patio Cuadrado, con un cuerpo central delimitado
con alas, con una perspectiva simétrica, reticular, con pilastras en lo
vertical e impostas en lo horizontal, con frontones alternativamente curvos y
rectos. Los tejados son inclinados y con pocas chimeneas.
Señalo como excepción en esta época al gusto francés por los tejados inclinados al castillo de St. Germain-in-Laye (desde 1539), de Pierre Chambiges, con una terraza plana.
Hay una decoración posterior (desde 1549) de Jean Goujon, de acuerdo a la tesis vitruviana de mayor sobriedad en la base y mayor riqueza en la parte superior, con un renacentista orden clásico corintio.
Señalo como excepción en esta época al gusto francés por los tejados inclinados al castillo de St. Germain-in-Laye (desde 1539), de Pierre Chambiges, con una terraza plana.
Hay una decoración posterior (desde 1549) de Jean Goujon, de acuerdo a la tesis vitruviana de mayor sobriedad en la base y mayor riqueza en la parte superior, con un renacentista orden clásico corintio.
De L'Orme.
Puerta del castillo de Anet.
Philibert Delorme o De l’Orme (Lyon, c. 1510-1570), es el primer gran
arquitecto clasicista francés, reconocido viajero por Italia, ingeniero, teórico en su
libro L’Architecture (1567) y diseñador de sepulcros como el de Francisco I.
Es el creador de la columna anillada (u orden francés), con bandas de
decoración para tapar las juntas de los tambores de la columna.
Construye
el manierista y monumental frontispicio de la puerta del castillo de Anet
(acabado en 1552). Es de un clasicismo ordenado sobre un modelo de Serlio, con
una organización compleja como un retablo. Los arcos de las puertas laterales
tienen dobles columnas de orden toscano (partido por la imposta para romper el
ritmo). El tímpano es un relieve manierista y en la parte superior hay una
decoración de motivos de caza real, que se mueven al dar la hora un reloj.
De l’Orme tabién hizo la sustitución en Fontainebleau de la bóveda
de la Salle de Bal por un artesonado de madera, y sobre todo el que fue su gran
logro, el palacio de las Tullerías (un encargo de Catalina de Médicis en 1564),
del que sólo se conservan algunas columnas anilladas.
Bullant fue su sucesor en la obra de las Tullerías, con la construcción de dos alas en el orden gigante. Fue también un teórico y construyó el castillo de Ecouen. La arquitectura religiosa del siglo XVI francés ha dejado pocas obras de interés, hay una supervivencia del gótico y una decoración progresivamente renacentista con motivos lombardos y luego manieristas.
Un caso provincial: Toulouse.
Bullant fue su sucesor en la obra de las Tullerías, con la construcción de dos alas en el orden gigante. Fue también un teórico y construyó el castillo de Ecouen. La arquitectura religiosa del siglo XVI francés ha dejado pocas obras de interés, hay una supervivencia del gótico y una decoración progresivamente renacentista con motivos lombardos y luego manieristas.
Un caso provincial: Toulouse.
La ciudad de
Toulouse (Languedoc), es un ejemplo de centro provincial difusor del
clasicismo. Hacia 1550 había una próspera comunidad comercial gracias a que el
río Garona tenía un rico tráfico fluvial. La ciudad estaba dividida de hecho en
barrios para las diferentes clases sociales. El centro urbano tenía la
Universidad, el palacio del Parlamento, la catedral de Saint Sernin, el colegio
de San Ramón de Peñafort y otros colegios para los estudiantes universitarios.
Era una ciudad orgullosa de su comercio, su Parlamento (autónomo de París) y su
Universidad. En el campo de Toulouse los grandes propietarios enriquecidos por
el cultivo del pastel (para la tinta azul) construyeron castillos pequeños con
amplias estancias.
Los comerciantes
de pastel en la ciudad también se enriquecieron y construyeron lujosas
mansiones urbanas en los prósperos años hacia 1530 y más tarde. En las
mansiones vemos un común exquisito cuidado de las fachadas con el fino ladrillo
local (poco inflamable, lo que explica que hayan subsistido tantas casas del
siglo XVI), con elementos clásicos en las ventanas, esculturas, la decoración
lombarda o gótica según los edificios. La decoración con molduras de los
edificios construidos por la burguesía hacia 1550 es de estilo manierista, muy
lujoso, con la función de favorecer la ascensión burguesa a través del arte. En
la puerta del Hôtel de Bagis (1538) del arquitecto y escultor Nicolas Bachelier
(el más prolífico de Toulouse en la época) parece clara la influencia de las
tesis de Serlio.
Hacia 1560 las
guerras de religión arruinaron el comercio y la ciudad, frenando las
construcciones de los comerciantes, aunque el
alto funcionario Jean de Vargie todavía construyó un palacio muy influenciado
por el arte de Fontainebleau.
ESCULTURA EN FRANCIA.
La escultura francesa recibe la influencia
renacentista mediante la importación de obras italianas y la llegada de
escultores italianos (Guido Mazzoni, Francesco Laurana, los Giusti), pero esta
influencia se recibe primero en la decoración mientras que su espíritu sigue
siendo el del naturalismo gótico, con la “gracia” del gótico francés que se
combina con un nuevo gusto por lo macabro, siendo junto a Alemania el gran
ejemplo del naturalismo en la época fuera de Italia. Se cuidan la proporción y
la temática humanista, incluso con temas neoplatónicos. El relieve en la
arquitectura se inspira en los libros de grabados y estampas y los tratados
artísticos, con predominio de la tradición lombarda desde el principio.
Pero donde destaca propiamente Francia es en la
escultura monumental, siendo los sepulcros su principal manifestación, con
mausoleos que al principio son composiciones góticas, con repertorios
decorativos mixtos: góticos e italianos, hasta finalizar siendo totalmente
italianizantes en la decoración.
Michel Colombe.
Michel Colombe (muerto en 1519) es el escultor más
destacado del periodo de transición, mostrando una disposición gótica y una
ornamentación renacentista, en el sepulcro del duque Francisco II de Bretaña en
la catedral de Nantes y en el precioso relieve de San Jorge de Gaillon matando
al dragón.
Los escultores
italianos.
La tumba de los duques de Orleans [http://es.wahooart.com], encargada por Luis
XII en 1502, fue esculpida en Italia por cuatro escultores italianos: D’Aria,
Viscardi, Benti y Di Bartolommeo (discípulo de Miguel Ángel). Es una
composición de proporción clásica, con un sarcófago con caras con los 12
apóstoles (no los pleurants
franceses) dentro de un pórtico clásico (el tipo italiano) con las figuras
yacentes (el tipo gótico francés), con telas fundidas con el cuerpo de técnica
naturalista.
Guido Mazzoni hizo poco después la tumba de Carlos
VIII en Saint Denis, destruido durante la Revolución. El rey era una figura
orante arrodillada, escoltado por cuatro ángeles, dentro de un pórtico decorado
con cuatro medallones de las virtudes.
Los hermanos toscanos Giusti, Antonio y, sobre todo,
Giovanni (1485-1549), provenientes de la escuela romana de Miguel Ángel (el
gran inspirador de la escultura funeraria), se establecieron en Francia,
fundando una larga dinastía de escultores, afrancesando su nombre como los
Juste.
Hacia 1504-1505 llegan a Tours y pasan luego a la
Corte francesa para hacer varias obras, y se consagran con un encargo de 1515
concluido en 1531, la tumba de Luis XII y Ana de Bretaña, también en la iglesia
de Saint Denis [https://commons.wikimedia.org]. Es la tumba del matrimonio real, erigida sobre un podio, circunvalado
por un pórtico. Tiene dos cuerpos, el inferior con la urna de los dos difuntos
desnudos (de rostros muy expresivos de la muerte) con apóstoles bajo los arcos
y las figuras alegóricas de las cuatro Virtudes en las esquinas del podio; el
cuerpo superior, con las dos figuras reales arrodilladas en un reclinatorio.
Philibert De l’Orme.
Philibert de l’Orme (1510-1570), también arquitecto, fue
discípulo de los Giusti, y proyecta en 1547 el mausoleo de Francisco I y su
esposa Claudia en St. Denis, según el mismo esquema anterior, pero más
renacentista, con los cuerpos en el primer registro, en un templete sobre un podio,
con cuatro cuerpos (en vertical) de fachada como un arco triunfal con bóveda de
cañón en el centro. El segundo cuerpo es un podio para los monarcas orantes
arrodillados y rodeados por su familia. Hay relieves narrativos de los triunfos
del reinado en la parte inferior. Su escultor ayudante fue Bontemps
(1505-1568).
Jean Goujon.
Jean Goujon (¿1510-1568?), discípulo de De l’Orme,
decora la fachada de Lescot en el Louvre y parte del palacio de Fontainebleau,
según el gusto manierista, muy influido por Cellini, que estuvo en París en
1540-1545. Goujon decora con relieves las fachadas de la Fuente de los
Inocentes (1547-1549), un templete con un esquema central renacentista, con un
desarrollo clásico. En el cuerpo superior las figuras mitológicas desnudas de
ninfas, tritones y amorcillos son totalmente manieristas: monumentales,
alargadas con una ligera desproporción y un movimiento extravagante.
El mismo estilo manierista tenemos en la Tribuna de
las Cariátides en la entrada del Louvre (1554?), con cuatro mujeres vestidas al
modo clásico, con decoración de putti
y guirnaldas.
Germain Pilon.
Germain Pilon (1530-c. 1570) hace el monumento para el corazón de Enrique II (1560), que
es una escultura exenta de mármol blanco con el conjunto de las Tres Gracias,
símbolo del placer espiritual, unidas por las manos en un círculo, que soportan
en sus cabezas una custodia-relicario de orfebrería que guarda el corazón de
Enrique II (la urna es una restauración del siglo XIX). No es de un Manierismo
evidente, sino que lo trasciende por su clasicismo, lo que se deduce por la
gracilidad del movimiento y las posturas, el exquisito cuidado de las
proporciones, los cuellos largos y los suaves vestidos.
Esculpe bajo la dirección de Primaticcio el resto del
sepulcro de Enrique II y Catalina de Médicis (modelo de los anteriores
sepulcros reales), con el rey yacente desnudo, de gran expresionismo. También
hizo una Virgen de la Piedad (c. 1583) de apariencia barroca, de expresivo
movimiento en los vestidos.
Rosso y Primaticcio.
Rosso y Primaticcio trabajan en la estetizante
decoración de Fontainebleau, con un programa de experimentación de los
repertorios manieristas, al tener suficientes medios económicos para trabajar.
Primaticcio trabaja en los estucos de la Cámara de la
duquesa de Etampes en Fontainebleau, con las figuras femeninas alargadas al
modo manierista.
Rosso pinta al fresco y diseña los relieves de estuco
de la Galería de Francisco I, con las escenas del Rapto de Europa, del
Sacrificio y otras, en las que, por ejemplo, nos presenta al divino toro-Zeus
mostrándonos su trasero, un gesto burlón que sólo era posible en el Manierismo.
Crea repertorios de personajes en los estucos, con putti, ángeles, jóvenes héroes, silenos, viejos barbados, brujas,
que influirán decisivamente en la llamada “Escuela de Fontainebleau”, que a su
vez influye en toda Europa, sobre todo por la reproducción grabada de sus obras.
Parisi.
Parisi es un decorador de platos cerámicos, con
motivos exóticos, grutescos, de un manierismo muy recargado.
Ligier Richier.
Ligier Richier (1502-1567) trabaja lejos de la Corte y
prosigue con la temática y la técnica del siglo XV, en la tradición borgoñona,
con el Entierro de Saint Mihiel, de un sentimiento idealizado y el macabro
esqueleto (1547) en el sepulcro del conde de Nassau en la iglesia de San Pedro
de Bar-le-Duc, que representa el cuerpo del conde a los tres años de su muerte.
PINTURA EN FRANCIA.
Se pueden distinguir dos etapas: una anterior a
Fontainebleau y otra posterior.
Respecto a la escultura y arquitectura, en la pintura
hay una indefinición estilística en las dos últimas décadas del XV, con un uso
del Gótico tardío o bien de la pintura flamenca, y la introducción del
Renacimiento italiano (que se produce tardíamente respecto a la escultura y la
arquitectura). A partir de 1530, se produce un cambio con la llegada de Rosso
Fiorentino a Fontainebleau para cumplir los encargos de Francisco I.
Primera
etapa (1480-1530).
Ilustración de las Horas de Etienne Chevalier.
Jean Fouquet (1420-1491), gran miniaturista, estuvo en
Italia donde trabaja hacia 1450 en Milán y Roma (esto se traduce en la adopción
de técnicas compositivas italianas). Vuelto a Francia, ilustrará libros con uso
de la perspectiva, como el libro de miniaturas de las Horas de Etienne
Chevalier, en las que todavía se observan recursos medievales como el
tratamiento de las iniciales. La definición ambiental y el tratamiento
narrativo son más próximos al modelo nórdico que al italiano, con un gran
detallismo.
En cambio, en su Descendimiento hay cierta
idealización, más propia de Italia, que del modelo nórdico.
En algunos de sus retratos hay fondos dorados y elementos
decorativos propios del gótico tardío. En cuanto a la iconografía, la técnica o
en aspectos superficiales se remiten también al Gótico tardío, pero la
composición espacial es deudora del Renacimiento italiano. En suma, Francia
incorpora con él la perspectiva desde el principio. Fouquet es uno de los
primeros interesados en el Renacimiento italiano e introduce la perspectiva en
Francia en el óleo y la miniatura (de más fácil divulgación). Es un ejemplo de
la pintura en la etapa de 1480-1530, influida por la pintura gótica local y la
flamenca. Este período se caracteriza, pues, por su indefinición estilística.
El Maestro des Moulins desarrolla su actividad entre
1480 y 1500. Al principio su obra se mueve entre el Gótico tardío y el modelo
flamenco. En sus obras tardías ya se observa un mayor dominio de la perspectiva
y la proporción, así como austeridad.
Jean Perréal
(1455-1527) tiene una abundante producción pictórica, sobre todo de retratos.
El Retrato de Luis XII es buena muestra de la pintura francesa de finales
del siglo XV, que se homologa a la tradición italiana. Muestra un buen dominio
de la perspectiva y del color,
aunque es más recargado.
Segunda
etapa (después de 1530).
En 1530, Francisco I decide decorar Fontainebleau según el gusto italiano y solicita los servicios de Rosso (que había sido ayudante y continuador de Rafael en las Estancias Vaticanas). Posteriormente se ocuparían también Primaticcio y dell’Abate. Estos tres artistas posibilitarán la creación de una escuela local y ayudan a superar las influencias góticas y flamencas. Son obras colectivas de artistas anónimos. Los repertorios temáticos abundan en alegorías y mitologías, con familias en la intimidad pintadas con minuciosidad, alargamiento de las formas, atmósfera erótica. Es un manierismo muy decorativo, elegante y refinado en el sentido de Rafael, no el experimental de Miguel Ángel.
En 1530, Francisco I decide decorar Fontainebleau según el gusto italiano y solicita los servicios de Rosso (que había sido ayudante y continuador de Rafael en las Estancias Vaticanas). Posteriormente se ocuparían también Primaticcio y dell’Abate. Estos tres artistas posibilitarán la creación de una escuela local y ayudan a superar las influencias góticas y flamencas. Son obras colectivas de artistas anónimos. Los repertorios temáticos abundan en alegorías y mitologías, con familias en la intimidad pintadas con minuciosidad, alargamiento de las formas, atmósfera erótica. Es un manierismo muy decorativo, elegante y refinado en el sentido de Rafael, no el experimental de Miguel Ángel.
Entre las obras destacan Diana cazadora, que es
un retrato de Diana de Poitiers, la famosa amante del rey. Flora, un tema
tomado de la mitología, con desnudos y recargamiento decorativo, propio de
pintores menores que siguen a sus maestros italianos. Diana de Poitiers muestra
un ambiente de lujo en la intimidad de su dormitorio, en el que el influjo
flamenco es evidente en los espejos, la composición y la perspectiva empírica.
Jean Clouet, c. 1485-1540, de posible origen flamenco, se casó antes de 1520 y tuvo un hijo
pintor, François. En 1516 ya era pintor del rey. En 1521 está en Tours y en
1528 es ya el primer pintor del rey. Se formó en la Escuela de Fontainebleau,
pintando retratos áulicos. Sus rasgos son un decorativismo flamenco combinado
con una perspectiva italiana, en la mejor línea de la fusión francesa de
estilos. Tiene pocas obras seguras, como Hombre con Petrarca.
François Clouet (c. 1515-1572) es mejor pintor que padre,
al que sucedió en 1541, y llegó a Superintendente de las Artes, el principal
cargo de un artista en Francia. Se caracteriza por la perspectiva italiana, el modelado,
la maestría en la tonalidad, con rasgos de tradición flamenca como el
detallismo ornamental, la iconografía y a escenificación. La influencia del
modelo nórdico es patente en sus primeras obras, con detalles flamencos. El
Infante Felipe y Enrique II son de cuerpo entero, virtuosismo en la
escenografía, luces en claroscuro, modelado volumétrico. Marie Touchet
(c. 1570), con amaneramiento erótico. Francisco I, con virtuosismo en el
detalle, con perspectiva italiana.
Augusto y la sibila (1571).
La pintura francesa es
de escasa calidad a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Sólo
destacan el manierista Antoine Caron (c. 1520-1600), con Augusto y la sibila,(1571) con
temas mitológicos, y Jean Cousin el Joven (c. 1552-1594), que continúa el gusto del anterior.
FUENTES.
Internet.
Libros.
Blunt, Anthony. Arte y arquitectura
en Francia 1500-1700. Cátedra. Madrid. 1977. 480 pp. 360 ilustraciones.
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