OP UD 65. PICASSO, DALÍ
Y MIRÓ EN SU CONTEXTO ARTÍSTICO.
INTRODUCCIÓN.
1. PICASSO.
LOS PRIMEROS AÑOS.
Primera etapa de formación (1890-1897).
Segunda etapa de formación (1897-1899).
Tercera etapa de formación (1899-1900).
ETAPAS AZUL Y ROSA.
Cuarta y última etapa de formación (1900-1904). Época azul.
Época rosa (1904-1907).
EL CAMINO HACIA EL CUBISMO.
La evolución y clasificación del cubismo.
EL CUBISMO PRIMITIVO.
EL CUBISMO ANALÍTICO Y EL SINTÉTICO.
LAS PINTURAS NEOCLÁSICAS.
LA INFLUENCIA SURREALISTA.
EL EXPRESIONISMO Y EL GUERNICA.
LOS ÚLTIMOS AÑOS.
2. DALÍ.
LOS PRIMEROS AÑOS.
PERIODO
PRESURREALISTA.
CONTACTO CON EL
SURREALISMO.
PERIODO SURREALISTA.
PERIODO MÍSTICO.
LOS ÚLTIMOS AÑOS.
3. MIRÓ.
LOS PRIMEROS AÑOS.
ETAPA DETALLISTA.
EL SURREALISMO
MIRONIANO.
EL ESTILO SALVAJE.
LAS CONSTELACIONES.
LOS ÚLTIMOS AÑOS.
INTRODUCCIÓN.
Picasso, Dalí y Miró
son los tres grandes maestros del arte español del siglo XX, los más conocidos
y mejor estudiados. Sobre el primero, incluso, hay un gran consenso en que es
el artista contemporáneo más representativo y revolucionario. Por ello, se
legitima su estudio particular, aunque situándolos en su contexto artístico.
Resumen.
Las vanguardias
artísticas de principios del siglo XX son una ruptura esencial en la Historia
del Arte. Un deseo de renovación se extiende por Europa y España. Se cuestiona
todo sobre la obra de arte y se dan respuestas muy variadas. España será un
país atrasado en los nuevos lenguajes artísticos, pero en cambio proporcionará
algunos de los artistas esenciales del siglo, creando un contexto enormemente
rico.
En la escultura
destacan los artistas Pablo Gargallo (1881-1934), con su obra abstracta en
hierro (El profeta), que prefigura la obra de Julio González (La
Montserrat) y de Alberto Sánchez (El pueblo español tiene un camino que
le conduce a una estrella).
En la pintura
destacan los cubistas Picasso y Gris, y los surrealistas Miró y Dalí, que
desarrollaron buena parte de su vida artística en el extranjero, en París, la
capital del arte de vanguardia.
Si Picasso origina
el cubismo, Dalí y Miró son los campeones del surrealismo, el primero de su
corriente figurativa y el segundo de su corriente más abstracta. Tienen los
tres un rasgo común: la búsqueda de un lenguaje expresivo propio, con un enorme
ímpetu creativo e innovador. Miró, además, asumirá un reto distinto: será el
creador de un mundo imaginativo completamente nuevo, un universo sígnico que
representa y trasciende el mundo real.
1. PICASSO.
Es el mayor genio del
arte del siglo XX, al que revolucionó radicalmente, iniciando caminos nuevos,
como testimonio del hombre y de la historia de su época. Él dice: ‹‹El artista
no trabaja con hipótesis. Trabaja consigo mismo y su tiempo. Trabaja para dar
claridad, delante de su consciencia y sus contemporáneos, de sí mismo y de su
tiempo››. Sus obras (tiene miles) responden a casi todos los estilos del siglo
XX, de los que será creador o primera figura, a lo largo de sus tres grandes
etapas: figurativa, cubista y expresionista.
Su fuerza creativa fue enorme. Picasso
dirá: «El que es joven siempre es joven, siempre se mantiene en la misma edad».
LOS PRIMEROS AÑOS.
Picasso nace en
Málaga en 1881. Su padre, José Ruiz Blasco, era profesor de Dibujo y Pintura en
la Escuela de Bellas Artes y le enseñó las primeras lecciones. Su madre, María
Picasso López, era malagueña de remota ascendencia italiana (Picasso adoptó
desde su juventud el apellido materno).
Primera etapa de
formación (1890-1897).
Su primera etapa de
formación (1890-1897) es la de su infancia y juventud, bajo la tutela de su
padre, y fue académica y tradicional. Está muy bien representada en el Museo
Picasso de Barcelona.
Hasta los 9 años
vivió en Málaga, donde empezó a dibujar y a pintar. Se conocen dos cuadritos
suyos de esta época y un dibujo fechado en 1890. Siguió, desde el otoño de
1891, una estancia en La Coruña, adonde su padre fue a ocupar el cargo de
profesor de dibujo. Allí tuvo lugar, con la pubertad, la verdadera eclosión del
genio de Picasso. Antes de abandonar La Coruña expuso sus obras en una
trastienda. Destacan La muchacha de los pies descalzos y El mendigo
de la gorra.
La familia llegó a
Barcelona en 1895 (donde se quedaron el resto de sus vidas la madre y la
hermana del pintor, lo que contribuyó a que este considerase tan malagueño como
catalán), gracias a un nuevo destino del padre y allí Picasso se relacionó con
las nuevas corrientes artísticas y políticas. Entró en la Escuela de Bellas
Artes de Barcelona, donde tuvo como profesor a Antonio Caba. Fue un alumno
brillante, pero poco disciplinado, que sólo tomaba los modelos oficiales para
ejercitarse. Hizo amistad (para toda la vida) con otro alumno, Manuel Pallarés.
En esta época pintó La primera comunión (1896), cuadro con el que
participó en la Exposición de Bellas Artes de Barcelona, y Ciencia y caridad,
con el que fue galardonado en la Exposición de Bellas Artes de Madrid. Al
margen de esta labor oficial, pintó toda clase de temas, sobre tablillas o
pequeñas telas, de inspiración más libre y ejecución más atrevida, testimonio
de su precoz inquietud.
Segunda etapa de
formación (1897-1899).
Su segunda etapa de
formación (1897-1899), en Barcelona, es de un primer rechazo a la enseñanza
tradicional. Busca un lenguaje más libre y moderno. Abundan los paisajes, las
escenas callejeras, los retratos y caricaturas.
En el curso
1897-1998 ingresó en la Academia de San Fernando de Madrid. Llevó una vida
bohemia y precaria, pero rechaza el academicismo y vuelve en 1898 a Barcelona, más
crítico que nunca. Con la salud debilitada, marchó con su amigo Pallarés a
Horta de Ebro, donde permaneció ocho meses.
Tercera etapa de
formación (1899-1900).
Una tercera etapa de
formación (1899-1900), también en Barcelona, se caracteriza por su integración
en el grupo modernista que se reunía en los Quatre Gats.
Volvió a Barcelona
en febrero de 1899 y trabajó en el estudio del escultor Cardona; por aquel
entonces conoció a su primo Jaime Sabartés, un gran amigo de infancia y
juventud en Barcelona, y más tarde su secretario personal. A principios de 1900
abrió una exposición en los Quatre Gats, integrada por gran cantidad de
retratos de familiares, amigos y conocidos: Lola, hermana del artista
(1899) y los de Sabartés, Casagemes, Ángel y Mateo F. de Soto, Ramon y Jacint
Reventós, Manolo, Pitxott, Mir, que fue acogida con una primera crítica
favorable.
ÉPOCAS AZUL Y ROSA.
Cuarta y última
etapa de formación (1900-1904). Época azul.
Su cuarta y última
etapa de formación (1900-1904) corresponde a su época azul, en la que
junto a imágenes clásicas y llenas de tristeza hay caricaturas y dibujos
eróticos.
En octubre de 1900
hace su primer viaje a París, con su amigo Casagemes, donde pronto se les une
Pallarés. Ocupó el estudio que Nonell abandonó en Montmartre y ajustó un
contrato con el marchante catalán Manyac. Conoce la pintura postimpresionista
(Cézanne), que le influye mucho al principio.
A mediados de enero
de 1901 fundó en Madrid la revista “Arte
Joven” (cuatro números), junto con F. de A. Soler, dentro del tipo de la
barcelonesa Pèl & Ploma. De regreso a Barcelona celebró una
exposición de pasteles en la Sala Parés.
Por segunda vez
marchó a París, ahora con Jaume Andreu, y expuso en la Galería Vollard, con el
pintor vasco Iturrino. Empieza una labor sin descannso, en la que se advierte
la influencia de pintores contemporáneos franceses (Steinlen, Toulouse-Lautrec).
Practica un prefauvismo en La nana y en L'attente, de densa
pintura policroma. Por esta época conoce a Max Jacob.
En el mismo 1901
sufre una gran crisis personal por la pobreza y por la muerte de su amigo Casagemes:
es el inicio de la “época azul” (1901-04), con cuadros muy simples en técnica y
colorido monocromo (sobre todo azul), mostrando de modo documental un mundo de
afligidos, dolor y miseria, hambre, de figuras famélicas, pero con serenidad,
en obras como: Gran autorretrato azul, Retrato de Jaime Sabartés,
El viejo guitarrista, La vida, La planchadora. Los ciegos
y mendigos, los acróbatas y artistas errantes parecen perseguir el sueño de una
vida mejor. Es un expresionismo basado en la línea y la forma. Los tonos son
azulados, fríos, los cuerpos alargados, las formas angulosas conforman cuadros
llenos de tristeza y crítica social, pero contenidos y elegantes, en
composiciones sobrias y poco estridentes.
En 1902 vuelve a
Barcelona. Las obras del momento se centran en el tema de la soledad de la
mujer: Bebedora adormecida, Desnudo de espaldas. En otoño
emprende el tercer viaje a París, con Rocarol: su estancia en París fue
especialmente dura.
Regresó a Barcelona
en enero de 1903. Pinta El abrazo, La vida, Escuela de Bellas
Artes, Miserables ante el mar.
En la primavera de
1904 Picasso deja Barcelona con Sebastià Junyer-Vidal y se instala
definitivamente en París, en el Bateau Lavoir de Montmartre. Realizó su primera
serie de grabados, La comida frugal (1904). Vive rodeado de artistas
(los fauves, sobre todo Matisse, le influyen en su color) e intelectuales,
entablando amistad con Apollinaire y André Salmon. Sus experiencias con las
drogas cesaron tras la muerte del pintor Wiegels.
Época rosa
(1904-1907).
Conoce en París a su
primer gran relación femenina, Fernande Olivier, sucediendo un cambio
pictórico: es la “época rosa” (1904-1907), de un acento menos trágico que la
anterior, con el rosa como color dominante (aunque todavía utiliza el azul, por
lo que la cronología del periodo no es segura) y nuevos temas, de payasos,
saltimbanquis, equilibristas, en un marco más intemporal, con una relación
entre las figuras mediante la mirada y el gesto. Son obras como: Acróbata de
la bola, Los saltimbanquis, La Toilette, Los dos hermanos,
Arlequín sentado, Retrato de la señora Canals (1905) dominadas
por la masa y el volumen. Hay una serenidad clásica y equilibrada, con menos
tristeza, más alegría e indiferencia estoica ante el pesar. El desnudo es ahora
común, en contraste con la época anterior, con figuras más graciosas y plenas.
Picasso. En el Lapin Agile (Arlequín con copa) (1905).
El verano de 1905 lo
pasa en Schoorl (Holanda), que le inspiró el tema de Las tres holandesas.
Hizo amistad con Leo y Gertrude Stein. Evoluciona a un estilo muy sintético, a
partir de los rasgos de la escultura ibérica, en los retratos de Fernande, y de
la coleccionista Gertrude Stein (con la que tuvo 90 sesiones de trabajo), ambos
de 1906. El de Stein, era tan alejado de la realidad, que Picasso contestó a
los críticos que no había que alarmarse, pues Stein acabaría pareciéndose al
cuadro tarde o temprano. Lo mismo cabe decir del Retrato de Max Jacob
(1907). En la primavera-verano de 1906 viajó a Gósol (Pirineo leridano) y
cultivó un clasicismo mediterráneo de tendencia helenizante: La toilette.
Pero no cae en el paisajismo, pues la obra de Picasso refleja siempre sus
vivencias, es un diario personal, así que las obras de ambas épocas (azul y
rosa) se intercambian según el estado de ánimo del artista. Pero hay un rasgo
común para toda la obra picassiana, hasta su muerte: el hombre es el
protagonista de sus cuadros, desdeñando el paisaje y todo lo demás como
secundario.
EL CAMINO HACIA EL
CUBISMO.
Siempre influido por la pintura de Cézanne y estimulado por las discusiones teóricas de algunos de sus amigos, intentó crear una pintura pura y absoluta. Esta fue la problemática que se planteó el cubismo (Picasso lo inicia junto a Braque), que le permite construir los objetos en su imaginación. Sugiere más que representa, y pinta en un solo plano los múltiples aspectos volumétricos sin recurrir al modelado y al claroscuro.
La evolución y clasificación del cubismo.
Se diferencian en su obra cubista a lo largo de decenios varias corrientes, que se entremezclarán en algunas fases, y sobre las que los autores no han llegado a un consenso definitivo:
-El cubismo primitivo sería el cubismo inicial, marcado por al arte africano.
-El cubismo analítico (para algunos incluiría también el inicial o primitivo), su continuación hasta 1911, en el que usa la descomposición geométrica de la realidad, con múltiples puntos de vista y severidad cromática (los entramados lineales son casi imposibles de descifrar debido a esta pobreza de colores).
-El cubismo sintético (representativo de la realidad), posterior a 1911, cuando descubrió el collage (lo que le permitía sintetizar imágenes). Usa sobre todo los collages y los papiers-collé, con una descomposición de la realidad y su posterior síntesis en planos más amplios y un mayor cromatismo (más contrastado).
-El cubismo hermético, con sólo una apariencia de arte abstracto, con la pintura alejándose tanto del modelo que el tema desaparece entre transparencias y superposiciones de fragmentos de cuerpos.
-El cubismo del periodo de cristal, de transparencias cristalinas.
EL CUBISMO PRIMITIVO.
Hay una tendencia
geometrizante en esta corta “época negra” o de cubismo primitivo (1907-1910),
influida por una exposición parisina de máscaras y otras obras del arte
africano, que Picasso observa en el nuevo Museo del Hombre, en el Trocadero de
París, e incluso colecciona con fruición, como otros muchos artistas hicieron
entonces. Se considera que este arte primitivo es más puro, más esencial.
Picasso recibe además
la influencia de Cézanne y, como este, elabora el cuadro a partir de sus
elementos propios, inspirándose sólo vagamente en el modelo natural. Algunos
autores incluso llaman a este periodo cubismo “cezanniano”, pues se abandona la
perspectiva y la ilusión de profundidad, y construye formas con el color. Es
una influencia perdurable: no es irrelevante que Picasso, en su madurez,
comprase la posesión de Saint-Victoire para poder contemplar el mismo paisaje
que pintó Cézanne.
Este periodo
comienza con Autorretrato del pintor con paleta (1907, Museo de Praga) y
el Retrato de Gertrude Stein. Son obras geométricas, de experimentación.
Picasso. Las señoritas de la calle Avinyó (1907).
La obra
verdaderamente iniciática y a la vez cumbre es Las señoritas de la calle
Avinyó (1907, Fine Arts Institute de Chicago), sobre unas prostitutas que
muestran la tragedia de su condición en sus cuerpos geometrizados (como en
Cézanne, del que Picasso había visto la retrospectiva de 1906). Esta obra
precubista o protocubista revolucionó la pintura moderna. La influencia del arte
primitivo africano es evidente en los rostros deformados, esquematizados como
máscaras africanas, anunciando un cercano mundo de horror.
Los amigos de
Picasso reprobaron la osadía de este lienzo, al que siguieron otras obras de
carácter negroide, de creciente geometrización, que nadie quería ni compraba.
Parecía un camino sin salida, pero entonces recibió la visita del marchante
Daniel H. Kahnweiler, que le animó a seguir y le compró un lote de varias
obras.
EL CUBISMO ANALÍTICO Y EL SINTÉTICO.
En el verano de 1909
volvió a visitar por segunda vez Horta de Ebro, esta vez con Fernande. Pinta La
fábrica de Horta y Retrato de Fernande. La aventura cubista prosigue
su camino hacia la abstracción, que culminó en la producción de su estancia en
Cadaqués, durante el verano de 1910. Ya en París, pinta los retratos cubistas
del coleccionista alemán Wilhelm Uhde y los marchantes Vollard y Kahnweiler. La
camaradería con Georges Braque se convierte en mutuo estímulo y de 1911 a 1914 su evolución fue
casi paralela.
Los veranos de 1911,
1912 y 1914 los pasó en Céret, donde residía el escultor Manolo. En el otoño de
1912 rompió con Fernande y se relacionó con Eva: Ma jolie. Junto con
Braque introduce la corriente “sintética” con elementos diversos: papel de
periódico, papel de vidrio, trozos de tela, etc. Son los famosos collages, de
los que hay pictóricos y escultóricos.
PINTURAS
NEOCLÁSICAS.
La I Guerra Mundial
interrumpe su evolución. La muerte de Eva por tuberculosis, a finales de 1915,
le sume en una crisis de soledad. Viaja a Roma y es influido por el clasicismo.
El encuentro con
Jean Cocteau precipita un cambio de orientación en su obra: vuelve a la
figuración y colabora con los Ballets Rusos de Diaguilev, para los que hace
figurines y escenografías para la escandalosa Parade (18-V-1917) y Tricorne
(1919). Mujer con mantilla (1917) es un dibujo muy clásico, como los
retratos de Apollinaire y Stravinski. En 1918 se casa con la bailarina rusa
Olga Koklova y en 1921 nace su primer hijo, Paul. Recupera la alegría de vivir.
Sus telas se llenan de bailarines. El cubismo vuelve y se une ahora a la
figuración. Las figuras son pesadas y voluminosas, casi normales, pero el
cubismo está siempre presente, como en el resto de su obra posterior. Pinta a
Koklova, Mujer en mecedora (1920), con un eclecticismo evidente entre el
cubismo y el neoclasicismo.
El proceso de
recuperación del cubismo, ahora sintético, iniciado en 1919, se manifiesta por
completo en las grandes naturalezas muertas de 1924 y 1925, pasando por Los
tres músicos (1921).
Los tres músicos (1921).
Su pensamiento
estético ha madurado. En una entrevista en 1923, concedida a Marius de Zayas,
explica que no racionaliza demasiado su obra: ‹‹En arte la intención no basta
y, como decimos en español, el amor se prueba con actos y no con intenciones.››
No evoluciona, sino
que cambia: ‹‹Me preguntan a menudo cómo ha evolucionado mi trabajo. Para mí no
existe ni pasado ni futuro en arte. Cambio no significa evolución. Cuando un
artista cambia de modo de expresión quiere decir que ha cambiado de manera de
pensar sin que sepamos si es para bien o para mal.››
La idea de
“búsqueda” o “investigación” es absurda, pues la experimentación en busca de lo
nuevo o lo imposible, es un camino estéril: ‹‹Mi objetivo no es mostrar lo que
busco, sino lo que encuentro. La noción de búsqueda ha conducido a menudo la
pintura hacia falsas vías, y perdido al artista en elucubraciones mentales. Es
el principal defecto del arte moderno.››
LA INFLUENCIA
SURREALISTA.
A partir de 1926 la
línea curva tiende a reimplantar su soberanía. La aparición en su vida de una
joven amante, Marie-Thérèse, de formas rotundas y suaves, es un factor decisivo
en esta transformación.
Por esta época
proliferaron en la producción de Picasso técnicas y estilos divergentes, de los
que destaca el surrealismo: es influenciado en los años 20 por la pintura del
subconsciente, liberando este para adentrarse en las profundidades del ser
humano. Pinta la distorsión de la materia. Un retrato surrealista de este
periodo es Seated bather (1930), inspirado en Koklova, construido a base
de piezas angulares, sólidas e inconexas. También lo es Retrato de Jaime
Sabartés con gorguera y sombrero (1930).
Pero Picasso también
cultiva la pintura del “curvismo”, la escultura abstracta y figurativa, de la
que es un innovador anterior a Brancusi. Trabaja con sus amigos catalanes
Gargallo y Julio González en la escultura en hierro. Su primera exposición de
esculturas es en 1932. Hasta el final de su vida, realizará unas 600
esculturas. Nunca estableció unas fronteras precisas entre pintura y escultura,
de modo que muchos de sus collages participan de ambas.
EL EXPRESIONISMO Y
EL GUERNICA.
Hacia 1930 Picasso
descubre un mundo nuevo, el de la gran crisis económica y política, que se
refleja en el pesimismo existencia de las ideas y el arte. Inventa nuevas
anatomías (es el periodo llamado de las metamorfosis), mediante ángulos y
elipses. Cultiva sobre todo el grabado, con las series Las metamorfosis
(1930), Suite Vollard (1931) y Minotauromaquia (1935).
Guernica (1937).
El Guernica
(1937) es posiblemente la obra cumbre del arte del siglo XX, en la que se
muestra, a la vez con simbolismo y expresionismo, en los cuerpos destrozados y
los símbolos de la paz y la guerra, el horror y la violencia de la guerra, el
odio del hombre hacia el hombre, el sufrimiento y la muerte.
Para realizar esta
monumental obra para el Pabellón de la República en la Exposición Universal de
París, tuvo que preparar muchos esbozos y dibujos preparatorios, de carácter
más expresionista.
Esta obra es un
resumen y un manifiesto de todas las experiencias anteriores del artista:
realismo, cubismo, curvismo, grafismo, expresionismo, surrealismo, etc. Esta
disparidad está expresada a través de un elemento común, que es el de la
pintura plana, bidimensional, que da a la composición un carácter más de mural
que de lienzo y subraya así su contenido épico.
Destacan la
composición en tríptico, con el panel central ocupado por la mujer y la
lámpara; el lateral derecho por la ciudad incendiada y la mujer que grita; el
lateral izquierdo por el toro, la mujer y el niño muerto. Cada una de estas
imágenes se ha convertido en símbolo, en icono, del arte contemporáneo.
En La mujer que
llora (1937) pinta el rostro más terrible de la historia de la pintura.
Durante la II Guerra Mundial el tema de la muerte se hace omnipresente en su
obra. Cráneo del buey muerto (1942) es el resumen de su sentimiento de
artista por los muertos en la guerra y por la pérdida de su amigo íntimo, el
escultor Julio González. El hombre se ha vuelto monstruoso y la figura humana
se deforma y contrae. Su compañera en esta etapa es la fotógrafa Dora Maar.
LOS ÚLTIMOS AÑOS.
Después de la guerra
Picasso se afilía al partido comunista francés y se casa con Françoise Gilot,
con la que tiene dos hijos y reencuentra algún tiempo la estabilidad
sentimental, aunque sin abandonar jamás sus aventuras con otras y su relación
con Marie Thérese. Se instala a vivir entre París y la Provenza, donde residirá
cada vez más.
La sonrisa se dibuja
en los rostros de sus faunos y sus ninfas: La joie de vivre (1946). En
sus cuadros recrea las obras clásicas de la pintura: Cranach, El Greco,
Velázquez, Poussin, Goya, Delacroix, Courbet...
Abundan los temas
españoles, mitológicos y eróticos. Aparecen palomas y balcones florecidos
vueltos hacia el Mediterráneo y el mar azul, como en la serie Las palomas en
el balcón (1958), pero es también un arte comprometido, que refleja la
situación histórica. Sus grabados sobre las corridas de toros, son una reflexión
filosófica sobre el sentido de la “fiesta” española.
Cultiva asimismo la
cerámica, de la que se convierte en maestro y compone los paneles La guerra
y La paz (1952).
En la escultura, sus
obras, generalmente de pequeño tamaño, con materiales de detrito, traslucen las
distintas formas de cada momento de su obra: La cabra (1950) y La
mona (1952).
En 1954, tras su
divorcio de Françoise (la primera mujer que le abandona) aparece en su vida una
admiradora, Jacqueline Roque, su nueva esposa, y alcanza con ella una plena y
duradera satisfacción erótica. Pinta grandes suites: Ateliers (1955-56)
y Las Meninas (1957). En sus 58 cuadros (otros autores los reducen a 43)
de interpretación de Las Meninas de Velázquez (Museo Picasso de
Barcelona), homenajea a Velázquez y refleja las nuevas concepciones del
espacio, según la teoría de la relatividad, y el sufrimiento o los complejos
psicológicos en los rostros deformados. Siguen las suites Les déjeuners
(1960-61), inspirada en Manet, y El pintor y su modelo (1963). Empezó
las series de grabados al linóleo.
En 1963 se inauguró
en Barcelona el museo Picasso, dotado por el artista en 1968 con su suite Las
Meninas y en 1970 con sus obras de adolescencia y juventud. Tendrá asimismo
otro museo en París, enriquecido con las obras de la sucesión del artista. En
1966 tuvo lugar una retrospectiva en París, con más de un millar de obras
expuestas. Su renombre es mundial, reconocido como el mayor artista del siglo
XX, encarnación del hombre actual.
Sigue su búsqueda de
un nuevo lenguaje artístico, en dibujos (1967-1968), grabados sobre la
tauromaquia, el Sur, la vida, la sexualidad (muy explícita), en Suite
Crommelinck (1968), pinturas (1969-70). Su libertad es total, con la más
inusitada mezcla de procedimientos y personajes.
Sus tres
autorretratos (1972), casi simiescos, muestran a un hombre consciente de la
pérdida del tiempo vital, pocos meses antes de su muerte, aun lleno de deseo
erótico e interés por innovar. Picasso escribe entonces: ‹‹Ahora creo que puedo
haber dado con algo››. Tenía 91 años. Así seguirá hasta su muerte poco después
en Mougins en abril de 1973.
Su influjo fue
inmenso en todo el arte del siglo XX. El artista más cotizado en vida y tras su
muerte, el más admirado por el público, los coleccionistas, la crítica, los
historiadores de arte, los artistas... El más imitado y estudiado. Su
importancia le ha convertido en el gran icono del siglo.
2. DALÍ.
Salvador Dalí,
pintor español nacido en Cataluña (Figueres, 1904-Port Lligat, 24-I-1989).
Nieto, Aznar y Soto destacan que: ‹‹Salvador Dalí (1904-1989) se propuso sobre
todo plasmar en sus cuadros las imágenes de la irracionalidad con una técnica
minuciosa que recupera toda la tradición realista de la pintura.›› [Nieto;
Aznar; Soto. Historia del Arte. 1994: 180.]
LOS PRIMEROS AÑOS.
Descendiente de una
familia rica y culta, se formó de modo autodidacto en Figueras, aunque entre
1921 y 1924 asistió en Madrid a las clases de dibujo y pintura de la Academia
de San Fernando, de la que es expulsado (1926) por su indisciplina (declaró
incompetente al tribunal que le examinaba).
PERIODO
PRESURREALISTA.
En Madrid vivió en
Residencia de Estudiantes y vive el ambiente de la Institución Libre de
Enseñanza, haciéndose amigo de García Lorca y Buñuel y muchos otros
intelectuales y artistas vanguardistas. Recibe varias influencias: el cubismo
de Picasso y Braque, la pintura noucentista y descriptiva de paisajes bucólicos
del catalán Joaquim Sunyer, el futurismo de Carrà, la pintura metafísica de
Chirico, el modernismo orgánico del arquitecto Gaudí.
La influencia de Chirico
es evidente en una de sus mejores obras tempranas, Muchacha de espaldas
mirando por la ventana (1925, MNCARS de Madrid), tomando como modelo a su
hermana, en la que resaltan el realismo, el misterio, la solidez de las formas
y la precisión del dibujo. Su punto fuerte siempre será el dibujo, en el que es
un maestro.
En 1925-1927 expuso
repetidamente en Madrid y Barcelona (Galeries Dalmau en 1925 y 1927) e
intervino en las actividades de vanguardia de Cataluña, con conferencias y
artículos, que le dieron una merecida celebridad como ensayista de arte.
CONTACTO CON EL
SURREALISMO.
En París (1926),
busca la realidad en los sueños y el subconsciente. Es una época marcada en el
arte europeo por los experimentos dadaístas, surrealistas y otros. Dalí aprende
de la obra de Picasso, Miró, Arp, Klee, Ernst, Duchamp, Man Ray... Se interesa
por el ambiente parisino, que encuentra muy superior al barcelonés y decide
marcharse, cambiar de vida.
PERIODO SURREALISTA.
Dalí y García Lorca en su época de amistad en la Residencia de Estudiantes.
Dalí junto a Breton y otros miembros del grupo surrealista en 1930.
A partir de 1928 se
establece habitualmente en París. Se integra hacia 1929 en el grupo surrealista
gracias a Miró, que le presenta a Breton, aunque su independencia le hace
siempre conflictivo, hasta su posterior expulsión (1934), por unas
declaraciones en las que parecía favorable a Hitler (fue sólo una provocación,
pues poco después atacaba al nazismo).
Hace su primera
exposición individual en 1929, con gran éxito comercial y colabora en este
mismo 1929 y en 1931 con Buñuel en las películas Un chien andalou y
L'âge d'or y en las sucesivas ediciones de la revista “Le surréalisme au
service de la révolution”, de orientación comunista.
Dalí es desde
entonces el adalid del surrealismo figurativo, manteniendo la perspectiva
tradicional, pero representado objetos sometidos a relaciones absurdas, con el
fin de impactar al espectador, por lo que, junto con Magritte, representa la
vía onírica del surrealismo.
Sigue un método
propio, el paranoico-crítico, con el que recrea un mundo obsesivo y
fantasmagórico. El método consiste en asociar imágenes de variada procedencia
psíquica, onírica y subjetivista procurando reflejar lo inconsciente y
subconsciente. Así, se juntan imágenes arbitrarias (sin el menor sentido
lógico) con otras que surgen obsesivamente en su trayectoria (como El
Angelus de Millet o el Guillermo Tell). Su método se aplica asimismo
a los objetos que diseñaba, con un funcionamiento simbólico lleno de ironía.
Su estilo, que ya no
variará en lo esencial en el resto de su vida, es de una técnica minuciosa, con
fondos desnudos o rocosos (desde 1956 los parajes de Port Lligat). Toma una
gran variedad de elementos plásticos (algunos obsesivamente repetidos), malea y
deforma los objetos sólidos, hace múltiples alusiones sexuales, yuxtaposiciones
de objetos y seres (a veces con excesos barroquistas, otras veces con crudo
realismo fotográfico), metamorfosis de personas en muebles, etc.
Dalí. El gran masturbador (1929).
Dalí. La persistencia de la memoria (1931).
Destacan las obras
El gran masturbador (1929), La persistencia de la
memoria (1931), con los elementos espaciales representados como duros y los
temporales (los relojes), como blandos; El espectro del Sex Appeal
(1931), La cesta del pan (1945, sobre un tema ya tratado en 1926).
Un acontecimiento
esencial es su emparejamiento y posterior matrimonio con Gala, una exiliada
rusa, mayor que él, anterior mujer de Paul Eluard, la cual será la mayor
influencia de su vida. Su padre, el notario, le deshereda, pero Gala, muy bien
relacionada en París y Nueva York, dirigirá con gran acierto su carrera
artística. Dalí la idolatró siempre, aunque su relación íntima tiene muchos
claroscuros inconfesables (al parecer, Dalí era impotente y sublimaba esta
carencia mediante el arte y su adoración por su esposa y en sus últimos años
ella vivió en un castillo propio, con sus jóvenes amantes). Dalí la pintó
numerosas veces, como en Madona de Port-Lligat (1950).
Viaja a EE UU en
1934 y luego a Italia en 1937 y 1939. Reside en Nueva York entre 1940 y 1956,
donde alcanza un éxito extraordinario de crítica y mercado. Colabora en la
escenografía de ballets y obras teatrales, en la elaboración de fantasiosas
joyas y en el sueño surrealista de una película de Hitchcok, Recuerda
(1946). Su fama comercial crece con sus bufonadas, su vestuario, sus frases
impactantes, sus golpes de efecto: una vez llegó a una conferencia con un
rinoceronte. En cierto modo es un artista-actor, uno de los primeros en hacer happening,
aunque sin saberlo.
PERIODO MÍSTICO.
Vuelve a España
después de 1945 en estancias que aumentarán después de 1956, alternando sus
estancias en EE UU con otras en Port Lligat (Cadaqués, Gerona), un rincón de la
costa catalana. Vuelve al catolicismo hacia 1950 y políticamente al franquismo,
que le galardonará con la Gran Cruz de Isabel la Católica, en atención a que el
artista acepta ser utilizado por el régimen, aunque no sería justo considerarle
un franquista. Por ese motivo, entre otros, fue un artista menospreciado por
los críticos y los artistas más progresistas (su enfrentamiento con Miró es muy
conocido).
Dalí. Las tentaciones de San Antonio (1946).
Dalí. El Cristo de Sant Joan de la Creu (1951).
Tiende hacia una
objetividad neta, con efectos fantásticos. El misticismo le lleva a las
pinturas neoclásicas, muy parecidas de ambiente a las “metafísicas” de Chirico.
Salvador Dalí plasma de forma insuperable las distancias, los horizontes sin
final, como en Las tentaciones de San Antonio (1946). En El Cristo de
Sant Joan de la Creu (1951) el mundo se pierde en una lejanía misteriosa,
con una figura real, pero de escorzo violento (tal que parece que la cabeza
surja del cuadro mientras que los pies se alejan hacia un horizonte
misterioso). Otra obra mística es la Última Cena (1955).
LOS ÚLTIMOS AÑOS.
Hay un agotamiento
del vigor creativo, repitiendo las mismas fórmulas de siempre. Tiene un interés
patológico por el dinero y la comercialización de su obra (un defecto que tuvo
desde el principio, del que el propio Dalí presumía y que la extravagancia de
Gala contribuyó a aumentar), evidente en la repetición abusiva de sus grabados
y joyas. Llegará a firmar miles de papeles en blanco, para venderlos a sus
marchantes, que luego harán con ellos gravísimos excesos. Por ello, la obra de
esta etapa tiene muy poco calor artístico y ni siquiera comercial en la
actualidad, aunque subsiste su encanto kitsch.
Como escritor
publicó varios libros, sobre su persona, como Secret Life of Salvador Dalí
(1942), Journal d'un génie (1964) y su pintura. Son obras que son
creaciones en sí mismas, con más fantasía de la exigible en obras documentales.
Su popularidad
aumenta, empero. Sus retrospectivas son visitadas por multitudes. Su museo en
Figueres es todavía hoy el segundo más visitado de España. El nuevo régimen
democrático, después de 1975, le ennoblece con el título de marqués. Al
enviudar de Gala en 1982 prácticamente abandona la pintura. Muere Dalí el 24-I-1989 a los 84 años, tras una
larga agonía. Kirk Varnedoe, director del Departamento de Pintura y Escultura
del MOMA de Nueva York, le califica entonces como ‹‹una figura única en el arte
moderno››. Fue el más grandioso artista-espectáculo, en este sentido representa
muy bien una de las grandes tendencias del arte contemporáneo y debemos
considerar que al menos su obra del periodo juvenil y de primera madurez
pervivirá por su valor estético.
3. MIRÓ.
Joan Miró. [Foto por Man Ray, hacia 1929]
Joan Miró i Ferrà,
pintor y escultor español y catalán (Barcelona, 1893-Son Abrines, Mallorca,
1983), cuyas obras recogen motivos extraídos del reino de la memoria y el
subconsciente con gran fantasía e imaginación, y que se hallan entre las más
originales del siglo XX.
Nieto, Aznar y Soto
destacan que: ‹‹(…) Joan Miró (1893-1983), un pintor mucho más afín a nuestra
sensibilidad contemporánea [que Dalí], aportó al Surrealismo una libertad de
espíritu y una inocencia que no ha tenido parangón, y en cuadros como Interior
holandés recreó un precioso universo personal poblado de estrellas, notas
musicales y pequeños animales para, en lugar de servirse del lenguaje del
pasado, crear un nuevo lenguaje que nos ayude a mirar el mundo con ojos
diferentes.›› [Nieto; Aznar; Soto. Historia del Arte. 1994: 180.]
LOS PRIMEROS AÑOS.
Miró nació el 20 de
abril de 1893 en Barcelona en el seno de una familia de tradición artesanal,
estudió comercio y trabajó en una droguería, pero también inició su formación
artística en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja de Barcelona (1907-1910),
donde fue discípulo de Pascó y de Urgell. Simultáneamente realizó estudios de
contable (1907-10) y trabajó de administrativo en Barcelona. Después de una
enfermedad (1911) y la convalecencia que siguió en Mont-roig (un pueblo al sur
de Tarragona) se impuso a las presiones de su familia, que no deseaba su
dedicación al arte.
En 1912 ingresó en
la Academia Galí, donde Francesc Galí era un verdadero apóstol del Noucentismo.
Miró no se adaptó al estilo colectivo de la Academia, pero la educación
recibida le fue muy útil. Frecuentó (1913-1918) asimismo la academia del
Círculo Artístico de Sant Lluc, donde comenzó su amistad con E. C. Ricart, J.
F. Ràfols y Joan Prats, y conoció a Gaudí. En resumen, recibió en su juventud la
influencia del Noucentismo (Campesino, 1914) y de las primeras
vanguardias venidas de Europa: el fauvismo con sus brillantes colores (Playa
de Cambrils, 1915), el expresionismo y el cubismo (con sus formas
fragmentadas), junto a la miniatura persa y las formas bidimensionales de los
frescos románicos catalanes. Su catalanismo, tanto ideológico como temático,
estará siempre presente en su obra.
En 1916 se orientó
definitivamente por el camino de las vanguardias europeas, a consecuencia de su
contacto con el marchante catalán Josep Dalmau. Visitó ese año la exposición en
Barcelona del arte francés que organizó Vollard y empezó a leer poesía francesa
y revistas de vanguardia. En 1918 celebró su primera exposición individual (un
completo fracaso de ventas) en las galerías Dalmau, con presentación (un
calígrama) del catálogo por Josep M. Junoy. Con Llorens Artigas y los miembros
del grupo de Vilanova (Ricart, Ràfols, Sala...) participó en la breve
Agrupación Courbet (1918-1919). Sus obras de esta etapa, Nord-Sud, Siurana,
Prades, son una síntesis espontánea y libre entre la descomposición
cubista de la forma y la libertad fauve en el color. En esta etapa
muestra ya su temprano dominio del color, aunque su dibujo es tosco.
Más tarde, en obras
como Molinillo de cafe, Retrato de niña, El huerto del asno,
hay un expresionismo arrebatado, con una tendencia por la que el análisis de
los conjuntos visuales lleva a la concreción de cada objeto como un ente
separado, aislado, purificado, hecho más típico e intenso, como un signo.
ETAPA DETALLISTA.
Posteriormente,
hacia 1918-1922, elaboró una pintura minuciosa y detallista, caligráfica y
miniaturista, figurativista, plana y con influencias cubistas. Va mejorando su
dominio del dibujo. Los temas son cotidianos, paisajísticos, familiares, de un
cierto gusto naif, como en Autorretrato (1919) y La Masía
(1921-1922), adquirida por su amigo Hemingway.
Miró. La Masía (1921-1922).
En marzo de 1920,
tras largos preparativos, viajó a París, donde contactó con el grupo Dadá y
conoció a Picasso, Raynal, Max Jacob, Reverdy, Tzara. Fue madurando su estilo.
Desde 1921 marcha cada invierno a París, en la que realizó ese año su segunda
exposición individual (otro rotundo fracaso de ventas), organizada por el
marchante Dalmau y presentada por Maurice Raynal. Su combinación del análisis
cubista con la encendida coloración fauve produjo en ese periodo obras
complejas y sabias, en un arabesco compacto, como La mesa (1920), la Bailarina
española (1920), el simplificado Desnudo (1921), La masovera
(1922) y La espiga de trigo (1922).
EL SURREALISMO
MIRONIANO.
En París, hacia
1920-1923, durante sus ya largas estancias (alternadas con sus veranos en
Mont-roig) comenzó a relacionarse con los grupos vanguardistas, aunque no entra
en el grupo surrealista de Breton hasta principios de 1925.
En el verano de
1923, en Mont-roig, se operó la gran transformación de Miró, cuya pintura
asumió la concepción que ya guardaría en lo esencial para siempre. Su pintura
en esta época evolucionó hacia la creación de un lenguaje propio, el llamado “onirismo
esquemático”, con tintas planas y signos esquemáticos y poéticos. Es un
surrealismo abstracto, opuesto al surrealismo figurativo de Dalí.
Se basaba en el método del automatismo psíquico (la
anulación de la consciencia para que brote la inconsciencia). Quería un arte
tan directo y puro como la poesía surrealista (1924 es el año del primer
manifiesto surrealista). No contempla el paisaje con ideas preconcebidas (para
encontrarlas en él), sino que deja que el paisaje llegue al pintor y le
transforme. Crea ahora un universo pictórico nuevo, con símbolos que repetirá
siempre (estrellas, palomas, sexos abiertos), de formas y colores en
movimiento, rezumando libertad y alegría. Miró arranca de la memoria, de la
fantasía y de lo irracional para crear obras que son transposiciones visuales
de la poesía surrealista. Abundan los cuadros-poema, con una asociación
literaria a poetas surrealistas (la poesía será siempre una de sus grandes
pasiones).
Miró. Tierra labrada (1923).
Paisaje catalán (El cazador) (1923-1924).
Miró. El carnaval de Arlequín (1924-1925).
Sus obras maestras
del periodo fueron Tierra labrada (1923), Paisaje catalán (El cazador) (1923-1924), El carnaval de Arlequín
(1924-1925, Galería Albright-Knox, Buffalo), El campesino catalán
(1925), otro El campesino catalán de la guitarra (1925, Museo
Thyssen-Bornemisza, Madrid), y la lírica El perro que ladra a la luna
(1926). Estas visiones oníricas a menudo comportan una visión humorística o
fantástica, conteniendo imágenes distorsionadas de animales jugando, formas
orgánicas retorcidas o extrañas construcciones geométricas. Las composiciones
de estas obras se organizan sobre neutros fondos planos y están pintadas con
una gama limitada de colores brillantes, especialmente azul, rojo, amarillo,
verde y negro. En ellas se disponen sobre el lienzo, como de modo arbitrario,
siluetas de amebas amorfas alternando con líneas bastante acentuadas, puntos,
rizos o plumas. Posteriormente, Miró produjo obras más etéreas en las que las
formas y figuras orgánicas se reducen a puntos, líneas y explosiones de
colorido abstractos.
La exposición
individual de Miró 1925 en París, en la Galería Pierre, apoyada por los
surrealistas, constituyó, por fin, un sonoro éxito y Miró adquirió una rápida
fama internacional. Más tarde será considerado como el mayor pintor
surrealista, por encima de Dalí, André Masson o Max Ernst, basándose en una interpretación
sesgada de unas palabras de Breton: ‹‹Miró es probablemente el más surrealista
de nosotros››. En realidad, Breton criticaba que Miró era demasiado racional,
que estudiaba demasiado la composición de sus obras. Es cierto que hay miles de
dibujos preparatorios y que Miró siempre vivió dos pulsiones: una pintura de
impulso irracional e inmediato en la inspiración, y una ejecución muy elaborada
y meditada, que podía durar muchos años.
Pasó al grafismo de
los temas de circo reducidos a leves esquemas en 1927, para volver a la gozosa
acumulación de objetos en la serie de tres Interiores holandeses
(1928), del que destaca Interior holandés I (1928, Museo de Arte
Moderno, Nueva York).
De las numerosas
exposiciones celebradas en París hay que destacar la de 1928, organizada por
Pierre Loeb, su marchante durante muchos años, que le introduce en los mercados
internacionales: el MOMA le compra en 1929 dos cuadros.
Se casó con la
mallorquina Pilar Juncosa (1929), con la que tuvo una hija, Dolores (1930) y
vivió en esos años en París (1920-1933) hasta su vuelta a Barcelona (1933-1936)
aunque siguió exponiendo en las galerías parisinas Blenheim y Pierre, y en la
neoyorquina de Pierre Matisse. En 1930 había abierto el camino de EE UU con su
primera exposición en Nueva York (Galería Valentine).
En esa época tuvo
varias experiencias en el mundo del teatro. Primero, los decorados con Max
Ernst de Romeo y Julieta (1926), para los Ballets Rusos, una
colaboración que le ganó el rechazo del grupo surrealista. Luego, destacan los
decorados y los figurines de Juegos de Niños (1932), para los
Ballets Rusos de Montecarlo.
En 1931 expuso en la
Galerie Pierre sus esculturas-objetos, Construcciones, antecedentes de
una actividad escultórica que reprenderá en los años 70 con gran fuerza. Estas
esculturas son importantes en la comprensión de su evolución porque reflejan
una profunda crisis del artista, en la que cultiva el expresionismo y nuevas
técnicas (collage, dibujo, escultura). En estos años de crisis (1930-1931),
Miró hablaba a menudo del ‹‹asesinato de la pintura›› (ya un
concepto anterior, de 1927 al menos) que es realmente una interrogación sobre
el sentido de los materiales y de las fórmulas del arte. Miró, nunca bastante
satisfecho de lo que ha logrado, intentó siempre nuevos caminos artísticos. Se
decantaba generalmente por el juego y la poesía, pero todavía sufrirá varias
crisis que penetran en su obra, alternándose con sus periodos de optimismo.
EL ESTILO SALVAJE.
Miró. Bodegón del zapato viejo (1937).
A partir de 1934
realizó obras que manifestaban su profundo rechazo a la crisis política y
social, que reflejaban su desazón espiritual, premonitoria de los terribles
desastres de las guerras que pronto vendrían. La impresión de la Guerra Civil
española (1936-1939) se plasma en seres deformados y hostiles, en colores tensos
y tenebrosos, de violencia trágica, de un realismo feroz, en El Segador
(1937), para el Pabellón de la República en la Exposición Universal de París, Bodegón
del zapato viejo, Cabeza de mujer II. Estas figuras terribles, nacen
de la tierra, en la que se asientan con pies enormes (un motivo que se repite
en sus obras). También ayudó a los republicanos españoles con el cartel de
propaganda Aidez l'Espagne (1937). En este periodo de guerra civil vivió
entre París y Varengeville (Normandía).
LAS CONSTELACIONES.
Aunque identificado
con la causa republicana, tras el inicio de la II Guerra Mundial volvió a
España en 1940 huyendo de la invasión alemana y llevó una vida retirada durante
la dictadura franquista. Primero se refugió en Palma de Mallorca (1940-1942), para
residir más tarde, entre 1942 y 1956, en Barcelona, salvo durante algunos
viajes al extranjero y Mallorca.
Signos y constelaciones enamoraros de una mujer, de la serie Las Constelaciones (1941).
Con el paso del
tiempo su lenguaje se radicalizó y asentó, como se advierte en la serie Las
Constelaciones (1940-1941). En esta serie de 23 gouaches hay un evidente
escape imaginativo, nacido en la paz de Varengeville y reanudado en Mallorca,
ante el horror de la guerra. Son obras en las que contemplamos un microcosmos
de nocturnos imposibles lleno de figuras indefinibles, que corresponden a su
mitología particular: luna, sol, estrellas, pie, mujer, elementos fálicos y
femeninos.
En 1941 realiza su
primera gran retrospectiva en el MOMA de Nueva York. Pero son años de
oscurantismo, de exilio interior. Vuelve al mercado internacional desde 1945,
con la exposición de sus Constelaciones en la galería Pierre Matisse de
Nueva York y en 1947, con su exposición en la galería de Aimé Maeght, su marchante
desde entonces en París.
Miró también
experimentó con otros medios artísticos, como grabados y litografías. También
realizó acuarelas, pasteles, collages, pintura sobre cobre, escultura,
escenografías teatrales y cartones para tapices.
En 1944 acaba su
primera gran obra maestra como grabador (sus primeras experiencias son de
1928), con las litografías de la serie Barcelona, otra obra de clara
evocación antibelicista. El grabado es un género que siguió cultivando toda su
vida con gran acierto, como prueba el que en 1954 obtuvo el Premio
Internacional de Grabado de la Bienal de Venecia.
En 1944 también
comienza a cultivar la cerámica (con Llorens Artigas), primero con pequeños
objetos, como la serie de 1953-1955, que expone en 1956 en París y Nueva York y
que se engarzan con el muralismo cerámico, en el que destacan grandes conjuntos
murales, en los que, con su universo simbólico, trasciende el muralismo
mexicano (este era realista). Sus máximas obras en esta faceta son la pareja Muro
del Sol y Muro de la Luna para la sede de la UNESCO de París (1958),
por la que en 1959 recibió de manos del presidente estadounidense Eisenhower el
premio Guggenheim.
LOS ÚLTIMOS AÑOS.
Desde 1956 vive en
Palma de Mallorca (Son Abrines) y trabaja en el taller que le ha edificado su
amigo Josep Lluís Sert. Tras una crisis pictórica (1956-1959), de redefinición
de estilo y de dedicación a otras artes, desde 1959 vuelve a cultivar la
pintura, con grandes superficies de color (con seguridad influidas por el
expresionismo abstracto norteamericano), con un predominio creciente del gesto
sobre la construcción del espacio pictórico. Hay una profundización y
simplificación de su lenguaje, con un estilo cada año más desenvuelto, alegre y
libre. En su madurez, Miró alcanzó un lenguaje de ímpetu feliz, con la espontaneidad
de los niños. De hecho, se pueden diferenciar en su obra de estos años dos
tipos de pinturas: “lentas” y “espontáneas”. El artista ha recuperado la
infancia del mundo, un tiempo anterior de felicidad.
Miró.Dona i ocell (1982).
Se interesaba aun
más por la litografía y el grabado; la escultura, utilizando como materiales
unos bronces que surgen de la reflexión sobre cosas encontradas (los objets
trouvés del dadaísmo y surrealismo), con obras como Dona i ocell
(1982) y L'Oiseau Solaire, así como materiales cerámicos, con los que
obtiene texturas y matices inéditos para sus esculturas monumentales, como el
gran conjunto del Laberinto de Saint-Paul-de-Vence; los murales
cerámicos de la Universidad de Harvard (1960), la exposición de Osaka (1970),
el aeropuerto de Barcelona (1971) y el mural del Palacio de Congresos y
Exposiciones de Madrid (1980); cultivó desde 1969 (sus primeras experiencias
son de los años 30) otra vez la obra textil, en colaboración con Josep Royo, en
forma de tapices y los collages que se llamarán sobreteixims y sacs
(1972-1973); realizó también preciosos vitrales en la mejor tradición del color
medieval.
Desde los años 60 su
fama es mundial: se le hacen grandes exposiciones antológicas en los mejores
museos e instituciones de París, Londres (Tate Gallery, 1964), Fundación Maeght
de Saint-Paul-de-Vence (1968), Nueva York (MOMA, Guggenheim), Tokio…
En España comienza a
ser reconocido por el público, gracias a que en Barcelona se celebran grandes
exposiciones en 1968 y 1969, que coinciden con el comienzo de una etapa
(1968-1977) en la que manifiesta más explícitamente su compromiso con el
catalanismo y la lucha democrática. Crea junto al Ayuntamiento de Barcelona la
Fundación Joan Miró (inaugurada en junio de 1975), como un Centro de Estudios
de Arte Contemporáneo.
En los últimos años
la vejez reduce la cantidad y calidad de su obra, pero consigue ultimar grandes
proyectos monumentales: sus murales cerámicos y sus esculturas cerámicas se
emplazan en grandes espacios públicos. Su voluntad es hacer un arte popular, para
toda la sociedad.
Desde 1973, a la muerte de
Picasso, goza de la gloria de ser el más prestigioso pintor vivo del mundo. Se
multiplican los homenajes a su persona y los estudios sobre su obra. Cuando
muere en 1983, tras unos pocos años finales de inactividad, podía afirmar que
había abierto nuevos caminos y descubierto un lenguaje innovador. Había logrado
ser el gran artista de sus sueños juveniles.
BIBLIOGRAFÍA.
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Malet, Rosa Maria. Joan Miró. Polígrafa. Barcelona. 1983.
128 pp. En español. Joan Miró. Col. Pere Vergés de Biografies. Edicions
62. Barcelona. 1992. 152 pp. En catalán, con mucho más texto.
PROGRAMACIÓN.
PICASSO, DALÍ Y MIRÓ
EN SU CONTEXTO ARTÍSTICO.
UBICACIÓN Y
SECUENCIACIÓN.
En Bachillerato, en
las modalidades de Artes y Humanidades y Ciencias Sociales, en 2º curso, como
optativa, así como para otras modalidades.
Bachillerato, 2º
curso. Historia del Arte. Apartado 4. Pervivencias y cambios en el arte
contemporáneo.
La aportación y
significación de los artistas españoles.
RELACIÓN CON TEMAS
TRANSVERSALES.
Relación con los
temas de la Educación Moral y Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
En 7 sesiones, dos
para cada artista, y una de examen:
1ª Documental sobre
Picasso. Diálogo para evaluación previa. Exposición del profesor.
2ª Exposición del
profesor. Diálogo con cuestiones. Actividades.
3ª Documental sobre
Miró. Diálogo, para evaluación previa. Exposición del profesor.
4ª Exposición del
profesor. Diálogo con cuestiones. Actividades.
5ª Documental sobre
Dalí. Diálogo, para evaluación previa. Exposición del profesor.
6ª Exposición del
profesor. Diálogo con cuestiones. Actividades.
7ª Examen.
OBJETIVOS.
Comprender el arte
en relación a la época.
Estudio de vida,
obra, etapas de los tres artistas y de sus relaciones mutuas.
Análisis de obras de
los tres artistas.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
Picasso, Miró y
Dalí: vida y obra.
Contexto histórico y
artístico.
B) PROCEDIMENTALES.
Hacer esquemas y
resúmenes.
Participar en
explicaciones de clase.
Estudiar los
contenidos.
Comentar obras de
arte.
C) ACTITUDINALES.
Estimular interés
por estudio de arte.
Estimular el estudio
de la vida y obra de artistas.
Participación en
actividades.
Valorar, comprender,
analizar y situar cronológicamente las obras.
METODOLOGÍA.
Expositiva y
participativa.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN
GRUPO.
Exposición por el
profesor del tema, con proyección de presentación digital.
En Madrid,
Barcelona, Málaga, Palma de Mallorca, Valencia… se pueden visitar los museos
más cercanos con colecciones de estos artistas: FJM de Barcelona, MNCARS de
Madrid, Museo Picasso de Málaga, FPJM de Palma de Mallorca, IVAM de Valencia…
B) EN EQUIPOS DE
TRABAJO.
Realización de unas
líneas de tiempo.
Elaboración de un
mural con un esquema de cada artista.
Realización de
esquemas sobre los apartados de la UD.
Comentarios de obras
principales.
Comentario de
textos.
C) INDIVIDUALES.
Realización de
apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las
actividades grupales.
Búsqueda individual
de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar
cuestiones, con diálogo en grupo, pero respuesta individual en el cuaderno.
RECURSOS.
Presentación
digital.
Libros de texto,
manuales.
Fotocopias de textos
para comentarios.
Cuadernos de apuntes,
esquemas...
Documentales.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua.
Se hará hincapié en la participación en las actividades de grupo, la calidad de
los comentarios de las diapositivas, el debate de los contenidos, el dominio de
los términos y el análisis de las características de los movimientos.
Examen final con
tres partes (más breves de lo normal), una para cada artista, con una pregunta
de conceptos, una general sobre las características y un comentario de una obra
de arte. Se valorará la identificación del autor, de la obra, la época y las características
principales.
RECUPERACIÓN.
Trabajo
personalizado guiado por profesor, con bibliografía guiada y atención de dudas.
Deben realizarse esquemas, comentarios de obras y una entrevista personal.
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