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La galerista y coleccionista española Soledad Lorenzo (1937).
Entrevista a Soledad Lorenzo. Agencia EFE. Dos minutos.
La exgalerista Soledad Lorenzo, retirada desde 2012, cedió en depósito en 2014 hasta 389 obras de su colección de arte al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, lo que cubre grandes lagunas en la colección permanente del museo, que ha decidido presentar en 2017, una vez llegadas las obras, dos visiones separadas de esta extraordinaria aportación.
*<Colección Soledad
Lorenzo. Punto de encuentro>. Madrid. MNCARS (27 septiembre-27 noviembre
2017). 58 obras de 19 artistas, donadas por la marchante Soledad Lorenzo al
museo. Reseña de Bono, Ferran. Soledad
Lorenzo y la generosidad de la inteligencia. “El País” (26-IX-2017).
*<Colección Soledad
Lorenzo. Cuestiones personales>. Madrid. MNCARS (19 diciembre 2017-5
marzo 2018). Obras donadas por la marchante Soledad Lorenzo al museo.
El Augusto de Prima Porta es una estatua de unos dos
metros de altura del emperador Augusto, descubierta el 20 de abril de 1863 en la Villa de
Livia, en su época llamada Villa ad Gallinas Albas, situada en el cruce entre la Via Flaminia y la Tiberina,cerca de la Prima Porta de Roma, donde ambos vivieron temporadas y donde la viuda se marchó á vivir al fallecer
él en 14 dC. Actualmente la escultura se exhibe en los Museos Vaticanos.
La localización exacta de la estatua es una cuestión todavía debatida por los historiadores. Se encontraba probablemente en el complejo subterráneo, tal vez en la entrada de la escalera o en una de las dos habitaciones de abajo, aunque también pudo estar en el atrio, donde hay un pedestal vacío. Una de las habitaciones tiene unos extraordinarios frescos, que reproducen numerosas y bellas plantas de jardín así como pájaros, y es conocida como el triclinio de verano; sus pinturas están hoy guardadas en el Palazzo Massimo alle Terme, conocido como Museo Nacional Romano de las Termas.
Grabado del transporte de la estatua (de tamaño exagerado) de Augusto.
Fragmento de los frescos del triclinio de verano, una obra maestra del estilo llamado arquitectónico o ilusionista.
Copia con el bastón de mando en la izquierda, como debía tener el original.
Copia policromada, como debía ser el original.
Es una figura de 2,04 metros de altura, de bulto redondo y policromada puesto que aún
conserva restos de los colores originales (dorado, púrpura, azul y otros) en la
copia tallada en mármol. Se considera
que Livia ordenó realizar la copia hacia el 20 dC a partir del original, hoy perdido, realizado en bronce y oro, que formaría
parte de un monumento conmemorativo de las victorias del emperador que probablemente
se erigió en 19 dC por orden del Senado durante el imperio de su sucesor, su
hijo adoptivo Tiberio. Podemos especular que se situaría en el Campo de Marte cerca del Ara Pacis u otro lugar de especial relevancia pública como su Mausoleo o el Foro romano.
Mapa del imperio romano hacia el año 9 dC, en el apogeo de las conquistas de Augusto (65 aC-14 dC). Los territorios en color rosa eran estados clientes, dominados solo indirectamente por Roma. Al fnal de su mandato había perdido la mayor parte de la Germania situada más allá del Rin y el Danubio.
Análisis.
La estatua es un retrato idealizado de Augusto, mostrado
como un adulto relativamente joven, del tipo toracato —vestido
de militar y con coraza adornada—. Augusto porta un bastón de mando consular en la izquierda y levanta la mano derecha en una pose de
mostrar a sus tropas la corona de laurel del triunfo.
La coraza tiene
relieves que narran la protección a Roma de sus dioses, como la diosa Tellus (Madre Tierra) en la parte inferior o el dios Caelus en la superior y en medio el bélico Marte,
así como la personificación de los últimos territorios conquistados, probablemente
Galia (una matrona con símbolos celtas) e Hispania (otra matrona sentada, con
la espada hispánica) —algunos autores
consideran que ambas mujeres podrían ser Germania y Dacia, pero lo considero improbable
porque en el 19 dC ambos países no habían sido sometidos—, y el temible reino de Partia, que había tomado como botín las
águilas de las legiones a Craso en la batalla de Carras en 53 AC, y que por un
tratado devolvió en 20 aC estos emblemas a Roma (aquí representada como la
pareja de Marte y la Loba). Sobre ellos, en el Cosmos superior, aparecen los
carros del Sol y la Luna, bajo el manto de Caelus, y dos de los dioses favoritos
del emperador, Apolo, con su lira y montado en un grifo, y Diana, con su carcaj
de flechas y montada sobre un ciervo. En suma, desde la Tierra al Cielo, los dioses se alinean con Roma y dan su apoyo al emperador.
La estatua se caracteriza por un equilibrio entre el
idealismo y el realismo.
La idealización de Augusto se relaciona con la influencia
griega, en concreto del modelo del famoso Doríforo
de Policleto, una obra del periodo clásico del siglo V aC, que enseñó a sus
sucesores su canon y su disposición en contrapposto
que crea diagonales entre los miembros tensos y los relajados, representados
con un estudio anatómico excelente. Si se comparan el Doriforo y el Augusto de Prima porta se vislumbra a primera vista que comparten el contraposto y el canon de 1/7 (la cabeza es aproximadamente la séptima parte del total de la altura del cuerpo).
Doríforo de Policleto, con su canon de proporciones.
Orador. Estatua etrusca de época romana republicana, del tipo Arringatore.
Pero hay sutiles diferencias que corresponden al realismo
característico de la estatuaria propiamente romana y a la influencia etrusca en
sus orígenes, teniendo como arquetipo al Orador
(o Arringatore) de la cercana época
republicana, buscando armonizar su sentido de la realidad con la voluntad
clasicizante del ideal. Así, la minuciosidad realista de los detalles del
rostro casa con la representación ideal de las tranquilas facciones, mientras su
conocido flequillo corona su mirada sombría casi ensimismada como la de los héroes
griegos, el drapeado en altorrelieve del paludamentum convive con detalles idealizantes como el que
el emperador vaya descalzo, como los antiguos héroes olímpicos que ya han
ascendido al Olimpo (un sutil señal de que el retrato se esculpió post mortem), y este ensalzamiento
divino, propio de una familia que se decía descendiente de la diosa Venus y de su hijo, el
héroe Eneas, se remarca con un Cupido o Eros montado sobre un delfín y que acaricia la pierna del emperador, lo que desliza además un elemento fundamental en la argumentación política de la época: Octavio Augusto era el sobrino, hijo adoptivo y sucesor del gran Julio César, que había sido divinizado a posteriori.
Significado.
La idealización de Augusto se corresponde con la voluntad
propagandística del género del retrato imperial, en una época posterior a su
muerte, en la que Augusto, modelo del gobernante perfecto en la guerra y en la
paz, se convierte en icono propagandístico de los bienes que la institución
imperial otorga a Roma y fuente de legitimación de los herederos de su dinastía
Julia-Claudia. El arte en su comunión con la ideología.
Octaviano,
el sobrino de Julio César, había triunfado en las guerras civiles posteriores
al asesinato de su tío, imponiéndose primero a los dirigentes republicanos y
finalmente a su último gran rival, Marco Antonio, tras lo cual fue confirmado
como el dirigente supremo, que reunió desde entonces la mayor parte de los
poderes de la Roma antigua, apenas equilibrado por el menguante poder del
Senado. Concentró en sus manos cargos vitalicios como cónsul y augusto (poder
político), emperador (poder militar), tribuno de la plebe (judicial), pontífice
máximo (religioso) y otros. De este modo impuso su poder personal sobre la
República, que se convirtió en un Imperio autoritario, un cambio político
fundamental.
El
arte reflejó este cambio, surgiendo obras de exaltación y glorificación del poder
absoluto del emperador, que se legitimaba con su ascendencia sagrada (la dinastía
Julia-Claudia de Augusto remontaba su origen a la diosa Venus), sus victorias
militares, sus dotes personales y otros atributos, que se ensalzaron en el
arte. Los emperadores siguientes, tanto de su dinastía como de las sucesivas,
desarrollaron estas mismas pautas, con los cambios lógicos por el gusto
personal de cada uno y por las distintas necesidadades propagandísticas que
iban surgiendo.
El tipo toracato de
esta estatua fue uno de los más usados en la propaganda imperial y otros fueron
el tipo apoteósico (semidesnudo en
alusión a que ya ha fallecido y es un semidiós, aunque también se podía señalar
esta condición si iba descalzo), velado o capite velato (con el vestido
sacerdotal del Pontifex Maximus y con el velo en la
cabeza correspondiente a los oficios sagrados como vemos en el retrato de
Augusto del Museo de las Termas de Roma), togado (vestido con toga senatorial
como máxima autoridad del Senado tal como el retrato de Augusto como pretor en
el Museo del Louvre de París), ecuestre (montado a caballo como la estatua de Marco Aurelio) o montado
sobre carro triunfal (se ponían en lo alto de los arcos de triunfo pero apenas
nos quedan representaciones en monedas porque en los saqueos se fundieron los
originales).
Tres tipos de retrato del emperador. En la izquierda el apoteósico, semidesnudo, como los dioses, a los que se ha unido tras la muerte. En el centro el togado, vestido como senador. En la derecha el velado, como sumo sacerdote o Pontifex Maximus.
Augusto coronado con el laurel de la victoria.
Augusto en apoteosis.
Augusto como Pontífice Máximo, conocido como Augusto de Vía Labicana.
Klynne, Allan; Liljenstolpe, Peter. Where to Put Augustus? A Note on the Placement of the Prima Porta
Statue. “The American Journal of Philology”, The Johns Hopkins University
Press, vol. 121, nº 1 (primavera 2000) 121-128. Consideran que la estatua estaba originalmente en el pedestal rectangular del atrio y que tal vez fue llevada después al complejo subterráneo.
Comentario:
Arquitectura y escultura del Ara Pacis de Roma.
Reconstrucción figurada del Altar con sus colores originales.
Ara Pacis. Comentario de Beth Harris y Steven Zucker, en inglés. 11 minutos.
Descripción y contexto histórico.
El Ara Pacis o Altar de la Paz y fue erigido por el Senado
Romano entre 13 y 9 aC (se inauguró el 30 de enero del 9) para conmemorar el inicio de un periodo pacífico,
llamado “Paz Augusta”, tras la reciente conquista de Asturias y Cantabria. Se levantó junto a la Vía Flaminia en el Campo de Marte, entonces en las afueras de
Roma. Sus dimensiones son 11,65 metros de largo por 10,62 de ancho y 4,60 de
alto.
Disposición original del Altar de la Paz en el Campo de Marte (el lugar del entrenamiento militar), a la derecha del obelisco, que en el cumpleaños de Augusto dirigía su sombra justo al ara de los sacrificios. La carretera tras el monumento es la Vía Flaminia. Al fondo se divisa el Mausoleo de Augusto.
Durante la Edad Media se perdió su memoria, tras
sufrir numerosas destrucciones, inundaciones del Tíber y apropiarse los
vecinos sus ruinas para construir casas y monumentos en la zona, como el
Palazzo Fiano, en el que se hallaron en 1568 restos que entonces no fueron
identificados, y sirvieron de base al palacio del rey de italia Humberto I,
hasta que tras su muerte en 1900 se iniciaron en 1903 las primeras excavaciones
científicas y en 1937-1938, por orden de Mussolini, fue reconstruido en otro
lugar, en la Plaza Augusto Imperial, muy cerca del Mausoleo de Augusto, en
un claro intento del gobierno fascista de
apropiarse de los símbolos imperiales romanos para su reafirmación nacional,
durante la celebración del segundo milenario del nacimiento del primer emperador.
Desde 2006 un museo, en un funcional edificio acristalado diseñado
por Richard Meier, cubre el monumento para preservarlo de la contaminación
urbana y procurar una visita más didáctica.
Mussolini y Hitler ante el altar.
El museo del Ara Pacis en primer término junto al río y el circular Mausoleo de Augusto más allá.
Análisis formal del
edificio.
Es un monumental precinto con altar interno, erigido sobre un zócalo, con un sistema adintelado, de planta rectangular, no techado y realizado en mármol
blanco de Carrara, aunque el conjunto estaba en origen policromado, como la casi
totalidad de los monumentos antiguos de la ciudad.
Cuenta con dos puertas,
orientadas a este y oeste, una delantera para la entrada de los
sacerdotes y otra trasera destinada a la entrada de animales para el
sacrificio, en una ceremonia anual, de dos bueyes y un carnero, representados
en el programa escultórico. En la sala interior, decorada con motivos de
guirnaldas y bucráneos, se encuentra el pedestal que soporta ara donde se
realizaban los sacrificios. El acceso desde el exterior hasta el ara se
realizaba a través de dos escalinatas sucesivas, la externa y la interna.
El muro
exterior frontal está recorrido verticalmente por ocho pilastras
adosadas, con fustes con decoración vegetal a candelieri (de manera
simétrica en torno a un eje central), coronadas con capiteles de estilo
corintio. Dos pilastras flanquean cada una de las puertas de acceso y las otras
se sitúan en las cuatro esquinas del altar. El muro del zócalo del monumento se
divide horizontalmente por una banda de grecas entre las pilastras verticales, en dos mitades, la inferior con un fondo celeste entonces pintado de un azul intenso y decorado con motivos
vegetales (de unas cincuenta especies, destacando las hojas de acanto, símbolos de eternidad, pintadas de verde, rosas, blancos lirios y flores amarillas, mandrágora, ramas de ciprés...) y animales (lagartijas, ranas, serpientes, mariposas y aves , en especial cisnes), que actúan como símbolos de fertilidad, dispuestos también de manera simétrica, mientras que la
superior registra una decoración figurativa.
Guirnalda de la decoración exterior.
Análisis escultórico.
Eneas y sus dos ayudantes con los animales del sacrificio.
En la fachada oeste, la
principal, aparecen dos escenas relacionadas con la fundación de Roma. En
la derecha aparece Eneas asistido por dos jóvenes ante un ara haciendo
sacrificios a los dioses penates. En la izquierda, todavía se divisa parte de la
escena original de Rómulo y Remo amamantados por la loba en presencia del
pastor Faustolo y del dios Marte.
Alegoría de Roma y la paz.
En el lado este, por el
que entraban los animales, aparece a la izquierda una diosa de torso de refinado erotismo, seguramente Tellus (la griega Gea), la diosa madre de la Tierra, que según algunos autores sería la diosa Venus Generatix, representada como una matrona romana acompañada de dos niños que comen de los
frutos que descansan sobre el regazo de la diosa, y dos figuras femeninas, las Aurae verificantes, que
representan los vientos de la Tierra, cabalgando sobre un cisne, y del
Mar, sobre un dragón marino. A los pies de estas figuras descansan dóciles un toro y
una oveja mientras que detrás de las mismas crecen un granado y cereales. A la
derecha del lado este casi no queda nada del original, que se intuye era la diosa Roma
representada como una amazona con casco y sentada sobre un escudo y
armas, y tendría enfrente (de acuerdo a las monedas del periodo) al dios Virtus del valor militar con el cetro del mando y a su espalda al dios Dionisos con una cornucopia de la abundancia.
En el lateral del lado este,
en la mitad inferior continúan los mismos motivos vegetales del frontal,
mientras que en la mitad superior se desarrolla, en un friso continuo, una
procesión formada por multitud de personajes que desfilan en dirección al altar
para realizar lo sacrificios rituales en honor a los dioses.
Augusto, coronado de laurel, es el segundo personaje de la derecha, severamente mutilado.
Agripa es el personaje velado como sacerdote, en altorrelieve, en el centro de la derecha.
La comitiva muestra la
corte imperial, desde Augusto y los otros dirigentes hasta las mujeres y niños
de la familia imperial, con los senadores, magistrados y sacerdotes,
estableciendo un riguroso orden social según el espacio que ocupan.
Se han identificado bastantes de los personajes
representados: el segundo de Augusto, su yerno Agripa, aparece con la cabeza
cubierto con una toga, acompañado de su hijo Gayo César, este vuelto hacia una
mujer que tradicionalmente se ha identificado como Livia, la esposa de Augusto,
aunque más recientemente se identifica como Julia, hija de Augusto y esposa de
Agripa. La procesión sigue probablemente con Tiberio y otros miembros de la
familia imperial como el matrimonio de Antonia la Mayor y Druso más su hijo
Germánico.
Los personajes se representan con un acusado realismo
en sus rostros y corporalidad, gracias al excelente estudio anatómico y de la
vestimenta; la cuidada profundidad con la que se tallan sus miembros en
la llamada técnica de “relieve pictórico”, desde el bajorrelieve de los más
difuminados en último plano al mediorrelieve de los personajes más secundarios
en segundo plano y el altorrelieve de los principales en primer plano; y la
sensación realista se refuerza con la interrelación entre los personajes, que
se giran (a veces se retuercen), se miran, dialogan... Pero al mismo tiempo hay
una intención idealista, mostrando a cada individuo y al conjunto con una
serenidad, un equilibrio, una potencia justa, que encarnan los valores de la naciente
época imperial.
La influencia griega y etrusca en la técnica.
La técnica es una fusión
brillante de la calidad griega clásica en la composición de Fidias, la griega
helenística en los capiteles corintios y la decoración del friso, y la romana
de tradición etrusca en el realismo de las escenas.
La influencia griega se evidencia en su afinidad con
la escena de procesión ritual del friso de las Panateneas del Partenón,
esculpido por Fidias y su taller en la segunda mitad del siglo V aC, aunque se
distingue por dar más énfasis a la profundidad del relieve, el naturalismo de
los cuerpos, la interrelación de los personajes unos con otros y la voluntad de
individualización que se corresponde con la principal característica propia de
la escultura romana, el realismo que había heredado de la escultura funeraria
etrusca.
Significado.
El Ara Pacis es el
primer gran ejemplo romano bien conservado de edificio a la vez religioso y conmemorativo así como del género escultórico de relieve histórico, el
que narra las hazañas o la historia de los gobernantes, y en el que el genio
romano alcanzó una de sus cumbres, como se mostrará un siglo más tarde en la
Columna de Trajano.
Su intención como
instrumento de propaganda es manifiesta: Augusto es el gran pacificador
después de decenios de sangrientas guerras civiles y conquistas exteriores, y
por fin hay esperanza de una era de “Pax Romana” pues poco antes, en el 24 aC
por primera vez en más de un siglo se habían cerrado las puertas del templo del
dios Jano que permanecían abiertas mientras Roma estuviese en guerra. La paz,
sin embargo, duró pocos años y luego nunca más se volvió a cerrar el templo.
Pero va más allá con la
representación de la familia imperial, una dinastía cuya continuidad se
legitima por una triple vía: sus victorias militares que han traído la paz, su
entronización por el Senado y el Pueblo de Roma como instituciones legales que
premian la bonanza que Augusto ha traído al Estado, y su proclamación del
origen semidivino de la familia Julio-Claudia (descendientes de Venus) y su
relación con los orígenes mitológicos de Roma como señala la escena de Eneas.
Augusto, cuya salud era débil, aunque finalmente vivió muchos más años de lo
que él mismo creía, asentaba la sucesión imperial en su familia: más tarde le
sucedieron Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, hasta el trágico final de la
dinastía. Los historiadores pudieron afirmar con cierta credibilidad que los
cinco emperadores de la familia murieron asesinados.