LUCA PACIOLI Y LA DIVINA
PROPORCIÓN.
Retrato de Luca Pacioli. Museo Capodimonte, Nápoles. Se ha atribuido a Jacopo de Barbari.
VIDA
El italiano Luca Pacioli
nació en Borgo San Sepolcro (1445) y murió en Roma (c. 1510-1514). Franciscano desde
1472, fue profesor de matemáticas en las universidades y centros de estudios de
numerosas ciudades italianas, en un constante deambular de una a otra: Perusa,
Urbino, Florencia, Venecia, Milán (desde 1496), Pisa y Roma. Compatriota y
amigo de Piero della Francesca, asimismo trató mucho con Leonardo.
Matemático eminente, fue
autor de Summa de arithmetica, geometria, proportione et proportionalite
(Venecia, 1494), que contiene los primeros ejemplos de cálculo de
probabilidades y del cálculo de logaritmos neperianos. Esta obra incluye una
parte titulada Tractatus particularis de computis et scripturis, en la que se
encuentra la primera explicación detallada del método de la partida doble y de
la teneduría de libros de contabilidad.
EL LIBRO DIVINA
PROPORTIONE.
En 1496-1498 escribió Divina
Proportione, como resultado de largas conversaciones en Milán con
Leonardo da Vinci. Terminado en Milán, fue publicado en Venecia en 1509 por
Paganino.
En una segunda edición
(1503) la obra llevaba ilustraciones de Leonardo da Vinci, junto con un
apéndice titulado Libellus corporum regularium, que ha sido considerado ya desde
entonces (Vasari) un plagio de una obra de Piero della Francesca.
ESTRUCTURA.
Está dividido en 71
capítulos, sin articulación de partes, aunque de su lectura se deduce una clara
estructura:
1. PRÓLOGO: cap. I.
2. INTRODUCCIÓN TEÓRICA:
cap. 2-IV.
3. SECCIÓN ÁUREA O DE LA
DIVINA PROPORCIÓN: cap. V-VI.
4. DE LOS EFECTOS DE LA
SECCIÓN ÁUREA: cap. VII-XXIII.
5. DE LOS CINCO CUERPOS
REGULARES: cap. XXIV-XXXIII.
A) DE LAS INCLUSIONES DE
UNOS CUERPOS EN OTROS: cap. XXXIV-XLVII.
B) DE COMO SE FORMAN LOS
CUERPOS: cap. XLVIII-LIV.
C) DE LA ESFERA: LV-LVII.
6. DE LA APLICACION A LA
ARQUITECTURA Y DECORACIÓN: cap. LIV y LVIII-LXIX.
7. REPRESENTACION GRAFICA
Y GLOSARIO: cap. LXX-LXXI.
TEORÍA.
Pacioli quiso deducir de
la «sección áurea» (un término que es posterior a Pacioli), la divina
proporción, única e invariable, los principios de la arquitectura y las
proporciones del cuerpo humano, así como las de las letras del alfabeto.
Las referencias esotéricas
y místicas son constantes, en un libro que pretende dirigirse a un público
minoritario. Esto le priva de un carácter científico que le pretendía dar, pero
explica su éxito en la época.
Las principales fuentes
del libro son Platón (Timeo), Euclides (Elementos),
Vitruvio y los neoplatónicos florentinos. En menor grado, toda una pléyade de
escritos antiguos, medievales y humanistas, entre los que sobresalen los de la
filosofía escolástica (por el rigor lógico de sus argumentos).
La tesis central es la
primacía de las matemáticas sobre cualquier otra disciplina. Todos los seres y
objetos se someten al número, el peso y la medida.
Esto lo complementa con la
tesis de que «la vista es la mayor fuente del conocimiento.»
Las disciplinas
matemáticas son las tradicionales: aritmética, geometría y astronomía. Les
añade cuatro más: música, perspectiva, arquitectura y cosmografía.
Rompe así con el programa
medieval de estudios, basado en el quadrivium:
aritmética, geometría, astronomía y música. De acuerdo con su valoración, tan
leonardesca, de la vista, sostuvo que «la perspectiva, esto es, la pintura,
debe ser incluida» o la música debía ser excluida, como subordinada a las otras
tres. Y reafirma esta condición estética »si dices que la música satisface al
oído, uno de los sentidos naturales, entonces la perspectiva satisface a la
vista, que es más noble, por ser la primera puerta del intelecto».
La «sección áurea» es la
divina proporción, única e invariable, indefinible del mismo modo que no puede
definirse a Dios. La proporción y la simetría de la arquitectura, del cuerpo
humano y de las letras del alfabeto dependen de esta sección áurea o dorada.
La representación
matemática y gráfica es sumamente compleja para este trabajo, pero podemos
resumir lo esencial.
Una línea ACB está
dividida según dicha proporción cuando la relación de la parte mayor con la
parte menor sea igual a la relación de toda la línea con la parte mayor. A-----------------C-----------B
Para entender gráficamente
esto en una página de libro de texto, la línea ACB mediría 5,8 cm, estando la
letra A en la medida 0, la letra C en la medida 3,6 y la letra B en la medida
5,8. La fórmula matemática de dicha proporción es: A/B = C/A
El número x que resulta al
final es inconmensurable, con una valor cercano a 1,618033... No exponemos aquí
las demostraciones matemática y gráfica de dicha propiedad.
Los efectos o propiedades
de la divina proporción son infinitos e inabarcables, pero Pacioli los reduce
por conveniencia de la redacción a sólo 13, que escoge por su índole
cabalística y estética (Dios y los Doce Apóstoles).
Los efectos los adjetiva
de modo diferente y establece sencillas demostraciones aritméticas, más simples
que las realizadas por Euclides.
El análisis y construcción
de los cinco poliedros regulares está extraído del Timeo de
Platón y justifica que sean sólo cinco con argumentos matemáticos y
filosóficos.
Son el tetraedro, cubo,
octaedro, icosaedro y el dodecaedro, que corresponden al fuego, la tierra, el
aire, el agua y el Todo. Para la fabricación de tales figuras es necesario el
uso de triángulos rectos.
Una propiedad de estos
cuerpos es que se incluyen progresivamente uno en el otro, hasta que el último,
el dodecaedro (la esfera), los contiene a todos.
A partir de estos cuerpos,
con la ayuda de la divina proporción, se pueden construir otros cuerpos
dependientes, bien sean los «abscisos» (por extracción de otros cuerpos) o los
«elevados» (por adicción de otros cuerpos).
Leonardo compuso 60
dibujos para ilustrar estos cuerpos y procedimientos (cap. LXX).
En el cap. LIV Pacioli
explica el poliedro de 72 caras y su supuesta utilización en grandes obras de
arquitectura: desde el Panteón de Roma en la Antigüedad hasta algunos edificios
actuales de Milán. Es una manifestación no probada, claro está. Defiende
también el estudio de Vitruvio y exalta el ángulo recto, como símbolo de
rectitud moral.
González resume la teoría
de Pacioli en una propuesta: La arquitectura (como todo el arte) debe reflejar
la estructura matemática del Universo. La proporción matemática, principio
universal y objetivo de belleza, debe convertirse en la referencia del arte.
En una obra posterior
Pacioli se extiende sobre su concepción de la proporción: el hombre será el
origen de las medidas y de las proporciones, y así la arquitectura estará en
función de ellas. El arte es antropocéntrico.
CRÍTICAS.
Schlosser [La
literatura artística. 1976: 137-138] le califica de tratadista
«teórico puro», como a Della Francesca y Leonardo. Puntualiza su voluntad de
ser un maestro de artistas. Critica el «grotesco estilo latinizante», su «tinte
teológico-filosófico» y la introducción de «elementos místico-especulativos».
Para Schlosser lo más
importante es la relación de sus ideas con la arquitectura: la enumeración de
las columnas italianas de construcción regular (de las que excluye el orden
toscano de Alberti), el repudio de las columnas salomónicas, la censura a la
arquitectura lombarda más antigua (defendiendo la de Bramante), la defensa de
la arquitectura toscana como un ideal (con el ejemplo del palacio de Urbino).
Joaquim Garriga [AA.VV. Fuentes
y documentos para la Historia del Arte. 1982: 137] le considera el
mayor teórico y divulgador de la aplicación sistemática de las matemáticas y la
geometría a la técnica artística.
Para Barasch es el
científico y matemático más famoso del siglo XV [Teorías del arte. De Platón a
Winckelmann. 1991: 117], pero ni siquiera le considera como un
teórico menor de las artes, salvo como maestro, amigo y contertulio de Leonardo
da Vinci.
Estrada Herrero [Estética.
1988: 587] sólo lo menciona como autor de un «tratado de arquitectura» (sic), La
divina proporción.
Tatarkiewicz [Historia
de seis ideas. 1987: 218] escribe que Pacioli sostenía que Dios revela los secretos de la
naturaleza sirviéndose de la proporción. En esto sigue la línea renacentista de
buscar la proporción adecuada, inspirada en Vitruvio (Ghiberti, Alberti,
Gaurico, el mismo Savonarola). Es, pues, un representante clásico de la
interpretación cognitiva del arte, como Della Francesca y Leonardo [314],
teóricos y artistas que buscaban calcular sus obras con precisión matemática.
Según Chastel [1965,
46-49] «la obra se propone expresamente revelar a los arquitectos, escultores y
decoradores el secreto de las formas armónicas», pero su afán y facilidad de
compilador tiene mucho de «charlatanismo», con «un programa bastante trivial de
fórmulas matemáticas envueltas en definiciones filosóficas; y concluye con
algunas instrucciones para los canteros y decoradores».
El aspecto práctico se
encubre con referencias filosóficas sin deducción ni lógica alguna. Pero esto
era algo normal en la época: «representa incluso exactamente la situación
mental del Quattrocento, donde práctica y teoría se avecinan sin ajustarse
exactamente la una a la otra». Pero sus consejos, como los de Alberti y
Filarete, se seguían con mucha laxitud por los artistas de su tiempo. En
resumen, Pacioli desea relacionar a los grandes artistas de su tiempo con el
humanismo matemático. Son los Bellini, Mantegna, Melozzo, Luca de Cortona,
Perugino, Botticelli, Filippino y Ghirlandaio, «que con la regla y el compás
confieren a sus obras una proporción que les asegura una admirable perfección»
[op. cit., 50].
Sobre la escasa vigencia
práctica de la teoría de Pacioli en la Arquitectura y Pintura, hay que
comprender que su carácter inconmensurable dificultaba su aplicación.
Rudolf Wittkower [Sobre
la arquitectura en la Edad del Humanismo. 1979: 535-37] explica que
las propiedades irracionales de la divina proporción eran incompatibles con la
búsqueda de la perfección matemática, de la medida exacta, que era
consustancial a los arquitectos renacentistas. La de Pacioli no era una teoría
realmente científica sino especulativa.
BIBLIOGRAFÍA.
FUENTES ORIGINALES.
Cennini, Cennino. El
Libro del Arte. Akal. Madrid. 1988. 264 pp.
Pacioli, Luca. La
Divina proporción. Akal. Madrid. 1991. 204 pp.
Vitruvio. Los
Diez Libros de Arquitectura. Akal. Madrid. 1987. 277 pp. más LVI
láms.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL.
AA.VV. (Pitarch, Yarza, Garriga,
Fernández Arenas, Calvo Serraler, Freixas et al.). Fuentes y documentos para la
Historia del Arte. Gustavo Gili. Barcelona. 1982. 8 vols. 453, 350,
446, 606, 477, 271, 408, 471 pp.
Barasch, Moshe. Teorías
del arte. De Platón a Winckelmann. Alianza. Madrid. 1991 (1985). 311
pp.
Blunt, Anthony. La
teoría de las artes en Italia (del 1450 a 1600). Cátedra. Madrid.
1982 (1940). 175 pp.
Estrada Herrero, David. Estética.
Herder. Barcelona. 1988. 773 pp. más ilus.
Schlosser, Julius von. La
literatura artística. Cátedra. Madrid. 1976 (1924). 640 pp.
Tatarkiewicz, Wladyslaw. Historia
de la estética. Akal. Madrid. 1991 (1970). 3 vols.: 357, 326, 606 pp.
Tatarkiewicz, Wladyslaw. Historia
de seis ideas. Tecnos. Madrid. 1987 (1976). 422 pp.
Venturi, Lionello. Historia
de la crítica de Arte. Gustavo Gili. Barcelona. 1982 (1936). 403 pp.
Wittkower, Rudolf. Sobre
la arquitectura en la Edad del Humanismo. Gustavo Gili. Barcelona.
1979. 600 pp.
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