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miércoles, 14 de marzo de 2007

El Manierismo italiano. Un resumen de la teoría del manierismo. La ornamentación.

EL MANIERISMO ITALIANO.
Introducción.
El clasicismo.
Un resumen de la teoría del manierismo.
La estética del Manierismo.
El Concilio de Trento y la estética manierista.
El concepto de ornamentación en el Manierismo.
Los motivos ornamentales de la arquitectura.
La creación de ambientes.

Introducción.
Al final del Renacimiento hay un periodo de experimentación, de ruptura progresiva, que deriva finalmente en el Barroco. Una tesis muy generalizada es que realmente no habría unos estilos Renacentista, Manierista y Barroco, sino un sólo estilo que podría llamarse Clasicista, circunscrito a los países del Mediterráneo, mientras que en los demás países hay múltiples estilos propios, conectados al Clasicista en mayor o menor grado.
Pero si aceptamos la tesis de una diferenciación entre Renacimiento, Manierismo y Barroco, entonces podemos acordar que si en Italia el Manierismo es un periodo de crisis, en Europa el periodo de crisis es el mismo estilo tardío del Renacimiento que va abriéndose paso.
Así tenemos la oposición de dos grandes tesis: 1) Un Manierismo independiente, como periodo intermedio entre el Renacimiento y el Barroco. 2) El Manierismo como periodo final del Renacimiento.
La segunda tesis a su vez afirma que el Manierismo tiene dos comportamientos diferentes: 1) En Italia y parcialmente en Francia (en la Escuela de Fontainebleau) es una expresión reflexiva y especulativa que continúa la tradición renacentista. 2) En los otros países habría un seudo manierismo o manierismo formal, coincidiendo con la asimilación del modelo italiano, pero sin voluntad de ruptura ni de experimentación.

El clasicismo.
El clasicismo es un ideal estético de vuelta al modelo antiguo, con un equilibrio entre forma y contenido, y es naturalista siempre. El naturalismo, a su vez, es una propuesta estética de imitación de la Naturaleza, pero no siempre es clasicista.
El Manierismo es en principio un estilo naturalista con una gramática formalmente clásica, pero también tiene una pulsión experimentalista, por lo que al final surge una crisis del clasicismo hasta devenir en antinaturalismo.

En el Barroco, en cambio, no se reivindica la gramática formal del clasicismo sino su espíritu, esto es, el equilibrio de forma y contenido.

Un resumen de la teoría del manierismo.
El periodo del Manierismo, que a grosso modo se extiende entre 1520 y 1580 en Italia, aunque perduró hasta fechas posteriores en muchos países, fue considerado peyorativamente durante los si­glos XVII-XIX como un nudo de decadencia situado entre el Renacimiento y el Barroco, pero ha sido revalorizado desde los años 1910-1920 por la histo­riografía alemana como un estilo pujante y muy creativo. La historiografía se ha dividido en dos grandes ten­dencias sobre su interpretación. La primera en el tiempo defiende una clara ruptura entre Renacimiento y Manierismo; la segunda, más actual pero minoritaria (Arasse y Tönnesmann), predica una gran continuidad entre ambos.
El Manierismo se relaciona ideológica­mente con el fin del Renacimiento y el principio de la Reforma protestante y de la paralela Contrarreforma católica. Es una época de desequilibrios y cambios, de continuas guerras, lo que se refleja en un arte que representa el caos, la violencia y la des­trucción. Es un arte intelectual, vincu­lado a las élites culturales, tal vez de escasa influencia directa sobre el pueblo, pero sí sobre los círculos del poder político, sobre las  cortes reales de España y Francia especialmente.
Los artistas son contratados para realizar los edificios y los programas iconográficos que legitimen el poder absoluto de la Iglesia Católica y del Estado encarnado en el príncipe. San Pedro de Roma y Fon­tai­nebleau representan este ensalzamiento del poder, que perdurará en el Barroco del sur europeo.
Sus maes­tros son el último Miguel Ángel, Pontormo, Parmigianino, Rosso Flo­rentino... que abanderan un cambio estilís­tico y estético, una reac­ción con­tra el clasi­cis­mo del Alto Re­na­ci­miento (1500-1525) y su doctrina de imita­ción del mundo real, e impo­nen en cambio la ‘maniera’, el es­tilo individual sostenido en la libertad del artista para buscar su propio camino de creación personal.  Se olvida pues el estricto sentido de la proporcionalidad, calma y serenidad que inspiraban lo clásico. En cualquiera de las artes, sean los miembros de las figuras humanas o los elementos de los edificios, todo se puede transformar o deformar si ello conviene a la inten­ción o manera propia, la ‘maniera’, del artista, y además llega el triunfo de la decoración u ornamentación, que adquiere un máximo protagonismo.


La estética del Manierismo.
La tradición neoplatónica será la predominante en el Manierismo, que consolidará dos grandes conceptos: la idea artística, la gracia.
1) La idea artística, la Idea, representa la belleza perfecta, que se basa en la imitación de la naturaleza. Se distinguen la Idea (diseño interno) y la Forma (diseño externo). La Idea reside en nosotros y la hemos de estimular porque el Arte no surge de la mera observación de la naturaleza. El primer Manierismo no es antinaturalista, pues considera que la naturaleza activa las ideas (Vasari defiende la experiencia natural como fuente de normas para el Arte). Pero el manierismo tardío de Lomazzo niega a la naturaleza su papel en el proceso de creación artística, por lo que se alcanza la belleza sólo por el pensamiento. Así pues, Lomazzo proclama una ruptura con el naturalismo del Renacimiento.

2) La gracia es la formalización de la Idea en el proceso de la creación artística. Tiene la gracia los atributos de la dulzura, la facilidad, la suavidad en el proceso creativo. La gracia es una afirmación subjetiva en el acto creativo, que mejora a la norma. Es un concepto de inspiración neoplatónica. El Neoplatonismo será pues el destructor intelectual del naturalismo al final del Renacimiento con la Idea dominadora sobre la naturaleza, que sólo despierta el recuerdo de la Idea, pues ahora el artista podrá cambiar la realidad. El Barroco, por contra, será el reivindicador del naturalismo del Quattrocento.

El Concilio de Trento y la estética manierista.
El Concilio de Trento es sin duda el momento cumbre de la Contrarreforma y a menudo se lo ha considerado el punto de inicio del Barroco, asociado como el arte de la Contrarreforma. Pero las fechas desmienten este aserto tan tajante. Sin duda las normas del Concilio incidieron en el Barroco, pero este aparece en Italia a finales del siglo XVI pero no domina el arte europeo hasta 1610-1620, mientras que el Concilio comenzó en 1545 y se prolongó hasta 1563.
Así pues, su primer impacto lo recibió el Manierismo, desestabilizado en su periodo final debido al último decreto del Concilio, sobre las imágenes sagradas, que provocó finalmente un cambio de gusto de la clientela en Italia, que en unos  En la pintura y escultura la línea manierista muere por falta de demanda de la..
El Concilio tuvo efectos muy distintos en la pintura, escultura y arquitectura manieristas.
La pintura se aleja del ideal clásico del equilibrio entre la forma y el contenido. Prevalece la presentación extraña, sin intención narrativa, pues está en función de las experiencias formales.
La escultura es muy amanerada, sin encajar en las normas de piedad religiosa de Trento. En el resto de Europa hay un seudomanierismo, como en la escultura española que ya antes es expresiva y dramática, con lo que siempre sigue fielmente las tesis del Concilio y eso asegura su éxito duradero. No obstante, ese entronque en el pasado y su continuidad posterior inciden en que sea difícil diferenciar la imaginería manierista de la previa de finales del Renacimiento y de la posterior del Barroco.

En arquitectura es evidente que en Italia hay varias tendencias. Destaca la de Palladio por su purismo, geometrismo y funcionalismo, siendo más fiel al naturalismo y en seguir la tesis del Concilio de buscar más el juego de funciones que de formas. Pero practica una gramática muy experimental que legará al Barroco.

El concepto de ornamentación en el Manierismo.
El Manierismo exalta el arte como expresión ornamental: es el triunfo de lo decorativo.
El ornamento en Alberti no es un elemento estructural, sino un refuerzo de la belleza, un añadido elemento de apoyo, distinguiendo la decoración (sin simbolismo) de la ornamentación (con simbolismo).
Al abordar la teoría manierista de la ornamentación Manfredo Tafuri explica que sus recursos formales son la retórica y el experimentalismo. La retórica como un juego ornamental asociado a la combinatoria, y el experimentalismo como un mecanismo para transgredir la norma, para tomarse una licencia artística.
Las principales fuentes de la teoría manierista sobre la oranamentación se hallan en los tratados de arquitectura, especialmente los de Serlio (Libro IV, 1537), Vignola (1562) y Palladio (1570).
Cabe una clasificación de la ornamentación:
- Motivos ornamentales de la arquitectura.
- Creación de ambientes.

Los motivos ornamentales de la arquitectura.
Los motivos ornamentales de la arquitectura se bifurcan en motivos puros y en motivos de ficción tectónica.
Los motivos puros sólo tienen existencia por sí mismos, sin conectarse con la arquitectura de manera funcional. Se pueden distinguir:
-Los orgánicos: procedentes de la naturaleza vegetal, como los grutescos, arabescos o morescos.
El grutesco es una composición organizada a partir de un eje central, que se extiende simétricamente a los lados, que se desarrolla con elementos vegetales, figurativos e inorgánicos. Se conoce desde finales del siglo XV en Italia y ya estaba presente en la tradición romana renacentista (San Pablo Extramuros) sobre todo desde que se encontraron en la Domus Áurea de Nerón las grutte. Su éxito se explica por el horror vacui dominante en el manierismo, por su densidad icónica, su sentido de la transformación y la metamorfosis. Alcanzará una gran difusión gracias a la estampa impresa, destacando de Ghiberti el Codex Escurialensis, conociéndose unos 500 libros sobre grutescos en aquella época.
El arabesco, también conocido como moresco, procede del ataurique islámico, y se introduce en el siglo XV a través de Venecia. Es un eje vegetal cuyas líneas de las hojas se desarrollan sin una dirección principal, y se relaciona siempre con otros motivos.

-Los inorgánicos: el Rollwerk (enrollamiento volumétrico), el Bandwerk (bandas perforadas), Beschlagwerk (de incrustación).
El Rollwerk (enrollamiento volumétrico) se cree que fue creado por Rosso en Fontainebleau, desde donde se difundió al poco tiempo. Es una ornamentación irracional a partir de un ser imaginario, en un superficie plana. Procede del roleo medieval, que servía para enrollar los motivos en la pintura. Se relaciona siempre con otros motivos. 
El Bandwerk (bandas perforadas), es una síntesis de grutesco, arabesco y enrollamiento. Es un "cartucho" con bandas enroscadas en sus extremos que forman una superposición y componen un enrejado entrecruzado. Sus extremos tienen enrollamientos, arabescos introduciendo la relación metamórfica basada en la tradición del grutesco. La difundió el grupo de Coek y Floris.
El Beschlagwerk (de incrustación) fue relacionado por Serlio al principio con el orden rústico. Se le incorporan elementos sistematizando arte y naturaleza, razón e imaginación, con puntas de diamante, rombos, hexágonos, conchas, piedras irregulares... Pueden disponerse en series regulares o irregulares.

-Los animados: experimentan una transformación (o mutación) y, dotados de movimiento, despliegan una rica variedad y se clasifican en amorcillos, angelitos, monstruos, máscaras, garras, leones, bucráneos, bestias, atlantes y cariátides. Se inspiran en la «naturalia» exótica y siempre se relacionan con otros motivos.

Los motivos de ficción tectónica no tienen una función tectónica, de lo que un buen ejemplo sería la estípite, pero sí una apariencia funcional. Cabe distinguir:
-Los órdenes arquitectónicos, siendo el orden rústico el más usado en el manierismo. El orden rústico puede actuar de dos modos: 1) Con una función estructural, sin columnas pero con un almohadillado en el zócalo y con columnas en el registro superior, mostrando así también una función alegórica de fuerza. 2) Con una función decorativa, tal como el grutesco, con columnas dóricas y almohadillado .
-Los estípites:  son los soportes tectónicos tomados de la tradición antigua, y pueden compartir su inspiración con los antropomorfos, como vemos en los atlantes y las cariátides..
-Los antropomorfos: los motivos vegetales de Arcimboldo.        
  
La creación de ambientes.
La creación ambiental se logra mediante la fusión de todos los lenguajes plásticos, con la consolidación de una actitud vital que se compromete con la cultura humanista y la ideología del Estado moderno. De este modo se integran la arquitectura, pintura, escultura y las otras artes (como la música), siendo la ornamentación el arte que liga estos lenguajes, sobre todo en la fiesta.
Se crea un espacio mediante la acumulación de imágenes y su metamorfosis, hasta integrar las artes, siendo la fachada del edificio una pantalla, una arquitectura «parlante». 

UD FUENTES.
Internet.
Documentales.
En torno al manierismo. DGBAA (19'). Un exceso de música en el video; selección de pinturas manieristas comentadas de Romano, Sarto, Correggio, Parmigianino. Se comentan el academicismo y naturalismo, el irracionalismo y el neoplatonismo.

Exposiciones.
*<Titian, Tintoretto, Veronese: Rivals in Renaissance Venice>. Boston. Museum of Fine Arts (15 marzo-16 agosto 2009). París. Louvre (22 septiembre 2009-4 enero 2010). 85 obras. Comisarios: Jean Habert, Vincent Delieuvin. Reseña de Frederik Ilchman. Sharing a Meal. “ARTnews” v. 108, nº 3 (III-2009) 80-83.

Libros.
Arasse, Daniel; Tönnesmann, Andreas. La Renaissance maniériste. Gallimard. París. 1997. 496 pp. La continuidad entre Renacimiento y Manierismo; Arasse para pintura; Tönnesmann para arquitectura y escultura.
Avery, Charles. Gianbologna: the complete sculpture. Phaidon. Londres. 1987 (reed. 1994).
Barocchi, P. Trattati d’Arte del Cinquecento tra Manierismo e ContrariformaLaterza. Bari. 1960-1962. 3 vols.
Barocchi, P. Scritti d’Arte del Cinquecento. Laterza. Bari. 1971-1977. 3 vols.
Burke, Peter. El Renacimiento italiano. Cultura y sociedad en ItaliaAlianza. Madrid. 1993 (1986). 273 pp.
Bury, Michael. The Print in Italy 1550-1620. The British Museum Press. Londres. 2001. 248 pp.
Vignola, G. B. de. Regla de los cinco órdenes de la arquitectura. Col. Aparejadores de Murcia. Murcia. 1981.
Wurtenberger, F. El Manierismo. El estilo europeo del siglo XVI. Rauter. Barcelona. 1964.

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