ARTE PRERROMÀNICO EN ESPAÑA: EL ARTE MOZÁRABE.
Introducción.
El arte mozárabe es el realizado por los constructores
y artistas cristianos en Al-Andalus y por los emigrados del territorio musulmán
a los reinos cristianos del norte, en los que se aúnan características del arte
hispano-visigodo e islámico, junto a influencias bizantinas, carolingias,
asturianas. Se considera que su datación se extiende por los siglos VIII a X y
que su mejor periodo es esta última centuria.
LA ARQUITECTURA.
La arquitectura mozárabe se desarrolla sobre todo en
el siglo X. Se caracteriza por el influjo islámico, con una pervivencia de la
tradición visigótica, con elementos del arte carolingio. Hay una gran anarquía
constructiva, con gran variedad de tipos, debido a la división política del
norte cristiano de España. En la zona islámica tenemos los tempranos edificios
de las iglesias de Bobastro (en Huesca) y de Santa Maria de Melque (Toledo), en
el siglo IX, todavía de fuerte influencia visigótica.
Es característico el arco de herradura, más cerrado
que el visigótico, con un alfiz islámico. El pilar compuesto es frecuente. Las
columnas son monolíticas, de capitel corintio visigótico bizantinizante, con
collarino de doble soga. Las bóvedas son de cañón y las cúpulas son sobre todo
de gallones y de nervios, y también las hay de cascos, capialzadas y vaídas.
Hay pocos contrafuertes, pero los muros son muy gruesos para compensar esta
debilidad. Los materiales son modestos: de mampostería, ladrillo y sillar.
Las plantas son de reducidas dimensiones, de plantas
latina o griega, con una o varias naves, y las estructuras son muy complicadas,
con superposición de volúmenes, con muchos espacios pequeños, con altas
cubiertas de valor constructivo y decorativo a la vez. El espacio interior es,
por consiguiente, muy compartimentado, con cámaras de planta cuadrada o
rectangular y canceles en el suelo.
Los aleros y cornisas (con canecillos) tienen como
soportes a modillones de rollos islámicos, decorados con rosetas y otros
motivos tallados a bisel visigóticos.
La iglesia del monasterio de San Miguel de Escalada
(León) fue erigida hacia el año 900 por monjes cordobeses huidos de la
represión religiosa, que montaron un conocido scriptorium monacal. Es el mejor modelo de la arquitectura
mozárabe, con sus proporciones armoniosas debido a la división de la nave en
tres espacios, los dos mayores con dos cuadrados perfectos de desiguales
dimensiones. El cuadrado mayor es la nave principal, mientras que el menor, la
iconostasis, se proyecta en su diagonal en un ábside lateral perteneciente al
primer espacio, en la cabecera. Todo esto implica la típica compartimentación
hispánica, como señala el historiador Chueca.
Es de tres naves, tiene cabecera tripartita con
ábsides de planta de herradura, con una iconostasis en el crucero en nivel
alto, con canceles. El interior tiene un paramento liso, columnas con capiteles
corintios que soportan arquerías de arcos de herradura, con cubierta de madera a
doble vertiente en la nave central. A los pies hay un contraábside, para uso como panteón.
Cuenta con un precioso pórtico exterior lateral de
sentido longitudinal, con 11 arcos de herradura. Los volúmenes exteriores
ascienden con un movimiento rítmico. Las ventanas son de diversos tipos: con
dobles arcos de herradura inscritos, peraltadas, geminadas en la parte baja.
La decoración en relieve de la iconostasis tiene
tallos recurvados, con frutos y pájaros enfrentados.
San Cebrián (o Cipriano) de Mazote (Valladolid) es una basílica con
crucero bien marcado al exterior, con los extremos cerrados en semicírculo.
Perdido el ábside, conserva aún el contraábside. Hay un relieve con los bustos
de dos personajes, con rigidez bizantina, así como uno pocos capiteles y
canceles mozárabes.
Santiago de Peñalba (León) es de una sola nave, cruz
latina exenta, con excelente cúpula gallonada en el crucero y contraábside para
función de enterramiento.
San Baudel (o Baudilio) de Berlanga (Soria) cuenta con
una planta cuadrada, con una enorme columna en el centro, que se abre en arcos
de herradura como las ramas de una palmera. Encima de la columna hay una cámara
aislada (posiblemente para el tesoro). Los dos arcos torales inscritos del
ábside son arcos de herradura. Las bóvedas de los espacios pequeños son
nervadas, al modo islámico. Las columnas que sostienen la tribuna situada a los
pies para los monjes tienen arcos de herradura muy abiertos (casi peraltados).
En el exterior destacan sus modillones de rollos en la cornisa.
Otros edificios son San Miguel de Celanova (Orense),
muestra de la difusión por el Noroeste, y San Millán de la Cogolla (Logroño), con sus
bóvedas nervadas y modillones cordobeses.
LA MINIATURA.
Desde fines del siglo IX la actividad miniaturista de
los artistas mozárabes alcanza su cima. Los monasterios serán centros muy
activos en la creación de miniaturas, que tienen un gran papel en la difusión
cultural.
Hay dos ámbitos: el dominio islámico en el que
destacan los códices andaluces y toledanos, y el dominio castellano con sus
notables Beatos.
Las miniaturas mozárabes son casi todas ilustraciones
del Apocalipsis de San Juan y de los comentarios a este texto de Beato, abad
del monasterio de Liébana, de Asturias, redactado antes del 785, para combatir
la herejía adopcionista y que devino el texto más ilustrado de la España medieval. Por ello
se les llama Apocalipsis del Beato de Liébana.
Los Beatos ilustrados de los siglos X y XI son unos
28, completos o en fragmentos. El más antiguo conservado es el Beato
de la Pierpont Morgan Library, miniado por el monje Magius c. 926
(originario de Córdoba, muerto en 968), posiblemente en el monasterio de San
Miguel de Escalada. Emeterio, discípulo suyo, acabó en 970 el Beato
de Tábara. Emeterio, Senior y la pintora Eude terminaron en 975 el Apocalipsis
de Gerona. En museos y bibliotecas se conservan casi todos.
En sus colofones hay abundantes datos sobre la fecha
del manuscrito ilustrado, el lugar y a veces los nombres de los
escribas-pintores, como prueba de su conciencia de ser artistas, como Vigila,
que se autorretrata. La temática abunda en motivos del Diablo y el Infierno, como
contraste con el Bien, para se entendidos por un público popular.
También se iluminaron Biblias, como la de la Catedral de León (c. 920), pero no tuvieron el mismo éxito.
La escuela mozárabe tiene características que la
diferencian de las otras escuelas europeas, en especial su cromatismo y su expresionismo, con
ilustraciones de figuras fantásticas alejadas del naturalismo clásico. Este
gran énfasis en el cromatismo y lo expresivo le diferencia del excelente dibujo de la escuela anglosajona.
La perspectiva caballera superpone las figuras para
dar una ilusión espacial. El dibujo, firme y redondeado, aunque de sólo regular
calidad, está cargado de un intenso dramatismo. Los rostros se presentan frontalmente y tienen ojos de
exorbitada mirada. Los pies están separados.
Hay pervivencias hispano-visigóticas, con entrelazado
laberíntico, terminaciones zoomórficas (de origen carolingio o irlandés) y
motivos islámicos en la ornamentación, en los arcos de herradura, los vestidos...
Constituye el más antiguo ejemplo de un ciclo de imágenes
religiosas realizadas en la
Alta Edad Media. Son obras imaginativas y fantásticas, no
narrativas-descriptivas (de acuerdo fielmente a un texto), son
imágenes-comentario (según Grabar), que se inspiran libremente en las obras
científicas antiguas, como en los árboles genealógicos, las perspectivas desde un borde
de la página, los mapas geográficos con personajes y escenas, etc. Este modelo
mozárabe será muy imitado en la Edad Media europea.
Además, el detallismo del mobiliario o del vestido es una preciosa fuente histórica (como comentaba el historiador Claudio Sánchez
Albornoz) para el conocimiento de la vida cotidiana de aquella época.
FUENTES.
Internet.
Blogs.
Documentales / Vídeos.
Libros.
Fontaine, Jacques. L'Art mozarabe. Zodiaque. París. 1995. 427 pp. 96 ilus. b/n, 24 color.
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