Comentario: La acrópolis de Atenas (siglo V aC).
La acrópolis de Atenas.
Descripción.
Acrópolis es un concepto que
proviene de las palabras griega acros
(ἄκρος, extremo) y polis (πόλις, ciudad), en referencia a la parte más alta de
una ciudad o a la ciudadela que domina esta, y que finalmente derivó a otro
significado, el de “roca sagrada”. El término se utiliza tanto para las partes
más altas de las antiguas polis griegas como para las mismas en las ciudades
romanas y de otras civilizaciones.
Vistas de Atenas, con la Acrópolis.
La acrópolis de Atenas se halla en
la cumbre de una colina baja, de solo 156 metros de altura sobre el nivel del
mar, aplanada y amplia con sus 270 metros de longitud y 85 de anchura, de
naturaleza calcárea, lo que explica que haya varias cuevas en sus laderas,
asociadas a cultos religiosos muy antiguos, como el dios Pan en la ladera
norte, o el dios Dionisos en la ladera sur, donde siglos después se erigió el
teatro homónimo.
A su alrededor se desarrolló
la ciudad en tiempos de la civilización micénica, en el II milenio aC. En la acrópolis se conservan cuatro edificios, erigidos por orden de Pericles
y la democracia ateniense en la segunda mitad del siglo V aC, fundamentales
para conocer la historia de la arquitectura griega del periodo clásico: los Propileos
y, sobre todo, los templos del Partenón, Atenea Niké y Erecteion, que
estudiaremos en comentarios específicos para cada uno de ellos. Hay que destacar que el proyecto de Pericles fue en gran parte una triple respuesta política; primero, a la destrucción de la acrópolis por los persas en 480 aC; segundo, a la necesidad de reafirmar el predominio ateniense sobre la Liga de Delos; y tercero, a la conveniencia de un gran plan de obras públicas que diera empleo a los artesanos de la ciudad. Símbolo de lo primero es la decisión de utilizar las columnas destruidas por los persas como material de relleno visible en la pared norte de la entrada de los Propileos: los viajeros podían ver así la barbarie persa en contraposición a la magnificencia de las nuevas construcciones griegas.
Los tambores de las columnas destruidas por los persas son visibles arriba.
Vista de la entrada, con la escalera monumental romana, restos de la Puerta Beulé romana al pie del bastión donde se eleva el templo de Atenea Niké (a la derecha), y la fachada externa de los Propileos.
Se
emprendieron nuevas obras y restauraciones después de la época clásica de
Grecia. Incluso durante la ocupación romana se realizaron construcciones
importantes como la gran escalera por encima de cuyos restos todavía suben los
visitantes, y la puerta monumental denominada Puerta Beulé (por el arqueólogo
que la descubrió) situada al pie del espolón del templo de Atenea Niké. La
decadencia definitiva comenzó en el siglo XIII, cuando la ciudad fue
conquistada por los cruzados francos y los principales monumentos saqueados, y
prosiguió durante la ocupación otomana desde el siglo XV al XIX. Con la
independencia griega en 1829 comenzó un largo proceso de excavaciones y restauraciones
que todavía continúa.
Análisis formal.
Esquema de la acrópolis de Atenas.
La acrópolis se situaba al final de una amplia y larga
escalinata que ascendía desde la base de la colina, y por la que subían los
peregrinos cada día así como los ciudadanos atenienses durante la célebre
procesión de las Panateneas.
La entrada era un edificio monumental, llamado los
Propileos (437-431), erigido por el arquitecto Mnesicles, con la función de
enorme vestíbulo, en el que se celebraban festejos, certámenes y exposiciones
de pintura. A la derecha de la entrada, sobre la esquina sudoeste de la
acrópolis, se divisaba a modo de bienvenida el primer templo importante, el más
pequeño, el de Atenea Niké (427-424), del arquitecto Calícrates, de un estilo
jónico.
En el interior continuaba el camino, teniendo a la
derecha el pequeño santuario del Brauronion (dedicado en 430 a Artemisa
Brauronia) y un poco más allá la gran Calcoteca, y se desarrollaba entre unos
muros de altura mediana (para no obstaculizar la visión del resto de los
edificios), en los que se colgaban inscripciones devotas. Destacaba en primer
término la enorme estatua broncínea de Atenea Prómachos (“la que combate en
primer línea), de 9 metros de altura (podía verse desde el puerto del Pireo e
incluso desde el mar en los días claros), con un amplio espacio abierto delante
del pedestal (que todavía se conserva) para que los fieles pudieran admirar su
magnificencia. Fidias la erigió hacia 450-448 por encargo de Pericles, para
celebrar la victoria griega de Maratón (490). Representaba a Atenea armada con
una lanza en la derecha y portando un escudo en la izquierda, decorado con
imágenes de la lucha entre centauros y lapitas, el mismo tema que aparece en
una hilera de metopas en el Partenón.
Más allá se veía ya la parte trasera del Partenón,
hacia el cual continuaba el camino, dejando a la derecha, más allá del Brauronion,
la gran Calcoteca, que sustituyó a unas pequeñas y más antiguas edificaciones
arruinadas por los persas en 480.
El Partenón (447-438), de los arquitectos Ictino y
Calícrates, era el edificio más importante, situado en medio del témenos o espacio sagrado, en un nivel
más elevado que el camino para realzar el impacto visual, y los fieles lo
rodeaban, contemplando la armoniosa columnata dórica y la decoración
escultórica de las metopas, yendo desde la fachada trasera, donde admiraban las
ofrendas de estatuas del opistodomos y la decoración del frontón de Fidias,
hacia la fachada delantera, decorada con otro admirable frontón del mismo escultor,
y allí podían ascender a la pronaos y divisar ya por la puerta abierta de la
naos la gran estatua crisoelefantina de Atenea Parthenos (“la virgen”), en el
interior, una de las grandes maravillas de la Antigüedad.
A la salida del Partenón, ya alcanzada la parte más
alta de la Acrópolis, el camino religioso proseguía con la obligada visita al
más ancestral de los templos, situado justo enfrente, el Erecteion, en realidad
un conjunto de al menos seis pequeños santuarios y templetes, y al menos una
tumba, erigidos en distintas épocas, descollando los templos antiguos de Atenea
Polias y Erecteo, lo que explica la diversidad de espacios y niveles del
edificio, que fueron restaurados y reformados (421-406) por el arquitecto
Mnesicles para que tuvieran una unidad estética en un estilo jónico.
A su lado, en un nivel inferior, se erigió, también en
421, el Pandroseión, un pequeño templete abierto, para honrar el primer olivo,
un regalo de Atenea.
Más allá, aún había más lugares para la devoción, como
el antiguo palacio de los reyes de la ciudad, que probablemente conservaba la
forma del antiguo mégaron micénico, con una sala central rodeada de columnas.
Hoy se encuentra en ese lugar el complejo museístico subterráneo en el que
durante muchos años estuvo el Museo de la Acrópolis. También existía en el extremo
un pequeño templo de Afródita, y para residencia de sus sacerdotisas había cerca
de él en la parte norte el pequeño edificio del Arreforión. Otros edificios
servían como residencias, almacenes y archivos.
Significado.
El origen de la acrópolis fue
defensivo en casi todos los casos conocidos, porque muchos de los primeros
núcleos urbanos se situaron en lugares elevados, accesibles pero bien
defendibles, próximos a llanuras y fuentes para conseguir alimentos y agua, en
zonas bien comunicadas por tierra y a menudo por mar. En estas primeras
acrópolis vivía la mayor parte de la población y los soberanos y sacerdotes de
las ciudades, que frecuentemente, como el basileus
griego, eran el mismo: a la vez monarca y supremo sacerdote.
Con el tiempo las ciudades se
expandieron y el casco antiguo cambió de uso, reservándose la acrópolis para
sede del palacio real y los templos principales, dado que el lugar tenía el
prestigio de lo antiguo. Fue el caso de la acrópolis de Atenas y asimismo
ocurrió en la de Corinto y en la ciudadela del monte Palatino en Roma.
La acrópolis estaba normalmente
muy cerca del ágora griega y asimismo del foro romano, o sea, las plazas
principales de las ciudades, situadas justo al inicio del camino a la cima, por
lo que se celebraban muchas celebraciones en forma de procesiones y otros
rituales que iban de la plaza a la cumbre. Los mejores ejemplos conocidos son la
procesión de las Panateneas en Atenas, y los ritos de las Lupercales en Roma,
en honor de los fundadores Rómulo y Remo, además de las carreras sagradas.
Fuentes.
Internet.
Libros.
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Barcelona. 2000. 95 pp.
AA.VV. Historias
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Martin. El Arte Griego.
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Artículos. Orden cronológico.
Sánchez-Vallejo, M.
A. El último asedio de la Acrópolis. “El País” (5-VIII-2019). Una
iniciativa ciudadana contra el turismo masivo y la construcción de edificios
altos cerca de la Acrópolis.
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