EL RENACIMIENTO Y EL MANIERISMO EN INGLATERRA
Enrique VIII Tudor y el pintor Holbein son las grandes
figuras del periodo renacentista en Inglaterra. Destaca la pintura, siendo el único
centro relevante la Corte de Londres, en el reinado de Enrique VIII (1509-1547),
muy fértil para la cultura y el arte, pues era un rey humanista que escribía
tratados teológicos y componía música, y que se interesaba por el arte de los
tapices (aunque poco por la pintura). Se convirtió en 1531 en jefe de la Iglesia
de Inglaterra, aislándose de la Iglesia de Roma y de la cultura “romana”. Desde
este momento el arte pasó a un segundo término en sus prioridades y el historiador Waterhouse
se ha quejado con razón de esta falta de mecenazgo artístico.
Los artistas de la Corte se dividieron en
dos categorías: permanentes (los “serjeant painters” un término de imposible traducción, a su servicio con contratos permanentes) y temporales. Sus funciones eran muchas, desde pintar carros,
buques, banderas y miniaturas hasta hacer retratos de caballete y preparar
suntuosos festejos como el famoso Camp du Drap d’Or (la recepción de
Carlos V) o funerales.
Capilla del rey Enrique VII en la abadía de Westminster.
Coro, cubierta y vidrieras de la Capilla del King’s College en Cambridge (1515-1531).
En arquitectura tenemos la Capilla del rey Enrique VII en la abadía de Westminster y la estructura de las vidrieras de la Capilla del King’s College en Cambridge (1515-1531).
Los estilos Tudor e Isabelino, muy góticos, difieren sólo por la decoración: renacentista el primero, renacentista francesa el segundo, pero los dos con una estructura gótica. El Renacimiento sólo llega propiamente en el siglo XVII, a través de la recepción de la obra Palladio por el arquitecto Inigo Jones.
Tumba de Enrique VII y su esposa, de Torregiani.
Hay muy pocas obras escultóricas de este periodo,
debido a la interrupción de la continuidad artística por la ruptura entre
catolicismo y anglicanismo, y además por la tradición del gótico inglés, caracterizado por el naturalismo y la escasa decoración. Destaca la tumba de
Enrique VII y su esposa, realizada por el escultor italiano Torregiani. Son las excepciones renacentistas en estas
dos artes dominadas
En la pintura la reacción iconoclasta de 1535
proscribe los temas religiosos, por lo que hay un lógico auge del retrato (con
antecedentes en el siglo XIV), monocromo y con textos, creando una corriente pionera en
el retrato europeo. Los temas mitológicos renacentistas son desconocidos, de
modo que el Renacimiento inglés sólo comienza con el pintor Holbein.
Hans Holbein el Joven (1497-1543).
Hans Holbein el Joven (Augsburgo, 1497-Londres, 1543),
es un pintor alemán que había conocido a Durero en Italia y había pasado cuatro
años en la Lombardía.
En 1519 se instala en Basilea, contactando con el círculo de Erasmo, gran amigo suyo, cuyas
obras ilustró con xilografías para el impresor Froben. En sus primeras obras siguió las tradiciones germánica, italiana y flamenca, y desarrolló una temática religiosa. Es patente la tradición
germánica en Cristo en el sepulcro (1521), de fondo monocromo, en la que
muestra un temprano dominio del color, la luz y el patetismo, con una hábil perspectiva
matemática. La tradición italiana
está en Virgen con Niño, con una decoración arquitectónica, junto a unos
donantes que son una influencia flamenca. Otras obras son un díptico de esbozo de Cristo
como hombre sufriente y de la Virgen como madre dolorosa, con fondo
arquitectónico. La Virgen del burgomaestre Meyer.
Pronto experimentó el género
del retrato y destacó en sus tres representaciones de Erasmo en 1523 por su evolución hacia el Renacimiento y su tratamiento de
la psicología de los personajes a través de objetos simbólicos.
Primer retrato de Erasmo (1523).
Primer retrato de Erasmo (1523).
Segundo retrato de Erasmo (1523).
Tercer retrato de Erasmo (1523). [http://www.gettyimages.es/detail]
En el primer retrato de Erasmo muestra una pilastra manierista a candeliere e introduce un libro como
símbolo humanista. En el segundo le muestra escribiendo. En el tercero hay mayor austeridad, y elimina los objetos, mostrando una evolución hacia la austeridad en estos tres retratos.
La disputa religiosa en Basilea durante la Reforma provocó una crisis en el mundo del arte y Holbein debió emigrar al extranjero. Aconsejado por Erasmo, viaja a Inglaterra en 1526-1528 y se relaciona con el canciller Thomas Moro (un ferviente partidario del erasmismo, que era un movimiento católico crítico) y los cortesanos humanistas. Pinta retratos. sobre todo, de la familia y el círculo humanista de Tomás Moro, así como de mercaderes alemanes. Son retratos de mayor calidad que los del periodo siguiente y destacan Tomás Moro (1527) y El Arzobispo Warham. En Retrato de la familia del pintor (1528), hay un claroscuro muy flamenco.
En su segunda y definitiva estancia en Inglaterra, en 1532-1543, trabaja primero otra vez para los mercaderes alemanes hasta que consigue en 1536 entrar en la Corte como pintor de cámara del rey, quien sólo le apreciaba como fisonomista. Su estilo es entonces más esquemático y sencillo, para facilitar su comprensión para la clientela, pero mantiene el gusto por el naturalismo, el detallismo y la psicología en los retratos de los personajes de la Corte, siendo un dibujante del natural muy rápido y fidedigno.
Hans Holbein el Joven. Los embajadores (1533). Resalta la anamorfosis de la calavera en el centro inferior, así como la profusión de elementos simbólicos de los intereses culturales de ambos humanistas.
Hans Holbein el Joven. Enrique VIII.
En esta etapa su
estilo es más esquemático y sencillo, para facilitar su comprensión para la
clientela, pero mantiene el gusto por el naturalismo, el detallismo y la
psicología tan perceptibles en Los embajadores (1533), Enrique VIII y Enrique VII
(1537, un cartón para tapiz) y los retratos de Enrique VIII y de varias de
sus esposas, como Jane Seymour (1536), así como los de muchos personajes
de la Corte, en lo que es una extraordinaria galería de retratos. Pintó a las
candidatas a esposas del rey, en dos viajes a Bruselas, Duquesa de Milán
(1538) y Düren, Ana de Cleves (1539).
En los últimos años pinta escenas de tema histórico
contemporáneo, con recargados vestuarios y joyería, así como paisajes cuasi “románticos”, de excelente claroscuro, con color y luz como protagonistas del
paisaje, para su propia colección privada.
A su muerte había conseguido dejar
una duradera influencia en Inglaterra sobre la decoración arquitectónica, el
grabado y la orfebrería, aunque muy poca en la pintura, por la falta de una
tradición pictórica local, aunque tuvo ayudantes que imitaron sus obras.
Los siguientes
pintores de la Corte.
Los pintores que siguieron a Holbein fueron de una
calidad inferior: John Colet, el holandés Guillim Scrots (en 1546-1553), el
flamenco Hans Eworth tiene un excelente retrato de La reina María Tudor (1553). Los pintores de la posterior Corte de Isabel I más destacados son Marcus Gheeraerts, George Gower y John Unton, este con Los músicos de Isabel I.
Los talleres de miniatura trabajaban temas muy intimistas y sentimentales, para un
género muy popular e influyente en el gusto, alcanzando un nivel artístico superior
a los demás géneros. Nicholas Hilliard es un miniaturista de gran fama, con Retrato de Isabel I (1572), Retrato de gentilhombre. Isaac Olivier (Rouen,
antes de 1568-Londres, 1617), alumno y rival de Hilliard, cultivó la miniatura
en medallones y fue el pintor oficial del rey Jacobo I.
Nicholas Hilliard. Retrato de Isabel I (1572).
Nicholas Hilliard. Retrato de gentilhombre.
FUENTES.
Libros.
Waterhouse, Ellis. Pintura en Gran Bretaña 1530-1790.
Cátedra. Madrid. 1994 (1978). 427 pp.