Comentario. La dama de armiño (h. 1490), de Leonardo da Vinci.
Leonardo da Vinci. La dama de armiño (h. 1490). Óleo y temple sobre tabla de nogal (54,8 x 40,3). Col. Museo Czartoryski de Cracovia.
Descripción.
El cuadro representa en pose de tres cuartos una muchacha vestida con ricos ropajes aristocráticos que porta en sus brazos un armiño o un hurón y que miran hacia su izquierda. Pese al título, probablemente Leonardo utilizó como modelo un hurón, un animal mucho más domesticable que el salvaje armiño, y que además se encontraba fácilmente en los campos lombardos que rodeaban Milán. En el fondo densamente oscuro se entrevé una puerta, casi totalmente borrada por rectificaciones o restauraciones muy posteriores.
El cuadro estuvo en las colecciones de la familia de nobles polacos de los Czatoryski desde 1798, salvo un breve tiempo que los nazis se apoderaron de él, y ha sido desde el siglo XIX muy apreciado.
Una comparación de los cuatro retratos femeninos.
Leonardo pintó sólo cuatro retratos de mujer, este y Retrato de Ginebra de Benci, La Belle Ferronière y La Gioconda. Los cuatro tienen entre sus rasgos comunes el detallismo naturalista, la misteriosa belleza femenina, el colorido austero y la luz tenue y difuminada en una suave perspectiva aérea
Leonardo da Vinci. Retrato de Ginebra de Benci (c. 1474-1476). Óleo sobre tabla (38,8 x 36,7). Col. National Gallery, Washington.
Leonardo da Vinci. La Belle Ferronière (c. 1490-1495). Óleo sobre tabla (62 x 44). Col. Musée du Louvre, París.
Leonardo da Vinci. La Gioconda (1503-1506). Óleo sobre tabla (77 x 53). Col. Musée du Louvre, París.
Leonardo muestra en sus retratos una evolución muy interesante. El primero, el Retrato de Ginebra de Benci (c. 1474-1476) comparte con el segundo, La dama del armiño (c. 1490) la luz misteriosa que moldea el rostro y la presencia de un elemento cargado de simbolismo alegórico: en aquél el enebro del fondo, en éste el animal. El tercero, La Belle Ferronière (c. 1495), es más sereno y la mirada está más lograda, compartiendo con el anterior el fondo oscuro, el cuidado ropaje e incluso joyas (algunos consideran que es la misma modelo sólo unos años mayor), mientras que el segundo y el cuarto, La Gioconda, coinciden en la casi imperceptible sonrisa y la disposición serena de la mano derecha de la protagonista, pero sin duda la Mona Lisa gana en la comparación gracias a que aquí Leonardo ya ha logrado su maravilloso sfumato para los bordes del cuerpo y el fantástico paisaje.
Análisis formal.
La composición es equilibrada, con un triángulo. La luz parece surgir de las partes visibles de los cuerpos de la joven y el animal, pintados con pocos colores (ocre, rojo, azul, blanco y negro) y estos en suaves tonalidades de claroscuro que les otorgan unos volúmenes muy naturalistas, con un efecto de difuminado que aumentan la sensación de misterio tan querida por el maestro.
En La dama del armiño la mirada serena y la pose segura del cuerpo de la joven se conjugan con el cuerpo también destensado del animal, aunque éste parece ligeramente más alarmado, al borde de la huida de entre los brazos de su ama. ¿Qué miran ambos con ese aire entre interesado y gracioso? Un poeta de la corte milanesa, Bernando Bellincioli, sugirió ya entonces que Cecilia posaba como si estuviera escuchando a alguien fuera del cuadro Esa mirada hacia su izquierda, acompañada por una caída del hombro hacia la misma dirección, contrasta con el ligero movimiento del cuerpo hacia la derecha, logrando un sutil efecto de solidez estructural, de la placidez dominante en la composición y propia de la estatuaria antigua, a la vez que una ligera sensación dinámica.
Leonardo pinta minuciosamente todos los detalles de la mano, el vestido y las joyas. El peinado extravagante de la muchacha en realidad es una rectificación muy posterior, que sustituyó el velo transparente que cubría la cabeza al igual que en La Gioconda.
Significado.
El retrato alegórico de Cecilia Gallerani (1473-1536), una muchacha entonces de unos 17 años, que era amante del duque de Milán, Ludovico Sforza llamado el Moro, muestra el refinado gusto cortesano de la época en las capitales italianas del Renacimiento, con la preferencias por los ropajes lujosos y los animales de compañía que simbolizaban las virtudes de sus dueños, reales o pretendidas. Así, se realizaba una transposición de las virtudes del animal a su dueña. El armiño es un animal arquetipo de la serenidad (por su postura de inmovilidad), la pureza (por el pelo blanco) y la nobleza (por su alto precio), virtudes que se relacionan tanto con la joven aristócrata como con Ludovico porque el rey de Nápoles, Fernando I de Aragón, le había concedido en 1488 la Orden del Armiño.
Pero ese mundo aristocrático, de vida lujosa, amante del placer y la belleza, estaba a punto de sumergirse en una grave crisis. Pocos años después las guerras entre Francia y España por el predominio en la península asolaron Milán y gran parte del resto de Italia. Aunque fue justo entonces cuando brillaron con más extraordinario fulgor los grandes artistas del Cinquecento, Leonardo, Rafael y Miguel Ángel.
Fuentes.
Internet.
[es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Cuadros_de_Leonardo_da_Vinci]
[es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Cuadros_de_Leonardo_da_Vinci]
Exposiciones.
*<La edad de oro de
Polonia>. Madrid. Palacio Real (3 junio-4 septiembre 2011). García,
Ángeles. La primera dama del Renacimiento. “El País” (25-V-2011)
43. El retrato de Leonardo La dama del armiño se muestra
excepcionalmente en la exposición.
<Leonardo da Vinci.
Pintor en la Corte de Milán>. Londres. National Gallery (9 noviembre
2011-5 febrero 2012).
Libros.
Argan, G. C. Renacimiento
y Barroco I: El arte italiano de Giotto a Leonardo da Vinci. Akal. Madrid.
1987 (1976). 412 pp.
Clark, Kenneth. Leonardo
da Vinci. Trad. de José María Petralanda y revisión de Fernando Villaverde.
Alianza Forma. Madrid. 1986 (1939 inglés). 141 pp. más 67 ilus.
Artículos.
Agencia EFE. Polonia
compra ‘La dama del armiño’ de Leonardo. “El País” (31-XII-2016).
Adquiere por 100 millones de euros la colección de la Fundación Czartoryski.
2 comentarios:
DESCRIPCION MUY INTERESANTE, DESCRIPTIVA, SENCILLA,ME ENCANTO MUY EXPLICITA, SOBRE LO DEL ARMIÑO
Me ha parecido muy didáctica la explicación, y la comparación entre los cuatro cuadros femeninos del autor.
El Renacimiento es una época crucial para la Historia del Arte, y este es uno de sus autores arquetípicos.
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