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sábado, 20 de octubre de 2012

Comentario: Los Propileos (437-431), de Mnesicles.

Comentario: Los Propileos (437-431), de Mnesicles.

Descripción.

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Vista de la entrada, con la escalera monumental romana, restos de la Puerta Beulé romana al pie del bastión donde se eleva el templo de Atenea Niké (a la derecha), y la fachada externa de los Propileos.



La palabra Propileos, procede del plural griego προπύλαια, compuesto del prefijo προ “pro” y el singular πύλιον “pylaion”, formando Προπυλαιον, traducido como “delante de la puerta”, como sinónimo de vestíbulo o sala de recepción. 
Se conoce popularmente por Propileos (otros nombres usados son Propilea y Propylea) el edificio monumental de la entrada de la Acrópolis de Atenas. Los persas habían destruido los antiguos Propileos de Pisístrato y habían quedado sin restaurar. Finalmente, durante un periodo de paz y prosperidad, el jefe ateniense, Pericles, como homenaje al triunfo de la ciudad en las Guerras Médicas, encomendó el gran plan de reconstrucción de la Acrópolis al escultor Fidias, que a su vez encomendó este proyecto específico al arquitecto Mnesicles (activo c. 437-409 aC).

         

                Vista idealizada desde el Oeste de la Acrópolis en época clásica, con los Propileos y los principales templos. 



Vista idealizada del interior de pórtico y de la acrópolis, con la fachada interior dórica. Al fondo a la derecha se observa el Partenón y a la izquierda la estatua de Atenea Prómachos y más allá el Erecteión. Es realidad esta vista no era posible porque había varios muros intermedios que encauzaban y bifurcaban los caminos.

La obra se ini­ció el 437 pero nunca lle­gó a terminarse, probable­mente debido a los avatares de la gue­rra del Peloponeso, iniciada en el año 431, que retrajo los recursos de la ciudad. Las obras se paralizaron y quedaron inacabados dos pórticos interiores, a los lados del pórtico central interior, y también quedó inconclusa gran parte del ala sur.


Los Propileos, en un grabado de Jacques-Philippe Le Bas, basado en un dibujo de Julien-David Le Roy. Les Ruines des plus beaux monuments de la Grèce (1758). Le Roy se situó sobre el basamento del templo desmontado de Atenea Niké.


Los Propileos en 1896, se ve la parte posterior al fondo, más cerca a la derecha, el Erecteion.

Análisis formal.
El edificio se debía adaptar a una doble problemática: una funcional pues el edificio debía servir de entrada monumental en forma de pórtico, por lo que no podía se rodeado sino atravesado, y también debía albergar una pinacoteca y una biblioteca; y otra espacial puesto que el edificio estaba en la cima de una cuesta que penetraba en una parte cóncava de la acrópolis, y desarrollarse.


Plano de planta del proyecto original de los Propileos, con el ala norte a la izquierda y el ala sur a la derecha. 

Plano de planta levantado a mediados del siglo XIX y que muestra los restos conservados. Se observa que los pórticos interiores laterales quedaron inacabados.

Fotografía de James Stillman (1869).

Mnesicles resolvió los dos problemas planificando un doble pórtico rectangular de 18,12 metros de ancho y 12,96 metros de fondo, con dos fachadas gemelas, una interna (mirando hacia el interior de la acrópolis) y otra externa (mirando hacia el camino de ascenso), y le acopló dos amplias alas rec­tangu­lares, que finalmente sirvieron para la pi­na­coteca (el ala norte) y la biblio­te­ca (el ala sur).

Vista desde el Este de la fachada interior de los Propileos. Se observa que los pórticos laterales no se terminaron pues no hay restos visibles.

Vista desde el Este de la fachada interior de los Propileos. Ya había comenzado la reconstrucción, pues se había repuesto el lado derecho del frontón. 

Mnesicles proyectó las dos fachadas (interior y exterior) del pór­tico central según el modelo de un templo dóri­co hexásti­lo, es decir, con seis columnas dóricas monumentales, que enmarcaban las cinco puertas de acceso al recinto, la central más ancha (4,13 metros de ancho y 7,38 de altura) para encauzar el camino de las Panateneas. Debido a la inusual anchura del interior y el gran peso del techo, decorado con artesonados del pesado mármol pentélico, reforzó el sostén del techo con seis colum­nas per­pendicu­larmente dis­pues­tas en el cen­tro, pero tuvo la genialidad de escoger para estas el orden jónico para hacerlas más esbeltas, con lo que  facilitaba la vista tanto del interior de los Propileos como de la acrópolis más allá. Estas seis columnas jónicas son hoy conside­ra­das paradigmas de este orden ar­qui­tec­tó­nico. Re­forzó además la solidez del edificio poniendo piezas de hierro entre las piezas del arquitra­be, tal como se había hecho en el Partenón.


Vista de una grácil columna jónica del interior, que permite comparar su menor circunferencia respecto a la dórica más próxima.

El ala norte, la sala de la Pinacoteca, fue el primer museo de pintura abierto al público, y exponía una colección de tablas de pintura de los grandes artistas griegos, como Polignoto, Zeuxis o Parrasio. En el ala sur, en la pequeña sala de la Biblioteca se reunía una excelente colección de libros, tanto sagrados como literarios, que podían leer todos los interesados. El resto del ala, que restó inacabada, servía solo de acceso a la explanada sobre la que se hallaba el templo de Atenea Niké.

Significado.
Todas las acrópolis griegas que conocemos tenían propileos, fueran pequeños o grandes. Muy conocido es por ejemplo el micénico de Tirinto. Y la misma acrópolis ateniense tenía unos grandes Propileos promovidos por el tirano Pisístrato que fueron destruidos por los persas en 480.


El ambicioso proyecto de reconstrucción y ampliación que emprendió Mnesicles prueba el alto compromiso de los atenienses con los ritos religiosos, la política y la cultura y en concreto a la función del edificio en el camino de las Pana­teneas, pues coronaba el camino de ascensión desde el llano al recinto sagrado superior, al que servía como entrada monumental, y asimismo era un importante lugar de celebración de festejos y certámenes, así como pinacoteca y biblioteca.
Desde el punto de vista estilístico es notable la decisión del arquitecto de utilizar los órdenes dórico y jónico, tal como se había hecho pocos años antes en el Partenón, y posiblemente esto tiene un significado no sólo utilitario sino también político de simbolizar la unidad en la guerra contra los persas de los pueblos de la Grecia continental (el dórico) y la costa asiática de Jonia (el jónico).
Pero el inacabado edificio nos informa también de la grave decadencia de la ciudad desde el siglo IV. Los atenienses de la gran época de Pericles no hubieran cejado en su ambicioso proyecto, pero a sus sucesores les pareció excesivo y así, a medio construir, nos ha llegado hoy.

Fuentes.
Internet.

Documentales / Vídeos.


Arquitectura griega y Propileos. 15:46. [https://www.youtube.com/watch?v=CuZQY0jN-m8] La primera mitad para las características generales y la segunda mitad para el comentario de los Propileos.


Libros.
AA.VV. Arquitectura griega. Parramón. Barcelona. 2000. 95 pp.
AA.VV. Historias de arte para Bachillerato de las editoriales Algaida, Anaya, Bruño, ECIR, Edebé, Santillana, SM, Vicens Vives...
Boardman, John. El arte griego. Destino. Barcelona. 1991 (1967). 252 pp.
Martin, Roland. Arquitectura Griega. Aguilar. Madrid. 1989 (1980 italiano). 198 pp.
Papaioannou, Kostas. Arte griego. Gustavo Gili. Barcelona. 1973. 531 pp.
Pijoan, José. El Arte Griego. Summa Artis IV. Espasa-Cal­pe. Madrid. 1982. 591 pp.
Richter, Gisela. El Arte Griego. Destino. Barcelona. 1980.
Robertson, Martin. Arquitectura Griega y Romana. Cáte­dra. Madrid. 1988. 357 pp.
Robertson, Martin. El Arte Griego. Alianza. Madrid. 1987. 434 pp.

viernes, 19 de octubre de 2012

Comentario.: El Erecteión (421-406), de Mnesicles.

Comentario: El Erecteión (421-406), de Mnesicles.

Descripción.

Vista desde el SO, con los restos del antiguo templo de Atenea Poliás y otros edificios posteriores en primer término.


El Erecteion en 1896, a la derecha. La parte posterior de los Propileos se ve al fondo.

El Erecteión (o Erecteón),  probablemente obra de Mnesicles, fue erigido en 421-406, en el lado norte de la acrópolis, en paralelo al Parte­nón, al otro lado de donde antes habían estado los templos de Atenea Poliás y el Hecatompedón, destruidos por los persas en el 480.


         

               Vista idealizada desde el Oeste de la Acrópolis en época clásica, con los Propileos y los principales templos. 


Vista idealizada del interior de pórtico y de la acrópolis, con la fachada interior dórica. Al fondo a la derecha se observa el Partenón y a la izquierda la estatua de Atenea Prómachos y más allá el Erecteión. Es realidad esta vista no era posible porque había varios muros intermedios que encauzaban y bifurcaban los caminos.


Vista del Erecteión en un grabado del francés Turpin de Crissé h. 1800. Entonces era el edificio del harén  del gobernador turco, estaba cerrado y compartimentado, y en algunos grabados incluso se ve la ropa para secar colgada de las Cariátides.


El Erecteión en una pintura del irlandés Edward Dodwell (1821). Se observa detrás a la derecha el edificio del harén, y al fondo a la izquierda la guarnición turca. Poco después el Erecteión fue bombardeado y padeció graves daños.

El templo se quemó en el siglo I aC y fue reparado posteriormente con alteraciones menores. En el siglo IV se convirtió en una iglesia paleocristiana dedicada a la Theometor (Madre de Dios). Se convirtió en palacio bajo el dominio franco en el siglo XIII y fue la residencia del harén del gobernador turco durante el dominio otomano hasta principios del siglo XIX, cuando Lord Elgin se llevó una de las Cariátides y una columna a Londres. Durante la inmediata Guerra de Independencia griega, hacia 1823-1824, el edificio fue bombardeado y dañado severamente. Se restauró hacia 1830 y después de padecer un terremoto en 1852, fue reconstruido por los arqueólogos de la Escuela Francesa de Atenas, y de nuevo fue ampliamente restaurado en 1979-1987.

Análisis formal.
Es un tem­plo jónico excepcio­nal. El hecho de que el terreno fuera accidenta­do, y el temor a destruir los importantes santuarios anteriores del pequeño lugar (entre otros mitos, se creía que en ese punto exacto la diosa Atenea había fundado la ciudad), forzaron al ar­quitecto a idear una complicada planta asimétri­ca, por lo que el conjunto une dos edificios perpendiculares entre sí, con dos niveles. Construyó el conjunto en el mismo mármol pentélico del Partenón y lo pintó con ricos y caros colores, gris para la mayor parte y dorado (con láminas de oro) en las más importantes, de cuyo presupuesto nos ha quedado una inscripción hallada en las excavaciones.

1. Naos consagrada a Atenea. 2. Pórtico Norte consagrado a Poseidon. 3. Naos de Poseidon-Erecteo. 4. Naos del héroe Butes. 5. Naos de Hefesto. 6. Tribuna de las Cariátides.



Vista desde el SE del edificio oriental dedicado a Atenea Poliás.
Vista desde el E del edificio oriental dedicado a Atenea Poliás.
Atenea Poliás, en una probable copia de la xoana del Erecteión.

El edificio oriental, de un nivel más alto, de eje mayor en sentido este-oeste y pórtico jó­nico he­xás­ti­lo en la fachada del este, se dedicaba a Ate­nea Poliás, la antigua diosa de culto agrícola, y cuenta con una amplia naos de forma rectangular, en la que se guardaba el xoanon de Atenea, el más sagrado de la ciudad, una antiquísima y muy venerada (los atenienses llamaban popularmente al Erecteión “el templo de la acrópolis donde se guarda la antigua estatua”) estatua de madera de olivo de la diosa, de la que se decía que era un regalo de Zeus caído del cielo y había sido consagrada por el rey Cécrope. Ante la estatua de la diosa ardía permanentemente el aceite de la famosa “llama eterna” en una lámpara de oro con forma de palmera. También se guardaban en la naos los trofeos y tesoros de las Guerras Médicas, entre otros la espada del general persa Mardonio tomada en la batalla de Platea en 479.
El edificio occidental, situado a un nivel tres metros más bajo que el anterior, tiene un eje mayor en sentido sur-norte y cuenta con pórticos en ambos extremos, al sur y al norte. Es el de estructura más compleja y se dedicaba a los dioses Poseidón Erecteo y Hefesto, y a los reyes Erecteo, Butes y Cécrope.
El espacio principal es el de Poseidón Erecteo (“el que sacude la tierra”, uno de los epítetos áticos del dios marino y de los terremotos).

Imagen del dios Poseidón Erecteo.

Pórtico norte del Erecteión.

Se abre con un pórtico tetrástilo con seis columnas jónicas (cuatro enfrente y dos a los lados), en el que se veneraba (hoy los visitantes se conforman con la visión de unas fracturas similares en un arquitrabe) como un tesoro una roca estriada por el tridente del dios durante la mítica disputa por el dominio de Atenas entre Poseidón y Atenea, que fue finalmente vencedora según el juicio del rey Erecteo porque le regaló un olivo. 
Debajo del pórtico había una habitación con una estatua del rey Cécrope como dios-serpiente, a la que los atenienses ofrendaban unas tortas de miel en agradecimiento a su ley por la que prohibía los sacrificios humanos a Zeus, sustituyéndolos por dichas tortas.

Cécrope representado como dios-serpiente en una cerámica. La estatua del Erecteión sería muy similar.

En el interior sigue una naos amplia, de forma rectangular en sentido norte-sur, consagrada al mismo dios Poseidón Erecteo y al rey Erecteo, llamada por este doble vínculo Erecteión (de esto viene el nombre con que el hoy se conoce a todo el conjunto). Del dios se contemplaba aquí un manantial sagrado de agua salobre que vendría del “mar de sal” bajo la tierra, que según el mito abrió Poseidón con un golpe de su tridente, y que hoy está cegado y seco. En cuanto a Erecteo, homónimo del dios, fue un famoso rey de Atenas que tuvo un destino aciago según varios mitos (uno contaba que había sido fulminado por Poseidón y otro por Zeus), y en esta naos estaba su tumba.
En el lateral de la naos situado al este había dos puertas por las que se accedía a otras dos naos más pequeñas, casi cuadradas, una de ella consagrada al dios Hefesto (del fuego y protector de los herreros) y la otra a Butes (el hermano sacerdote de Erecteo y su sucesor en el trono, casado con su hija Ctonia, la única superviviente del sacrificio que más abajo se comentará) y sus descendientes, que constituyeron la familia real ateniense.

Vista desde el SE del Pórtico de las Cariátides.


Vista desde el S (posición del Partenón) del Pórtico de las Cariátides.

Prosigue este nivel occidental en el pór­tico meridional, llamado comúnmente Pórtico o Tribuna de las Cariáti­des, que cubre la escalera que desciende a la tum­ba de Cécro­pe (Pausanias y Heródoto le llamaron Erecteo y con este nombre aparece en varios textos en vez de Cécrope), el mítico segundo rey del Ática, representado como un sabio dios-serpiente y reverenciado como fundador de Atenas. Tiene seis columnas jónicas, con fustes policromados de figu­ras feme­ni­nas de 2,3 metros de altura, que visten túnicas jónicas y llevan sobre la cabeza un cesto que actúa como capitel para soportar la carga del arquitrabe. Les faltan las manos pero se supone que la izquierda sujetaría la vestimenta y la derecha algún objeto de culto. Actualmente se muestran copias, pues cinco originales están en el Museo de la Acrópolis y la otra en el British Museum. Fueron esculpidas probablemente por el taller de Alcámenes, un brillante discípulo de Fidias, pues se reconoce su estilo en estas figuras y en otras obras de su mano. Algunos autores señalan al escultor Calímaco, que trabajaba por entonces muy cerca, en el templo de Atenea Niké, pero su estilo parece bien distinto.



El Pórtico de las Cariátides en un grabado h. 1830, una vez despojado de los elementos añadidos del harén turco.

Parece razonable suponer que el mismo escultor Alcámenes o comentaristas posteriores fundieron la historia original de las hijas de Erecteo con este rito de la ciudad de Caria y, mucho más cercano, el rito de las korai, las jóvenes que participaban en la Procesión de las Panateneas y en otros eventos religiosos atenienses, probablemente imitando el rito cario, que aprenderían en el Brauronión (el santuario dedicado a  Artemesa muy cerca de la entrada de la acrópolis).

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Las Cariátides en el nuevo Museo de la Acrópolis.

Pero la tesis más repetida, aunque muy improbable por no decir increíble, es que las Cariátides representan a las mujeres de la Caria laconia, que había colaborado con los invasores persas y en represalia los atenienses tomaron la ciudad, mataron a los hombres y esclavizaron a las mujeres, que fueron obligadas a soportar en efigie el peso del templo. Pero esta versión, que difundió a principios del siglo XIX el mitólogo francés François Noël, se basa solo en un texto de Vitruvio, el gran arquitecto romano del siglo I aC, que probablemente recogió esta historia de una fuente hoy desconocida que interpretaría el nombre de este modo sin más pruebas. Señalo que de esta historia de traición y venganza sobre la ciudad laconia de Caria nada dice Heródoto en su famosa historia de las Guerras Médicas, la principal fuente histórica de la época, que en cambio sí señala que la ciudad peloponesia de Argos “medizó” y por ello fue castigada por Esparta en 493, y además no es lógico que Esparta aceptara que la lejana Atenas atacara a una ciudad de su propio territorio de Laconia, que entonces dominaba con mano férrea. En mi opinión, la fuente de esta historia confunde la ciudad laconia de Caria con la región asiática de Caria, entonces gobernada por un sátrapa persa, que sí participó en las Guerras Médicas con un gran contingente y fue saqueada a menudo por los atenienses después del 479.


            Vista desde el O, con el falso pórtico en el centro, el pórtico septentrional de Poseidón a la izquierda y el pórtico meridional o de las Cariátides a la derecha.


Volviendo al edificio, el pórtico occidental era en realidad un falso pórtico, con ventanas separadas por semicolumnas adosadas a pilastras. Tenía probablemente una doble función, de acceso y lugar de contemplación en un nivel superior sobre el Pandroseión, situado más abajo. Pero en algún momento que desconocemos (o tal vez desde el inicio) el acceso a la escalera se abrió unos metros más al norte, en un lateral del pórtico septentrional.
Vista desde el O, con el terreno del antiguo santuario del Pandroseión en primer término. El olivo actual fue sembrado en 1917 en homenaje al olivo sagrado de Atenea.

Más allá del nivel occidental, en un nivel todavía más inferior, está el Pandrossos o Pandroseión, un pequeño santuario en forma de jardín abierto o exedra, para honrar el primer olivo, un regalo de Atenea a la ninfa Pandrosia, una hija de Erecteo (o Cécrope según otros). Se erigió también en 421 y los autores todavía discuten si debe considerarse un templo independiente o una parte más del gran conjunto del Erecteión (la tesis por la que me inclino).

Significado.
A la salida del Partenón, ya alcanzada la parte más alta de la Acrópolis, el camino de las Panateneas proseguía con la obligada visita al más ancestral de los templos, situado justo enfrente, el Erecteión, en realidad un conjunto de al menos seis pequeños santuarios y templetes, y al menos dos tumbas, erigidos en distintas épocas, descollando los templos antiguos de Atenea Poliás y Erecteo, lo que explica la diversidad de espacios y niveles del edificio, que fueron restaurados y reformados (421-406) por el arquitecto Mnesicles para que tuvieran una unidad estética en un estilo jónico, del que es una de las obras maestras en la arquitectura griega.

Procesión al Erecteión en sentido O-N de la acrópolis. A la derecha está el Pandroseión.

Asombra el hecho de que la ciudad de Atenas emprendiera este caro y ambicioso proyecto justamente durante la época final de la Guerra del Peloponeso, puesto que la situación financiera de la ciudad fue a menudo desesperada, en medio de las frecuentes derrotas, de las constantes bajas humanas, de los excesivos gastos militares, pero el pueblo ateniense demostraba en el Erecteión su compromiso religioso con sus dioses y antepasados ancestrales. En medio de la peor crisis, la vuelta y el respeto al pasado eran anclajes de estabilidad emocional y política. Un año después de acabar las obras del Erecteión, Atenas fue vencida finalmente por Esparta, pero su espíritu democrático no fue destruido y al cabo de pocos años retornó con nuevo vigor.

Fuentes.
Internet.

Libros.
AA.VV. Arquitectura griega. Parramón. Barcelona. 2000. 95 pp.
AA.VV. Historias de arte para Bachillerato de las editoriales Algaida, Anaya, Bruño, ECIR, Edebé, Santillana, SM, Vicens Vives...
Boardman, John. El arte griego. Destino. Barcelona. 1991 (1967). 252 pp.
Martin, Roland. Arquitectura Griega. Aguilar. Madrid. 1989 (1980 italiano). 198 pp.
Papaioannou, Kostas. Arte griego. Gustavo Gili. Barcelona. 1973. 531 pp.
Pijoan, José. El Arte Griego. Summa Artis IV. Espasa-Cal­pe. Madrid. 1982. 591 pp.
Richter, Gisela. El Arte Griego. Destino. Barcelona. 1980.
Robertson, Martin. Arquitectura Griega y Romana. Cáte­dra. Madrid. 1988. 357 pp.
Robertson, Martin. El Arte Griego. Alianza. Madrid. 1987. 434 pp.

martes, 16 de octubre de 2012

Comentario: La Acrópolis de Atenas (siglo V aC).

Comentario: La acrópolis de Atenas (siglo V aC).

                La acrópolis de Atenas.

Descripción.
Acrópolis es un concepto que proviene de las palabras griega acros (ἄκρος, extremo) y polis (πόλις, ciudad), en referencia a la parte más alta de una ciudad o a la ciudadela que domina esta, y que finalmente derivó a otro significado, el de “roca sagrada”. El término se utiliza tanto para las partes más altas de las antiguas polis griegas como para las mismas en las ciudades romanas y de otras civilizaciones.
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Vistas de Atenas, con la Acrópolis.

La acrópolis de Atenas se halla en la cumbre de una colina baja, de solo 156 metros de altura sobre el nivel del mar, aplanada y amplia con sus 270 metros de longitud y 85 de anchura, de naturaleza calcárea, lo que explica que haya varias cuevas en sus laderas, asociadas a cultos religiosos muy antiguos, como el dios Pan en la ladera norte, o el dios Dionisos en la ladera sur, donde siglos después se erigió el teatro homónimo.

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Propuesta de la acrópolis de Atenas en época micénica, con el gran megarón del palacio real. [http://www.ancientathens3d.com/mykinaiki/]

A su alrededor se desarrolló la ciudad en tiempos de la civilización micénica, en el II milenio aC. En la acrópolis se conservan cuatro edificios, erigidos por orden de Pericles y la democracia ateniense en la segunda mitad del siglo V aC, fundamentales para conocer la historia de la arquitectura griega del periodo clásico: los Propileos y, sobre todo, los templos del Partenón, Atenea Niké y Erecteion, que estudiaremos en comentarios específicos para cada uno de ellos. Hay que destacar que el proyecto de Pericles fue en gran parte una triple respuesta política; primero, a la destrucción de la acrópolis por los persas en 480 aC; segundo, a la necesidad de reafirmar el predominio ateniense sobre la Liga de Delos; y tercero, a la conveniencia de un gran plan de obras públicas que diera empleo a los artesanos de la ciudad. Símbolo de lo primero es la decisión de utilizar las columnas destruidas por los persas como material de relleno visible en la pared norte de la entrada de los Propileos: los viajeros podían ver así la barbarie persa en contraposición a la magnificencia de las nuevas construcciones griegas.

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Los tambores de las columnas destruidas por los persas son visibles arriba.

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Vista de la entrada, con la escalera monumental romana, restos de la Puerta Beulé romana al pie del bastión donde se eleva el templo de Atenea Niké (a la derecha), y la fachada externa de los Propileos.

Se emprendieron nuevas obras y restauraciones después de la época clásica de Grecia. Incluso durante la ocupación romana se realizaron construcciones importantes como la gran escalera por encima de cuyos restos todavía suben los visitantes, y la puerta monumental denominada Puerta Beulé (por el arqueólogo que la descubrió) situada al pie del espolón del templo de Atenea Niké. La decadencia definitiva comenzó en el siglo XIII, cuando la ciudad fue conquistada por los cruzados francos y los principales monumentos saqueados, y prosiguió durante la ocupación otomana desde el siglo XV al XIX. Con la independencia griega en 1829 comenzó un largo proceso de excavaciones y restauraciones que todavía continúa.

Análisis formal.
 

Plano general de la Acropolis
Esquema de la acrópolis de Atenas.

La acrópolis se situaba al final de una amplia y larga escalinata que ascendía desde la base de la colina, y por la que subían los peregrinos cada día así como los ciudadanos atenienses durante la célebre procesión de las Panateneas.
La entrada era un edificio monumental, llamado los Propileos (437-431), erigido por el arquitecto Mnesicles, con la función de enorme vestíbulo, en el que se celebraban festejos, certámenes y exposiciones de pintura. A la derecha de la entrada, sobre la esquina sudoeste de la acrópolis, se divisaba a modo de bienvenida el primer templo importante, el más pequeño, el de Atenea Niké (427-424), del arquitecto Calícrates, de un estilo jónico.
En el interior continuaba el camino, teniendo a la derecha el pequeño santuario del Brauronion (dedicado en 430 a Artemisa Brauronia) y un poco más allá la gran Calcoteca, y se desarrollaba entre unos muros de altura mediana (para no obstaculizar la visión del resto de los edificios), en los que se colgaban inscripciones devotas. Destacaba en primer término la enorme estatua broncínea de Atenea Prómachos (“la que combate en primer línea), de 9 metros de altura (podía verse desde el puerto del Pireo e incluso desde el mar en los días claros), con un amplio espacio abierto delante del pedestal (que todavía se conserva) para que los fieles pudieran admirar su magnificencia. Fidias la erigió hacia 450-448 por encargo de Pericles, para celebrar la victoria griega de Maratón (490). Representaba a Atenea armada con una lanza en la derecha y portando un escudo en la izquierda, decorado con imágenes de la lucha entre centauros y lapitas, el mismo tema que aparece en una hilera de metopas en el Partenón.
Más allá se veía ya la parte trasera del Partenón, hacia el cual continuaba el camino, dejando a la derecha, más allá del Brauronion, la gran Calcoteca, que sustituyó a unas pequeñas y más antiguas edificaciones arruinadas por los persas en 480.
El Partenón (447-438), de los arquitectos Icti­no y Calícrates, era el edificio más importante, situado en medio del témenos o espacio sagrado, en un nivel más elevado que el camino para realzar el impacto visual, y los fieles lo rodeaban, contemplando la armoniosa columnata dórica y la decoración escultórica de las metopas, yendo desde la fachada trasera, donde admiraban las ofrendas de estatuas del opistodomos y la decoración del frontón de Fidias, hacia la fachada delantera, decorada con otro admirable frontón del mismo escultor, y allí podían ascender a la pronaos y divisar ya por la puerta abierta de la naos la gran estatua crisoelefantina de Atenea Parthenos (“la virgen”), en el interior, una de las grandes maravillas de la Antigüedad.
A la salida del Partenón, ya alcanzada la parte más alta de la Acrópolis, el camino religioso proseguía con la obligada visita al más ancestral de los templos, situado justo enfrente, el Erecteion, en realidad un conjunto de al menos seis pequeños santuarios y templetes, y al menos una tumba, erigidos en distintas épocas, descollando los templos antiguos de Atenea Polias y Erecteo, lo que explica la diversidad de espacios y niveles del edificio, que fueron restaurados y reformados (421-406) por el arquitecto Mnesicles para que tuvieran una unidad estética en un estilo jónico.
A su lado, en un nivel inferior, se erigió, también en 421, el Pandroseión, un pequeño templete abierto, para honrar el primer olivo, un regalo de Atenea.
Más allá, aún había más lugares para la devoción, como el antiguo palacio de los reyes de la ciudad, que probablemente conservaba la forma del an­ti­guo mégaron micénico, con una sala central rodeada de columnas. Hoy se encuentra en ese lugar el complejo museístico subterráneo en el que durante muchos años estuvo el Museo de la Acrópolis. También existía en el extremo un pequeño templo de Afródita, y para residencia de sus sacerdotisas había cerca de él en la parte norte el pequeño edificio del Arreforión. Otros edificios servían como residencias, almacenes y archivos.

Significado.
El origen de la acrópolis fue defensivo en casi todos los casos conocidos, porque muchos de los primeros núcleos urbanos se situaron en lugares elevados, accesibles pero bien defendibles, próximos a llanuras y fuentes para conseguir alimentos y agua, en zonas bien comunicadas por tierra y a menudo por mar. En estas primeras acrópolis vivía la mayor parte de la población y los soberanos y sacerdotes de las ciudades, que frecuentemente, como el basileus griego, eran el mismo: a la vez monarca y supremo sacerdote.
Con el tiempo las ciudades se expandieron y el casco antiguo cambió de uso, reservándose la acrópolis para sede del palacio real y los templos principales, dado que el lugar tenía el prestigio de lo antiguo. Fue el caso de la acrópolis de Atenas y asimismo ocurrió en la de Corinto y en la ciudadela del monte Palatino en Roma.
La acrópolis estaba normalmente muy cerca del ágora griega y asimismo del foro romano, o sea, las plazas principales de las ciudades, situadas justo al inicio del camino a la cima, por lo que se celebraban muchas celebraciones en forma de procesiones y otros rituales que iban de la plaza a la cumbre. Los mejores ejemplos conocidos son la procesión de las Panateneas en Atenas, y los ritos de las Lupercales en Roma, en honor de los fundadores Rómulo y Remo, además de las carreras sagradas.

Fuentes.
Internet.

Documentales / Vídeos.



Acropolis of Athens Full Reconstruction. 9:01. [https://www.youtube.com/watch?v=7YDKTLQSs8M]


La Acrópolis de Atenas. ArteHistoria. 2:17. [https://www.youtube.com/watch?v=joy9xOXR_hs]


Let's Visit the Parthenon - History Tour in AC: Odyssey Discovery Mode. 33:54.  [https://www.youtube.com/watch?v=VRuHLCpOoF0]

The Acropolis. The Acropolis and The Parthenon. (2/6). Open University. 6:18. [https://www.youtube.com/watch?v=k0ohalldXgU]


Libros.
AA.VV. Arquitectura griega. Parramón. Barcelona. 2000. 95 pp.
AA.VV. Historias de arte para Bachillerato de las editoriales Algaida, Anaya, Bruño, ECIR, Edebé, Santillana, SM, Vicens Vives...
Boardman, John. El arte griego. Destino. Barcelona. 1991 (1967). 252 pp.
Martin, Roland. Arquitectura Griega. Aguilar. Madrid. 1989 (1980 italiano). 198 pp.
Papaioannou, Kostas. Arte griego. Gustavo Gili. Barcelona. 1973. 531 pp.
Pijoan, José. El Arte Griego. Summa Artis IV. Espasa-Cal­pe. Madrid. 1982. 591 pp.
Richter, Gisela. El Arte Griego. Destino. Barcelona. 1980.
Robertson, Martin. Arquitectura Griega y Romana. Cáte­dra. Madrid. 1988. 357 pp.
Robertson, Martin. El Arte Griego. Alianza. Madrid. 1987. 434 pp.

Artículos. Orden cronológico.

Sánchez-Vallejo, M. A. El último asedio de la Acrópolis. “El País” (5-VIII-2019). Una iniciativa ciudadana contra el turismo masivo y la construcción de edificios altos cerca de la Acrópolis.

martes, 4 de septiembre de 2012

El arquitecto y diseñador holandés Gerry Rietveld (1888-1964).

El arquitecto y diseñador holandés Gerry Rietveld (1888-1964).


Gerry Rietveld, ante la maqueta de la Casa Schroeder. [http://casa-rietveld-schroder-revit.blogspot.com.es/2010/06/creacion-de-masa.html]

El arquitecto y diseñador holandés Gerry Rietveld (1888-1964) fue carpintero en su juventud, hasta que sus atrevidas composiciones de muebles funcionales y baratos, hechos con planchas planas de colores llamativos, en especial su famosa silla red & blue (1918-1923), atrajeron la atención de la revista neoplasticista “De Stijl”, cuyos postulados siguió con fidelidad a partir de entonces. 
Arquitecto desde 1919, ganó el encargo de Truus Schroeder de levantar una casa para ella, ya viuda, y sus tres hijos, la Casa Schroeder (1924), en Utrecht, una vivienda barata y funcional que no acota el espacio y se expande en todas direcciones, permitiendo a sus habitantes disfrutar de independencia en sus rincones personales. Fue un éxito que convirtió a Rietveld en el referente arquitectónico del neoplasticismo racional, funcionalista y colorista de "De Stijl". La casa se conserva hoy tal cual, con todos sus muebles. [www.reitveldschroderhuis.nl
Truus con el tiempo se convirtió en su amante y ejerció de entusiasta mecenas, un apoyo constante para realizar sus ideas socialistas sobre el diseño de muebles innovadores (la silla Zig-Zag) y viviendas funcionales y económicas para un público de masas. Finalmente, en la morada de Schoeder pasó Rietveld los últimos días de su vida.

La silla Zig-Zag (1934).

Fuentes.
Internet.
Exposiciones.
<Gerry Rietveld: La revolución del espacio>. Weil am Rhein, Alemania. Vitra Design Museum (17 mayo-16 sepiembre 2012). Antológica. [http://www.vitra.com/es-es/collage/] Reseña de Zabalbeascoa, A. El creador de planos. “El País” Semanal 1.875 (2-IX-2012) 72-73. 

viernes, 31 de agosto de 2012

El historiador de arte Alejandro Vergara (1960).

El historiador de arte español Alejandro Vergara (1960), especialista en pintura flamenca y nórdica de la Edad Moderna.

Alejandro Vergara Sharp (Washington, DC, 1960), jefe de conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte de Europa en el Museo de Prado.

Fuentes.
Exposiciones comisariadas.
<Rembrandt, pintor de historias>. Madrid. Museo del Prado (15 octubre 2008-9 enero 2009). 40 obras. Comisario: Alejandro Vergara.
<Rubens. El espectáculo de la vida>. Madrid. Museo del Prado (5 noviembre 2010-23 enero 2011). 90 obras. Comisario: Alejandro Vergara. Reseña de J. Rodríguez Marcos. El Prado reivindica al rey de los pintores. “El País” (5-XI-2010) 40.

Libros.
Vergara, Alejandro (dir.). Diccionario del arte español. Alianza Diccionarios. Madrid. 1996. 833 pp. Una magnífica obra de consulta sobre los artistas y los movimientos.

 portada de 'Ganarse la vida en el arte, la literatura y la música'
Gomá Lanzón, Javier (dir.). Ganarse la vida en el arte, la literatura y la música. Textos de Francisco Calvo Serraller (arte), Juan José Carreras (Beethoven), Antonio Gallego (música), José-Carlos Mainer (literatura), Joan Oleza (Vicente Blasco Ibáñez) y Alejandro Vergara Sharp (Rubens). Galaxia Gutenberg. Barcelona. 2012. 256 pp. Estudia cómo los creadores se han ganado la vida y su influencia en el fenómeno creativo y en la personalidad del propio artista. 
Un resumen, introducción y acceso a las primeras páginas: [http://www.elboomeran.com/obra/1110/ganarse-la-vida-en-el-arte-la-literatura-y-la-musica/
Una reseña de José Bello Aliaga (17-III-2012) de la presentación en la Fundación Juan March de Madrid: [http://www.lacomarcadepuertollano.com/diario/noticia.php?dia=2012_03_17&noticia=2012_03_17_No_27.xml]


Artículos. Orden cronológico.
Vergara, Alejandro. Como Schopenhauer y Mark Twain en los Alpes. “El País” Babelia 1.083 (25-VIII-2012) 2. Los viajes de Schopenhauer (1804) y Twain (1879) en busca de “la percepción directa de las cosas mismas”, o sea del secreto escondido tras nuestra mirada a la realidad de la naturaleza. Del escéptico filósofo alemán cuenta: ‹‹Desde joven, escribe el filósofo, aprendió a no darse por satisfecho con las palabras que dan nombre a las cosas. Para él viajar contribuye a aclarar lo que el lenguaje ofusca. Ante el Mont Blanc se siente abrumado por la colosal masa de roca y nieve. Le maravilla la solemnidad y quietud que cobra la montaña blanca a la luz de la luna, y la belleza del color blanco azulado de los glaciares, especialmente el abismo azul que forma el Mer de Glace. La realidad objetiva y apabullante que tiene ante sí responde a leyes trascendentes y eternas, y tiene un efecto tranquilizador.›› Y Vergara concluye que ‹‹De forma similar a como lo hace la naturaleza, la obra de arte puede dar gobierno a nuestro instinto y ayudarnos a comprender cuestiones importantes para nuestras vidas›› y en consecuencia sugiere contemplar de Rubens obras del Prado como el Rapto de Ganímedes o Apolo, que suscitan pensamientos sobre el ansia de la belleza, la caducidad de la vida o el amor por los clásicos latinos.