viernes, 3 de julio de 2015

Arte mozárabe.

ARTE PRERROMÀNICO EN ESPAÑA: EL ARTE MOZÁRABE.
Introducción.
El arte mozárabe es el realizado por los constructores y artistas cristianos en Al-Andalus y por los emigrados del territorio musulmán a los reinos cristianos del norte, en los que se aúnan características del arte hispano-visigodo e islámico, junto a influencias bizantinas, carolingias, asturianas. Se considera que su datación se extiende por los siglos VIII a X y que su mejor periodo es esta última centuria.

LA ARQUITECTURA.
La arquitectura mozárabe se desarrolla sobre todo en el siglo X. Se caracteriza por el influjo islámico, con una pervivencia de la tradición visigótica, con elementos del arte carolingio. Hay una gran anarquía constructiva, con gran variedad de tipos, debido a la división política del norte cristiano de España. En la zona islámica tenemos los tempranos edificios de las iglesias de Bobastro (en Huesca) y de Santa Maria de Melque (Toledo), en el siglo IX, todavía de fuerte influencia visigótica.
Es característico el arco de herradura, más cerrado que el visigótico, con un alfiz islámico. El pilar compuesto es frecuente. Las columnas son monolíticas, de capitel corintio visigótico bizantinizante, con collarino de doble soga. Las bóvedas son de cañón y las cúpulas son sobre todo de gallones y de nervios, y también las hay de cascos, capialzadas y vaídas. Hay pocos contrafuertes, pero los muros son muy gruesos para compensar esta debilidad. Los materiales son modestos: de mampostería, ladrillo y sillar.
Las plantas son de reducidas dimensiones, de plantas latina o griega, con una o varias naves, y las estructuras son muy complicadas, con superposición de volúmenes, con muchos espacios pequeños, con altas cubiertas de valor constructivo y decorativo a la vez. El espacio interior es, por consiguiente, muy compartimentado, con cámaras de planta cuadrada o rectangular y canceles en el suelo.
Los aleros y cornisas (con canecillos) tienen como soportes a modillones de rollos islámicos, decorados con rosetas y otros motivos tallados a bisel visigóticos.




La iglesia del monasterio de San Miguel de Escalada (León) fue erigida hacia el año 900 por monjes cordobeses huidos de la represión religiosa, que montaron un conocido scriptorium monacal. Es el mejor modelo de la arquitectura mozárabe, con sus proporciones armoniosas debido a la división de la nave en tres espacios, los dos mayores con dos cuadrados perfectos de desiguales dimensiones. El cuadrado mayor es la nave principal, mientras que el menor, la iconostasis, se proyecta en su diagonal en un ábside lateral perteneciente al primer espacio, en la cabecera. Todo esto implica la típica compartimentación hispánica, como señala el historiador Chueca.



Es de tres naves, tiene cabecera tripartita con ábsides de planta de herradura, con una iconostasis en el crucero en nivel alto, con canceles. El interior tiene un paramento liso, columnas con capiteles corintios que soportan arquerías de arcos de herradura, con cubierta de madera a doble vertiente en la nave central. A los pies hay un contraábside, para uso como panteón.
Cuenta con un precioso pórtico exterior lateral de sentido longitudinal, con 11 arcos de herradura. Los volúmenes exteriores ascienden con un movimiento rítmico. Las ventanas son de diversos tipos: con dobles arcos de herradura inscritos, peraltadas, geminadas en la parte baja.
La decoración en relieve de la iconostasis tiene tallos recurvados, con frutos y pájaros enfrentados.

San Cebrián (o Cipriano) de Mazote (Valladolid) es una basílica con crucero bien marcado al exterior, con los extremos cerrados en semicírculo. Perdido el ábside, conserva aún el contraábside. Hay un relieve con los bustos de dos personajes, con rigidez bizantina, así como uno pocos capiteles y canceles mozárabes.



Santiago de Peñalba (León) es de una sola nave, cruz latina exenta, con excelente cúpula gallonada en el crucero y contraábside para función de enterramiento.






San Baudel (o Baudilio) de Berlanga (Soria) cuenta con una planta cuadrada, con una enorme columna en el centro, que se abre en arcos de herradura como las ramas de una palmera. Encima de la columna hay una cámara aislada (posiblemente para el tesoro). Los dos arcos torales inscritos del ábside son arcos de herradura. Las bóvedas de los espacios pequeños son nervadas, al modo islámico. Las columnas que sostienen la tribuna situada a los pies para los monjes tienen arcos de herradura muy abiertos (casi peraltados). En el exterior destacan sus modillones de rollos en la cornisa.

Otros edificios son San Miguel de Celanova (Orense), muestra de la difusión por el Noroeste, y San Millán de la Cogolla (Logroño), con sus bóvedas nervadas y modillones cordobeses.

LA MINIATURA.
Desde fines del siglo IX la actividad miniaturista de los artistas mozárabes alcanza su cima. Los monasterios serán centros muy activos en la creación de miniaturas, que tienen un gran papel en la difusión cultural.
Hay dos ámbitos: el dominio islámico en el que destacan los códices andaluces y toledanos, y el dominio castellano con sus notables Beatos.


Las miniaturas mozárabes son casi todas ilustraciones del Apocalipsis de San Juan y de los comentarios a este texto de Beato, abad del monasterio de Liébana, de Asturias, redactado antes del 785, para combatir la herejía adopcionista y que devino el texto más ilustrado de la España medieval. Por ello se les llama Apocalipsis del Beato de Liébana.


Los Beatos ilustrados de los siglos X y XI son unos 28, completos o en fragmentos. El más antiguo conservado es el Beato de la Pierpont Morgan Library, miniado por el monje Magius c. 926 (originario de Córdoba, muerto en 968), posiblemente en el monasterio de San Miguel de Escalada. Emeterio, discípulo suyo, acabó en 970 el Beato de Tábara. Emeterio, Senior y la pintora Eude terminaron en 975 el Apocalipsis de Gerona. En museos y bibliotecas se conservan casi todos.
En sus colofones hay abundantes datos sobre la fecha del manuscrito ilustrado, el lugar y a veces los nombres de los escribas-pintores, como prueba de su conciencia de ser artistas, como Vigila, que se autorretrata. La temática abunda en motivos del Diablo y el Infierno, como contraste con el Bien, para se entendidos por un público popular.
También se iluminaron Biblias, como la de la Catedral de León (c. 920), pero no tuvieron el mismo éxito.
La escuela mozárabe tiene características que la diferencian de las otras escuelas europeas, en especial su cromatismo y su expresionismo, con ilustraciones de figuras fantásticas alejadas del naturalismo clásico. Este gran énfasis en el cromatismo y lo expresivo le diferencia del excelente dibujo de la escuela anglosajona.


La perspectiva caballera superpone las figuras para dar una ilusión espacial. El dibujo, firme y redondeado, aunque de sólo regular calidad, está cargado de un intenso dramatismo. Los rostros se presentan frontalmente y tienen ojos de exorbitada mirada. Los pies están separados.
Hay pervivencias hispano-visigóticas, con entrelazado laberíntico, terminaciones zoomórficas (de origen carolingio o irlandés) y motivos islámicos en la ornamentación, en los arcos de herradura,  los vestidos...
Constituye el más antiguo ejemplo de un ciclo de imágenes religiosas realizadas en la Alta Edad Media. Son obras imaginativas y fantásticas, no narrativas-descriptivas (de acuerdo fielmente a un texto), son imágenes-comentario (según Grabar), que se inspiran libremente en las obras científicas antiguas, como en los árboles genealógicos, las perspectivas desde un borde de la página, los mapas geográficos con personajes y escenas, etc. Este modelo mozárabe será muy imitado en la Edad Media europea.
Además, el detallismo del mobiliario o del vestido es una preciosa fuente histórica (como comentaba el historiador Claudio Sánchez Albornoz) para el conocimiento de la vida cotidiana de aquella época.

FUENTES.
Internet.

Blogs.

Documentales / Vídeos.


Libros.
Fontaine, Jacques. L'Art mozarabe. Zodiaque. París. 1995. 427 pp. 96 ilus. b/n, 24 color.

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