COMENTARIO: LA CATEDRAL DE PALMA DE MALLORCA.
Vista aérea de la Seu, antes de construir el Parque del Mar. La Almudaina está a la derecha.
La obra.
La catedral de Palma, la Seu en catalán, es la sede episcopal de Mallorca, con advocación a Santa María. Por altura es la segunda más alta de Europa y probablemente una de las más espectaculares. Tiene una superficie aproximada de 6.000 metros cuadrados, con 109,5 metros de largo por 33 de ancho en el interior (en el exterior, 121 de largo y 55 metros de ancho en los puntos más distantes). Destaca a primera vista por su privilegiada situación, en el risco de la ciudad más cercano al mar, sobre la que se reflejó muchos siglos y también ahora sobre el lago del Parque del Mar.
Vista desde el sureste, con el ábside y en primer plano a la derecha el Palacio del obispo. Al fondo, a la izquierda, se ve la Almudaina.
La evolución de la obra.
La conquista por el rey Jaime I en 1229 llevó a la sustitución progresiva de la antigua mezquita aljama (la principal) de los musulmanes. Ya en 1230 el primer obispo, Ramon Torrella, consagró el ara del altar mayor, y según la tradición se puso en el centro bajo el altar una columnilla del templo paleocristiano o bizantino anterior a la conquista musulmana, un símbolo de la restauración del uso cristiano del lugar. Los documentos indican que se usó como catedral real desde un viaje del rey en 1237 y que se hicieron unas pequeñas obras de adaptación de la planta de la mezquita islámica, lo que permitió una primera consagración cristiana del edificio en 1269.
El gran impulsor de la construcción fue el hijo del primer rey aragonés, Jaime II (1276-1311), sobre todo a partir de 1300, cuando se construyeron los primeros grandes tramos comenzando por el ábside, situado en el lugar donde estaban siete casas musulmanas. Allí se levantó la Capilla Real o de la Trinidad, el espacio funerario destinado a los sepulcros de los monarcas de la Casa Real de Mallorca,
La parte principal se construye pues durante el siglo XIV, destacando los arquitectos (o maestros de obras) Ponç Descoll, Jaume Mates, Llorenç Tosquella y Berenguer de Montagut, registrados en los libros de cuentas de las obras de la catedral. La mano de obra consistía en albañiles y carpinteros, unos libres y otros esclavos, tantos que hacia 1390 los jurados de la ciudad pidieron al rey Juan I que se limitara el número de esclavos en la obra para sustituirlos por hombres libres venidos de la península y así favorecer la repoblación.
Se utilizó piedra de arenisca (marés) de gran calidad de Santanyí y, en menor medida, de Calvià, Llucmajor, Campos o Felanitx, que se llevaba a Palma por mar. Como anécdota, decir que se usaron hasta dos millones de huevos, cuya clara servía para proteger la piedra arenisca del aire salino procedente del mar.
A medida que se acababan los tramos se derruía la mezquita, que fue eliminada por fin en 1386. Las obras sufrieron diversos contratiempos, como las interrupciones por la crisis de la Peste Negra en 1348-1349 y en otras pestes, más las guerras y crisis económicas, o catástrofes estructurales como la caída de la bóveda central en 1490, probablemente causada por una secuencia de terremotos que la debilitaron.
En el siglo XV se concluyó la parte correspondiente a la Obra Vieja, que incorporaba el espacio hasta los dos portales, primero el del Mirador (hacia el mar) en la primera mitad del siglo, y el de la Almoina (la limosna), a finales del XV.
A principios del siglo XVI se prosiguió con la construcción del recinto del coro en el centro de la nave principal, que se interrumpe por la revuelta de la Germania mallorquina en 1521-1523, y se reanuda hacia 1530 por el arquitecto y escultor Juan Salas.
Un nuevo impulso llega a partir de 1570, cuando se levanta lo que se llama la fábrica de la Obra Nueva, que incluye los cuatro últimos tramos, la fachada principal y el portal mayor. El templo fue considerado terminado y nuevamente consagrado en 1601, aunque las obras seguían en 1630.
Hipotético plan de las obras en el siglo XIV, nunca terminado porque el nuevo campanario previsto (a la izquierda) no fue construido y se mantuvo el primero, en el mismo lugar del minarete musulmán, revistiéndolo y elevándolo en unas obras que terminaron en 1498.
Fachada mayor en los inicios del siglo XIX. A la izquierda se ve el campanario, en la plaza de la Almoina. No se ven los dos portales menores que existían a los lados del Portal Mayor, y que estaban tapiados desde fecha incierta.
En los siglos XVII y XVIII llegan la sucesivas influencias del Barroco, el Rococó y el Neoclasicisimo, que llenaron las capillas del interior de la catedral de retablos, pinturas y esculturas propias de la espiritualidad contrarreformista, como el famoso retablo barroco del Corpus Christi, el claustro y la nueva sala capitular.
En época contemporánea destaca la reforma de la fachada principal en la segunda mitad del siglo XIX, debido al gran terremoto de 1851, que hundió una terraza y dejó dañada la fachada principal que miraba hacia la Almudaina. La reforma siguió un proyecto de 1854 del arquitecto español de origen francés Juan Bautista Peyronnet (1812-1875), influido por la catedral italiana de Orvieto, y la terminó en 1885-1887 el arquitecto español Joaquín Pavía. Al final, quedaron dos grandes torres macizas y un frontón, de un estilo neogótico pesado y demasiado horizontal, tal vez para prevenir futuros terremotos.
Vista de la parte suroeste de la Seu, con una de las torres a la izquierda de la reforma de Peyronnet y Pavía.
A finales del siglo XIX era evidente que la catedral sufría dos grandes problemas en su interior.
El primero era su oscuridad, en contradicción con la estética luminosa del gótico, porque la gran mayoría de los ventanales, pensados inicialmente para tener vitrales, estaban tapiados, debido al elevado coste del mantenimiento de las vidrieras y que su sitio estaba ocupado por retablos.
El segundo era que el coro gótico, instalado en la nave central, dificultaba la visión del presbiterio y la unidad visual del interior.
Fue la intervención de Antoni Gaudí en 1904-1914 la que ayudó a dar mayor visibilidad al interior, al resolver estos dos problemas, abriendo muchos ventanales, quitando el coro y arreglando el presbiterio con el baldaquino y otras obras menores.
La intervención más reciente de Miquel Barceló en 2006, su mural cerámico en la Capilla del Santísimo, ha continuado con la tradición de renovación formal de la que era ejemplo la intervención de Gaudí.
Análisis formal.
La estética gótica del templo resalta en la escasa decoración interior y exterior, las numerosas vidrieras y los grandes rosetones, y la altura de los esbeltos pilares octogonales, todo lo cual da un aire austero y luminoso al edificio.
Arbotantes de la catedral.
En el exterior el templo tiene una sólida pero ligera estructura de arcos arbotantes sostenidos en poderosos contrafuertes muy profundos, entre los que se colocaron contrafuertes más bajos, lo que otorga una notable verticalidad al conjunto exterior, equilibrada con molduras horizontales que se cruzan con los elementos verticales para crear una armoniosa compartimentación geométrica; todos los contrafuertes, altibajos, están coronados con pináculos, y llevan gárgolas.
La parte más voluminosa del templo es la cabecera, formada por un conjunto de tres ábsides independientes, que se corresponden con las naves interiores, de modo que el central es más profundo que los dos laterales.
Esta estructura ha dado pie a una larga polémica en la interpretación, con tres teorías dominantes:
-La tesis más antigua, pero ahora desestimada por todos, es que el plan inicial sería muy similar a la estructura actual.
-La tesis del arquitecto Guillem Forteza es que la idea inicial en 1300 del arquitecto Ponç Descoll y su primer sucessor Jaume Fabre sería una iglesia bastante menor que la actual, con una anchura y altura similares a la del ábside principal de la Capilla Real.
-La tesis más aceptada hoy es que hubo una idea inicial de hacer ya tres naves, entonces todas de una altura parecida y más bajas que en la actualidad, según el modelo de planta de salón (la hallenkirche), como en la iglesia de Santa María del Mar y la catedral de Barcelona, y que posteriormente en 1343, con la anexión definitiva a la Corona de Aragón, y a propuesta del arquitecto Berenguer de Montagut u otros, se hicieron dos cambios: aumentar la altura de la nave central destacadamente hasta los 44 metros y crecer también las naves laterales, pero a un nivel inferior a la central, lo que varía la idea de una inmensa planta de salón de altura similar.
El ábside, con una parte del campanario a la derecha.
El campanario fue terminado en 1498, al final de la plaza de la Almoina en la fachada norte, sobre y alrededor del minarete de la mezquita, lo que explica que esté descentrado respecto al plano del templo. Es de planta cuadrada y tiene una altura de 48 metros, con una escalera interior de caracol de 215 escalones. El estilo es gótico y destaca la decoración de modillones en los pisos, que en el último tramo tienen ventanas ojivales por donde se ven las nueve campanas, la mayor de las cuales se dice de Eloi, de dos metros de diámetro y 4.517 kilos, que necesitaba 12 hombres para hacerla sonar. La parte superior tiene una barandilla calada.
Sala capitular gótica (en la actualidad antesala capitular), con la tumba de Gil Sánchez Muñoz. Al fondo se ve la sala capitular barroca.
Lápida de Gil Sánchez Muñoz. Como anécdota, sobre su tumba pende un sombrero. El obispo Gil Sánchez Muñoz (1370-1447), antipapa Clemente VIII hasta 1429 y compensado después con el obispado de Mallorca, quería dominar simbólicamente después de muerto a los canónigos de la catedral, que le odiaron en vida, y dispuso que su tumba sirviera de mesa para las reuniones del cabildo catedralicio y su sombrero (capello) estuviera encima.
Al lado del campanario están el pequeño claustro y las dos salas capitulares, la gótica (de los siglos XIV-XVI) y la barroca (1691-1701, de planta elíptica), espacios donde ahora se guardan muchas importantes reliquias y obras de arte, como la custodia procesional, la tumba de Gil Sánchez Muñoz, los dos famosos Rimmonim de Cammarata (Sicilia), del siglo XIV, la Veracruz, dos grandes candeleros de plata del siglo XVIII, pinturas góticas, pruebas de la gran riqueza de la Iglesia en el pasado.
Las fachadas del templo cuentan con tres grandes portales.
El Portal del Mirador, dicho antes de los Apóstoles, está en la fachada sur, divisando el mar. Fue proyectado por el escultor Pere Morey en 1389, y con él trabajó el arquitecto y escultor Guillem Sagrera, con un grupo de escultores, terminando la estructura en 1401, aunque no se pusieron todavía las esculturas en los nichos laterales.
La forma es un gran arco ojival, con decoración de tracería geométrica y vegetal. El propio Morey esculpió la imagen del mainel o parteluz (la columna central), la Virgen del Mirador. En las arquivoltas existen esculturas de profetas y patriarcas, ángeles y músicos. En el tímpano, obra del escultor borgoñón Jean de Valenciennes y de su taller (Henry Allemand, Pierre de Saint-Jean), hay un magnífico repertorio iconográfico dedicado al tema de la Eucaristía (bien estudiado por el iconólogo Santiago Sebastián), con relieves de la Santa Cena, Dios Padre y seis ángeles adoradores.
El Portal de la Almoina en una foto h. 1900, a la derecha, con la base del campanario enmedio y la Casa de la Almoina a la izquierda.
El Portal de la Almoina (Limosna) está en la fachada norte y fue erigido en estilo gótico muy austero, sin profundidad, con un desvío, arquivoltas ojivales decoradas con ornamentos vegetales de flor de carlista, un tímpano con una imagen de la Inmaculada Concepción (de finales del siglo XVI), todo enmarcado por un arrabá sencillo. Fue construido hacia 1498 por Francesc Sagrera, hijo de Guillem Sagrera. Cerca está la Casa de la Limosna, que ahora es el archivo de la Sede y en la Edad Media era donde se repartía la limosna recaudada por los pobres y también era conocida como la Casa de las Escuelas porque se enseñaba el catecismo y conocimientos prácticos a los niños analfabetos.
Detalle del Portal Mayor.
Entrada del Portal Mayor, con una vista del interior. En el centre se ve el coro gótico que quitó Gaudí.
El Portal Mayor, en la fachada oeste, dedicado a la Purísima (recordemos que el templo está dedicado a Santa María), fue construido entre 1594 y 1601 por Miquel Verger. Es de un estilo que pertenece al Manierismo (o Renacimiento tardío) y muestra la Inmaculada Concepción en una bóveda de casetones, rodeada por los 15 símbolos de la letanía mariana, bajo el escudo del obispo Joan Vich i Manrique, que consagró el portal y el templo en 1601, terminando así la obra oficial de la Seo. A los lados hay nichos con esculturas de San Gregorio y San Jerónimo a la izquierda, San Ambrosio y San Agustín a la derecha, y en la parte superior San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
El frontón por encima del Portal Mayor tiene un relieve de la Dormición de la Virgen María, del escultor Marc Llinàs, y una imagen de la Asunción de María, de Lluís Font, y en los lados hay esculturas de Ramon Llull, Sant Pedro, San Pablo y Santa Catalina Tomàs, del escultor Guillem Galmés
Planta del interior, sin los edificios anejos de campanario y salas capitulares.
Alzado transversal del interior. Se reconocen los contrafuertes y los arbotantes.
En su interior el templo tiene una planta basilical sin brazos, de tres naves, con una cabecera plana. La nave central mide 75.5 metros de largo por 19,5 de ancho, con 44 metros de altura. Ambas naves laterales tienen 86 metros de largo por 10 de ancho, con 30 metros de altura. La impresión visual es de una gran unidad así que algunos autores clasifican el interior como de 'planta de salón' (hallenkirche) al igual que la iglesia de Santa María del Mar de Barcelona, pero la importante diferencia de altura entre la nave central y los laterales impide clasificarla así.
Las tres naves están separadas por 14 pilares octogonales altos y esbeltos, sin columnas adosadas, que posibilitan la excepcional altura de la iglesia en la nave central y 30 en las laterales), la segunda catedral gótica más alta de Europa, y cuenta con capillas laterales que se abren entre los siete contrafuertes de cada lado. Las bóvedas son de crucería sencilla.
El interior en el siglo XIX, con vistas a la bóveda de la nave central con el coro y los retablos de la cabecera que retiró Gaudí. El templo era mucho más oscuro que hoy.
El interior hoy, con una vista de la bóveda de la nave central y del rosetón central.
Plano hacia 1900, con el coro gótico situado todavía en el centro de la nave central.
Al fondo de la cabecera, en un nivel más alto, tenemos el presbiterio donde está el altar cubierto con un baldaquino de Gaudí, y el coro alrededor de los muros, decorados con cerámicas de Gaudí y de su ayudante Jujol. Detrás está, en un nivel más elevado la Capilla Real o Capilla de la Trinidad, en un nivel más elevado, donde está el Panteón Real, obedeciendo la orden en 1306 del rey Jaume II.
Enfrente del presbiterio, a los lados, están los dos púlpitos de Juan de Salas, esculpidos en estilo renacentista hacia 1529-1531. Salas también hizo el portal del coro, puesto después por Gaudí en el lado izquierdo de la catedral.
A los lados de la Capilla Real hay dos capillas pequeñas, dedicadas a San Gabriel (izquierda, mirando al altar) y Santa Eulalia (derecha).
Retablo barroco de la Capilla del Corpus Christi, obra de Jaume Blanquer después de 1626. Su estilo barroco se evidencia en un decorativismo recargado y teatral, y en el movimiento avanzado de las dos alas laterales.
A los lados de la cabecera, al final de las dos naves laterales, vemos las capillas del Corpus Christi (a la izquierda, con un gran retablo barroco del mismo nombre, el mejor del templo) y del Santísimo Sacramento (a la derecha; antes se llamaba de Sant Pedro y aquí se inauguró en 2007 la intervención de Miquel Barceló, con un gran mural cerámico).
Bajando desde la cabecera a los pies de la iglesia por la izquierda encontramos siete espacios entre contrafuertes: la Capilla de San Jerónimo (con un retablo renacentista tardío de 1600 y la tumba neoclásica del Marqués de la Romana), la Capilla del Santo Cristo del Descendimiento, la Capilla de la Piedad, el atrio de la sacristía de Vermells (Rojos, antes Capilla de Santa Catalina), la salida de la portalada de la Almoina (es más ancho que los espacios vecinos, actuando como brazo de un transepto destacado en planta, la bóveda de arista es única en el templo, porque las demás son de crucería) y se relaciona con el opuesto Portal del Mirador, la Capilla de San José, la Capilla de Santa Eulalia y la Capilla de la Purísima.
A los pies, a los lados, hay dos espacios: a la izquierda del Portal Mayor la Capilla del Santo Cristo de las Almas, y a la derecha el Baptisterio neoclásico.
Subiendo desde los pies hacia la Capilla del Santísimo Sacramento, nos encontramos con la Capilla de San Benito, la Capilla del Sagrado Corazón (antes de San Vicente), la Capilla de Nuestra Señora de la Asunción, la salida de la portalada del Mirador (nuevamente, como su hermano del otro lado, es más ancho que los espacios vecinos, actuando como brazo de un transepto destacado en planta), la Capilla de San Bernardo, la Capilla de San Martín, la Capilla de Nostra Señora de la Corona y la Capilla de San Antonio (antes Capilla de San Guillermo).
El rosetón de la nave central, sobre la cabecera.
Las 61 vidrieras (el proyecto inicial exigía 87, pero todavía faltan por abrir 26) y los siete rosetones crean un espacio luminoso y sagrado.
Los vitrales de la nave central representan el cántico de alabanza que todas las criaturas entonan en el Creador, y los de las dos naves laterales reproducen escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Los cinco rosetones presiden las naves, siendo el mayor el que corona el ábside, un rosetón con 11,5 metros de diámetro interior y 12,55 de exterior, que señala la estrella de la mañana, el símbolo de Cristo resucitado; se abrió en 1370 pero los cristales actuales son de 1599. Es el segundo gótico más grande del mundo después del de Estrasburgo (de 15 metros de diámetro, diseñado por Erwin de Steinbach después de 1284 y hasta 1318 pero que algunas fuentes consideran erróneamente neogótico).
Sección longitudinal antes de la reforma de Gaudí.
Sección transversal antes de la reforma de Gaudí.
Vista de la nave central, con el coro gótico, antes de la reforma de Gaudí.
Baldaquino de Gaudí, cubriendo el presbiterio.
El arquitecto catalán Antoni Gaudí, contratado por el obispo Pere Joan Campins, hizo hacia 1904-1914 una gran reforma modernista del interior: levantó el coro gótico central que estaba en la nave central y obstruía la visión de la cabecera, quitó los dos retablos del ábside y los sustituyó por una decoración cerámica diseñada con su ayudante Josep Maria Jujol, puso un baldaquino sobre el altar en el centro, dispuso la sillería del coro para los sacerdotes a su alrededor, y dejó las naves libres a los fieles.
La decoración de Miquel Barceló en la Capilla del Santísimo Sacramento.
Vistas central (sin elementos de culto) y lateral.
La última gran intervención ha sido reciente y sustituyó un retablo neoclásico de menor valor artístico, por una extraordinaria obra contemporánea, presentada como “La catedral bajo el mar”, por el polifacético artista (pintor, escultor, grabador y ceramista) Miquel Barceló Artigues (Felanitx, Mallorca, 1957). Decoró la Capilla del Santísimo Sacramento (conocida también como Capilla de San Pedro), situada en el ábside lateral derecho de la cabecera del templo gótico, con una monumental obra cerámica y cinco vitrales. La iniciativa, impulsada por la Fundació Art en la Seu , se realizó en 2000-2006 y fue inaugurada el 2 de febrero de 2007 con una ceremonia oficiada por el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, y presidida por los reyes Juan Carlos y Sofía.
El mural cerámico policromado de 300 metros cuadrados representa tres frescos, centrados en la multiplicación de los panes y los peces según el Evangelio de San Juan. El mayor problema técnico planteado fue "las enormes placas de arcilla" que "se tuvieron que cocer en un horno gigante fabricado para la ocasión" consiguiendo una obra que llega "a alcanzar los 14 metros y transmiten la impresión de encontrarse bajo el mar". Barceló produjo el mural en Vietri sul Mare (Nápoles) en colaboración con el ceramista Vincenzo Santoriello.
El fresco de la izquierda muestra una gran ola que transporta peces, pulpos y en general "criaturas marítimas" que en la parte superior están vivas y nadando y en la inferior, que es cuando se abren se convierten en "pescados".
El fresco central está enmarcado por dos cuevas y presidido por un Cristo resucitado de proporciones humanas, tanto que ha sido asimilada a la misma silueta de Miquel Barceló hecha casi transparente, sobre un sagrario dorado. La representación figurativa de Cristo, un Jesús espiritual que trasciende la muerte y se funde con la naturaleza, ha sido sorprendente, porque ha simplificado la mayoría de los signos que configuran el hombre, para realzar la condición humana universal, por encima del género sexual. La referencia de las tinajas es el milagro de las Bodas de Caná, cuando el agua se transformó en vino.
El fresco de la derecha representa los panes que, por extensión, son todos los frutos de la tierra o alimentos terrestres con sandías y racimos de uva madura.
La intervención del artista mallorquín en la capilla también incluye cinco vitrales de doce metros de altura, fabricados en Tolosa de Languedoc en el taller de Jean-Dominique Fleury, y el mobiliario litúrgico complementario creado con piedra de Binissalem.
Significado de la Catedral.
Muchos de los templos actuales se levantan sobre templos anteriores, incluso de culturas y religiones muy distintas, porque conservar el carácter sagrado de un espacio es una tendencia natural de los pueblos. La catedral o Seu de Palma es un buen ejemplo de esta tradición, pues en el espacio hubo probablemente un templo romano convertido hacia el siglo IV en iglesia paleocristiana (de la que parece que hoy queda sólo una columnita debajo del altar, según la tradición), convertido en el siglo X en mezquita, finalmente reconvertido en iglesia cristiana en 1230 hasta que se derribó del todo en 1386 para dar espacio al templo de nueva planta.
La catedral palmesana es estilísticamente una obra maestra del gótico tardío catalán o mediterráneo, teniendo un referente muy similar en la catedral de Manresa, resultado de la influencia catalano-aragonesa después de la conquista de 1229 por el rey Jaime I. Pero la mallorquina destaca por su unidad espacial y economía de medios. Joan Rubió Bellver, el arquitecto de la Seu en la época de la reforma de Gaudí, explicaba en Conferencia sobre los conceptos orgánicos, mecánicos y constructivos de la catedral de Mallorca (Barcelona, 1912): ‹‹La catedral de Mallorca es sin duda la que con menor cantidad de materiales vistos desde el interior, encierra dentro de ella un mayor volumen de espacio útil. De todos los edificios construidos en estilo gótico, por ser el que tiene la nave lateral más alta, la nave central más espaciosa y las columnas más altas y más delgadas, es sin duda el que con mayor aprovechamiento para la organización del edificio, ha utilizado los medios constructivos del arte gótico.››
Los gremios, las iglesias, las órdenes religiosas y todos los estamentos del Reino de Mallorca participaron en la financiación, larga y costosa, una prueba excepcional de la profunda religiosidad del pueblo en la Edad Media.
La catedral palmesana conjuga la verticalidad con la horizontalidad, y destaca por la luminosidad, que se vincula en el Gótico con la idea de la presencia divina, y aquí simboliza la Jerusalén Celestial.
Este templo tiene tres finalidades principales: templo mariano, templo de coronaciones reales y panteón real.
Fue erigido como templo mariano para agradecer la ayuda divina en la conquista de Mallorca. Así, tiene la advocación de la Virgen María o Santa María, a la que fue consagrada por el primer obispo, Ramón de Torrella. Sede episcopal desde entonces, es considerada la principal iglesia de la isla.
Sirvió como templo para las solemnes coronaciones reales y todos los reyes que han venido desde entonces a Mallorca han participado en una misa solemne, que aumenta su legitimidad.
Finalmente, es el templo que alberga el mausoleo o panteón real, un monumento por las tumbas de los monarcas, desde que el rey Jaime II, en su testamento de 1306, expresó la voluntad de ser enterrado en la capilla de la Trinidad, la cual acababa de iniciarse;. En ella están enterrados dos reyes de la dinastía real mallorquina, Jaime II y Jaime III. Incluso hasta la reforma de Gaudí de 1904-1914 el catafalco neoclásico de Jaime II estuvo en medio de la vía sacra que conectaba el corazón con el presbiterio, es decir, en medio de la catedral.
Fuentes.
Internet.
Documentales / Vídeos.
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Libros.
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Gambús Saiz, Mercè. Itinerarios arquitectónicos de las Islas Baleares. Govern Balear. Palma de Mallorca. 1987. 187 pp. La Seu (32-34).
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Llabrés, Pere Joan (texto); Puig, Jordi (fotos); Vivas, Pere (fotos). Gaudí a la Catedral de Mallorca. Triangle Postals. Palma de Mallorca. 2005. 144 pp.
Pons i Marquès, Joan. Art i cultura. Sa Nostra. Palma. 1978. 272 pp.
Rubió Bellver, Joan (1871-1952). La catedral de Palma. J. Bartra Laborde. Barcelona. 1912. 59 pp.
Sebastián, Santiago. Arte (147-315), en AA.VV. Baleares. Publicaciones de la Fundación Juan March / Editorial Noguer. Madrid / Barcelona. 1984. 369 pp. Catedral de Palma (190-198, 354).
Von Simson, Otto. La catedral gótica. Los orígenes de la arquitectura gótica y el concepto medieval de orden. Alianza. Madrid. 1980 (1956). 322 pp.
Artículos.
Manresa, Andreu. La catedral de Mallorca, l'obra de la Seu. “Quadern El País” 486 (23-I-1992) 6.
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