martes, 12 de febrero de 2019

Comentario: Lamentación sobre el Cristo muerto (1305-1306), de Giotto.

Comentario: Lamentación sobre el Cristo muerto (1305-1306), de Giotto.


Descripción.
El gran proyecto de Giotto en el que alcanza la cumbre de su creación madura es el ciclo de los frescos (1305-1306) en la Capilla de los Scrovegni o Capilla de la Arena (construida sobre las ruinas de la arena de un anfiteatro romano). Las pinturas llenan toda la nave con escenas del Juicio Final, la vida de la Virgen y sus padres, la Anunciación y la vida de Cristo.


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La Lamentación está a la derecha.


El fresco de La Deposición de Cristo (también llamado La Lamentación o Cristo muerto), situado en la pared norte de la capilla, en un tamaño de medio natural (200 x 185 cm), plasma un drama de un dolor conmovedor por su realismo en la apariencia de los rostros, las lágrimas y los gestos de los numerosos seguidores congregados alrededor del cadáver. 

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San Juan.

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La Virgen María.

Nicodemo y José de Arimatea.

Destacan varios personajes: María le acoge con amor maternal en sus brazos (en un gesto que se emparenta con su abrazo al niño recién nacido en otra escena), María Magdalena sostiene sus pies (como el día en que le conoció) y San Juan asiste de cerca al momento que como testigo privilegiado narrará en su Evangelio, mientras Nicodemo y José de Arimatea, a la derecha, más contenidos, acompañan en el dolor. La mayoría de los asistentes más cercanos son santos señalados con el nimbo sagrado.



El Nacimiento, con su amoroso abrazo maternal, es de una composición en parte similar a la Lamentación, trazando el camino desde el inicio al final de la vida.

Analisis formal.


Los personajes son retratados con características individuales en el cuerpo y el rostro, con una acusada volumetría carnal, una tridimensionalidad enfatizada por las líneas amplias y redondeadas, con colores en los que el claroscuro tonal de una paleta de colores muy rica aunque suave apunta a un realismo anatómico y en los ropajes que enlaza con el mejor naturalismo de las piezas de la antigua escultura romana que habían pervivido en la Italia medieval, por lo que se ha sugerido que Giotto las estudió con detenimiento.

Los individuos que presencian el espectáculo expresan su grave agitación espiritual, su honda emotividad ante un momento de crisis, aunque se equilibra el dramatismo con la contención de la serenidad clásica, unos de pie, otros sentados, algunos mostrando sus rostros acongojados, otros abriendo los brazos, o llevándose las manos a la cabeza con un dolor irreprimible, y otros escondiéndose como avergonzados de que se vea su insoportable sufrimiento, dándonos la espalda, en una novedad que no se había visto hasta entonces en la pintura. ¡Qué ruptura respecto al principio de la frontalidad! ¿Qué busca el artista? ¿Estas dos figuras encubiertas somos tal vez nosotros mismos, espectadores del fresco que nos introducimos en la escena en primer plano? Giotto muestra a estos primeros cristianos expresando sus sentimientos y a la vez dominándolos. Y nos reta con su atrevimiento artístico al romper con las convenciones formales más tradicionales.
La escena se compone en un espacio creíble, un paisaje de montaña con cierta perspectiva empírica (todavía no ha llegado el tiempo de la perspectiva lineal), en el que las figuras se mueven de forma natural, como si asistiéramos a una escena teatral.

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El árbol solitario y sin hojas en la colina del fondo a la derecha sugiere el horror de la muerte, pero se equilibra con los ángeles entristecidos, agónicos, que sobrevuelan la escena recortados en escorzos en el cielo azul, y, sobre todo, con el compacto grupo de dolientes de la izquierda.
Más recóndita es la excelente composición lineal entre la base del árbol y las cabezas de San Juan, la Virgen y Cristo, que lleva nuestra mirada descendiendo desde el primero hacia el Salvador.

Significado.
La fuente literaria de esta escena religiosa es el Evangelio según San Juan, 19, 38-42:
‹‹Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo aquel que anteriormente había ido a verle de noche con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.››
La representación de Jesús como un mortal humano nos lo acerca a nuestra sensibilidad. Mas la muerte es una etapa hacia la Resurrección y el dolor inevitable ante la pérdida del ser amado será apaciguado con la certeza de un nuevo Mañana. El árbol mustio en el invierno volverá a tener hojas y vida en la primavera. 

Contexto histórico-artístico.
Giotto siguió la tendencia de su maestro Cimabue hacia una mayor libertad formal, de acuerdo no solo a una voluntad de innovación sino también a un cambio en el gusto artístico de los comitentes, que buscaban obras más elegantes y naturales, que comunicaran mejor un mensaje religioso más amable a las gentes urbanas más cultas y libres del Gótico, en contraste con las ignaras y más sujetas a la jerarquía feudal del Románico que veían a los personajes sagrados como jueces castigadores.
Sus contemporáneos quedaron conmocionados ante su genio, y eclesiásticos, reyes, príncipes, nobles y burgueses le solicitaron e incluso le dieron su amistad. Su mayor comitente fue la orden franciscana:, que le encargó los dos ciclos de frescos para la basílica de San Francisco de Asís, y más tarde la decoración de las capillas de la basílica de Santa Croce en Florencia, sendos homenajes a su fundador, un revolucionario en la Iglesia de su época, y en coherencia buscaron a un artista revolucionario, Giotto.

Giotto es en suma, el gran innovador del Trecento florentino, al imponer el gusto por la individualidad naturalista, la expresividad serena y la perspectiva real, dejando atrás los modelos bizantino y gótico de la figura bidimensional representada con colores planos. Sus avances revolucionarios preceden al Renacimiento y son el fundamento imprescindible de los hallazgos de Masaccio, Della Francesca, Leonardo o Rafael.

FUENTES. 
Internet.

Documentales / Vídeos.

La Cappela degli Scrovegni – Giotto. 16 minutos. Italiano.

La Lamentación sobre Cristo muerto. Academia Khan. 6 minutos. Inglés.

La Lamentación sobre Cristo muerto. 3 minutos. 

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