sábado, 27 de octubre de 2018

El artista alemán Max Beckmann (1884-1950).

El artista alemán Max Beckmann (1884-1950).

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Autorretrato en Florencia (1907).

Max Beckmann (Leipzig, 1884-Nueva York, 1950), pintor ante todo aunque también un notable escultor y grabador, fue una de las grandes figuras de la pintura expresionista alemana del periodo de entreguerras, aunque él siempre rehusó esa etiqueta, y era formalmente un vanguardista que tomaba como referencia a Picasso.
Ya era un artista reconocido antes de la Gran Guerra, que supuso un corte brutal en su temática, que evolucionó desde los retratos autobiográficos hacia obras de un fuerte simbolismo, a menudo con motivos religiosos, como los nueve grandes trípticos inspirados en la pintura bajomedieval alemana. Su obra transgrede las convenciones sociales de su época y lanza una feroz crítica al militarismo y la intolerancia, lo que explica el rechazo nazi al artista y su exilio a partir de 1937 (el mismo día en que Hitler inauguraba en Múnich la exposición de "arte degenerado"), para instalarse en Ámsterdam (1937-1947) y finalmente en Nueva York (1947-1950). Nunca regresó a Berlín.

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La sinagoga de Fankfurt (1919).

Ángeles García resume en El gran cronista de la Alemania del XX [“El País” (25-X-2018)] las explicaciones de Tomàs Llorens: ‹‹Autor de una obra vitalista, radical, sensual, erótica, violenta y cruel, (…) utilizó las metáforas para narrar la trágica historia del siglo XX. Dos guerras mundiales y un exilio que le llevaría a deambular por Europa y Estados Unidos para nunca más volver a su tierra. Considerado como el artista más representativo de la cultura alemana  (…) Beckmann intentó hacer un arte puramente alemán, quería contar la vida. “Es un gran pintor que se vale de las metáforas para narrar lo malo que le tocó vivir en el XX”. Individualista feroz y enemigo de toda etiqueta, la actitud de Beckmann frente al arte podría compararse a las de Van Gogh, Cézanne y Picasso: hizo en todo momento lo que quiso al margen de las tendencias.

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Fragmento de Autorretrato con copa de champán.

Llorens describe al artista como un hombre afable, atractivo, bebedor y mujeriego que se casó en dos veces. La primera con la soprano Minna Tube, con quien tuvo a su único hijo, y después con la artista Mathilde von Kaulbach, Quappi, modelo de decenas de sus obras, como Quappi con suéter rosa (1932-1934), propiedad del Thyssen. (…)

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La noche (1919).

[El primer periodo de su vida en Alemania] desde las vísperas de la Primera Guerra Mundial hasta el ascenso del nazismo en 1933. Periodo en el que consigue un gran reconocimiento y que termina con su expulsión de la Escuela de Fráncfort y la llegada de Hitler.

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El hijo pródigo (1949). Sprengel Museum, Hannover.

[El segundo periodo de su vida transcurre en el exilio] El mismo día en el que se inauguró la muestra de arte degenerado [Entartete Kunst], Beckmann se trasladó a Ámsterdam. De este periodo son los trípticos (se exponen tres de los nueve que se conservan), un formato adoptado de los maestros antiguos alemanes. El hilo conductor del resto es el exilio. Sobre grupos de personajes caricaturizados y de fuerte colorido, la máscara se convierte en la gran protagonista. Tumultos de identidades confundidas abarrotan sus cuadros. Es la metrópolis moderna donde las identidades desaparecen. Finalmente, el mar es el motivo para hablar de la lejanía y del exilio, de lo inconmensurable y lo desconocido. En este apartado destaca su tríptico Los argonautas, que terminó el 27 de diciembre de 1950. Ese mismo día murió de un ataque al corazón en Nueva York.›› 

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Los Argonautas (1950). Su última obra. Apuntó en su diario: "hoy he terminado la obra después de más de año y medio de trabajo". Entonces se premió con un rato de asueto y salió a visitar una exposición en el MET. Cayó fulminado antes de llegar.

Manuel Vicent explica en Max  Beckmann, el exorcista [“El País” (25-X-2018)] ‹‹(…) era reacio a que le encasillaran como expresionista. Rechazaba cualquier etiqueta. De hecho, después de la Primera Guerra Mundial, durante la República de Weimar, fue académico de las Artes, gozaba de reconocimiento y prestigio, exponía con éxito en las mejores galerías, impartía clases en centros oficiales y era agasajado por la crítica y por los representantes de la cultura establecida. Pero pasó el tiempo y, en abril de 1936, Beckmann se encontraba en Baden Baden, donde se celebraba también una fiesta y los acordes del vals sonaban bajo los mismos tilos en flor de 1914. Desde allí escribió a su segunda mujer, Matilde von Kaulbach, más conocida por Quappi, una carta llena de amarga ironía en la que describía el tenso ambiente que se respiraba entre los huéspedes del balneario: “Hoy vuelve a ser un radiante día de primavera en honor del Führer, con muchas esvásticas ondeando. Qué fantástico poder vivir este momento”. En poco tiempo, Beckmann pasó de recibir toda la veneración a ser acusado de bolchevique cultural por el Gobierno.
En 1937, comenzó el ataque sistemático del ministro de Propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels, contra el arte moderno. Muchos cuadros de Beckmann fueron descolgados de los museos alemanes y sirvieron de tope en las puertas de los despachos de los burócratas del nacionalsocialismo, mientras se preparaba la gran exposición del arte degenerado en Múnich, donde los cuadros de los expresionistas se presentaron mal colgados, torcidos y arrumbados, de forma que el público pudiera someterlos a burla y desprecio. A partir de ese momento, Beckmann decidió abandonar Alemania y expresó ese propósito a algunos amigos exiliados. Hedda, una de las hermanas de Quappi, residente en Ámsterdam, a la sazón de paso por Baviera, simuló un viaje familiar y se los llevó a Holanda. El pintor ya no volvería más a su país. (…)
En la etapa anterior a la Gran Guerra, Beckmann expresó su mundo con figuras redondeadas y con una serie de autorretratos. Luego, bajo el espejo evanescente de los felices años veinte, los burgueses decidieron olvidar la pasada carnicería y volvieron a bailar el vals y, mientras esta alegre fiesta sucedía, las criaturas de Beckmann comenzaron a adquirir una contorsión corporal casi diabólica, que no era sino la premonición de otra inminente tragedia que llegaba con la ascensión de Hitler al poder. Poco después, las imágenes de los campos de concentración convirtieron a Beckmann en un exorcista. El carnaval de violencia continúa, de forma que hoy el expresionismo de Max Beckmann se hace actualidad en cada telediario con la sucesión grotesca de cuerpos mutilados.››

Fuentes.
Internet.

Exposiciones.
<Max Beckmann. Retrospektive>. Munich. Haus der Kunst (25 febrero-22 abril 1984). Berlín. Nationalgalerie (18 mayo-29 julio). Saint Louis Art Museum (7 septiembre-4 noviembre). Los Angeles County Museum of Art (6 diciembre 1984-10 febrero 1985). Cat. 481 pp.
<Max Beckmann. Opere grafiche 1911-1925>. Città di Castello. Palazzo Vitelli (22 agosto-15 septiembre 1985). Cat. Ed. Vangelista. 139 pp.
<Max Beckmann 1950. Hinter der Bühne>. Frankfurt. Städttischen Galerie (1990). Cat. 112 pp.
<Max Beckmann. Gemälde 1905-1950>. Leipzig. Museum der Bildende Künste (21 julio-23 septiembre 1990). Frankfurt. Städtische Galerie (10 octubre 1990-13 enero 1991). Cat. 258 pp.
*<Allemagne, les années noires>. París. Musée Maillol (31 octubre 2007-4 febrero 2008). 250 obras de 1914-1933 de Max Beckmann, Otto Dix, George Grosz, Ludwig Meidner, Walter Gramatté. Martí, Octavi. Testigos de una guerra sin causa. “El País” (3-I-2008) 44.
<Max Beckmann>. Palma de Mallorca. Museo de Arte Español Contemporáneo (hasta 19 noviembre 2005). Reseña de Sarriegui, Josep M. La zozobra alemana. “El País”, Babelia 729 (12-XI-2005) 19.


Tomàs Llorens. Beckmann. Figuras del exilio. 11 minutos.

<Beckmann. Figuras del exilio>. Madrid. Museo Thyssen-Bornemisza (25 octubre 2018-27 enero 2019). Barcelona. CaixaForum (20 febrero-26 mayo 2019). Antológica en Madrid de 50 pinturas, dos esculturas y una carpeta con 11 serigrafías. En Barcelona 49 obras (tres menos). Comisario: Tomás Llorens. Reseña de García, Ángeles. El gran cronista de la Alemania del XX. “El País” (25-X-2018). / Vicent, Manuel. Max  Beckmann, el exorcista. “El País” (25-X-2018). / Montañés, J. Á. Max Beckmann y los efectos colaterales del nazismo. “El País” (21-II-2019). / Combalía, V. El pintor del dolor i la ràbia. “El País” Quadern 1.768 (25-IV-2019).

Libros.
Calvocoressi, Richard. Beckmann Carnival. Tate Gallery. Londres. 1984. 32 pp. (col. Tate).
Eberle, Mathias. World War I and the Weimar Artists. Dix, Gross, Beckmann, Schlemmer. Yale University Press. New Haven. 1985. 134 pp.

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