martes, 15 de noviembre de 2016

Comentario: La cueva de Lascaux.

Comentario: La cueva de Lascaux.
La cueva de Lascaux está localizada en el valle del Vézère, cerca de Montignac, en el departamento de Dordogne (suroeste de Francia).


Se descubrió en 1940 y desde el principio se observó que sus paredes y techos presentan algunos de los más importantes ejemplos del arte Paleolítico descubiertos hasta ahora.
La cueva, formada en la Edad Terciaria por la acción del agua filtrada entre las grietas de la roca caliza, se compone de un gran espacio conocido como Sala de los Toros además de diversas galerías abruptas de tamaño más pequeño.
Los análisis del material orgánico con carbono 14, indican que la cueva estuvo habitada desde el 15.000 aC, cuando la mayor parte de las pinturas fueron realizadas, como fecha más tardía, hasta el año 9000 aC aproximadamente.
Las galerías están decoradas con unos 1.500 grabados y unas 600 pinturas en tonos amarillos, rojos, marrones y negros.
Las pinturas son en su mayor parte representaciones de diversos animales como uros, bisontes, caballos, ciervos e íbices (cabras montesas), acompañados de puntos y motivos geométricos de significado incierto.





En la Sala de los Toros aparecen pintadas figuras relativamente pequeñas de ciervos y caballos al lado de enormes toros de unos 5 metros de longitud. El gran tamaño de las pinturas sugiere que debieron emplearse escaleras y andamios; de hecho se han encontrado en la cueva los encajes para los travesaños del andamiaje.

Es famosa la representación aislada de una figura humana relacionada con un toro, al que parece haber herido.

Entre otros grupos conocidos de figuras aparece el de unos ciervos saliendo de un río, un friso compuesto por cérvidos representados de perfil.
Se han descubierto en el suelo de la cueva restos de carbón, lámparas, puntas de lanza, pigmentos y útiles para grabar.
Cuando se descubrió la cueva, las pinturas presentaban un buen estado de conservación, ya que los niveles estables de humedad y temperatura en el interior proporcionaron un ambiente idóneo para la conservación de los pigmentos a lo largo de miles de años. Tras su descubrimiento, en 1940, la cueva se abrió de forma inmediata al público, las pinturas comenzaron a deteriorarse y los colores a palidecer; además se desarrolló un hongo verde sobre los pigmentos. La cueva fue cerrada en el año 1963, pero se ha realizado una esmerada réplica, lo más fiel posible, usando pigmentos y métodos de mezcla y aplicación, idénticos a los que se cree que usaron los artistas originales. Lascaux II, como es conocida esta reproducción, se abrió en 1983.

El análisis formal.
Los animales, generalmente de gran tamaño y a menudo de tamaño natural, son caracterizados con un notable realismo, como se observa en el mimetismo con que se elabora la figura del bisonte erguido, lo que denota un gran conocimiento del animal y de su comportamiento.
La composición es simple, con una representación individual de figuras aisladas o yuxtapuestas, sin formar escenas, aunque a menudo su repetición forma grupos lineales que sugieren una estampida o un rebaño, que se disponen en el espacio por combinación y oposición, con una elección de figuras dominantes.
Se dibuja toda la superficie de la figura y no sólo el contorno. A menudo se usan los resaltes y las hendiduras de la roca para proporcionar volumen, especialmente en los costados, los muslos y los hocicos de los animales.
El tamaño casi natural, la policromía, el aprovechamiento del relieve del soporte y la captación de los cuerpos en un momento de tenso descanso o de acción, contribuyen a transmitir una impresión de movimiento y volumen, reforzando su naturalismo.
No hay un sistema único de perspectiva, pues en el mismo espacio podemos hallar animales que se dirigen a ambos lados, o arriba y abajo, y no se pretende crear una sensación de profundidad espacial. Los animales se presentan de perfil, en lo que Breuil llamaba “perspectiva torcida” y que será la técnica dominante en el arte hasta el arte egipcio, mostrando una perspectiva cambiada para el cuerpo y la cornamenta, de modo que si el cuerpo se presenta de perfil, en cambio los cuernos, las orejas y las pezuñas se muestran a menudo de frente.
El proceso creativo se inicia con la selección del espacio, En ocasiones, las figuras se modelan interiormente, aprovechando la coloración natural de la pared, y se procede al lavado y el raspado de ciertas zonas, a fin de propiciar un efecto de policromía y relieve, éste conseguido igualmente aprovechando algunas protuberancias de la superficie de la roca.
Sigue con la delimitación del contorno con la incisión o grabado mediante buriles de sílex sobre los soportes duros, sustituyéndose por palos e incluso digitaciones cuando la superficie es más blanda,
A continuación, se procede a la confección in situ del material pictórico, a partir de pigmentos naturales, esto es colorantes minerales (negro con manganeso y carbón vegetal, rojo con óxido de hierro, ocre y amarillo con variedades de arcilla; incluso se utiliza la sangre) y aglutinantes de grasa animal (aunque también se podían mezclar con agua o se usaban en seco). Así se consiguen los dos colores básicos de la paleta del artista, rojo y negro, y los colores secundarios.
Se utilizan diversas técnicas pictóricas: trazo lineal continuo, tamponado, tinta plana y bicromía, entre otras. 
Lo primero es el remarcado con un trazo exterior negro, hecho con seguridad e inmediatez, sin rectificaciones, y finalmente la pintura interior con colores negros, rojos, ocres y amarillos, , utilizando los dedos, paletas y pinceles de pelo animal, e incluso ‘lápices’ confeccionados con resinas de coníferas. Esta fase culminante sí admite retoques en los colores, en busca de un mayor detallismo. Para iluminar su trabajo se usaban lámparas de piedra en las que ardía una mezcla de tuétano y fibras vegetales.

El contexto cultural.
La cueva de Lascaux forma parte de la denominada por los expertos "región franco-cantábrica"  o más comúnmente "escuela franco-cantábrica" debido a que los principales yacimientos, unos 50, se hallan en el norte de España y el sur de Francia, que reúnen la mayor concentración de arte parietal Paleolítico de todo el continente.

La cueva de Lascaux pertenece a las provincias francesas de Dordoña y Ariège en la zona de Aquitania, donde resaltan también las grutas de Trois Frères, Chauvet y Niaux.

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