viernes, 20 de junio de 2014

Historiadores y pensadores de arte: Rumanía.

Historiadores y pensadores de arte: Rumanía.
Matei Calinescu (Bucarest, 1934-Bloomington, Indiana, 2009, historia de literatura comparada, estética),

El pensador rumano Matei Calinescu (1934-2009).


Matei Calinescu (Bucarest, 1934-Bloomington, Indiana, 2009), desarrolló su carrera académica en la universidad de Indiana en Bloomington, como profesor catedrático de Literatura Comparada, de Lengua Inglesa y de Estudios sobre Europa Occidental.

Calinescu, Matei. Cinco caras de la modernidad. Modernismo, vanguardia, decadencia, kitsch, posmodernismo. Tecnos. Madrid. 1991 (inglés 1977, rev. 1987). 326 pp. Parte de la tesis de que «la modernidad estética debería entenderse como un concepto de crisis envuelto en una oposición dialéctica tripartita a la tradición, a la modernidad de la civilización burguesa (con sus ideales de racionalidad, utilidad y progreso)y, finalmente, a sí misma, en tanto que se autopercibe como una nueva tradición o forma de autoridad». Calinescu estudia los últimos 150 años, los del nacimiento y consolidación de una «estética de la inminencia y la transitoriedad» frente a la «estética de la permanencia» de la tradición (Baudelaire dijo que «la modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno e inmutable»). Recorre la historia del concepto de modernidad, desde la Edad Media cristiana a la disputa de “antiguos y modernos” del siglo XVIII, y su bifurcación en el siglo XIX en dos nociones: modernidad como época de la historia (revolución industrial, capitalismo, ciencia y tecnología) y modernidad como concepto estético. Será en el siglo XX cuando se diferencie entre modernidad y contemporaneidad —transfiriendo la disputa entre antiguos y modernos a la confrontación entre modernos y contemporáneos-. Se asientan las bases de una vanguardia que se enfrenta a la modernidad ahora concebida como tradición. Calinescu no acepta la habitual diferenciación que hace la corriente crítica anglosajona entre modernidad y vanguardia, y señala como es imposible la muerte de la vanguardia: su esencia es someterse a procesos de ironía autocrítica y autodestructiva.
Su concepción del kitsch es inspiradora. Nace de dos aspectos conflictivos: el ritmo de la sociedad capitalista enfrentado al tiempo subjetivo. La “belleza instantánea del kitsch niega lo trascendente y la duración, pero Calinescu, curiosamente, ve en el kitsch un paso en el camino hacia la «auténtica experiencia estética», pues al hacer tan obvias las señas que permiten identificarlo, permite a la vez que se lo supere y depure hasta llegar a lo auténtico, a lo genuinamente portador de excelencia artística.

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