sábado, 20 de octubre de 2012

Comentario. El templo de Atenea Niké (427-424), de Calícrates.

Comentario. El templo de Atenea Niké (427-424), de Calícrates.



Descripción.
El templo de Atenea Niké (“la victoriosa”), es una obra maestra del or­den jónico, ligero y elegante.
En 449 la ciudad de Atenas, dirigida entonces por Pericles y su rival Cimón, decidió erigir un nuevo templo dedicado a la diosa Atenea, en homenaje a su ayuda en la decisiva victoria naval de Salamina (480) sobre los persas, y en conmemoración de la paz de Calias, firmada con los persas. El proyecto fue concebido entonces por el arquitecto Calícrates, uno de los coautores del Partenón dos años después pero, probablemente porque Pericles decidió que los recursos se concentraran en el coetáneo Partenón, su realización se postergó. Calícrates, entonces decidió ejecutar el proyecto en otro lugar, el santuario de Démeter en la vecina ciudad de Agres. Durante los años siguientes, el adversario de Pericles, Cimón, se impuso al fin, y en 427-424 aproximadamente, cuando ya había comenzado la Guerra del  Peloponeso, se relanzó el proyecto, aunque se cambió al parecer el plan original del arquitecto.


Vista de la entrada, la fachada externa de los Propileos y el final de la escalera monumental romana a la izquierda, y la parte superior de la Puerta Beulé romana al pie del bastión donde se eleva el templo de Atenea Niké a la derecha.
 

Vista idealizada desde el Oeste de la Acrópolis en época clásica, con los Propileos y los principales templos. No se había construido todavía la gran escalera romana de acceso a la Acrópolis.



El artista francés Le Roy se situó sobre el basamento del templo desmontado de Atenea Niké para dibujar los Propileos. Grabado de Jacques-Philippe Le Bas, basado en un dibujo de Julien-David Le Roy. Les Ruines des plus beaux monuments de la Grèce (1758).


Fotografía de James Stillman (1869).

El templo estuvo en pie hasta el siglo XVII, cuando los turcos otomanos lo derriba­ron y usaron sus materiales para construir una posición de ar­tillería. Fue reconstruido en 1835, después de la independencia griega, y se procuró conservar la mayor seme­janza posi­ble con la es­tructura original, de la que había varias descripciones.

Análisis formal.
Es un templo muy pequeño, de ocho metros de altura, otros ocho de largo y cuatro de ancho, porque está situado sobre una pequeña cima al lado derecho de la entrada de la acrópolis, lo que exigió un plano especial debido a la dificultad del lugar, además de grandes trabajos de consolidación del espolón calcáreo inferior, que tomó la figura de un torreón, y sobre todo, dado el mínimo espacio disponible, fundir en una sola sala, llamada la “sala de la diosa”, las dos salas habituales de la parte delantera de un templo griego, la naos y la pronaos, una solución brillante porque permite crear el efecto óptico de ser un templo in antis, lo que se adaptaba mejor a la estrechez del lugar.  Además, se debía acceder por la parte trasera, atravesando el ala sur de los Propileos.

           El templo visto desde la entrada central de los Propileos, en el NE.


          Plano del alzado hipotético. Tomado de Wikipedia.

            

            Plano de planta. Tomado de Wikipedia.


Vista de la fachada anterior, desde el acceso en el ala sur de los Propileos.

            Foto de 1897, desde el mismo lugar.
           
         
        Vista de la fachada posterior desde el suelo del torreón. En la pared del torreón se pueden observar los agujeros en los que se sujetaban los enganchas posteriores de los relieves.

Es un templo de tipo anfipróstilo tetrás­tilo, con cuatro columnas monolíticas de orden jónico, con acanaladuras. Construido en mármol pentélico, se levanta sobre un basamento (crepis o crepidoma) de cuatro escalones, los tres inferiores del estereóbato y el superior del estilóbato. Las columnas jónicas, muy esbeltas y gráciles, tienen una basa con escocia (la parte cóncava) y dos toros (las partes convexas), y un fino capitel con collarino, equino de volutas y ábaco. El entablamento tiene un arquitrabe dividido en tres bandas superpuestas, un friso escultórico, una cornisa que produce efectos de  claroscuro sobre las esculturas, y un frontón del que apenas quedan indicios en los extremos.

 
         Imagen en una cerámica de Atenea Niké llevando un timiaterio (un incensario para los ritos). Foto tomada de Wikipedia. La xoana del templo sería muy parecida.

En la “sala de la diosa”, cuadrada y pequeña (cuatro por cuatro metros), se guardaba una xoana (escultura de madera) de Atenea Niké y probablemente en el pórtico posterior, el tesoro o opistodomos, se exponían espolones de los barcos persas y otros trofeos de la batalla de Salamina, por lo que la parte posterior del recinto se cerró con una verja metálica para guardar estas valiosas reliquias.


Reconstrucción hipotética del templo de Atenea Niké, con un altar de sacrificios en primer término, y una reja cerrándolo en la parte posterior, tal como lo describió Pausanias en el siglo II dC. La escalera a la derecha, construida en la época romana, comunicaba con la escalera por la que se accedía a los Propileos.

            Batalla de griegos y bárbaros, en el friso del templo de Atenea Niké.


Escena de sacerdotisas en el friso del templo de Atenea Niké.

File:ACMA 973 Nikè sandale 3.JPG
         Escena de Atenea atándose la sandalia, en la pared del torreón inferior del templo de Atenea Niké.

La decoración escultórica que se ha conservado es excelente, obra de discípulos del taller de Fidias, bien reconocibles en su virtuoso uso de la técnica de “los paños mojados” esculpidos al trépano, dirigidos por el broncista Calímaco. En el friso había escenas de las Guerras Médicas con alusiones religiosas a la ayuda de los dioses tutelares de la ciudad, Atenea, Zeus y Poseidón, y en los dos frontones destacaban las figuras alusivas a su dedicatoria a la diosa Atenea, en sus formas de Niké (victoriosa y alada) y Aptera (sin  alas). Aunque ya fuera del edificio, continuaban su programa escultórico los relieves que forraban las paredes del torreón inferior, entre los que se ha conservado una bellísima imagen de Atenea atándose la sandalia y otras escenas bélicas de los dioses, en lo que es indudablemente una invocación a su ayuda en la Guerra del Peloponeso contra Esparta y sus aliados.

Significado.
El templo, un prodigio de armonía y belleza, guardaba la esquina sudoeste de la acrópolis y se divisaba a modo de bienvenida a la derecha de la entrada, siendo el primer templo cuya visita era importante para los fieles.
Su estilo jónico, aparte de corresponder mejor por su esbeltez al mínimo espacio disponible, se ha interpretado como un mensaje simbólico de la voluntad ateniense de integrar a los jonios de Asia Menor.
Hay que señalar además que la construcción, preterida dos decenios, se promovió hacia 427-424, cuando ya había comenzado la Guerra del  Peloponeso y la ciudad había padecido la terrible epidemia de peste en la que falleció Pericles. En medio de tantos problemas, los atenienses afrontaron el proyecto, no como un gasto sino como una inversión para lograr el favor de su diosa protectora, en su forma de guerrera victoriosa, en la cruenta guerra. Y todos podían en aquel lugar el templo como una prueba de la eterna alianza entre Atenea (y también otros dioses) y la fiel Atenas, en un supremo acto de propaganda política y religiosa.

Fuentes.
Internet.

Documentales / Vídeos.


Templo de Atenea Niké. 5:09. [https://www.youtube.com/watch?v=kmVHPAlpiPM]

Libros.
AA.VV. Arquitectura griega. Parramón. Barcelona. 2000. 95 pp.
AA.VV. Historias de arte para Bachillerato de las editoriales Algaida, Anaya, Bruño, ECIR, Edebé, Santillana, SM, Vicens Vives...
Boardman, John. El arte griego. Destino. Barcelona. 1991 (1967). 252 pp.
Martin, Roland. Arquitectura Griega. Aguilar. Madrid. 1989 (1980 italiano). 198 pp.
Papaioannou, Kostas. Arte griego. Gustavo Gili. Barcelona. 1973. 531 pp.
Pijoan, José. El Arte Griego. Summa Artis IV. Espasa-Cal­pe. Madrid. 1982. 591 pp.
Richter, Gisela. El Arte Griego. Destino. Barcelona. 1980.
Robertson, Martin. Arquitectura Griega y Romana. Cáte­dra. Madrid. 1988. 357 pp.
Robertson, Martin. El Arte Griego. Alianza. Madrid. 1987. 434 pp.

No hay comentarios:

Publicar un comentario